Temporada 2019 de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, el Coro Sinfónico y la Camerata Vocal de la Universidad de Chile

35 El destacado solista en flauta, Hernán Jara Salas, llegó a las filas de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile en 1991, sin embargo, su relación con este conjunto se remonta a sus primeros años de vida. Hijo del también músico Hernán Jara González, violinista que por años fue miembro de esta orquesta, recuerda haber asistido a distintos conciertos desde muy corta edad. Así, la música ha sido parte esencial de toda su vida, por lo que su camino para convertirse en flautista se dio de manera casi natural. Del mismo modo, surgió su interés y persistencia para llegar a integrar la Sinfónica Nacional, orquesta de la que reconoce sentirse orgulloso de pertenecer hace ya 27 años. Siendo hijo de violinista, imagino que su relación con la música debe haber sido muy cercana desde niño. ¿Qué recuerdos guarda de esa época de infancia? Efectivamente fue muy cercana. Mi padre, Hernán Jara González, fue violinista de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile y de la Filarmónica de Santiago, y yo desde muy niño lo escuchaba estudiar todos los días. Recuerdo con mucha alegría haber asistido con cinco años o menos a conciertos sinfónicos y de cámara, por lo tanto, la música fue y es parte fundamental de la vida familiar, así como un pilar hasta el día de hoy en mi entorno. Un recuerdo lindo es haber visto a mi padre tocar de solista con la Sinfónica y que el público lo aplaudiera por tocar las obras que había preparado con meses de anticipación en la casa. ¿En qué minuto sintió que usted también quería dedicarse a la música? Fue siendo adolescente. Después de querer ser muchas cosas y pasar por varios instrumentos, me invitaron a tocar música andina en el colegio, y muy pronto me encontré con la flauta. ¿Cómo tomó su familia esa decisión? Muy bien. Siempre tuve un apoyo total de mi madre y lógica- mente de mi padre, quien fue uno de mis mentores también. ¿Cómo se generó su interés en la flauta en particular? Fue cuando vi a mi maestro Alberto Harms en un concierto. En ese momento decidí que quería tocar flauta y ser parte de la Orquesta Sinfónica. Al principio surgió como un sueño, pero luego se convirtió en proyecto y trabajé mucho para llegar donde estoy ahora. ¿Qué fue lo más difícil o complejo en ese camino? Mi etapa de estudiante de música en la universidad fue en plena dictadura, y lógicamente la cultura y el arte fue lo primero que combatió ferozmente. Esto también me obligó a buscar la forma de abrir mis conocimientos estudiando mucho y buscando maestros que me entregaran herramientas para mi formación en Argentina y Brasil. Las becas estaban muy restringidas debido al bloqueo cultural que existía en esa época, por lo tanto era muy difícil viajar a estudiar en Europa o Estados Unidos. Luego de los estudios, ¿cómo fueron sus primeros años de carrera profesional? Comencé muy temprano como parte de grupos de cámara, como el Quinteto de Vientos Pro-Arte, con el que hicimos una importante carrera que contribuyó a mi crecimiento como músico, viajando mucho y grabando desde Chile, Latinoamérica y Europa. Tempranamente empiezo también mi experiencia como profesor y una carrera como solista y músico de orquesta, tocando en todas las orquestas de Santiago de la época de los 80. ¿Cómo llega específicamente a la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile? En el año 1991 participé de un concurso en el quedé seleccionado para reemplazar al solista que viajó a estudiar a Europa. Después concursé y gané el puesto de asistente de solista. Finalmente, en un tercer concurso, obtuve el puesto de solista en el que he permanecido desde esa fecha hasta hoy. Conseguir este cargo en la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile es la culminación de un proceso consciente, disciplinado y normalmente largo, que lleva detrás una preparación constante para cada programa. ¿Qué ha significado para usted ser parte de este conjunto? Ha sido casi mi vida entera junto a la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, desde que mi padre era violinista, hasta ahora. Es el espacio donde me realizo como músico y me siento muy orgulloso de pertenecer a ella. Agradezco profundamente todo lo que me ha entregado a lo largo de la vida. ¿Cuál o cuáles considera que son los momentos más significativos que le ha tocado vivir siendo parte de esta orquesta? La felicidad que siento cada vez que toco semana a semana, nuestros logros artísticos interpretando grandes obras, en giras internacionales, tocando en importantes escenarios, y cuando tengo la oportunidad de tocar de solista y sentir el apoyo de mis compañeros. Junto con su labor como músico, también se ha desempeñado por largos años en la docencia. ¿Cómo evalúa su experiencia en ese ámbito? Desde siempre me gustó impartir clases de instrumento. Comencé mi práctica muy joven haciendo clases de flauta dulce en un centro de atención diurna del Servicio Nacional de Menores en los años 80. Pasé por colegios, universidades y actualmente hago clases en la Escuela Moderna de Música. En esta larga carrera docente de más de 30 años, he titulado a muchos alumnos que creo que están muy bien catalogados y bien situados en cargos de orquestas en Chile y en el extranjero, como profesores en universidades y conservatorios, incluso de Europa. Muchos de ellos vienen como flautistas y profesores al festival de flauta que organizo ya casi 15 años (Encuentro Internacional de Flauta del Sur del Mundo – foji ). Incluso tengo el placer de trabajar en nuestra Orquesta con uno de mis destacados ex alumnos, el flautista y Piccolista, Juan Pablo Aguayo. Hernán Jara Solista en flauta Entrevista 34

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