PREAMBULO
La conducción de los estudios biomédicos está guiada por declaraciones
de principios internacionalmente reconocidos de derechos humanos,
como son el Código de Nuremberg y la última versión (Helsinki
IV) de la Declaración de Helsinki de la Asociación Médica
Mundial. Estos principios también están implícitos en las
Pautas Internacionales Propuestas para la Investigación Biomédica
con Seres Humanos, publicadas por el Consejo de Organizaciones
Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en 1982. Estos
y otros códigos nacionales semejantes se basan en el model
de medicina clínica, y a menudo se abocan a los intereses
de los "pacientes" o "participantes". La investigación epidemiológica
atañe a grupos de personas, y los códigos mencionadaos no
cubren adecuadamente sus características especiales. Los protocolos
de estudios epidemiológicos deben evaluarse independientemente
de acuerdo a principios éticos.
Las cuestiones éticas surgen a menudo como resultado de un
conflicto entre conjuntos de valores que compiten entre sí,
como por ejemplo, en el campo de la salud pública, el conflicto
entre los derechos de las personas y las necesidades de las
comunidades.
El cumplimiento de estas pautas no evitará todos los problemas
éticos en los estudios epidemiológicos. Muchas situaciones
exigen un detenido análisis y una opinión informada por parte
de los investigadores, los comités de evaluación ética, los
administradores, los profesionales de la salud, los encargados
de las políticas y los representantes comunitarios. Los estudios
epidemiológicos patrocinados externamente y que se realizan
en países en desarrollo merecen atención especial. El marco
para la aplicación de estas pautas lo establecen las leyes
y las prácticas en cada jurisdicción en la que se proponga
llevar a cabo un estudio.
El propósito de la evaluación ética es estudiar las características
de un estudio propuesto considerando los principios éticos,
de modo de asegurar que los investigadores hayan previsto
y resuelto satisfactoriamente las posibles objeciones éticas,
y de evaluar sus reacciones a las cuestiones éticas planteadas
por el estudio. No todos los principios éticos tienen igual
peso. Puede considerarse que un estudio se ciñe a la ética
incluso si un requisito ético habitual, como la confidencialidad
de los datos, no se ha cumplido integralmente, siempre que
los posible beneficios superen claramente a los riesgos, y
los investigadores den plena seguridad de que estos riesgos
se reducirán al mínimo. Puede incluso ser poco ético rechazar
dicho estudio, si su rechazo priva a una comunidad de los
beneficios que ofrece. El desafío de una evaluación ética
es ponderar los posibles riesgos y beneficios, y llegar a
decisiones respecto de las cuales los miembros de los comités
de ética puedan diferir razonadamente.
Puede llegarse a conclusiones diferentes a partir de evaluaciones
éticas diferentes de la misma materia o protocolo, y se puede
arribar a cada conclusión según las normas éticas, dadas diversas
circunstancias de espacio y tiempo; una conclusión es ética
no solamente por lo que se ha decidido sino también debido
al proceso de reflexión y evaluación concienzuda mediante
el cual se ha llegado a ella.