Conferencia Pronunciada en la XLV
Reunión Anual de la Sociedad Argentina de Investigación
Clínica, Mar del Plata, Argentina, 22-25 de Noviembre, 2000.
Dr. Victor B. Penchaszadeh
Profesor de Pediatría, Albert Einstein College
of Medicine
Jefe de la División de Genética Médica del Beth
Israel Medical Center,
Director, Centro Colaborador de la Organización Mundial de
la Salud para Genética Comunitaria y Educación.
Beth Israel Medical Center, 350 East 17th Street, Nueva York, NY 10009,
USA.
Email: vpenchas@bethisraelny.org
Los avances en el conocimiento del
genoma humano están detectando la base molecular de centenares
de enfermedades genéticas monogénicas, en forma de mutaciones
puntuales, deleciones, amplificaciones de tripletes, etc. Este conocimiento
se está aplicando en forma de pruebas genéticas (análisis
de ADN) en el diagnóstico de esas afecciones (al 25 de septiembre
de 2000, la base de datos de Genetests registraba 774 enfermedades
diagnosticables por análisis del ADN). Estas pruebas genéticas
pueden aplicarse a: a) individuos sintomáticos, para confirmación
diagnóstica; b) embarazos en riesgo genético para alguna
de estas enfermedades (diagnóstico fetal); y c) individuos
asintomáticos, pero cuya historia familiar los pone en riesgo
de desarrollar una enfermedad genética en el futuro (diagnóstico
presintomático).
Por otra parte, se están detectando
mutaciones génicas que otorgan una susceptibilidad individual
o predisposición para contraer alguna enfermedad común
del adulto de origen multifactorial, como los cánceres de mama,
de próstata o de colon, la arteriosclerosis coronaria, la hipertensión
arterial, la epilepsia, la diabetes y muchas otras. Esta lista está
aumentando a diario, a medida que van realizándose investigaciones
genéticas en poblaciones especiales, como parte del proyecto
del genoma humano. Dado lo reciente de estos desarrollos y la escasez
de datos fidedignos sobre validez y utilidad clínicas de las
pruebas de predisposición, aún no existen normas o lineamientos
clínicos adecuados para su aplicación. Su introducción
prematura en el mercado genera problemas médicos y éticos
de gran magnitud.
En esta presentación analizaré
algunos aspectos relacionados con las principales aplicaciones "predictivas"
de las pruebas genéticas, es decir cuando se aplican a personas
sanas o cuando se desconoce el fenotipo, como es el caso del diagnóstico
prenatal. Las pruebas genéticas tienen ciertos atributos que
definen criterios para analizar sus posibles beneficios y riesgos
en la práctica. El primer atributo es su validez analítica,
es decir cuál es la performance de la prueba en el laboratorio.
Componentes de la validez analítica de una prueba de ADN son
su sensibilidad (capacidad de detectar una mutación si está
presente), su especificidad (que la prueba sea negativa cuando la
mutación está ausente), su certeza (probabilidad que
el valor medido esté en un rango predeterminado) y su confiabilidad
(probabilidad de obtener el mismo resultado consistentemente). Si
bien estos son atributos propios de cada prueba, es obvio que además
importan las características del laboratorio y sus técnicos.
Por ello es tan importante la acreditación de labporatorios
que efectúan análisis de ADN y el control de calidad
de las pruebas.
Un segundo atributo de una prueba genética
es su validez clínica, es decir la certeza con la cual la prueba
de ADN diagnostica o predice el riesgo de una enfermedad en la práctica
clínica. La validez clínica de una prueba incluye su
sensibilidad clínica (probabilidad que la prueba sea positiva
en pacientes que tienen la enfermedad), especificidad clínica
(probabilidad que la prueba sea negativa en pacientes sin la enfermedad),
valor predictivo positivo (probabilidad que las personas con pruebas
positivas desarrollen la enfermedad) y el valor predictivo negativo
(probabilidad que las personas con resultados negativos no manifiesten
la enfermedad).
El tercer atributo de una prueba genética
es su utilidad clínica, es decir qué manera el resultado
incide en la salud y bienestar de las personas. La utilidad clínica
de una prueba genética incluye, pero no se limita a, posibilitar
intervenciones médicas para prevenir, mejorar o curar la enfermedad.
La información que brinda también puede servir en la
planificación reproductiva para evitar hijos afectados, para
reducir la ansiedad por incertidumbre o para evitar controles médicos
innecesarios. Sin embargo, la información genética no
es inocua, y pueden ocasionar perjuicios tales como daños psicológicos,
estigmatización y discriminación en seguros de salud
y en el empleo. Entre los diferentes factores que afectan la utilidad
clínica de las pruebas genéticas se cuentan: a) cuán
penetrante es la mutación, es decir qué potente es la
asociación entre una mutación determinada y la enfermedad;
b) las características propias de la enfermedad (severidad,
frecuencia en la población, estigmatización social);
c) cuál es el objetivo del análisis (diagnóstico
en un contexto clínico individual o familiar, diagnóstico
prenatal, predicción en una persona sana, o screening poblacional);
d) existencia o no de prevención o tratamiento de eficacia
comprobada; e) beneficios y perjuicios potenciales (médicos
y psicosociales); f) implicancias para la familia (conflictos intra-familiares,
'culpa del sobreviviente', etc) ; g) consecuencias sociales (estigma,
seguros, empleo, etc).
Lamentablemente, todavía son
muy pocos los ejemplos en que una prueba genética diagnóstica
o predictiva va seguida de una intervención médica de
eficacia comprobada para mejorar el curso natural de la enfermedad.
Un ejemplo es la adenomatosis poliposa familiar, de herencia autosómica
dominante, que produce cáncer de colon en los portadores de
mutaciones en el gen APC. En los pacientes asintomáticos en
riesgo, la prueba genética permite enfocar los métodos
preventivos y terapéuticos (colonoscopías seriadas,
colectomía) sólo en aquéllos que presentan la
mutación. El ejemplo opuesto es la corea de Huntington, para
la cual todavía no existen medidas para contrarrestar el desarrollo
inexorable de la enfermedad. La utilidad clínica de la prueba
genética presintomática de corea de Huntigton es menor
que la de adenomatosis poliposa familiar, pues no va seguida de medidas
médicas que beneficien al paciente. Sin embargo, un paciente
individual le puede encontrar utilidad a la información sobre
si posee la mutación, ya sea para planificar su vida, para
evitar tener hijos afectados, etc.
En el caso de mutaciones asociadas
al desarrollo de ciertas enfermedades multifactoriales, la situación
es mas compleja, pues no se trata de genes determinísticos
sino que solamente son predisponentes. En última instancia,
la aparición de la enfermedad en personas "predispuestas"
genéticamente va a depender probablemente mas de factores ambientales
que de la predisposición genética. Ejemplos de este
tipo son las mutaciones de los genes BRAC1 y BRAC2 que aumentan el
riesgo de cáncer de mama y ovario, y aquellas en genes de reparación
del ADN que predisponen al cáncer de colon no poliposo. En
la mayoría de los ejemplos conocidos la penetrancia de estas
mutaciones es relativamente baja y su contribución al total
de la frecuencia de la enfermedad es reducida. Además, en la
mayoría de las enfermedades multifactoriales complejas mencionadas,
los métodos de prevención y tratamiento no dependen
todavía del conocimiento genómico. Mas allá de
posiciones simplistas y reduccionistas, y de las exageraciones de
los medios periodísticos, el análisis de genes predisponentes
no tiene aún una utilidad clínica manifiesta en enfermedades
comunes del adulto.
La introducción en el mercado
de pruebas genéticas de predisposición se hace por intereses
comerciales y con poca relación con su validez y utilidad clínicas.
Esto ha traído como reacción que el gobierno de Estados
Unidos haya instalado un Comité Asesor sobre pruebas genéticas,
que acaba de expedirse recomendando una supervisión mas estricta
por parte de la Administración de Drogas y Medicamentos (FDA),
que tiene jurisdicción sobre este tipo de análisis.
Desde el punto de vista de la ética
del uso de pruebas genéticas predictivas en la práctica
médica, existe consenso en que son los pacientes mismos los
que deben decidir voluntariamente si desean realizarse un análisis
genético de cualquier tipo. Para que la autonomía de
decisión sea efectiva, el paciente debe ser informado y asesorado
en forma objetiva de todas las implicancias, beneficios y perjuicios
potenciales que pueden darse como consecuencia de un análisis
genético. Uno de los mayores obstáculos a la aplicación
de pruebas genéticas predictivas es que para la mayoría
de ellas, aún se desconoce su real poder predictivo. Este conocimiento
se logrará a mediano y largo plazo, en la medida que se realicen
estudios poblacionales longitudinales. Entretanto, no debieran promoverse
las pruebas genéticas predictivas para enfermedades exentas
de métodos de prevención o tratamiento eficaces. En
cambio, sí debieran estar disponibles para aquellos adultos
que las soliciten voluntariamente, siempre y cuando la persona esté
mentalmente estable, se le provea de información sobre las
limitaciones de la prueba, reciba asesoramiento genético y
apoyo psicológico, existan garantías de confidencialidad
y el paciente esté en condiciones de absorber la información
y usarla en su beneficio. En el caso de menores de edad, existe consenso
de que las pruebas genéticas predictivas para enfermedades
de comienzo tardío no tienen cabida, excepto cuando la información
genética en un niño es necesaria para instaurar un método
de prevención o tratamiento de eficacia comprobada.
En conclusión, las pruebas genéticas
de ADN tienen una aplicación indiscutible en el diagnóstico
de centenares de enfermedades debidas a genes determinísticos,
incluyendo el diagnóstico prenatal. En cambio son escasas aún
las aplicaciones para la predicción de enfermedades por genes
determinísticos o predisponentes dado que la mayoría
de estas dolencias no tienen aún métodos de prevención
o tratamiento de eficacia comprobada y que dependan del conocimiento
genómico. Es posible que en el futuro esta situación
cambie con el avance del conocimiento del papel de los genes y los
factores ambientales en el desarrollo de enfermedades complejas.
Lectura recomendada
Enhancing the Oversight of Genetic tests. Recommendations
of the Secretary's Advisory Committee on Genetic Testing, 2000. (http://www4.od.nih.gov/oba/sacgt.htm)