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Iniciativa piloto comenzará en marzo próximo
Establecimientos escolares están formando cooperativas

Las cooperativas escolares nacidas hace cuatro años han contribuido al fortalecimiento del sector estudiantil y a la formación integral de los alumnos. Esta positiva experiencia alienta a sus gestores a un desafío mayor: promover a través de actividades en el aula valores como la solidaridad, la responsabilidad y la ayuda mutua, entre otros.


Mónica Rodríguez.
En la escuela rural de La Esperanza de la comuna de Padre Hurtado un grupo de niños se organiza diariamente para recolectar material orgánico y elaborar compost. Hasta el mismo colegio llegan los compradores de este biofertilizante al igual que para adquirir las plantas que los estudiantes cultivan en un vivero. En La Florida otro grupo de niños maneja también su “empresa”. Se trata de alumnos del Liceo Andrés Bello quienes hace unos 3 años se unieron para impulsar actividades que les permitieran reunir fondos para adquirir una fotocopiadora. Ya cuentan con un kiosco donde venden, entre otras cosas, artículos de librería.

Estos son algunos ejemplos visibles del trabajo de las cooperativas escolares, una iniciativa que nació en el año 1998 bajo el alero del Programa de Investigación y Formación para Organizaciones Asociativas y Cooperativas (Procoop) de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, dirigido por el académico Mario Radrigán.

A casi cuatro años de que naciera esta idea, apoyada también por la Cooperativa de Ahorro y Crédito -Coopeuch- y el Ministerio de Educación, ya son 33 los establecimientos municipalizados de distintas regiones que han formado cooperativas y creado proyectos que tienen el particular sello de unir a niños y jóvenes en el logro de metas que contribuyen a beneficiar y fortalecer a la comunidad escolar en su conjunto y a los más desposeídos de ella en particular.

Las cooperativas escolares se enmarcan en el área de servicio a la comunidad de Procoop y su objetivo es que las organizaciones escolares apoyen el desarrollo de su comunidad y se comprometan en la solución de los problemas que los afectan promoviendo valores como la ayuda mutua, la solidaridad, el compromiso social y el trabajo en equipo, preceptos que constituyen los pilares de la acción cooperativa.

Mónica Rodríguez, coordinadora del área de servicio a la comunidad, explica que entre los proyectos implementados por las cooperativas están los kioscos o librerías escolares, los bazares de ropa, los dedicados a la artesanía o a actividades culturales. En la mayoría de los casos son los alumnos los que contribuyen con su trabajo, sin embargo también padres que se encuentran desempleados han encontrado oportunidades de empleo en estos proyectos.

Estos grupos, que reciben capacitación, asistencia técnica y económica para financiar proyectos y apoyo legal para la obtención de la personali- dad jurídica, manejan sus propios recursos, reinvierten y financian diversas propuestas como mejoramiento de infraestructura del colegio, realización de talleres, compra de equipos, y otras acciones que benefician tanto a los socios como a la escuela en general.


De extraprogramática al currículum

Proyecto como estos, que han significado un aporte tanto a las asignaturas específicas -alumnos han mejorado su operatoria matemática manejando las finanzas- como a la formación integral de los estudiantes, funcionan en la actualidad como talleres extraescolares, sin embargo la apuesta hacia adelante consiste en poder introducir el modelo cooperativo dentro del aula. “Ésta siempre ha sido nuestra apuesta mayor y estamos trabajando en un proyecto en este sentido”, indicó la coordinadora Rodríguez.

La profesional contó que se está diseñando una propuesta piloto que espera ser aplicada en dos cursos de la enseñanza básica a partir de marzo del próximo año.

La idea es aplicar y promover dentro del aula los valores del cooperativismo que van en concordancia con los objetivos transversales de la reforma educacional. “La propuesta está siendo elaborada aun con los profesores, pero lo que se busca es la introducción curricular del modelo cooperativo en la enseñanza básica de modo que en su metodología de trabajo y actividades los docentes puedan promover valores como la solidaridad, el diálogo, la ayuda mutua, la participación, el respeto, el sentido de la responsabilidad y la valoración del trabajo”.

Este análisis denominado “Introducción de los valores cooperativos al currículum formal de la educación básica”, cuenta con el respaldo y financiamiento del Ministerio de Educación. Según explica la coordinadora Rodríguez, las actividades en las que se aplica el modelo cooperativo, logran generar un sentido de identidad con el colegio así como con la comunidad en jóvenes que en muchos casos son muy vulnerables socialmente.

Explica que las actividades de este tipo promueven en primer lugar la integración y la participación efectivas, variables importantes para una positiva integración social.

Agrega que ir allá del discurso, para hacer palpables en el aula los valores del cooperativismo a través de actividades que además les resultan entretenidas a los estudiantes, es un desafío interesante de abordar en el ámbito pedagógico.

“En la medida que los valores o principios del cooperativismo puedan hacerse realidad con más fuerza dentro del aula y hacia fuera, se estará contribuyendo en la formación de mejores personas”, indicó.










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