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Práctica de este sistema es aún incipiente en Chile
Impulsan producción integrada de frutales

Los mercados internacionales demandan inocuidad de los alimentos y Chile debe estar preparado para este desafío. En esta línea, el proyecto del Prof. Tomás Cooper, de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la “U”, busca llevar a la práctica los conocimientos sobre la producción integrada generados en la Universidad. Diversas frutas, y pronto el vino, han surgido respetando los principios de esta modalidad productiva sustentable.


Prof. Tomás Cooper.
Cada vez más sensibilizados por el cuidado del medioambiente y la salud de las personas, los consumidores, principalmente de países desarrollados, exigen transparencia e inocuidad respecto de los alimentos que adquieren y de la forma como han sido producidos. Estas demandas crecientes obligan a los productores a adaptarse a estas nuevas realidades del mercado porque hoy, si bien un sistema sustentable de producción puede considerarse una ventaja comparativa en términos comerciales, mañana, lo más probable es que se convierta en una exigencia básica.

En países de Europa Central cerca del 80% de la producción de frutas se realiza bajo los principios del sistema integrado, la modalidad más moderna y tecnificada de producción que existe actualmente. La producción integrada se define, según la Organización Internacional de Lucha Biológica (OILB), como la producción económicamente viable de fruta de alta calidad y en la cual se da prioridad al empleo de los métodos ecológicamente más seguros, minimizando la utilización de agroquímicos y sus efectos secundarios negativos con la finalidad de aumentar la protección del medio ambiente y la salud humana.

En nuestro país, la implementación de este sistema en la práctica es aún incipiente, estando Chile retrasado respecto de algunos de sus principales competidores hemisféricos.

Así lo indica el ingeniero agrónomo Prof. Tomás Cooper, quien ha liderado desde 1997 en el Departamento de Producción Agrícola de la Facultad de Ciencias Agronómicas, diversos proyectos que han permitido obtener el conocimiento y la experiencia necesaria para la implementación del sistema en nuestras condiciones.

Sobre la base de una amplia investigación de campo, se han detectado los puntos críticos para la reconversión de huertos y se han obtenido soluciones integradas a los más importantes problemas de manejo en la producción de una amplia gama de especies frutales. Ya superada la fase inicial, ahora se busca promover en nuestro país la producción integrada de frutas (PIF) y contribuir de alguna manera a aminorar el retraso nacional en esta materia. En este programa participa la Federación de Exportadores de Fruta (Fedefruta), productores-exportadores e importantes empresas agroquímicas del sector frutícola.

Un paso importante en la aplicación práctica de los avances logrados con los proyectos, es el que actualmente se está realizando. Se trata de un proyecto de transferencia tecnológica, financiado por FONDEF, que busca llevar a la práctica la metodología y conocimientos generados en esta unidad académica para producir fruta integrada destinada al mercado de exportación. Con fruticultores de Copiapó y productores de la zona central se realiza el plan piloto de esta forma productiva, distinta al sistema orgánico y convencional.

Ya se han generado bajo esta modalidad frutas como nueces, almendras, duraznos, ciruelos, manzanas y uvas. De hecho, se está trabajando con importantes viñas del país en la producción de vino integrado, es decir, donde la uva y elaboración misma del vino respetan sus principios.


¿Fruta integrada?

Como su nombre lo indica, la fruticultura integrada consiste en aunar todos los factores de producción, poniendo especial énfasis en la protección del medioambiente y la salud de las personas. En esa línea, se estima que la PIF reduce en alrededor de un 30% el uso de agroquímicos al hacer interdependientes cada uno de los aspectos involucrados en el manejo de frutales. En este sentido la PIF reemplaza agroquímicos por conocimiento y tecnología.

“Labores como el riego, el raleo o la fertilización siempre tienen efectos en otras prácticas de manejo. Si se fertiliza con mucho nitrógeno, que es algo muy común en el sistema convencional, se deberá variar la poda por el gran crecimiento vegetativo que se generará. También se hará a los árboles o a las parras, más susceptibles a plagas y enfermedades que habrá que controlar. Normalmente en producción convencional es muy común que exista una suerte de calendario a evento fijo, es decir, que se realizan aplicaciones sin análisis, sin monitoreos, sin considerar la protección de enemigos naturales, lo que sí se toma en cuenta en la producción integrada”, señala el Prof. Cooper.

Agrega, en esa línea, que el proyecto FONDEF que realizan apunta justamente a capacitar y entregar asesoría técnica en estos aspectos de manera que el sistema sea eficiente y exitoso. Hasta ahora la principal traba para la implementación del sistema integrado tiene relación con la cultura de producir convencionalmente. Sin embargo, a juicio del Prof. Cooper, su práctica será mayor en la medida que se hagan patentes sus ventajas. “Este sistema es sustentable y tiene ventajas desde el punto de vista ético en el sentido de que se hacen mejor las cosas.

Es una fruticultura que produce frutos de calidad, cuyos huertos se vuelven cada vez más estables dependiendo menos de aplicaciones de agroquímicos. Tiene además una efectiva preocupación por el medioambiente y la salud humana no sólo de los consumidores, sino que también de los trabajadores. También las ventajas comerciales que puede tener la fruta chilena al ser integrada son realmente importantes”, indicó.

Cabe señalar que a diferencia de la producción orgánica, la integrada permite la aplicación de pesticidas sintéticos, pero norma su uso autorizando aquellos que tengan un menor impacto ambiental, que sean específicos y se apliquen en el momento y forma que resulten lo menos nocivos. Hay que señalar además que en la actualidad, mayoritariamente, la fruta chilena de exportación está bajo el sistema de Buenas Prácticas Agrícolas, que ha significado un avance dentro de lo que es la producción convencional.


Certificación

La Universidad de Chile cuenta actualmente con un Centro Nacional de Producción Integrada que ya ha implementado un sistema de certificación que garantiza que la fruta ha sido producida bajo esta modalidad. Ha prestado su colaboración a estas iniciativas la Organización Internacional de Lucha Biológica (OILB).

Para el Prof. Cooper, en fruticultura no debiera prevalecer el enfoque de corto plazo al que estamos tan acostumbrados y que indica que “sacando un sello o aplicando ciertas medidas ganaremos inmediatamente más plata”. “De lo que se trata es hacer las cosas de mejor forma, porque queremos un sistema sustentable, gente trabajando en mejores condiciones, un mejor producto y junto con eso un reconocimiento comercial”, concluyó.










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