En el que el juntarse un domingo a almorzar sea realmente una hazaña. Sobre estos
cambios y lo que es formación y reflexión en un mundo que vive este nuevo
fenómeno, conversa el académico Dr. Rafael Parada del Departamento de Sicología,
quien se refiere a los desafíos y posibles cambios que se deparan a futuro.

Prof. Dr. Rafael Parada.
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Ensalzada por algunos y rechazada
por otros, la
mundialización parece ser un
proceso que no tiene marcha atrás. Sus
efectos se extienden a la cultura, las
concepciones políticas y las costumbres
de los pueblos, generando para las sociedades
cambios evidentes y tangibles
-y otros no tanto- que pueden traer repercusiones
de largo alcance, necesarias
de prever para enfrentarlas adecuadamente.
Para reflexionar sobre este tema, entendiendo
que el diagnóstico y la conciencia
permitirán generar propuestas
para mejorar esta mundialización, intelectuales
franceses, argentinos y chilenos
se reunieron el 29 de abril pasado
en un coloquio sobre “Educación
y mundialización” organizado por el
Departamento de Sicología de la Universidad
de Chile.
La pérdida del sujeto, el riesgo de que
el consumidor sustituya definitivamente
al ciudadano, la ruptura de los
estados nacionales en el marco de la
mundialización, constituyeron aspectos
relevantes del debate donde se dio
una especial cabida al tema de la educación
como componente insoslayable
de la construcción social y como
un ámbito que no puede renunciar a la
interpelación de la realidad actual. En
ese ámbito quedó planteado el desafío
de que las universidades recuperen
su tradición crítica. Todo, en la idea
de que la mundialización -concepto
más amplio que la globalización, referida
más bien a lo económico- pueda
ser más solidaria y justa, aspiración
que requerirá de la conciencia y responsabilidad
de los ciudadanos respecto
de su rol en este mundo en construcción.
En la cita participaron los doctores en
filosofía profesores Stephan Douallier
y Patrice Vermeren (Francia); el filósofo
Prof. Osvaldo Alvarez y las profesoras
Graciela Frigerio y Gabriela
Domecq (Argentina); además del
cientista político Prof. Enzo Barra, y
el médico psiquiatra y académico de
los Departamentos de Psicología, Filosofía
y Medicina de la Casa de Bello,
Prof. Dr. Rafael Parada, coordinador
del coloquio y uno de sus gestores.
Este último sostiene en relación a
este fenómeno que “ habría que analizar
el tema en la educación; las costumbres
que va a adquirir la familia,
si va a conservar el sentido de familia
nuclear o se va dispersar aún más.
Además está el punto de la relación
ciudadano-mundo; la maduración del
sujeto en la sociedad; y el problema
de la ubicuidad que tendrá cada persona
en el sentido de que no tenga un
lugar propio donde residir. Todos son
aspectos interesantes de analizar, ya
que pueden tener cada uno de ellos
muchas consecuencias”, señala.
-¿Qué preocupación le merece el
tema de la educación en el mundo
mundializado? ¿Cuáles cree que son
las nuevas demandas de los alumnos
y desafíos que enfrenta el área?
-Los profesores están siendo cada vez
más exigidos por sus alumnos no sólo
en cuanto a entregar información, ya
que hoy día ésta se obtiene por
internet, sino a entregar formación, es
decir, algo que genere actitudes en
ellos para el ejercicio profesional... No
una educación que los transforme en
operarios eficientes en sus distintas
disciplinas. En esto tiene que ver la
mundialización porque internet es uno
de sus símbolos. Ahora todo es accesible,
todo es inmediato, y prácticamente
todo pareciera saberse antes de
entenderse, no hay reflexión. En ese
contexto, la gente demanda tener formación,
saber qué escoger, quiere volver
a pensar, no sacrificando la tecnología
que acompañará el proceso sino
que compatibilizando las cosas. La
idea es que el profesor no sea el que
repita un texto sino que entregue actitudes,
cosas que no se pueden aprender
en lo escrito.
-¿Y están preparados los maestros
para ese desafío?
-No necesariamente.
-¿Qué rol cree que le cabe a las universidades?
- Ante este proceso que compromete
el mundo de las personas, le cabe desde
sus respectivos dominios una reflexión
que analice el momento presente
y porvenir de este fenómeno. Lo
importante sería tener una alerta sobre
este proceso que día a día adquiere
un carácter de alta velocidad e
irreversibilidad. Todo esto comprometería
a las universidades a estar atentas
para ver cómo se forman los profesionales
del mañana.
-En el plano general, como psiquiatra,
¿qué cambios avizora en los sujetos
en el contexto actual?
-Creo que será muy importante lo que
ocurra a nivel de las familias. Las familias
nucleares van a sufrir transformaciones
y es probable que sus miembros
tengan compartimientos aislados
en la misma casa y un almuerzo familiar
sea una rareza. Muchas veces la
gente come en sus piezas, tiene su televisor,
su computadora y hace una
vida aislada. Eso puede transformar las
etapas del ciclo vital o darle otras
ponderaciones, lo que podría ser fuente
de algunos desarreglos o de formas
diferentes de llegar a ser adulto.
-¿Usted observa esto como negativo?
-El proceso de mundialización yo no
lo veo como negativo, lo veo como
necesario. Es algo que comenzó hace
muchos años y lo que sucede es que
puede concebirse hoy día como algo
claramente irreversible. Es un proceso
que está entregando dividendos
muy altos como la posibilidad de estar
en todas partes y saber de todo lo
que ocurre en el mundo a la vez. Esta
es una adquisición muy grande, pero
ello tiene un costo y tenemos que saber
cuánto es y cómo tenemos que
pagarlo, porque no vaya a ser que esto
nos empiece a dañar la salud mental,
por ejemplo. En cuanto a esto último,
lo primero que se detecta es una situa-
ción de estrés que va en creciente aumento,
especialmente en las grandes
ciudades. Esa situación tiene efectos
también orgánicos, hoy día se sabe que
el estrés produce destrucción de células...
En ese sentido, hay mucho que
prevenir.
-¿Cómo nos podemos enfrentar a
esos costos?
-Conociendo muy bien qué significa
este proceso y a través de un mayor
diálogo en lo intersubjetivo, de persona
a persona. Usted comprende que
desde lo que se llama el “chateo”, no
hay intersubjetividad que se comparte,
sino que hay mensajes y códigos.
Ahí falta que se entregue también un
ámbito de intersubjetividad que contribuya
a la formación del ser humano.
El ser humano no podría existir si
no es a través de estas relaciones con
los padres y hermanos.
-¿Quienes quedan dentro y fuera de
ese mundo que usted describe?
-Si es mundialización deberían quedar
todos dentro. Lo que ocurre es que
quedan en distintas situaciones. Unos
quedarán en situaciones de privilegio,
de confort en lo económico, otros a lo
mejor no quedan en ese sitio y quizás
quedan en un privilegio de calidad de
vida, de vivir pueblerinamente, pudiendo
optar a un proceso de mundialización
sin los riesgos de lo que significa el vértigo
de la gran ciudad.