PREFACIO

Del 5 al 9 de abril de 1999, se desarrolló en Santiago de Chile el Tercer Coloquio Latinoamericano de Estudios del Discurso, organizado por el capítulo chileno de ALED (Asociación Latinoamericana de Estudios del Discurso).  Convocados para reflexionar en torno a la relación entre discurso y cambio, investigadores provenientes de distintas regiones de América exploraron el papel del análisis del discurso en la comprensión de fenómenos socioculturales, cognitivos y lingüísticos. Ámbitos tan diversos como la política, la ideología, la comunicación científica y académica, la educación, la comunicación social, la literatura, las temáticas de género y el problema de la identidad fueron abordados desde diferentes perspectivas analíticas, en un diálogo transdisciplinario que evidenció la existencia de una comunidad de investigadores que, en líneas generales, comparten lo que van Dijk (2000) ha denominado principios normativos básicos del análisis del discurso.

En efecto, si bien los trabajos presentados en el Coloquio se enmarcaron en distintas tradiciones académicas, la mayor parte de ellos se centró en el estudio contextualizado de textos o conversaciones naturales, entendiendo éstos como manifestaciones estratégicas de prácticas socialmente significativas que implican estructuras y procesos cognitivos,  y poseen una organización interna jerarquizada que comunica intenciones, todos éstos, principios comunes de la investigación en el campo. En este sentido, en su conjunto, las ponencias indagaron en el discurso como una entidad tridimensional, a la vez lingüística, cognitiva y social (cf. van Dijk 2000), integrando aportes de disciplinas como la psicología cognitiva, la antropología, los estudios de comunicación, la lingüística, la sociolingüística , la psicolingüística y la etnografía, entre otras.  No obstante lo anterior, hubo también investigadores que abordaron el problema del discurso desde una perspectiva más filosófica ligada al postestructuralismo y a la escuela foucaultiana[1] , o que establecieron relaciones entre los distintos enfoques.

Esta mirada compleja del fenómeno discursivo permitió, por una parte, investigar en las bases culturales, sociales y cognitivas que sustentan la organización y el uso del lenguaje. Junto con ello, hizo posible  explorar, a partir de las propiedades de los discursos, diversas características de las sociedades en que éstos se generaron y de los sujetos que estuvieron implicados en su uso. Si con frecuencia se ha afirmado que el lenguaje constituye una ventana para la comprensión de la mente, la concepción ecológica del discurso como fenómeno tridimensional permite estudiar tanto la mente como la sociedad, y la relación existente entre ambas. Como ha afirmado Stemmer (1999), “concebir el discurso como una forma de interacción del organismo con el entorno y, por tanto, como una forma de manifestación de los sucesos mentales puede ayudar a incrementar nuestro conocimiento de la naturaleza de los sucesos mentales y, posiblemente, su origen”[2] (p. 404). Puede servirnos, también, para comprender mejor la naturaleza y la historia de la sociedad y de los grupos humanos.

Otra característica general de las ponencias presentadas en el Coloquio fue su compromiso con la transformación de  las prácticas discursivas en “prácticas progresistas” (cf. de Beaugrande 2000). Así, por ejemplo, varios trabajos analizaron críticamente el discurso y las representaciones sociales tanto de los poderosos como de los débiles, mientras que otros investigaron las falencias, los logros y las perspectivas en el plano educacional, dos ámbitos fundamentales para el desarrollo de una sociedad más justa y pluralista. La preocupación por temas como la discriminación social, de género y étnica, las luchas sociopolíticas, la inmigración, las ideologías dominantes o la calidad de la educación revelan la existencia de una comunidad de investigadores conscientes de su responsabilidad en una región que, lamentablemente, destacó en el siglo recién pasado por la injusticia en sus más diversas manifestaciones. Podemos concluir, en este sentido, que se cumple aquí el programa esbozado por de Beaugrande (2000), para quien los estudios del discurso deberían desarrollar “programas transdisciplinarios concurrentes” que, en lo cultural, promovieran el respeto y el multiculturalismo; en lo social, indagaran en las relaciones entre discurso y socialización; en lo cognitivo, encararan los problemas de acceso y uso del conocimiento en la sociedad de la información; y en lo lingüístico, facilitaran el desarrollo de estrategias para el empleo progresista del discurso (pp. 102-103).

Junto a lo anterior, diversas ponencias se centraron en el papel transformador del análisis del discurso en el propio campo disciplinario de las humanidades y las ciencias sociales. La reconceptualización de fenómenos sintácticos y semánticos tradicionales, el estudio de formas discursivas emergentes, y las nuevas miradas sobre la historia, la antropología y los estudios mediales son algunas muestras del impacto que el giro discursivo ha tenido en la investigación científica. La perspectiva ecológica implicada en los estudios del discurso se manifestó, en gran parte de los trabajos, en la adopción de posturas funcionalistas y cognitivas que rescataban las categorizaciones de los actores y analizaban las unidades en sus contextos de uso.

En síntesis, el Coloquio de 1999 permitió constatar la existencia, en América latina, de un cuerpo de analistas del discurso que, más allá de sus diversas fuentes teóricas y disciplinas de origen, operan bajo ciertos principios básicos comunes, con una clara orientación transdisciplinaria y una preocupación generalizada por los problemas con impacto social.

La presente publicación acoge gran parte de los escritos de las ponencias presentadas en este Coloquio. Se intentó darles a los mismos la mayor homogeneidad posible y normalizar los sistemas de cita y las referencias. Con todo, se respetaron las diferencias  estilísticas individuales. En algunos casos, por último, fue imposible establecer con los investigadores un contacto que permitiera modificar el escrito original, por lo que se realizaron ajustes mínimos. 

La lectura atenta de los trabajos mostrará que los estudios del discurso contribuyen a una comprensión más profunda tanto de la sociedad y de los hombres y mujeres que participan de ella, como de tópicos disciplinarios tradicionales y emergentes en las ciencias sociales y humanas. Los artículos se organizan en ocho secciones: discurso y cognición, discurso científico, discurso y educación, discurso y comunicación social, discurso e identidad, discurso e ideología, discurso político, y discurso literario. Hay que reconocer, sin embargo, que, dado el carácter transdisciplinario del análisis del discurso, muchos de ellos escapan a una categorización unívoca. Considerados en su conjunto, estos trabajos constituyen un mosaico plural e intelectualmente estimulante para quienes se  interesan en los problemas del discurso y en las relaciones entre uso del lenguaje, cognición y sociedad.

Referencias

DE BEAUGRANDE, R. 2000. La saga del análisis del discurso. En T. A. van Dijk (comp.), El discurso como estructura y proceso. Estudios del discurso: introducción multidisciplinaria, Vol. 1. Barcelona: Gedisa. (Original en inglés: Discourse as Structure and Process. Discourse Studies: A Multidisciplinary Introduction. Londres: Sage, 1997.)

van Dijk,T. A. 2000. El estudio del discurso. En T. A. van Dijk (comp.), El discurso como estructura y proceso. Estudios del discurso: introducción multidisciplinaria, Vol. 1. Barcelona: Gedisa. (Original en inglés: Discourse as Structure and Process. Discourse Studies: A Multidisciplinary Introduction. Londres: Sage, 1997.)

LACLAU, E. 1993. Discourse. En R. E. Goodin y P. Pettit (Eds.), A companion to contemporary political philosophy. Oxford: Blackwell.

Stemmer, B. 1999. Discourse studies in neurologically impaired populations: A quest for action. Brain and Language 68: 402-418.

Guillermo Soto



[1] Para una presentación sumaria de estas últimas orientaciones, ver Laclau (1993).

[2] La traducción del pasaje es del autor del presente texto.