Para A.T.
UNA MUJER PESA SOBRE MI LENGUA
Yo que te habría
propuesto
empezar tartamuda
una historia de tropiezos.
Besos de lengua en rebeldía con las bocas
besos besados en la hoguera de las brujas
soga al cuello en tu risa de duende:
un animal pretérito y molesto
asomado a tu hombro y saludando.
Yo que te habría
mostrado
el pez infierno que nada en nuestra sangre
una caricia que estalla al filo de la mueca
el feroz insulto de un cordero mudo
y mi celo que grito torpemente
amparada en la esperanza
de mil mañas insolentes, son sólo signos:
por todas parte brotan dedos
que hacen más sol este caudal.
Yo que habría
escrito coplas de vino ciego
con mujeres calladas que se adivinan en lo oscuro,
a tientas habría parido criaturas
que te nombrasen en la ausencia
y tejieran de tu recuerdo sendas túnicas
para ir ataviada como reina,
toda entera: disfrazada de ti.
(Estaba pensando
en mordisquearte en las semillas
para que brotara esa sonrisa de niña seria y deseosa
para que brotara ese canto que canto
a la sombra que despide en todas direcciones,
pero apenas escribo cierto nombre
como para que te sirva de alfombra
lo escribí hace rato con las huellas que dejaste:
para verte caminar sobre el verbo fuego
para ver como escalda tu mirar
para ver si con eso no me duele tanto este querer).
PROMESA
Cuando vengas hecha
sombra
mentiré a los años que llevo mintiendo
rastrearé un recuerdo que te alumbre
te vestiré de él por si vinieras desnuda
y clavaré en tu vientre un beso perenne
porque sé vendrás con abandono.
Y si llegaras,
no olvidemos el banquete
habrá trufas por montones y aceitunas
para ti un cesto repleto de manzanas
que confirme lo ganado y lo mordido
pecarás de gula como otras veces
y yo morderé tus pies hasta saciarme.
Y si acaso un murmullo
te desvía
gritaré más fuerte para que no erres el camino
cerraré todas las puertas y las llagas
de una casa donde vivan cactus, calas y nosotras.
Tendremos vitrolas, bombachas, cacerolas y
un juego en que desapareces y apareces para siempre.
NUPCIAS DEL ABANDONO
Mientras te ibas
el mundo callaba poco a poco.
Hubo ruidos
que gotearon en mi oreja y divisé un cordel
entre tu voz y mis sentencias
Ahora en los sonidos
me llueven dolores;
cuando tú te fuiste
del silencio me hiciste esposa.
Yo vivía
estrecha en las cuencas del murciélago
atenta al tejido de una voz,
uñas y dientes equilibraban mi peso
en la cuerda floja de antes de tus cantos.
Eras toda
luz
una lengua cántara derramando
toda la risa
toda la música
toda mi sangra
ahora no estás
del silencio me hiciste esposa.
Junio 1993
CRIATURA SIN BAUTISMO
No he engendrado
aún el monstruo que te duplique.
En blancas estepas se yergue una torre
allí soy yo la presa de esta lengua cántara
allí soy yo la Amante de este Amante en celo.
Para sufrirlo,
subió el silencio por mis trenzas
yo querría nombrarte en su guarida
así pues encadené mi voz a la mudez
y traté de hacerte espacio entre sus besos.
Para zafarme, escalé
su valla de palabras
y rodé reino abajo para unirme al caos.
Desbocados los potros. se es el ojo
pero se siente en el rostro todo el cuerpo.
No me indica el
Caos ni en él te encuentro
pero en medio del tifón mi vida pertenece.
No da el silencio frutos propios ni es posible con él
erguir aparato alguno, mas bajo su ala permanezco.
Yo llevo días
errando por tu nombre
como cierta Alicia que mengua y que crece
ya te veo escrito en humo y en agua
pero lo cierto es que la risa de mi amante.
La soga que me amarra sólo a mi imagen
el estupro que comete mi vano esfuerzo
las bestezuelas que gimen en mi vientre,
este todo su poder que me impide parirte.
EL TRIUNFO DE LAS
CIFRAS
Visto un pergamino
asolado por ejércitos
en un mapa en donde asientan mil mordiscos
como ciudades.
Hay llagas de pájaros
hambrientos
de un hambre que signa en el graznido
de un hambre colgada al gajo de las carnes.
Yo te leo en él,
como iniciada:
en noches revelas sacramentos
en otras apedrean pecadores los recuerdos.
Tú, escribano,
te afanas en el arte de las marcas
yo les doy vida después
cuando tus besos parchan un único vestido.
Tú, soldado,
batallado has y luego te marchas
sorprendida con tu muerte
no sabes qué despojos modelan al espejo.
Tú, hambriento,
mascas brasa y escupes lava
mas yo cuento en cada llaga un nacimiento
pues todos los fuegos son cifras en mi cuerpo.
EL DURMIENTE
"No me
pidas que vuelva,
pues la inocencia es irrecuperable"
-Ana Rossetti-
Un extraño
animal
duerme la siesta en mi cabeza
lo persigue sigiloso
un cazador desnudo pintado en la caverna
a su ronquido le cuelga guirnaldas
tatuajes de caza
le atrapa los sueños en malla de versos
le espanta dolores, ruidos molestos.
Me llevo a la boca
un grito de espanto:
a la bestia arrullan
las frágiles armas de lo que es bello.
SÓLO SUS MENTIRAS
ME HICIERON LIBRE
Un encantador de
serpientes
muestra en sus manos todo lo que hay.
Ciudades fastuosas erguidas entre sus dedos
me traen desnuda a esa calle sin borde,
ávidas de algún acceso mis piernas
se cansan sobre sus palmas de arena
y a ratos se incrustan soplos de fuego en mi garganta.
No hay fuentes
en ésta,
la urbe de su alma; sólo una lengua seca
ofrecida en cántaros de alquimia oscura.
La red pesada de
sus ojos me gobierna
es mi tálamo su mirada
un aposento vacuo donde estoy dormida
en brazos de mil Erinias,
un palacio de ceniza sorda
que alberga el eco de mi llanto
un caldo negro que pinta el rostro
de todos los que miro.
La malicia de su
labia
construye edificios silenciosos
donde vivo rodeada de sus gemidos.
Tules de arcaicas momias
son arrojadas al viento colado por huecos
esas momias él las amasa de pestilencia
esas mismas luego las sepulta
asustado del hedor que pesa el sueño de su hija en la balanza.
Un bosque emerge
de su fiebre
allí me doy en cacería: no hay presa
no desgarrada por la flecha que laceró antes de nacer.
Un olifante toco
entre sus dientes
y la canción que su boca exhala
llega a los oídos mudos de los dioses
que ni a mí ni a él reconocen como suyos.
Una grieta en todo
este Universo te trae dudoso,
Padre mío: el día en que concebiste mi recuerdo
fui yo la que imaginó que me creabas.
A mi padre.
DOS HOMBRES EN MI
MEMORIA
I. El hombre que temblaba (Berlin, 1992)
Yo recuerdo su
arrogante beso
ese amor a pastizal quemado
las grietas que su boca abría
sólo para infundirme miedo.
Amé esos ojos cargados de fiebre
amé sus ascuas que supieron doblegarme
amé del todo su feroz silencio
y mi lengua a horcajadas
tendiéndole una trampa.
Como antaño bebieran otras diosas
bebí yo aguamiel y lo vi temblando
todo entero, como ofrenda.
Amé a un hombre a la vez látigo
a la vez espalda y llaga abierta.
II. El hombre desnudo
Un hombre desnudo
pasea
su recuerdo en mi memoria.
Hay noches en que llego a tocar
su piel marina
invocando todos mis olores.
Otras noches me busca
la tozudez de su blancura
y hasta la mano
que a esa fragilidad se aferra
un tesoro de pelos y de costras
guarda.
Pero a veces mi ansiedad lo asesina
y un manto torvo lo hace oscuro,
entonces los caminos de mi amor
desaparecen.