ira
¿Qué puede hacer Dios si yo elijo la muerte?
I
Mi rostro se parece
a las cosas que he amado
y ya no son un están:
cuarenta días, cuarenta noches de aguacero
sobre mis ojos y no hay arma alguna que pueda deshacer en ellos
la memoria.
II
La séptima
madrugada es la del abandono
y no cesa de amanecer sobre los hombres
como si fuera el sol:
yo amo con furia; mi amor tiene por cierto que no hay
eternidad.
III
En cada instante
se cumple el destino,
en cada instante
setenta veces siete el miedo.
¿Y Tú?
- Sonámbulo. Polvo enloquecido ante el viento.
IV
Voraz la boca del
tiempo
en ella toda negrura.
Ahí baila El Solo
ahí, de la misericordia
la última sílaba.
Como si no fuera
suficiente
descender de la noche
trayendo en la memoria un altar
para las horas más oscuras.
Como si no nos
dejara vidrios
en la boca el miedo.
Locura ¿Qué
has hecho del alma
de las palabras?
¿Qué peldaños conducen a tu país de cristal?
Di
Voraz del viento
Voraz del rostro del viento
Voraz de lo que en el viento tuvo
rostro alguna vez.
Locura, habla
habla ventrílocua amarilla,
responde.
En cada piedra escrita la palabra sed.
En cada deseo un
vacío y la palabra
Angel puesta de espaldas contra un muro.
En el aire, el
espacio suficiente
para que alguna vez alguien
pronuncie la palabra amor.