I
Primero, el contacto.
El reflejo del otro en el ojo del uno.
Las miradas coinciden, se cruzan,
y ya no pueden separarse.
II
Segundo, el contacto.
Tras la vista la palabra.
La voz. El acuerdo. La complicidad.
(nunca es asunto de uno, siempre es de dos)
III
Tercero, el contacto.
El uno como reflejo del otro, en frente,
enfrentados:
Ojo con ojo:
las miradas se abrasan. Deseo.
Boca con boca:
los labios muerden el espacio entre los labios.
Mano con mano:
los dedos se entrelazan, reconocen, hurgan.
Recorren los espacios conocidos
como si fuera la primera vez.
IV
(la sed aumenta cuanto más se bebe)
V
La confusión.
Labios y ojos como dedos:
veintiocho dedos que recorren los espacios conocidos
como si fuera la primera vez.
Ojos y dedos como labios:
catorce labios que muerden el espacio
entre catorce labios.
Dedos y labios como ojos:
veintiocho ojos que se abrasan con la mirada.
(el reflejo del uno en los ojos del otro, y viceversa)
VI
(el espacio del uno fundido en el espacio del otro)
Edoardo Parandella