Poesía
JORGE EDUARDO ARELLANO (Nicaragua)
DARÍO EN LA GRAN COSMÓPOLIS
1
Rubén cantó a Nuestra Señora de la Libertad:
A sus pechos de bronce que alimentan infinitas almas
y corazones innumerables
A su nombre que hace brotar estrellas sobre el mundo
ancho y ajeno
(Como las de la bandera que iluminan el vuelo del Aguila
de potentes alas y garras terribles)
a su altar florido y fecundo y rodeado de agua ante el
cual se arrodilló
Y a su magnífica divina antorcha de la enorme y majestuosa
y dominadora estatua que saludó:
¡Ave, good morning!
2
Rubén evocó a su propia estrella en Nueva York, a su Stella
muerta de 23 años:
¿Por qué viene tu imagen a mi memoria, dulce reina de mis
sueños, inapagable llama de la hoguera amorosa, esposa
mía tan presto ida para siempre;
Tú consuelas y enjuagas mi frente de lírico Prometeo encadenado
a la montaña yankee, cuyo cuervo tortura mi desdichado
corazón, apuñalándolo con la monotonía de la desesperanza;
Tú, en medio de los martirios de la vida, me refrescas y
alientas con el aire de tus alas y me defiendes con el
invisible acero de tu escudo;
Tú, cuando el dolor tiende hacia mí su negro arco y lanza
sus flechas rojas hacis mis ojos alucinados,
Te apareces luminosa en el cielo de mis noches como una guía
incomparable y por tu claridad celestial llevo el incienso,
el oro y la mirra a la cuna de la Eterna Esperanza.
3
Rubén observó complacido a unos negros bailando en Central Park
(Se quedaba pasmado siguiendo sus rítmicos movimientos
insuperables, irrepetibles por miembros de otra raza)
Y a other black people agonizando de frío detrás del Waldorf Astoria
Y el mareante trepidante incesante río de Broadway con sus
incontables ojos de vidrio y sus intermitentes anuncios
multicolores como tatuajes
Y el otro (the Hudson River) espejo sin fondo de millares
brillantes luces eléctricas
Y la babilónica cultural de cemento y hierro y piedra.
4
Rubén pidió a Nueva York que salvase a las naciones del poder
de sus sangrientos hombres hambrientos de poder y dinero:
Que colocase en su sitio los laureles de Harmonio y Aristogodón
cuando las espadas iban cubiertas de flores
Que perfumase la tela con que iba vestida su hija descarriada
llamada Democracia
Que el atosigante humo de sus fábricas no asfixiase al niño
volador llamado Amor
Que Thomas Edison tuviese un monumento al lado del viejo
Longfellow, del patriarca Whitman y de Poe, el desdichado
que mejor ha conocido el ensueño y la muerte
Y que sus cosmopolitas habitantes políglotas de cien lenguas
bárbaras recordasen la torre de Babel
5
Rubén encontró a Calibán y su imperio de la materia en Manhattan
Reinando en San Francisco, en Boston en, Pittsburgh, en
Washington, en todo el país
Haciendo la apoteosis del cerdo en Chicago
Saturándose de whiskey, engordándose como búbalo,
multiplicándose en legiones
Convirtiéndose en monstruo de ansias extra-terrestresAndando en cuatro patas mecánicas o atado a innobles postes de
plata o agitando los pies que repicaban desgraciadas
zapatetas
6
Rubén se sintió en Nueva York como un ternero de cinco patas
Como un tocino confundido con la velocidad
Como un calamar identificado con una máquina de escribir
Como un pez cogido por un anzuelo desde un rascacielos
Como Milón el Crotoniada noqueado por boxeadores o animales de
tallas descomunales
Como un quetzal aplastado por una locomotora
7
Rubén oyó a una miss de mejillas y nariz sonrosadas en su mismo
barco que venía de París
(Si algo tenía de espiritual se lo debía a esa sagrada capital
terrestre patria de las almas):
A una deliciosa miss de picaresca sonrisa de liebre que durante
la navegación fastidiosa había conmovido al joven cura
presbiteriano con mil dollars de renta semanal
Tocando el banjo sentada a la chimbarona puteándolo con una
gracia que hubiera enviado el mejor ejecutante de una
compañía mistrel
Dardeando hacia su deslumbrado pastor enamorado los rayos
azules de sus miradas
Deleitando gangosamente con las dulces canciones de su patria:
Papá no quiere comprarme una muñeca The welo divus mosquito
noro The world es all a strawberry von Glory Glory Aleluya
que dejó estático sobrecogido al pastor y para el final
dejó el eufónico irremediable catapultante Tarara boun de-
aie
8
Rubén visitó la Universidad de Columbia para leer su poema
"Pax" recordando al italiano: "Io vo gridando pace, pace,
pace"
El diario La Prensa llevado por un raro colombiano alocado que
no lo abandonaría (su amigo periodista Juan Arana Torrol)
The American Author's League cuya dirección le dio una fiesta
de 300 personas en la residencia de una aristócrata Mrs.
Wooddruf
Al doctor Frank Crane amigo del young spanishpoet y paisano y
discípulo y secretario Solomón de la selva
The Hispanic Society of America presidida por el
archimillonario Archer M. Huntington (donde a solicitud de
Mr. Huntington escribió tiza en mano sobre el mármol de la
pared frente al retrato del Cid Campeador) unas estrofas
que ipso facto Mr. Huntington protegió con lámina de
cristal y adornó con antiguo marco:Visitante que pasas por esta casa egregia
Mira cómo la América noble y republicana
Da cabida a la gloria de la progenie hispana
Y a su espíritu eterno brinda acogida regia...Y en el French Hospital ya atenazado por mortal pulmonía doble
que le hizo ver un enano negro magro y macabro bailándole
grotescas danzas de esqueletos descoyuntados y emitiéndole
trágicos lamentos sincopados con la abierta bocaza roja y
blanca
9
Rubén escribió en ese hospital muchos de estos versos perdidos
(Entregados a una nurse con cara de querubín parecida a la
reina Guillermina de Holanda cuando era joven)
Bajo la impresión de encontrarse en una prisión y en un
convento por la presencia de hermanas religiosas de
uniformes oscuros y almidonados pectorales
Palpando la soledad, el abandono, el olvido, sintiéndose
oprimido, angustiado, desesperado, ante seres distintos de
idioma distinto y espíritu y mentalidad distintos
Oyendo las voces de los pacientes, el paso rápido de las
enfermeras de guardia y algo que tenía aullidos de loba o
mugidos de algún animal en tortura
Ignorando la causa de ese trágico demoníaco ulular licantrópico
10
Rubén recibió la visita de una simpática y robusta matrona
(Quien le llevó un manojo de tulipanes rosados y le dijo en
español: "Buenos días")
En su cuarto de hospital con la Lívida envuelta en su
misterioso sudario blanco blanco sentada a la cabecera
Viendo caer los persistentes copos de nieve como infinitas
pelusas de algodón o plumas de cisne o alas de ángeles
destrozados desprendidos del firmamento
Y todo canijo todo cacreco como se dice en una tierra caliente
Se marchó en otro barco en busca del cementerio de su Nicaragua
natal
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