Universidad de Chile

 

Poesía
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MIGUEL ARTECHE nació en 1926. Es poeta, ensayista, periodista. Ha ocupado diversos cargos en órganos de comunicación y recibido numerosos premios, entre los cuales destaca el Premio Nacional de Literatura. Entre sus numerosas publicaciones destacan La invitación al olvido (1947), El sur dormido (1950), Cantata del desterrado (1951), Solitario, mira hacia la ausencia (1953), Destierros y tinieblas (1963), De la ausencia a la noche (1965), Noches (1976).

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EL CAFÉ

Sentado en el café cuentas el día,
el año, no sé qué, cuentas la taza
que bebes yerto; y en tu adiós, la casa
del ojo, muerta, sin color, vacía.

Sentado en el ayer la taza fría
se mueve y mueve, y en la luz escasa
la muerte en traje de francesa pasa
royendo, a solas, la melancolía.

Sentado en el café oyes el río
correr, correr, y el aletazo frío
de no sé qué: tal vez de ese momento.

Y en medio del café queda la taza
vacía, sola, y a través del asa
temblando el viento, nada más, el viento.

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EL AGUA

A medio día desperté.
Toda la noche navegaba.
Era la lluvia con la lluvia
de la postrera madrugada.

Toda la casa era silencio,
y eran silencio las montañas
de aquella noche. No se oía
sino caer el agua.

Me vi despierto a media noche
buscando a tientas la ventana;
pero en la casa y sobre el mundo
no había hermanos, madre, nada.

Y hacia el espacio oscuro y frío
y frío el barco caminaba
conmigo. ¿Quién movía
todas las velas solitarias?

Nadie me dijo que saliera.
Nadie me dijo que entrara,
y adentro, adentro de mí mismo
me retiré: toda la casa

me vio en el tiempo que fui
y en el seré la vi lejana,
y ya no pude reclinar
mi juventud sobre la almohada.

A media noche me busqué
mientras la casa navegaba.
Y sobre el mundo no se oyó
sino caer el agua.

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EL JOVEN TOTURADO

Ahora veo que tu sangre salta
y el miedo sube ya las escaleras,
y abren la puerta a media noche, y entra
la mano que te lleva.

Ahora palpo el muro repetido
en cuatro muertes sobre tu cabeza,
las uñas te arrancan
y las órdenes que alguien vocifera.

Ahora te desnudan en la noche,
te arrebatan la piel, la voz te llagan,
te dejan en un montón sobre las piedras,

te dividen en mil, te deshombrecen,
y te matan a la luz que en ti vivía,
y escupido en la sombra allí te dejan.

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CUANDO SE FUE MAGDALENA

Cuando se fue Magdalena.
Cuando tan lejos se fue.

Nadie supo si llovía
la noche de su partida,
cuando se fue Magdalena,
cuando se fue.

Nadie vio si se alejaba
por el mar y la montaña.
Nunca se fue Magdalena,
nunca tan lejos se fue.

Nadie dijo si algún día
Magdalena volvería.
Nadie sabe.
          Yo lo sé
Nunca volvió Magdalena.
Yo, que estoy muerto, lo sé.

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