Universidad de Chile

DIEGO JESÚS JIMÉNEZ

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por Luis García Jambrina

La concesión de un premio literario se nos antoja un acto de justicia poética. Éste es el caso de Diego Jesús Jiménez. Los que lo conocemos bien sabemos que su carrera literaria ha sido larga, dura y solitaria, como la de un corredor de fondo. Por eso, nos hemos alegrado tanto con ese Premio Nacional de Poesía que, un año después de serle concedido, le acaba de entregar, en un lugar tan emblemático como la Biblioteca Nacional de Madrid, la ministra de Educación y Cultura. Con él, no sólo se ha premiado un gran libro, Itinerario para náufragos, sino también una trayectoria en todos los sentidos.

Nacido en 1942, Diego Jesús Jiménez pertenece por edad a la llamada generación del 68 o de los "novísimos". De hecho, figura junto a varios de ellos en la temprana Antología de la joven poesía española elaborada por Enrique Martín Pardo en 1967. Sin embargo, tres años después, su nombre ya no aparece en la escueta nómina de la Nueva poesía española, del propio Martín Pardo, ni, por supuesto, entre los "nueve novísimos" seleccionados en 1970 por el crítico José María Castellet. Este hecho, unido a sus muy dilatados silencios poéticos -es un autor que escribe poco, sólo lo necesario-, hizo que su valiosa obra fuera quedando un tanto relegada dentro del panorama de la poesía española de las últimas décadas. Su reciente inclusión en la excelente Antología de la poesía española, 1960-1975, preparada por Juan José Lanz, y los tres importantes premios cosechados por Itinerario para náufragos (1996) -el Gil de Biedma, el de la Crítica y el Nacional- han venido a reparar en cierto modo esa injusticia, y sobre todo, han hecho que por fin su obra se difunda como se merece: son ya varias las ediciones del citado libro y muy pronto va a aparecer una reedición de su anterior obra, Bajorrelieve (1960).

En su poesía, Diego Jesús Jiménez nos ofrece una visión del mundo centrada en el perpetuo misterio de la.vida. Pero a él no le interesa desvelar ese misterio "batalla perdida -según nos confiesa- de antemano por el creador", sino "plantearlo, mostrarlo, nadar en él, vivir en é1 sabiendo la imposibilidad de desvelarlo a través del arte". De ahí su escepticismo con respecto a las posibilidades de la palabra por conocer la realidad. Y es que la labor del poeta no es conocer la verdad -tarea imposible-, sino soñarla. De hecho, la verdad del poema no es otra cosa que esa inmersión en lo desconocido, en lo misterioso, en lo oscuro de la vida. Todo esto, en fin, ha dado como resultado una poesía hondamente reflexiva y desmitificadora y una estética esencialmente barroca. Itinerario para náufragos es, en este sentido, la culminación lógica de la trayectoria poética de Dieg Jesús Jiménez. Pero no estamos sólo ante su mejor libro, sino ante uno de los mejores y más significativos de la poesia española de los últimos veinte años. El fruto de la labor callada y solitaria de un auténtico corredor de fondo.

Diario ABC, Martes 13-10-98.
Tribuna Abierta.

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