Universidad de Chile

 

MAS ALLÁ DEL PRINCIPIO DEL DOLOR.

por Mirka Arriagada

 

Bueno, ya que estoy aquí haré
              el trabajo--
¿y cuál es el Trabajo?
Aliviar el dolor de vivir

Allen Ginsberg

 

Por un momento cierre los ojos y represente mentalmente a su padre y su madre, enmárquelos como si se tratase de una fotografía, haga ingresar al encuadre a sus hermanos si los tiene y deje disponible algunos espacios para que pasen abuelos, tíos y primos; si le parece importante deje cupos para vecinos, amigos, maestros. Observe luego esta fotografía familiar y dígase: Esta gente ha influido en mí... Hasta aquí todo irá bien. Luego pregúntese: ¿De qué manera? y sobrevendrá la angustia. Traspase las preguntas al daguerrotipo: ¿falta alguien? ¿están en las poses adecuadas? ¿Pertenecen a una misma época de su vida? Usted ha estado detrás del lente, ahora pase adelante y ubíquese: ¿Qué edad tiene? ¿hay concordancia entre su edad y la edad de sus personajes? ¿Más cerca de quién se ha colocado? ¿hacia quién mira? ¿quién lo mira a usted?

Enciérrese a sí mismo en un círculo y sitúese frente a un espejo convexo, John Ashbery le dirá: "El alma ha de permanecer donde está, aunque se inquiete, oyendo gotas de lluvia en el cristal, el suspirar de las hojas de otoño azotadas por el viento, anhelando estar libre, fuera, pero debe quedarse posando en este sitio. Debe moverse lo menos posible. Esto es lo que dice el retrato".

Sálgase inmediatamente y rompa la foto, la precariedad narrativa del plano fijo lo lleva por mal camino. Tal vez sea mejor que intente escribir su novela familiar, el mito de Edipo puede salvar lo primordial, o si desea detalles que lo particularicen ir de lleno a la biografía, pero le sigue molestando la fijeza, esta vez la trama y lo lineal del texto son su cárcel; incluya aportes históricos, contextualice, intercontextualice, agregue citas, o mejor rompa la novela biográfica-histórica-cultural y haga una película, así ganará en varios sentidos, por ejemplo enriquecerá a sus personajes con movimiento, gestos, voz , además el traspaso de emociones logrará una síntesis más perfecta. Faltarán los olores y llegará el momento del "The End" y bueno, no se culpe si siente dolor al salir de la sala, usted se ha esforzado en su trabajo, e incluso ha sacrificado su presente y el devenir en este acto revisionista.

No sabemos qué ha influido en nuestra composición de ser. Tampoco sabemos quiénes. Suponemos acertadamente que la mayor preponderancia la tendrán los padres (o sus símiles), los que prefiero llamar Imagos, para que adquieran así el peso arcaico de una sustancia arcillosa que modelada de cualquier forma sea siempre una madre y un padre transmutados desde la tierra a la carne, lo que en la mayoría de los mitos presupone que han sido dotados de alma. No hay para mi dudas de que los vínculos que se establecen entre estos imagos y el Yo, son de tal tremenda complejidad que han de permanecer inmersos en un plano no del todo asequible a la conciencia a fin de que podamos saludablemente huir por alguna compuerta del triángulo y avanzar en el mundo vinculándonos así con la Otredad .

Lo que queda a cambio es la nostalgia y la certeza de lo inasible, cantidades variables de Eros y Tánatos, como en un caleidoscopio que transforma la angustia en imágenes sublimadas, esfuerzo de todo arte, si hace girar lenguaje deviene poesía. Así comprendo la extrañeza Rilkeana de "Raro ver todo lo que tuvo relación, ondular suelto en el espacio".

Para abordar el tema de la convocatoria de este encuentro La Angustia de las Influencias me mantendré a distancia prudente (lo cual muchas veces resulta imprudente) del abordaje que hace Harold Bloom en su ensayo homónimo, su trabajo tanto en lo formal como en el contenido es brillante y riguroso, por lo que resulta del todo acertado usurparle el título y devolverle los méritos, entre los muchos: su extensa revisión de la poesía en lengua inglesa de la post-ilustración, exigencia a la crítica literaria de abolir el estudio de las influencias mediante mera revisión de las fuentes, incursión en territorios no puramente poéticos logrando un buen maridaje entre la mitología, la teoría freudiana y algunas escuelas filosóficas; considero sí que en su rigor presenta el doble filo de mantener vigentes análisis lineales, aunque profundizando en planos, asunto que ha sido subvertido en la post-modernidad ante la exigencia de miradas más integradoras y multidimensionales acordes a la multiplicidad de registros y la disposición territorial globalizante, pareciéndome vestidura estrecha pensar la poesía en términos de heroicidades prometeicas o voluptuosidades dionisíacas, de poetas creando padres e hijos para en el mejor de los casos devorarlos y obtener piezas poéticas del más alto valor y ejecutar esta empresa en seis etapas ascendentes en la última de las cuales uno supone un premio al competidor. Para mí o para T.S. Elliot "aquello que se trata de conquistar por la fuerza y el sometimiento ya lo han descubierto en una o dos, o varias ocasiones, hombres que uno no puede aspirar a emular; pero no hay competencia, solo existe la lucha por recuperar lo que se ha perdido y encontrado y vuelto a perder mil veces y ahora de nuevo en circunstancias que parecen adversas. Pero tal vez no haya pérdida ni ganancia. Para nosotros no hay sino el intento. Lo restante no es de nuestra incumbencia". En cambio para Bloom, lo relevante es la relación del Poeta con su imago parental poética, mas en vinculación tanática; acepto que en varios casos esto sucede, lo que no corresponde necesariamente al destino de todo poeta fuerte, sino a la sujeción del poeta, o de la mirada del crítico, que aún no encuentran la compuerta que los saque del triángulo para inundarse de la Otredad.

Hay otro aspecto que claramente celebro en la obra de Bloom y creo debió haber sido el punto de emergencia, es en lo referente al tipo de angustia de los poetas, si se trata de la angustia de ser inundado por los poemas de otros, o su anverso, la angustia de la desecación; opto por esta última, puesto que la inundación me parece benéfica como lo fue alguna vez nuestro estadio vitelino, la desecación en cambio, que será el ultimo estadio, tiene un toque de horror más exquisito, como si nos dieran a escoger entre una biblioteca repleta de libros o una página en blanco.

Por un deseo de simbolizar, tarea que en general me es grata, voy a presentar una Imago Poética Materna y una Imago Poética Paterna; Súcubo e Incubo.

De ella sé y no sé desde mi infancia: Nana Gutiérrez, poeta ariqueña fallecida a mediados de los 80. Vivíamos a una cuadra de distancia, su fama de poeta extravagante operó por contraste en una ciudad provinciana, militarizada y donde debe existir uno de los más bajos índices de libros per cápita. No nos tratamos personalmente. En la infancia y adolescencia yo creía de mí misma que era poeta y no lo era. Con Nana cometí el error contrario. Solo hace algunos años comencé a interesarme en su obra y revisé con su hijo el archivo personal... Nicanor Parra la bautiza como la antipoeta de los nanapoemas, Pablo Neruda leyó sus textos para la televisión italiana, emprendió cruzadas latinoamericanizantes que la ligaron a Marco Denevi en Argentina y a Winston Orrillo en Perú, se burló de la llegada del hombre a la luna augurando en Selene reclames de la Coca Cola, se metamorfoseó en mariposa y despertó a sus amigos de madrugada locuaz e insomne, casi aislada en un desierto algo más que geográfico o voluntario, se fue despegando de los cánones tras sucesivas capas a lo largo de siete libros nulamente divulgados, forjada desde la intuición y la inventiva, hasta ser singular y atractiva, alocada, irreverente y pura También sola, encubiertamente triste y no reconocida, dice: "Yo conozco el tamaño de mi soledad, un metro setenta de la cabeza a los pies". Le adeudo un ensayo y recopilación de su obra en los que actualmente trabajo.

De él aún escucho el cántico y asumo el tatuaje de su Vox, Humberto Díaz-Casanueva, quien desde el año 90 hasta su muerte o por siempre, traspasó la ya notable estatura de su trabajo literario a cálidos encuentros con gotas de cordial , y lo que pudo ser textualidad se me quedó en herida que sangra polifónica en el coro de la Capilla Sixtina "El Padre muerto mata nunca me he emancipado del todo" desde su muerte a espaldas de mi formación científica le he otorgado una investidura oracular, lo consulto a través de la bibliomancia , abriendo al azar alguna página, así es como me ha autorizado a divulgar este secreto respondiéndome "¿No veis que soy el brujo que tantea con su tirso a los vivos y a los muertos y que tarda en separarlos completamente? Adiós niña que te yergues entre largas ceras, ahí en el fondo de mi cuarto y que tragan viva las plagas de la tierra".

Creo que muchos otros comparten la propiedad de estos Imagos simbólicos, se trataría de aquellos en que por familiaridad o cercanía, ligados de un modo indisoluble, seguramente anclados en mares cargados de afectos, influencias vitales que trascienden lo textual: Roberto Molina con quién hace diez años comparto lecho y poesía, el grupo Lilith (ya disuelto) hermanos del Realismo Simbólico a cuyos prolegómenos aún adscribo sin contradicciones, Breno Onetto, Juan Luis Martínez, Pedro Araucario, Marta Román, Elvira Hernández, Damaris Calderón, María Helena Hernández, Verónica Zondek, Paz Molina.

He ido escogiendo estilo, preferencias, ética, estética, plagándome de un disperso aparato teórico, es que me interesa el pastiche, la integración, las influencias que en ríos o cascadas perduran como paisajes de eterna belleza o fealdad escalofriante, los cimientos han sido principalmente la poesía Chilena con preferencia De Rokha en lo épico y la grandilocuencia, Huidobro o mi primer viaje en parasubidas, Rosamel del Valle y sus lámparas de extrema delicadeza, H. Díaz Casanueva y el ímpetu de la visión, mas sin poder soltar a Lihn, Rojas, Teillier Alcalde, Anguita o Juan Luis Martínez con su ABC de la multiplicidad y el anhelado libro objeto y trampa. Más allá Alejandra Pizarnik y yo al igual que ella en pos del Poema Total :"Yo presentía una escritura total. El animal palpitaba en mis brazos con rumores de órganos vivos, calor, corazón, respiración, todo musical y silencioso al mismo tiempo....mi sueño es un sueño sin alternativas y quiero morir al pie del lugar común que asegura que morir es soñar....ruinas de un templo olvidado. Si celebrar fuera posible". O si Olga Orozco dice "Una palabra oscura puede quedar zumbando en el corazón". Un lenguaje que de oscuro puede pasar al cliché sin remordimientos, como también en lo visual me captura el ojo el folletín, el cine almodovariano, y además el kitsh aunque no he resuelto cómo atraparlo en texto, me ha influido el orfismo, el surrealismo y hasta el dadá, Maldoror, Igitur, Elliot, Pound, Celan, Rilke, el Nihilismo polipanteísta de Fernando Pessoa, la brutalidad excelsa de Silvia Plath, encontrándome últimamente con un Ted Hughes cuyo cuervo también en mí grazna, de ahí a Derek Walcott, Vasko Popa y Ashbery, el manierismo barroco, y todo lo que me esté esperando en sucesivas oleadas de encanto y desencanto. Algo de maniqueísmo me persigue en lobo y asumo mi tradición judeocristiana pero muy a distancia de la salvación. Si alguien puede hacer algo con todo esto, me parecería grandioso. Yo no puedo dar fe. Mi labor es traspasar símbolos del inconsciente a la realidad, como levantados desde el pastizal antes del incendio. Nada tendrá la eternidad que busco.

 

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