DISCURSO DE APERTURA

Hoy nos hemos congregado en torno a aquello que es quizás una de las activi-dades a las que hemos dedicado una parte muy fundamental de nuestras vidas, la literatura. En esta ocasión, tal como en las anteriores, vamos a festejar este hecho, a reconocerle la importancia que quizás no captemos todos los días, sino sólo en ocasiones como ésta, en que dejando de lado nuestras labores habituales nos reunimos por algunos días para exponer el fruto de nuestro trabajo ante nuestros pares.

Sin embargo, este congreso marca un hito en la historia que muchos de noso-tros hemos compartido: celebramos también los 20 años de existencia de nuestra querida y a veces mítica SOCHEL, la Sociedad Chilena de Estudios Literarios.

Durante el período de preparación nos hemos dado cuenta de la riqueza de perspectivas desde la que se abordarán los temas propuestos y hemos percibido el interés y la buena voluntad de muchos de los que ahora están aquí, con quie-nes hemos mantenido contacto a través de Internet en el curso del tiempo trans-currido entre este congreso y el anterior.

Un segundo hecho que nos causa especial alegría es que a este congreso se han integrado fluidamente nuestros estudiantes de todos los niveles académicos. Otro motivo de alegría es que hemos logrado acoger y hacer posible la asistencia de un centenar de estudiantes de universidades del sur de nuestro país, gracias a su propio interés en venir y al de nuestros estudiantes por acogerlos. Les damos la bienvenida con gran abrazo, pues esta masiva asistencia de estudiantes de otras universidades es un hecho sin precedentes en la historia de nuestros con-gresos.

Mirando hacia atrás, vemos que es cierto que SOCHEL ha pasado por tiempos difíciles, al igual que nosotros los académicos dedicados a la literatura. En la es-peranza de que estos tiempos difíciles realmente puedan ser considerados como pertenecientes al pasado, nos dedicaremos esta semana al reencuentro con tan-tos colegas que no hemos visto desde el congreso anterior. Sabemos que hay muchos que no estarán aquí por enfermedad, otros porque han fallecido, pero celebremos gozosamente a quienes sí están con nosotros, llevando en nuestros corazones el recuerdo de los ausentes. Sabemos que varios de los asistentes han llegado realizando un gran esfuerzo, superando difíciles circunstancias personales. ¡Bienvenidos todos!

Ojalá que durante este congreso podamos crear alguna actividad o instancia común que nos permita mantener los contactos vivos entre un congreso y otro, que nos ayude a mantener los lazos de amistad y de cooperación mutua que siempre están presentes cuando nos reunimos.

Y también deseo que los estudiantes, con quienes nos une el amor a la litera-tura, queden motivados para seguir trabajando por ella, para darle el lugar que se merece en las tan poco comprendidas y valoradas humanidades de nuestros tiempos, para que a través de ella puedan llegar, como nosotros, al corazón hu-mano de todos los tiempos.

 

Corina Rosenfeld
Presidente de Sochel

 

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