JORGE TORRES: DINASTÍAS SIN SOBERANOS, MONARQUÍAS SIN SÚBDITOS

 

"-Escribió alguna vez un poema?
-¿Quiere que le diga una cosa? ¡Odio las poesías! Ni leerlas, ni escucharlas, ni escribirlas, ni nada.
A. Pinochet U. Entrevista revista Mundo Nº 89."
De Poemas Encontrados y Otros Pre-textos

 

Definir mi Arte poética me parece un acto osado para el que no me siento llamado. Seguramente tendría que repetir una serie de conceptos e ideas previsibles y ya no estoy para esa pedantería. Soy bastante más modesto como para creer que nuestro pensamiento vaya a tocar con novedad y gracia literaria ese espacio tan lleno de lugares comunes como lo es un Arte poética. De todas maneras, repito lo que alguna vez expresé en otra entrevista: cuando escribo quisiera estar imbuido de una mezcla de inteligencia y emoción...

La idea de "originalidad", ya sabemos, tiene pasos cortos. Insisto con aquello de que, "sólo es nuevo lo que se ha olvidado". Bastará entonces con rastrear con buen olfato mi magra producción para darse cuenta de dónde vienen los afluentes. Hago mío el aserto de Jean Girardeux : el plagio es la base de toda literatura, exceptuando la primera, que por otra parte, es desconocida...

Creo haber sostenido que no soy un poeta "programático". Repito, soy un poeta eminentemente intuitivo que escribe porque no sabe qué otra cosa hacer frente a los embates de la llamada "realidad"... Siento que la tradición ha sido rota las veces que ha sido necesaria. La tradición es una figura, una metáfora que tiene sentido sólo cuando se le quiebra. No sé si la habré roto alguna vez o la habré ayudado a romper, supongo que sí... Supongo que le habré propinado algunos mandoblazos o que, en el conjunto, habré ayudado a hacerlo, puesto que de este ejercicio se nutren los procesos creativos. Yo he ido construyendo mi propia retórica, aspiración y obligación de todo poeta que quiera cantar con voz propia, que es como el talante de cada cual, su signo distintivo. El mío está hecho lingüísticamente de palabras añejas y nuevas, de sintaxsis quebrada, de expresiones culteranas y populares, de ideas cuerdas y disparatadas... Anímicamente, de pesadumbre, desánimo, crecimiento y descreimiento. Poesía que quiere creer en la palabra, pero sin ingenuidad; también una poesía de amor profundo, de vitalidad y erotismo, de sentido de la historia, de fe, poca fe, pero fe al fin. Mi obra es breve. Cada vez, resto más que sumo. Como se puede apreciar, nada que me distinga mucho de mis pares.

Pero también soy un artista en el sentido más lato de la expresión. Canto cuando lo siento necesario, actúo o hago que otros actúen bajo mis indicaciones. No soy ni he sido nunca un artista vergonzante que oculte o privilegie un arte sobre otro; paso de un ámbito a otro sin incomodidad. Pero la poesía no cesa de llamarme y contarme sus cuitas, no para de alumbrarme y oscurecerme. Es y ha sido acicate en contra del hastío, melopea para los breves resplandores de felicidad, vagido, queja, llanto de dolores varios...

Valdivia lo tiene en mente, su lluvia siempre lo ha mojado. Actor y director teatral de profesión, nexo entre el grupo literario más relevante de lo años 60', como lo fue TRILCE, y las generaciones de poetas posteriores. Tiene cinco volúmenes de poesía editados; siendo el primer poeta chileno en publicar después del golpe de Estado de 1973: Recurso de Amparo (edición privada,1975); Palabras en Desuso (edición privada, 1978); Graves Leves y Fuera de Peligro (Ed. Lar, 1987); Poemas Encontrados y Otros Pre-textos (Ed. Paginadura, 1991 ) y Poemas Renales (Ed. El Kultrún, 1992), acreedor del Premio Municipal de Santiago, versión 1993.

El primer "bloque" de obras, que va desde las publicadas entre 1975 a 1987, nos habla de una proyección en la tradición lárica y epigramática, retocada en Graves Leves... con la incorporación de señales de antipoesía. Poemas Encontrados y Otros Pre-textos, plantea un giro abrupto en su obra., dando paso a una poética experimental, heredera de tradiciones muy poco exploradas en Chile y Latinoamérica, como el "reade made". Otro giro abrupto lo constituye su último libro, Poemas Renales, donde emulando la estética del español del siglo de oro y a través de múltiples arcaísmos y erudición, logra configurar un poema de sintaxis alterada que problematiza el dolor físico y espiritual que provoca la enfermedad.

Habitan en el desván de su testa, muchos oficios: librero, dueño de bar, bolerista, tanguero ocasional, profesor, político y editor. Una vida que se inicia en 1948, en Valdivia, que estuvo a punto de parar en los años 80', producto de una enfermedad casi irreversible, y que, pese a ello, sigue en curso tan nerviosamente como él.

Esta entrevista parte hace siete años. En ese momento estaba anclado en un café y traía un montón de libros del último Congreso Internacional de Escritores. Lentes oscuros, bluejeans y chaqueta de cuero opaco, arrastraba un maletín a grandes zancadas. Se elevaba sobre una silla, inclinado en su barba, atento, casi nervioso, pedía una cerveza para el día asoleado. Se esmeraba en caber en una silla angulosa, incómoda en su cuerpo.

Parte de esa entrevista se publicó con el título "No ser eternamente el tábano sobre el culo del caballo", donde decía que estaba ampliando su círculo de lectores "de veinte a veintitrés o vainticuatro". Quedaron afuera una gran cantidad de disquisiciones que hemos seguido abordando con el paso de los años.

Es otoño de 1999. La misma voz grave, de actor de otroras tablas, inunda la esquina donde se posicionó; arde el mismo cigarro, un ultrasuave, y gesticula palabra a palabra. Su habla es punzante y rotunda. Habla "en limpio" y tiene una acentuada obsesión por las palabras que va emitiendo, escuchándolas y explorando con velocidad su semántica hasta quedar en paz con ellas. Repentinamente sube el volúmen y, enfático, pregunta, cuestiona e insulta. Espera un merecido silencio y se interrumpe riendo con fuerza, achinando los ojos. De vuelta al enojo, comienza a jugar de nuevo, con la cadencia e intensidad sonora de su voz. Se acerca su perra labradora, "Milonga", y cae en un abismal estado de ternura. Deja que lo muerda para lanzarle un estrepitoso "¡basta, basta! ¡te vas para afuera!" Y con suavidad pregunta "¿en qué estábamos?..."

EL "POETA INSTITUCIÓN"

¿Cómo se incorpora tu escritura en la tradición estética de la poesía chilena ?

Creo pertenecer, como muchos, a la generación de las dinastías sin soberanos, las monarquías sin súbditos. La poesía chilena, en cuanto a tradición, se fue haciendo sobre la base de herederos de la poesía occidental, fundamentalmente hispana y europea, y esto llevó a los poetas fundacionales, Huidobro, la Mistral, De Rokha, Neruda, en Chile (todos, todavía con resabios modernistas), a ejercer su oficio con la aureola de sujetos "iluminados", con toda la aureola de personaje, con conexión directa con lo numinoso, dueños de una palabra no contaminada, pura, exenta aparentemente de deudas directas con esa tradición. Sumemos el hecho de que este fenómeno se da en un país latinoamericano, con su secuela de pobreza, analfabetismo, de estructura económica y política todavía colonial. La figura del poeta, la "institución poeta" en nuestros países latinoamericanos, era pues una figura imprescindible en el escenario de las repúblicas que se empiezan a consolidar como tales en este siglo XX, al lado de los héroes de la independencia, los caudillos militares, los tribunos locales. Neruda fue el último de esa "dinastía" y el que tal vez ejerció por más tiempo y más intensamente su influencia, no sólo en su patria, sino en Latinoamérica.

Muerto Neruda, asistimos a la dispersión de la figura del "poeta institución", para ser relevados por otras figuras no menos importantes pero que, en su momento, estuvieron algo opacados por su presencia (Nicanor Parra, Gonzalo Rojas, Eduardo Anguita, Díaz-Casanueva, por ejemplo). Así entonces, esta suerte de "tiraje de la chimenea" que provoca la muerte de Neruda, trae cotisigo nuevos aires a la poesía nacional. O no tan nuevos, pues coexistía, ya hacía mucho tiempo, una poesía de otro aliento, no menos vital y fresco, en donde casi todos los ismos de este siglo tuvieron su embajador plenipotenciario, dueño cada uno de una muestra variopinta de experiencias y propuestas de lenguaje inéditas, en el concierto de la poesía contemporánea hispanohablante. Luego, todos nosotros, los que ya escribíamos a partir de los años 70', bebimos de las aguas de una poesía más cimentadamente "chilena". Tal vez seamos los primeros en la historia del proceso literario nacional cuyas lecturas sean las de poetas "made in Chile", con eco de otras voces, por cierto. pero con un marcado acento en el "español chileno", su estructura sintáctica, sus giros y modismos, su humor, su sarcasrno, su acidez.

Así entonces, a la lectura de los ya nombrados, debemos sumar a sus relevos, que podrían estar constituidos por los poetas de la llamada generación del 50' en adelante: Enrique Lihn, Jorge Teillier, Miguel Arteche, Armando Uribe, Alberto Rubio, Efraín Barquero, Oscar Hahn, por nombrar algunos, y todos aquellos que tu oído pueda soportar, gustar o rechazar. Entonces tenemos que mi generación fue bastante más desprejuiciada en sus lecturas que las anteriores, y que nuestra escritura está atravesada por todas esas voces, seguramente más marcadas éstas que aquellas. En definitiva, la polifonía de registros de la poesía anterior y paralela a la aparición de nosotros como generación, es tan amplia y rica, que nuestras escrituras no son tan disímiles las unas de las otras. Hemos debido compartir con los tics de la llamada antipoesía, el remontaje de la poesía conversacional, el surreachilismo, como lo llamó Lihn, el realismo, el simbolismo, la metafísica, el existencialismo a la manera chilensis, la poesía experimentalista, la poesía de raíz bíblica y/o católica, y ahora último, una nueva línea cuya publicidad y espacio en la escena nacional se debe más a la mala conciencia "blanca", que a la de la de un producto poético -que paradojalmente tiene un lenguaje eminentemete oral-, la denominada poesía "etnocultural". Eso, debido a que todavía no todavía no deja de ser exótica y marcadamente de moda en un contexto en que la etnia mapuche, o lo que queda de ella, ha comenzado a reivindicar sus derechos a un reconocimiento y una cierta autonomía para el desarrollo de su cultura, junto a la petición de devolución de las tierras de sus ancestros, usurpadas por el conquistador hispano, primero, criollo después, y colonizador inmigrante en los últimos cien años. Todo ello, con la anuencia y el apoyo de gobiernos sucesivos que quisieron ocultar las tropelías, abusos y violencia ejercida contra un pueblo originario y alentada por el prurito de constituir un país de "blancos", idea racista subyacente en todas las camnpañas de conquista y colonización, idea que ha prevalecido en distintas manifestaciones culturales. Pero claro, no pudieron -como lamentablemente sucedió en otros lugares de nuestras américas- ser exterminados. Creo que esto "cerca" un tema conflictivo y principalísimo en la problemática cultural del país en el próximo siglo, que no estará exento de una revisión profunda de nuestro "ser" nacional, pues no podemos seguir construyendo sobre tanta mentira disfrazada de un patrioterismo nacionalista ramplón y torpe, sobretodo cuando hablamos de nuestro origen étnico apelando a torcerle la nariz a la verdad histórica por la verdad política interesadamente escrita desde el poder "triunfante."

Pero volviendo al tema de tu pregunta, me atrevo a decir que nosotros somos una especie de síntesis de esta corta pero fructífera tradición. Así es como, en mi caso, he pasado por variadas clasificaciones de especialistas, sin que ninguna de ellas me incomode, cuestión por lo demás que no me interesa, ni me importa.

EL ZOOLÓGICO LOCAL

¿Qué opiniones te merece la sociedad chilena actual y el panorama literario que la habita?

El período que va desde la "entrega" del gobierno por parte de Pinochet y la clase uniformada al primer gobierno de la Concertación, hasta los días que corren, ha permitido develar en la sociedad chilena actual -todavía con muchos claros y oscuros- las profundas y reaccionarias transformaciones que 17 años de dictadura dejaron en los hábitos y en las conductas sociales del país. Sumemos a lo anterior los radicales cambios políticos e ideológicos de una parte del antiguo orden mundial, la aparición de una tecnología altamente sofisticada, veloz y encantatoria en sus posibilidades virtuales y comunicativas, en suma, el vivir en un tiempo que traía consigo potentes efluvios de cambio; tiempos de globalización de la cultura e internacionalización de las economías. Si bien en una entrevista como ésta no puedo explayarme como quisiera, creo que podemos colocar algunos ejemplos de esas transformaciones: prácticas, tales como la competitividad a ultranza como excusa para hacer más eficientes las gestiones comerciales y de productividad; el individualismo extremo, que pone a las personas en la ideología de la ley de la selva y tasa a los "más aptos" y, por último, el prurito privatizador de toda las actividades humanas de la "aldea" que hace de la educación, la salud, y la vivienda un negocio, por ejemplo. La renuncia del Estado como ente contralor de los excesos de los nuevos dueños del país, la clase empresarial. en contra del bien común. Un Estado bobo que mira sin ver y corre a apagar los incendios que él mismo provocó con su negligencia y entreguismo, dando manga ancha a la voracidad neoliberal capaz de privatizar a su madre si ésta le rindiera créditos. La borrachera exitista alentada por los índices macroeconómicos del país hace algunos años, nos hace pasar de un estado anímico a otro sin transición cuando las empresas, dueñas del país, comienzan a despedir obreros y empleados que no tienen leyes suficientes y eficaces que protejan sus derechos. De la euforia a la depresión; de la propagandística imagen del tigre, a la modestia del gato doméstico; de un país "triunfador" y ejemplo para las economías de nuestros vecinos continentales y tercermundistas, a un país en que las transnacionales de la producción de la energía eléctrica, por colocar un ejemplo actual, so excusa de la falta de lluvia, dejan sin energía a todo un país y someten a un régimen dictatorial a sus usuarios, quienes asisten atónitos a este espectáculo pues deben seguir pagando sus cuentas de luz y energía como si nada, debido única y exclusivamente a la imprevisión y a la desidia de sus administradores y dueños.

Pero ¿cómo se traducen esas conductas en el actuar de los escritores y artistas en general?

Bueno, creo que la superficialidad y la banalidad inundan todo el quehacer nacional, no obstante, subsisten en la engañosa idea triunfalista, y el ámbito de la literatura no está fuera de ese juego. Esos conceptos le vienen mejor a los deportistas... a los economistas. Unos necesitan romper sus marcas engrosando la musculatura y otros necesitan derrotar la inflación manteniendo precios que no disgusten a productores y comerciantes, con sueldos lo suficientemente bajos como para que no provoquen inquietud ni alarma social... El problema reside en que muchos poetas han trasladado los valores de la competición al escenario de la escritura y su sociología... y ahí mismo cayeron en la trampa... Podemos ver los resultados en los poetas veteranos porque creo tienen todavía la secreta esperanza de considerarse el Rey del Parnaso local. Así tenemos eternos postulantes al Premio Nacional de Literatura, a distinciones internacionales y, por cierto, al Nobel, cómo no. Sus agentes (que los tienen) se mueven de aquí para allá haciendo gestiones palaciegas y diplomáticas con el fin de iniciarcampañas tendientes a obtener equis reconocimiento.

El esnobismo es otra peste que ataca en forma virulenta al ámbito de la literatura. Hoy, nadie que sienta el prurito y que, perteneciente al mundo de la llamada "clase ilustrada" del país, deja de pagar en metálico para participar de un Taller literario dirigido por un escritor "consolidado" y, luego de escribir un original magro en páginas (y las más de la veces en contenido), terminan una novela breve o, "nouvelle", que es el nombre que la cursilería nacional da al material resultante de una novela fallida. Ésta es publicada y lanzada a los mercados con estruendo publicitario y, por cierto, con profusión de notas sociales y permanente apoyo de marketing en los medios. En este sentido, algunos escritores de esta época han hecho su "aporte" a la tradición literaria chilena con una nueva (¿nueva?) práctica de trasladar esa misma tradición: el "discipulazgo". ¿Cuántos escritores "talleristas".. hombres y mujeres con los medios -léase dinero y pertenencia social- han estado publicando novelas; sobre todo novelas, pues saben que la poesía no da réditos y que su práctica es absolutamente anónima y sancionada, quiérase o no, por una comunidad aún cuando pequeña, de escritores atentos y perspicaces.

... Escritores sancionando a escritores... ¿Es éste un fenómeno nuevo?

Sí. Es nuevo pero coincidente con las épocas de crisis de la crítica, particularmente en la poesía; son los propios poetas los que asumen la estimación estética de la obra de sus pares. Esto no significa garantía de objetividad, ni de precisión, ni de imparcialidad. También se da el favoritismo, la superficialidad. Curiosamente, aún cuando no exista un sistema crítico oficial o éste esté muy a mal traer, son los mismos poetas los encargados de "ordenar" el "quién es quién" en la poesía chilena por la vía de becas o concursos literarios, donde actúan como jurados, por ejemplo y más escasamente en la emisión de opiniones escritas en la prensa. Pero, fundamentalmente, por los vínculos con la tradición en que se insertan. En otras palabras, no hay ni habrá un buen poeta que sea "desconocido" por la comunidad de escritores. Hay una selección natural que más que la "producción" que pueda hacer cada cual de su figura, tiene que ver con la calidad de su obra y el respeto que de ella nace en el circuito de sus pares. Se debe reconocer, eso sí, que la promoción publicitaria puede mover a engaño, pero este engaño sólo se valida en los circuitos extraliterarios.

¿De qué mal generalizado adolece la práctica de 1a poesía en el país, en la actualidad?

Si te refieres a la parte humana de este oficio, bueno... el ambiente siempre ha estado sobresaturado de personajes que son más interesantes desde el punto de vista de la sociología literaria, que de la poesía propiamente tal. Pero habría que decir que este fenómeno existe en toda actividad humana, pero que aquí se hace más evidente por este "halo" extraño que despierta la palabra "poeta" en el común de los mortales... todavía. Los hay personajes que habitan y transitan el manoseado medio literario chileno con un libro bajo el brazo, generalmente prologado por algún poeta conocido, como buscando en esa gestión el padrinazgo, la protección, el resguardo a la casi siempre debilidad de sus escritos. De estos personajes puede hacerse una perfecta caracterología. También existen "poetas" que sólo disfrazan resentimiento y mediocridad y que incluso llegan a utilizar un recurso tan extemporáneo como el seudónimo para ocultar no sólo sus criollos y modestos nombres. También los hay quienes quieren ocultar sus profesiones cuando las tienen. Porque también hay poetas "profesionales", casi siempre vergonzantes que, aparte de querer ser considerados "poetas", ejercen incluso profesiones liberales (abogados, generalmente). Como ya he dicho, versificadores ocupando tiempo de sus vidas en busca de patrocinadores literarios (que no faltan) o lisa y llanamente, viviendo de prestigios prestados. Otros emitiendo opiniones a diestra y siniestra siempre en "contra de", porque necesitan estar en contra de alguien ya que ésta es su razón de ser. También existen los ocupados en jugar a un malditismo percán y mohoso con algunos resabios "bohemios"... la clasificación sería larga... De cualquier manera habremos de aceptar que son miembros del zoológico local del cual también formamos parte, sólo que para una importante minoría, la poesía es un oficio de tiempo completo, una forma y un estilo de respirar la vida. En cambio, para un grupo importante de "poetas," la poesía es sólo terapia para resentidos, megalómanos y figurones de toda edad. Lo cierto es que algunos casos resultan deplorables. Estos sujetos son los peces rémora de este lado de la literatura cuyo aporte al paisaje literario ya ni siquiera alcanza el nivel de lo pintoresco, por lo chato, ramplón y vulgar de sus actitudes y posiciones. Para qué vamos a referirnos a sus "obras"...

Tengo la impresión de que la anonimia a que esta sociedad somete a cierto tipo de personas ilustradas, ha aumentado el interés, hoy más que antes, por la práctica de la literatura como un medio para poder destacar en sus ámbitos de otra manera que no sea la figuración, el protagonismo social. Siento que se respira en este gesto un cierto arribismo intelectual, la urgente necesidad de hombres y mujeres por descollar en este "conventillo global"; un ámbito antiguamente reservado a los llamados intelectuales, escritores profesionales...

¿Pero habrá otras formas de insertarse en la tradición que no sea por la vía que tú cuestionas?

Claro, también hay otras formas menos banales e interesadas de insertarse en la tradición pero, por cierto, es probable que el sujeto que busca introducir sus escritos, sin pensar en la red de "compadres" y "amigos" en el sistema editorial, por ejemplo, se pase la vida tocando puertas sin resultados. No sostengo que este fenómeno sea nuevo en el país, al fin de cuentas el "amiguismo" y el "compadrazgo" son las formas más sutiles y recurrentes de corrupción de nosotros, los chilenos. Sólo digo que se ha hecho más patente, por tanto más patético. Este es un hecho socialmente aceptado y casi nadie lo cuestiona.

EN "FELICILANDIA" TODO CUESTA DINERO

¿Cuáles son las relaciones del mundo político con los escritores y con los artistas en general?

Creo que aquí hay harto paño que cortar. Comencemos por hablar de aquellos intelectuales y artistas (escritores en general), funcionarios, ya sea trabajando para el Estado como empleados de planta o, lisa y llanamente, colaborando en tareas publicitarias, sin mencionar la larga lista de quienes ocupan o han ocupado la silla de agregado cultural en alguna embajada. En otro lugar más alejado, quedan aquellos pequeños y oscuros funcionarios casi siempre "militantes" de partidos de gobierno, generalmente ubicados en la provincia, que manejan discrecionalmente las asignaciones económicas y de poder entre sus incondicionales, en forma de "castigo" por la insumisión o la crítica a que son sometidos. Todo ello va constituyendo un entramado de relaciones sociales, políticas y amicales que, a la postre, creo yo, ya se puede hablar de una subclase que detenta poderes invisibles, pero poderes, a fin de cuenta. Los conformistas me responderán que siempre ha sido así, con el particular fatalismo con que los chilenos tomamos nuestros defectos para seguir repitiendo el ciclo perverso y aceptándolo como una fatalidad. Y todo esto porque las prácticas de la vida política aún no se terminan de desenraizar en la sociología de los creadores y los políticos. La política ha traspasado todas las formas de relacionarse en la vida nacional. La relación entre "militante" y "artista" es la dicotomía de una cultura del pasado que, aunque ya la historia sepultó, sigue en la práctica sin resolverse pues no ha habido una propuesta alternativa aún, con excepción de personas con un alto sentido ético, pero ya se sabe que una mariposa no hace primavera... Es también una manera de mirar la variedad y amplitud que nos propone la vida bajo el prisma de una ideología política que otrora buscaba inmediatez y efectividad en sus logros, casi siempre mezquinos y parciales, por supuesto. Es en este ámbito en donde menos se ve el aggiornamento de la clase intelectual y, es curioso, pues no hay un imperativo superior que obligue a los políticos a llevar a ultranza la "utilización" de los intelectuales y artistas. Palabras como "Futuro", "Revolución", "Cambios", terminaron domesticadas por la nuevas realidades sociales. No obstante, la política y sus "manipuladores" u "operadores" como ahora se les llama a los antiguos "agitadores" sigue "exigiendo" el cobro de un peaje servil a algunos artistas e intelectuales para ser considerados en la dación de los favores del Estado "protector" y "mecenas". Pero aquí se invierte la verdad del proverbio popular: la culpa la tiene el chancho y no el que le da el afrecho...

¿En tu opinión, cuál sería entonces el futuro del papel del Estado y el de la Empresa Privada respecto del tema de la cultura?

Pienso que un Estado así va a seguir existiendo, pues gran parte de la clase empresarial chilena -la dueña, en definitiva, del poder económico del país- ha sido siempre retrógrada, mezquina, miope, en su actuar. Y este actuar frente a la cultura y a las artes, es y ha sido ultra conservador, lleno de prejuicios de todo tipo, particularmente ideológicos, lo que le impide -entre otros aspectos- disponer de sus superávit en acciones culturales que sean masivas. De allí es que tenemos a los dueños de un banco "invirtiendo" en la compra de cuadros de pintores chilenos, lo que me parece una iniciativa loable, pero que están guardados en sus bóvedas, o adornando las oficinas de sus gerencias. Así también, de cuando en cuando, aparecen haciendo donaciones a fundaciones que disponen de becas para creación y educación y para lo que ellos llaman "proyectos sociales", que no son sino becas a personas o instituciones que mejoren la gestión empresarial. En definitiva, se trata de aparecer ante la comunidad nacional y entre sus pares, como preocupados frente al acontecer de la cultura, pero su alcance y connotación es elitista y sumamente restringida. Consciente o inconscientemente, esta actitud es parte de una política de sometimiento de las mayorías nacionales cuyo único camino de "progreso" y de "darse cuenta" es la educación. Por ello la restricción del acceso a las universidades e institutos profesionales por vía de "ahorcamiento" económico. A cambio de ello, entre otras "lindezas", el sistema ofrece una televisión "abierta" a la banalidad, la estupidez generalizada y la apertura al encantatorio mundo del consumo y por ende de la deuda, vitrina y espejo de las aspiraciones de esta sociedad y agenda ordenadora de la temas de conversación cotidiana. Claro, en honor a la verdad, también existe una TV "cerrada", pero en "Felicilandia" todo cuesta dinero y mirar TV Cable, debidamente censurado, o por el sistema Satelital, significa el 15 ó 20 por ciento de los ingresos brutos de la "gente", como se le llama ahora a las grandes mayorías nacionales, siempre ajenas al festín de un país en venta y liquidación permanente.

"RECIBIMOS ANCIANOS, CUALQUIER ESTADO DESDE $10.000.-461221"

Este intertítulo es un "poema" incluido en el libro Poemas Encontrados..., obra que nace como un dossier de extractos de citas, recortes de la prensa nacional y local de tipo informativo, avisos comerciales, declaraciones, reglameritos jurídicos, fragmentos de entrevistas, leyendas de fotografías informativas, etc. Originalmente, estos textos eran expuestos en forma visual, a través de diapositivas. Al convertirse en libro, el texto resultó un collage visual irónicamente crítico del contexto socio-político de la época y del mismo oficio de escribir. Esto último debido a la renuncia al lenguaje "original", a la imposibilidad de comunicación y a las "artimañas" para la consecución de ésta. Dichos "poemas" operan metaforizando velada y, a veces, expresamente los "males de la época": la censura, la "sordomudez del sujeto", la pérdida de valores humanistas (y humanitarios), la falsedad de los discursos dominantes. Todo es transformado en poesía en la medida en que es tocado (recortado y ensamblado) por la varita mágica -e invisible- del poeta y llevado a la página en blanco. Resulta un libro encadenado (como lo grafica la portada), a punto de explotar, cargado de paradojas no resueltas por la "racionalidad poética" habitual, un juego de bricollage, donde el autor en cada texto, extraído de algún periódico e instalado en el libro, nos guiña el ojo cómplice.

Poemas Encontrados y otros Pre-textos es un libro absolutamente ajeno a la tradición poética de la llamada provincia; un libro insólito si se quiere y que, sin embargo, se vio ensombrecido por la obra de los "experimentalistas" santiaguinos (C.A.D.A y otros). Cuál es el por qué de la precaria recepción que tuvo y sigue teniendo esta obra al momento de incorporarla a los gestos experimentales del momento.

Lo que ya he dicho: me considero un escritor eminentemente intuitivo. Un creador al que lo mueven la desazón, la incomodidad de la comodidad, la rara y pasmosa extrañeza de lo cotidiano, entre otras paradojas. El libro que comentas nació de una profunda crisis escritural, de una "seca" larga y agotadora al verme enfrentado al sinsentido de mi trabajo poético en un ámbito sospechoso, hostil, persecutorio, esquizofrénico, como lo fue el tiempo de la dictadura militar. Desde luego la esquizofrenia social nos envolvió a todos los que habitamos el país en ese entonces. Yo no quería pedir permiso al Gobernador de la provincia ni a ninguno de sus funcionarios para publicar un libro, como era obligación en aquel tiempo. Tampoco quería que mis escritos fueran censurados por algunos personajes "ilustrados" de la dictadura que habitualmente ejercían como tales. No me sometí jamás a lo que consideré una vejación gratuita, una vergüenza innecesaria. Siempre publiqué todos mis libros al margen de esas "autorizaciones". Así pues, dejé de escribir con el ánimo de publicar al menos, pero también debo decir que la "poesía" me abandonó, aparentemente. Perdí el encanto y me pasé al partido de la multitud de gente que vegetábamos, que pastábamos la bovina realidad, nuestra penosa y gris realidad de zombies. Adocenados lectores de diarios y revistas que la dictadura permitía circular... Pero pronto me di cuenta que la poesía existía más allá de que yo pudiera "escribirla" y ¡claro! estaba en el discurso público de la propia dictadura, en sus periódicos, en sus bandos, en sus reglamentos, en la noticia policial que, habitualmente, ocultaba un hecho político, en sus censuradas imágenes fotográficas, en su discurso publicitario (que es el único que más ha prevalecido hasta nuestros días)... Entonces, sin darme cuenta casi, comencé a conformar mi propio record de ese tiempo feroz y desgraciado. Así nacieron los Poemas encontrados... Como no disponía de editor ni menos de dinero para publicarlo (amén de que en ese momento debía seguir un tratamiento por padecer una tediosa enfermedad que me impedía desplazar físicamente más allá de 24 horas de una clínica), hice un compacto con diapositivas de los poemas para hacerlos circular por el país. Enviados a poetas amigos de otros lugares, los Poemas Encontrados... visitaron varias ciudades de esa manera. Los amigos de mis amigos se reunían en casa de alguien, luego se proyectaban las diapositivas. Éstas eran comentadas y analizadas dando pie a un espacio público de diálogo y conversación. Luego cada grupo de diapositivas era enviado a otra dirección y lugar geográfico para proceder de igual manera. Más tarde, yo confeccioné un dossier o carpeta en cantidad que no superaba la cincuentena, para obsequiarlas a los amigos más cercanos. No digo, ni pretendo de ninguna manera aspirar a haber abierto con esos "poemas" espacios importantes de diálogo y discusión ni de polémicas. Nada de eso. Lo que hice con ese gesto fue alentar a quienes tuvieron la experiencia de "ver" los Poemas Encontrados.... a "leer" la "realidad" que la dictaclura presentaba por los intersticios, por los bordes, las entrelíneas. Mi modesta aspiración era invitar a que después de esa lectura, los lectores hubieran perdido algo del estado de marasmo en que muchos se encontraban respecto de lo que la dictadura quería que vieran en ella. Era, en verdad, una invitación para considerarse a sí mismo un nuevo recolector de nuevos "poemas encontrados", esta vez por nuevos lectores -ellos mismos- y por eso el carácter de carpeta o dossier de la publicación. Era pues, un libro por armar en el cual yo había "escrito" las primeras páginas. Un objeto cultural parecido a un libro, con una invitación implícita: la de interactuar no con él -el libro- sino con la realidad del discurso periodístico y sus mentiras oficiales planificadas desde el poder.

Alguien lo envió a la crítica literaria de los periódicos de aquel entonces, pero no recuerdo que haya suscitado mayor interés, con la excepción de Hugo Montes que en una crónica de un diario santiaguino donde reseñaba libros, manifestó su extrañeza por esta "obra" que no era libro, sino una carpeta con fotocopias, que anunciaba poemas pero que no contenía poemas propiamente tales, es decir, no guardaba la formalidad de un libro de poemas, pero se hacían llamar a sí mismos, "poemas". Por cierto, la escasa crítica de entonces no estaba preparada para un gesto creativo tan desusado... No sé si esto explica "la precaria recepción que tuvo y sigue teniendo esa obra", como dices tú. Yo agregaría "que seguirá teniendo"... como todo gesto individual nacido y crecido fuera de Megalópolis. De cualquier manera, te aclaro que la creación de esta obra nació bajo ninguna idea preconcebida. Lo de "vanguardista" o "neovanguardista" es un bautizo que corre por cuenta de algunos críticos.

¿Esta época tendría su versión de unos nuevos "Poemas encontrados"?

No cabe duda. Cada época es suceptible de un libro como aquél. La estupidez humana es inagotable, como ya se sabe, de tal forma que el sin sentido, la paradoja, la credulidad, el miedo, el prejuicio, la ignorancia, entre otros muchísimos factores, son exclusivamente humanos. Recoger este material de los discursos del poder siempre será un buen coto de caza para la literatura, que es la que busca y da sentido, humaniza la fría y dogmática relación de códigos, leyes, reglas, noticias... así siento yo este trabajo. Siempre vuelvo a él en busca de un buen verso, en la resolución humorística de la tontería escrita. Claro que de allí a reeditar la experiencia en una nueva versión de ese libro...

¿DE QUIÉN ERA LA "ACCIÓN DE ARTE"?

¿Cuál era tu cercanía, tu nexo con el grupo experimentalista C.A.D.A.?

El grupo experimentalista C.A.D.A (Colectivo de Acciones de Arte), nace después de 1979 con una propuesta programática e ideológica evidente y, en el ámbito de la literatura, tengo entendido que estuvo integrado en sus inicios, por los escritores Raúl Zurita, Diamela Eltit y los artistas visuales Lotty Rosenfeld y Juan Castillo. Para aquel entonces yo me comunicaba con señales de humo y apenas sabía el nombre de mi parentela más cercana y la de los pocos amigos con los que me relacionaba. En otras palabras, mi conexión con ese grupo (y otros) nunca existió, porque yo viví una vida absolutamente fuera de los circuitos artísticos de la época, tanto de Valdivia, como del país. Los poetas, estudiantes universitarios de la época en la ciudad, pueden dar fe de lo que aseguro, pues hubo algunos que me buscaron tratando de hacer un nexo con lo que fue TRILCE pero, como ya he explicado, mi nexo con TRILCE fue escaso y, desde el punto de vista literario, nulo. Pero volviendo a la pregunta creo que, como todo grupo "vanguardista", entró a la escena de la contingencia nacional con un "mono" ideológico bien armado, esto es, haciendo una rebuscada y sofisticada declaración de principios y procediendo a efectuar algunos actos absolutamente intrascendentes, de nula significación social y política, como ellos pretendieron darle en algún momento.

¿Crees que artísticamente tuvieron alguna influencia en el arte y la literatura de la época ?

No estoy en condiciones de afirmar si artísticamente tuvieron algún influjo. Es probable... fueron grupos tan elitarlos, exquisitos y autoreferentes... Es probable que hayan tenido "continuadores". Lo cierto es que no crecieron como propuesta estética y menos política. Tengo la impresión de que fue en las artes audiovisuales y en la plástica en donde sus actos "dieron patente" a otros artistas para sostener una propuesta de un arte más radical, pero siempre muy restringido. Con la literatura venía ocurriendo soterradamente un cambio interesante, me refiero a la propuesta experimentalista de Juan Luis Martínez, que ya venía trabajando hacía mucho tiempo, incluso antes de 1973 y, por cierto, mucho antes de la aparición del C.A.D.A..

Creo que el actuar de este grupo, con sus llamadas "acciones de arte", llamó la atención a un par de cándidos y progresistas componentes de la clase media ilustrada santiaguina vinculada a la cultura. Sucesos espectaculares de los cuales ellos, en muchos casos, eran simultáneamente su propio público, periodistas, cronistas, críticos y exégetas. Fue, en todo caso, la plataforma de lanzamiento, a la postre, de ideólogos expertos en "modernismos" y "pos modernismos", críticos culturales, poetas mesiánicos y otros.

Creo que ellos estaban demasiado ocupados consiguiendo dineros y patrocinio para eventos tales como dejar caer desde un avión, sobre las sufridas poblaciones marginales santiaguinas, miles de panfletos con consignas o propuestas como "El trabajo de ampliación de los niveles habituales de vida es el único montaje de arte válido/ la única exposición/ la única obra de arte que vale: cada hombre que trabaja para la ampliación aunque sea mental de sus espacios de vida, es un artista", pensando que con ello la esmirriada población de desesperanzados pobres santiaguinos levantaría la cabeza para enfrentarse a una dictadura que los reprimía a diario, sacándolos a mitad de la noche de sus modestas mediaguas, semidesnudos, maltratados de palabra y de hecho, vejados, mientras la clase uniformada allanaba sus hogares y los devolvía a ellos al amanecer... cumpliendo un plan cuyo único fin era amedrentarlos, como una estrategia de dominación mediante el miedo en el grado de terror. ¿Quién era el "artista" aquí?, ¿de quién era la "acción de arte"? Quiero pensar que un hombre o una mujer así tratado podría sostenerse el alma con la "autorización" de estas personas y sentirse artista conminado por este "colectivo" de preclaros, y así, poder sobrellevar el oprobio y la vejación cotidiana después de leer este mensaje caído del alto cielo... ¡Por favor!

¿Y cuál fue tu propuesta personal para enfrentar esos tiempos?

Lo que hice por sumarme a la derrota del adversario o el enemigo político -en este caso la dictadura- lo hice siempre desde la perspectiva del ciudadano, dentro de un movimiento o partido político. Mi acceso a la política, como todo artista responsable de vivir en comunidad, fue indicado por un mperativo ético, primero, pues nunca me ha asistido la ingenuidad de creer en el arte como agente transformador de la sociedad, ni me he hecho ilusiones de la efectividad del arte al servicio de la política contingente. Es cierto que el arte y la literatura han pagado un pasaje carísimo al ponerse al servicio del poder, pero la historia muestra sus productos: divertimento, vacuidad, gratuidad, tibieza, mansedumbre, obsecuencia, sobre todo obsecuencia... Thomas Mann decía con sabiduría que el arte no es poder sino mera consolación. Completa y absolutamente de acuerdo: es el consuelo que nos queda...

¿Y cómo veías tu propia situación como creador en tiempos de dictadura? ¿Qué lecturas haces a la distancia?

Lo cierto es que lo mío fue un acto espontáneo e individual, ajeno a todo grupo y absolutamente derivado de la crisis más grande y más importante de la sociedad chilena contemporánea y, a la vez, de una necesidad comunicativa impuesta, consecuentemente, por los cambios en los hábitos políticos y cívicos de un nuevo orden, en este caso dictatorial. Todo esto pensado más allá de si ese gesto fuese rotulado de "vanguardista" o "neovanguardista" por los críticos, o haya sido considerado o no "al incorporarlo a los gestos experimentales del momento", como expresaras tú. Yo no hice alianzas con nadie. Pero ya sabemos: la historia está llena de ausencias, importantes unas, intrascendentes otras. No me admira entonces, que en una sociedad en la que ya se presagiaba al "Mercado" como un Dios y Señor de todas las cosas, los grupos y las personas que ocuparon estrategias de marketing tuvieran, y de hecho tienen, todas las posibilidades de "éxito" y "promoción". En este sentido, creo que grupos como el C.A.D.A. entraron a la pequeña historia de la literatura y el arte de esa época. Pero no sé si eso será importante o no... si será gravitante para la literatura, que es lo que me interesa...

¿No tienes una buena opinión de la publicidad como vínculo entre el arte y los creadores?

Lo que ocurre es que jamás la literatura ha sido vista como negocio, desde el punto de vista del creador. Otra cosa es la opinión del editor y toda la cadena de comercio que, eventualmente, el objeto libro genera. Nadie dedicado a la literattira, seriamente hablando, está pensando escribir una obra determinada para obtener una cantidad de dinero equis. Claro está, me refiero a la literatura que nace de la necesidad expresiva, no a aquella que nace por imposición de los mercados, fenómeno tan común hoy en día. Es cierto: hoy por hoy somos sujetos traídos y llevados por la publicidad en nuestra vida cotidiana, la cuestión es saber cambiarle el signo. Leer el mensaje de la publicidad -muchas veces escrito por los propios poetas y escritores trabajando para empresas publicitarias-, leerlo, como ya he dicho, subversivamente, es una tarea de resistencia cultural sana y recomendable. El discurso publicitario, hoy en día, es el vehículo más potente del sistema para convertir la ya zarandeada mentalidad ciudadana en mentalidad de consumidores, es decir, una efectiva forma de dominación, sobre todo cuando sabemos quiénes son los dueños de los medios, así llamados, de "comunicación."

LA EXQUISITA CURSILERÍA DE LOS BOLEROS

Se sabe de tu profundo interés por la música de raíz popular, específicamente el bolero y el tango. Es más, has cantado públicamente y has grabado en cassetes tu trabajo musical con conjuntos, has hecho giras cantando profesionalmente...

¿Debo tomarlo como una objeción o como la constatación de un suceso "anormal" en la vida de un poeta ?

No. Sólo que no es común que un poeta se dedique a la vez con tanto ahínco, a difundir música y letra que habitualmente es mirada con desdén desde la perspectiva de la poesía culta y más aún del público general que advierte a esa música como "marginal y extemporánea".

Lo de "mirada con desdén desde la perspectiva culta" habla del prejuicio inconsciente que existe respecto de las manifestaciones de la música popular. No hay arte culto sin arte popular, pero no voy a extenderme sobre este tema vastamente tratado, oleado y sacramentado. Sólo quisiera decir que alguna vez la poesía fue música y letra, melodía y verso y los poetas sus cantantes, sus anunciadores, sus actores. No es que yo pretenda reeditar esa experiencia, ni mucho menos, pero me parece que la poesía que conocen las grandes mayorías latinoamericanas, por ejemplo, se restringe casi exclusivaniente a las letras de las canciones populares. Es allí donde frecuentemente encontramos el más formidable repertorio de alegrías, frustraciones, esperanzas, anhelos, sentimientos y, en fin, un muestrario del alma colectiva y su idiosincracia. Soy de los que sostengo que todo lo que el hombre haga está destinado al olvido y que el arte sería una pócima para hacer más moroso ese fin ineluctable. Estas canciones radicadas en la memoria colectiva son la metáfora cotidiana con que el hombre común unta su pan muchas veces amargo... ¡Cómo no voy a amar el drama y el melodrama de los tangos, su música honda y sensual!, ¡la exquisita cursilería de los boleros!... Agustín Lara, el compositor mexicano, decía que había que reivindicar la cursilería del bolero pues ésta era la "elegancia de lo latinoamericano"... Lo que pasa es que hemos vivido negándonos, viéndonos en patrones culturales ajenos y, lo que es más grave, no siempre impuestos, a veces conscientemente "blanqueándonos", tratando de pasar el examen...

De otro lado, estamos en presencia de un aspecto muy importante que dice relación con nuestra identidad de latinoamericanos. Creo que de allí deviene nuestra principal tragedia: no sentirnos integrantes de un continente lleno de cruces culturales y étnicos y asumir que somos mezcla, híbridos jóvenes, por tanto diferentes para las culturas anglosajona, norteamericana y europea en las que hemos sido amamantados, de las que somos siervos y estupendos consumidores de tecnologías, pero que culturalmente ya muestran su decadencia, su falta de propuesta humana, la poca vitalidad de su arte, la corrosiva y suicida política depredadora respecto de la naturaleza... Sobre todo de aquella naturaleza existente a miles de kilómetros de sus fronteras.

Habría que sumarle a todo lo anterior, que me crié escuchando esas canciones aún cuando soy de una generación bastante más tardía. Más allá o más acá de toda moda, siempre canté. Mis padres nunca renegaron de sus gustos por la música popular. Juntos cantamos en las innumerables fiestas familiares y eventos sociales todo el repertorio de su época. De ellos aprendimos, mis hermanos y yo, a bailar sus ritmos, a sentirlos, a emocionarnos... de ahí a compartir mi canto hay sólo un paso... de bolero o de tango...

Pero me das, además, una buena oportunidad para hablar de un tema que es parte de mis preocupaciones artísticas desde joven: la música popular latinoamericana en general. Fíjate que la influencia del mestizaje y el entrecruzamiento de varias culturas, particularmente del componente negro, ha delimitado tres áreas bien específicas de la música en nuestras américas que marcan distintivamente a toda la música nuestra: el Caribe, con la influencia directa del Son, padre de nuestro Bolero actual y de la Habanera con su vinculación a la Milonga y particularmente al Tango; Norteamérica, con su área del Jazz; y Brasil con su área de influencia de la Samba. Amén de otros ritmos más autónomos como el Corrido y la Ranchera mexicana, el Vals peruano, la Cumbia colombiana y el Tango, que es la máxima expresión de la cultura rioplatense (Argentina y Uruguay).

LA CAPITAL DEL SMOG

¿Cuáles son, a tu juicio, las debilidades y fortalezas de situar tu obra en la "pro-vincia"? ¿Qué reflexiones tienes frente al "centralismo"?

Los escritores de esta parte de la geografía chilena que nosotros hemos llamado "sur de Chile", hemos reaccionado frente a la casi nula y ya histórica mirada del centro hacia nuestra producción literaria -léase recepción crítica, participación en eventos, estímulos y premios literarios, etc.-, nos hemos mostrado algo hastiados por la práctica de la mirada superficial y paternalista de quienes detentan la administración del poder en los ámbitos culturales y literarios santiaguinos. Entendemos que ellos no hacen sino seguir utilizando los medios con que históricamente han tratado a las provincias, que no ha sido de otra forma que como un apéndice que no representa -teóricamente- cuantitativa ni cualitativamente lo que ese centro es en el conjunto del país: "Santiago es Chile", se dice. Nosotros hemos querido salirle al paso a esa creencia casi mitológica, por lo menos en el ámbito de nuestra incumbencia. Así es como hemos fundado nuestras propias editoriales, nuestro sistema de recepción crítica, nuestro circuito de eventos y distribución de nuestros libros, entendiendo que somos todos parte de un juego bastante perverso pues Santiago, aparte de ser la capital del smog, ¿a qué centro pertenece? ¿,De qué es capital? ¿De qué es periferia?

De otro lado, hablar hoy de centralismo es bastante relativo. Aún cuando todavía es un asunto que se plantea tímidamente, el fenómeno de globalización que vivimos ha hecho que el concepto "centro" esté perdiendo fuerza, día a día. Sólo se mantiene por el simple hecho de que quienes ejercen el poder de decisión en asuntos de política cultural, viven y profitan del sistema en las llamadas "capitales", centros de poder burocrático. Cada vez se hace más evidente que no se necesita estar en el "centro" para vincular tu obra y sopesarla con la de los demás. Valga la paradoja: nunca como en estos tiempos, se ha estado más y mejor comunicado con el otro en virtud de las tecnologías. Hoy día el problema es que la mayoría de los asuntos de la cultura está en manos de sujetos que nada tienen que ver con ella o, si algo tienen que ver, tergiversan su tarea por privilegiar proyectos que tengan "impacto social", el último fetiche de estos nuevos "pensadores". Esto es: hacer que impere la mediocridad por la vía de proyectos que ofrezcan "cultura" en píldoras para la mayor cantidad de "gente". Desdeñando apoyar a un creador de trayectoria que necesite subsistir por algún tiempo escribiendo, componiendo, pintando, esculpiendo, poniendo en escena una obra de peso, ejecutando una obra con verdadera solvencia artística y no los remedos que ya conocemos. En realidad se debería amparar -como obligación de Estado- la escolaridad y la apertura a una mayor oferta educacional a las nuevas generaciones de recursos menores de la población, con menos imposiciones económicas y la exención de gravámenes pecuniarios para el acceso a institutos técnicos, profesionales y universitarios. Pero todo se remite, entonces, al utilitarismo político cortoplacista, a dar la sensación de que la cultura se "mueve", que equis gobierno está preocupado "realmente" de la cultura del país. La solución a este desencuentro, cada día más fatal para todos, sería el ofrecimiento de proyectos de naturaleza propagandística y otros de naturaleza artística y creo que planteadas así las cosas, con esa franqueza, el asunto caminaría un poco más coherentemente.

En el contexto de "Santiago es Chile" ¿Qué opinión te merece el trabajo antológico de Teresa Calderón, Tomás Harris y Lila Calderón?

Una antología, cualquier antología, es la suma -entre otros elementos- de arbitrariedades varias, cruzadas por el azar y sometida a la dura prueba del sentimiento de deuda y/o gratitud extraliteraria por parte de los antologadores. Creo que este es el sentimiento (¡otra vez la culpa!), que más daño causa a este tipo de trabajo. Lo son también el olvido casual, difícil de creer como excusa para las exclusiones en una antología, pero bueno...Y ciertas formas de vindicta personal que lindan con la represalia más burda, cuando las ausencias son demasiado notorias y notables. También es una buena manera de aumentar la cuota de resentidos, la que en el ambiente literario -ya lo he dicho- está repleta. Por todo esto es que yo siento que las antologías generales, como la en cuestión, no debieran estar constituidas por más de siete a diez nombres o, en su defecto, dejar sentado que se trata de criterios muy personales (algo así de "cómo-veo-yo-el-panorama-de-la -poesía-chilena-de-este-siglo" o de determinada época). Pero claro, entiendo que los antologadores son también jugadores y tienen y deben aventurar, arriesgar nombres en el tapete antológico, nombres que la paleta del croupier limpiará de la mesa en su debido momento. No se debe olvidar que detrás de todo lector de una selección antológica, hay un antologador agazapado y en ciernes, a quien una obra de este tipo le despierta el animus antológico, por tanto es un elemento que detona ese sentimiento humano tan vulgar como lo es la invidia, de la que ya hablaba Quevedo con tanta vehemencia como sabiduría. Es la posibilidad de actuar secretamente como lo haría un príncipe elector, nombrando a los que van camino a la fama. Yo siento que es sumamente necesario quitarle pasión a un trabajo como éste; pero además me doy cuenta de todo este barullo que causa y causará siempre, mientras la figura del poeta no pierda su aureola de sujeto excepcional en el ámbito de la comunidad "de los mortales". Creo que trabajamos para que eso ocurra. Cada vez somos más los que estamos por desmitologizar la figura del poeta.

Respecto a mi opinión sobre la cuestionada antología de Harris y Calderón publicada por el Fondo de Cultura Económica, creo que no está exenta de esas debilidades, sin constituirse por ello en un trabajo final, acabado, porque ni ellos mismos lo plantean así. A fin de cuentas, ellos tendrán que responder por las propias falencias del texto en un futuro cercano. Ahora bien, podemos jugar al quitar y tal vez la mejoramos, pero ese es un sano ejercicio que los lectores no han estimado: una antología, toda antología, se construye a partir de las ausencias y de un sistema crítico que así lo haga evidente también. En el fondo, un trabajo antológico no define ni concluye nada. Es más, sirve como un formidable modelo crítico para determinar una estética vigente al momento de publicar criterios antológicos en boga, problemática e historia personal de los involucrados, etc... Preguntar, por ejemplo, por qué no está en esta antología Omar Lara, un poeta ineludible de su generación. Insisto, todo es cuestión de saber leer en las ausencias, sobre todo en las ausencias...

UNA CEREMONIA BAUTISMAL, QUE NO SE DETIENE...

Por último, ¿qué es ser poeta hoy día?

Yo supongo que ser poeta hoy día no difiere mucho de ayer. En este sentido es un oficio bastante conservador. Ser poeta en los tiempos que corren, es intentar ser un sujeto lúcido. Ser y estar lúcido. Profesionalmente lúcido. Un sujeto no alienado por la vacuidad de los espejismos, de la apariencia. Un sujeto al que la llamada "realidad", difícilmente le puede vender sus esperanzas; un descreído que hace una lectura de la realidad absolutamente inédita e inútil: por tanto, gestador de un "objeto" siempre en estado de inauguración, no redituable, no suceptible de ser comercializado en ningún mercado y sólo existente en las esquivas y equívocas vitrinas de la belleza y de la verdad. ¿Y cómo lleva a efecto su tarea? Pues bien, con la más generosa y a la vez esquiva y común de las monedas: el lenguaje. Pero, ¡cuidado!, porque en él, los yerros se hacen más patéticos...

¿Quién lee poesía hoy? Creo firmemente que la verdadera lectura de la poesía es y será hecha, casi siempre, por los propios poetas. La poesía nunca fue ni ser del interés del "gran público". Al "gran público", a las mayorías, y particularmente a quienes detentan el poder en su nombre, sólo les interesa la poesía -aquella zona "extraña" del arte- en la medida en que puedan vanagloriarse de los sujetos poetas que han sido destacados por la institucionalidad literaria nacional.

En este sentido los poetas nacionales más señalados en nuestras sociedades tercermundistas, particularmente, pertenecen al panteón de los héroes civiles de los cuales el pueblo puede vanagloriarse como ejemplo de "excelcitud" y "alto nivel" que pudiere haber alcanzado eventualmente una cultura determinada... Son todavía, para muchas de nuestras sociedades, como una especie de santos laicos, verdaderas deidades en algunos casos, aunque nadie los haya leído ni estudiado jamás. Esto no importa, no tiene interés. Lo que menos interesa de un poeta -en estos casos- es su obra. Más importante es su mitología. De este fenómeno pueden preguntarle a las Mistrales o a los Nerudas.

Tal vez esta sea la causa de la secreta esperanza de tantos poetas ingenuos, por querer alcanzar esa "gloria". Como puedes ver y comprobar, se trata de una fantasía cultural -una más-crecida y alimentada al alero de antiguas mitologías. La misma mitología que impide un trato de igualdad con los demás "mortales". "Mortales" que quieren ver en el "poeta" la aspiración de "singularidad", el deseo inconsciente de probarse a sí mismos que el género humano es un sujeto dotado de atributos "extraordinarios", por tanto puede, con el más común de nuestros sentidos (el habla y su vehículo, las palabras), levantar una arquitectura nada más que nombrando, tan sólo adjetivando, en una ceremonia bautismal que no se detiene...

de Héroes civiles & Santos laicos. Palabra y periferia: trece entrevistas a escritores del Sur de Chile. (Valdivia, Ediciones Barba de Palo, 1999.)

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