TESTIMONIO DE LA SEGUNDA PARTE

 

POR ESO DOBLAMOS LAS RODILLAS AL RAYAR EL SOL

Lefketumai Chao Dios
Lefketumai Chao Trokin
Lefketumai Treng-kawin
Lefketumai Pu Lamuen Huentru
Lefketumai Ñuke Ale
Lefketumai Chao Antü
Lefketumai Pukatrihuekeche
Lefketumai Agüelito Wenteyao
Lefketumai Ñuke Túe.

Oración que se dice en los Nguillatunes Huilliches

 

CUANDO LLEGÓ LA RELIGIÓN DEL WINCA NOS HABLARON DE DEMONIOS

Mi abuelo me decía a mí que él sintió mucha pena cuando llegó la religión evangélica, porque sus campos fueron inundados por ellos que, incluso, venían de Estados Unidos a predicar por estos campos.

Cuando llegó la religión del winca, él supo que nos iban a separar.

Ellos nos hablaban del diablo y eso no era nuestra religión.

Testimonio proporcionado por Sara Imilmaqui.

 

DE LA SANGRE DERRAMADA POR CADA MAPUCHE MUERTO EN BATALLA, NACERÁN NUEVOS GUERREROS

La abuelita Tránsita Cona contaba que cuando peleaban los ejércitos mapuches contra los ejércitos españoles en Centinela, la sangre de los indígenas no moría, sino que de ella nacía otro mapuche. Es por eso que los mapuches no se han dejado vencer, porque allí había fuerzas sobrenaturales que ayudaban al indígena. Hace catorce años la abuela confirmaba que en el cerro centinela había un ejército encantado de mapuches.

La abuela decía que cuando se aproximara otra guerra, esas fuerzas iban a salir de nuevo, porque allí están y no han muerto.

A pesar de las usurpaciones, el indígena sigue en pie.

Los actuales indígenas son descendientes de aquellas generaciones.

La abuela quiso transmitir la fuerza de estos valores que existen en la naturaleza.

En la actualidad, aún existen estas fuerzas y se llaman newenes.

Esas fuerzas de los antepasados, cuando las personas vuelven a sus raíces las sienten, las toman.

De la sangre derramada por cada mapuche muerto en batalla, nacerán nuevos guerreros.

Relato proporcionado por Alberto Calfulef, Lafquelmapu.

Nota a "Por eso doblamos las rodillas al rayar el sol"

El significado de las oraciones se pierde en la noche del tiempo. El mapuche-huilliche diseña un lenguaje de símbolos para comunicarse y generar un vínculo con el mundo. La reiteración que se hace de las oraciones en el nguillatún, nos permite trascender el mundo y no verlo como una masa opaca de objetos amontonados, además de sobreponernos al tiempo como sucesión arbitraria de acontecimientos.

Una vez que han sido internalizadas las oraciones por nuestro espíritu, participamos en el mundo de una manera integrada en todos sus planos y dimensiones que lo conforman. Nuestra relación con el cosmos se toma en algo vivencial, articulada y significativa.

Todo elemento y divinidad enunciada por cada oración, nos remite a una historia particular del mundo y a una exigencia de relacionarnos de una manera especial con él. La realidad se nos revela en un plano trascendente y divino al enunciar el Lefketumayen Chao Dios, Lefketumayen, Chao trokin, Lefketumayen Agüelito Wenteyao, junto con vinculamos con lugares y divinidades locales al mencionar el Lefketumayen Treng-kawin y Lefketumayen Putrakiwekeche. Así también, generamos una conciencia participativa y de pertenencia con una dimensión cósmica y natural cuando enunciamos el Lefketumayen Chao Antü (Padre Sol), Lefketumayen Ñuke Ale (Madre Luna) y de correspondencia con la madre tierra al invocar el Lefketumayen Ñuke Túe. Finalmente, con el Lefketumayen Pu Lamuen wentru (hermanos y hermanas), nos sentimos integrantes de una comunidad humana que participa de un orden social construido desde una conciencia fraterna y participativa. La ceremonia del nguillatún, junto con fundar en nuestro ser una conciencia integrada, genera un espacio ritual en donde se consigue anular un tiempo cronológico y recuperar el sagrado tiempo de la memoria.

Bernardo Colipán Filgueira, Pulotre. Testimonio de vida de una comunidad huilliche (1900-1950). Santiago, Editorial Universidad de Santiago, 1999. Del capítulo II "La memoria: su tiempo, su metáfora.".

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