EL" NADAÍSMO" Y SUS CONTEMPORÁNEOS

 

El Nadaismo, se constituyó en los años 60 en la más irreverente propuesta literaria contra el ambiente cultural establecido, la academia, la iglesia y la tradición colombiana, acorde con varios movimientos vanguardistas que se gestaban de forma paralela en América latina y el mundo.
Liderado por Gonzalo Arango El Nadaismo reclutó a varios jóvenes de distintas regiones del país, quienes redactaron varios Manifiestos con sus propuestas y apreciaciones del entorno.
La muerte trágica de su fundador Gonzalo Arango y de varios de sus integrantes, hizo que el movimiento nadaista llegará a su fin de manera prematura dejando su iconoclasia como legado al parnaso litarario nacional.
Autores como Mario Rivero, Eduardo Gómez, Germán Espinosa, José Manuel Arango, Giovanni Quessep entre otros, marcharon cronológicamente con los nadaistas pero estética y literariamente mantuvieron su independencia e insularidad, tanto en sus vidas como en sus obras.

El presente número dedicado al NADAISMO Y SUS CONTEMPORÁNEOS fue realizado por los poetas Mario Rivero y Federico Díaz-Granados.

 

LA SALVAJE ESPERANZA

Eramos dioses y nos volvieron esclavos.
Eramos hijos del Sol y nos consolaron con medallas de lata.
Eramos poetas y nos pusieron a recitar oraciones pordioseras.
Eramos felices y nos civilizaron.
Quién refrescará la memoria de la tribu.
Quién revivirá nuestros dioses.
Que la salvaje esperanza sea siempre tuya,
querida alma inamansable.

GONZALO ARANGO (1931-1976)

 

RUEGO A NZAME

Dame una palabra antigua para ir a Angbala,
con mi atado de ideas sobre la cabeza.
Quiero echarlas a ahogar al agua.

Una palabra que me sirva para volverme negro,
quedarme el día entero debajo de una palma.
Y olvidarme de todo a la orilla del agua.

Dame una palabra antigua para volver a Angbala,
la más vieja de todas, la palabra más sabia.
Una que sea tan honda, como el pez en el agua.

¡Quiero volver a Angbala!

JAIME JARAMILLO ESCOBAR (1932- ) (Nadaísta)

 

AMANECER

Mi soledad huele a húmeda sombra
La noche de las brujas se esconde en los tupidos bosques
Bajo las alfombras agonizan los gnomos
Mis brazos están todavía curvados por tu cuerpo.
Recomienza la vigilia y renace la muerte.

Alguien camina sin rumbo soñando con un pan
Anochece el día de las bombillas rojas en los sótanos
El crepúsculo perpetuo de las grandes fábricas se toma sonoro como un río
Un niño desnudo contempla los frutos del huerto
El día galopa como un caballo blanco
La luz implacable persigue tu recuerdo hasta aplastarlo
Contra los rascacielos deslumbrantes reclinados contra el cielo.

EDUARDO GOMEZ (1932- )


ANTES DEL TIEMPO

No se trataba de fundar una ciudad.
Necesitaban habitar el futuro
como un primer asombro de las recordaciones,
y hablaban un idioma desconocido entonces
por el pasado. No tenían historia
ni tenían un ruido de espada entre los huesos.
Pero llegaron
y fundaron el dolor y la muerte que al fin necesitaban
para estar en el mundo.

FELIX TURBAY TURBAY (1933 - )

 

PALABRAS A UN AMIGO QUE SE LLAMA DIOS

1962
un día cualquiera
los hombres han puesto en órbita
otra cápsula
El astronauta dijo que la tierra
es una bolita azul con tempestades
y que Tú no estabas ni dentro ni fuera
Crece el día
el estroncio 90 está en la respiración
está en la luz
cae sobre los burros y su carga de flores
Crece el día
El sol se estira en lenguas dulces
sobre el campo
quema la piel del agua y de los amantes
y un vaho de fornicación asciende
crece el día
Uno no se cansa de estar vivo
aunque se siga anudando la corbata
aunque se sienta el tableteo
de las ametralladoras
aunque la muerte caiga engordando la tierra
En fin amigo Dios
es 1962
en todos los almanaques
y pueblos oscuros siguen envueltos en su fiebre
construimos casas y bombarderos
que tienen extendidas bajo las alas
las ciudades que no conocemos
No tengo más que contarte
estoy solo como un recién llegado
tal vez me compre un elefantico
para regalarle a alguien
y aunque Tú no estés ni dentro ni fuera
te pido desde mis dientes de maíz
que nadie se vaya en el verano
Amigo Dios
Tú que hiciste el mundo en siete días
que de tu mano salieron
mansos valles y delgadas colinas
yo te pido por todos
los que no dicen nada
Te cuento desde este bosque
que nadie parece malo
cuando atraviesa una avenida
o piensa que fue niño
Yo los he visto amigo Dios corroerse
y descender como una avalancha
cuando el crepúsculo toma posesión de la ciudad
persiguiendo los días
que se les fueron uno tras otro
hacer el amor y luego sonreír
al secarse los órganos con una toallita de papel
inocentes y hostiles a la humedad de sus cuerpos
Limosnear constelaciones y veranos
sin saber que el mundo ya está viejo
bajo su apaciguamiento de eternidad
y que la bomba caerá
¿Caerá la bomba sobre la bolita azul?

Mario Rivero (1935-)


EN LA EDAD SOMBRÍA

somos los hombres al borde del abismo
somos los hombres de la edad sombría
somos los hombres al borde del abismo
donde siempre hemos estado y estaremos
y no es abismo sino pantano espeso
somos los hombres de la edad sombría
más cerca del fin y lejos del principio
y no es abismo sino pantano espeso
donde siempre hemos estado y estaremos
hundiéndonos cada vez más hondo
en la densa manigua de la edad sombría.

NICOLÁS SUESCUN (1937)

 

DIARIO DE INVIERNO

Noviembre cae a trozos sobre la superficie
y el tiempo permanece con su glacial apodo

En la Rue de Medicis
una vieja enumera sus castañas,
los amantes se besan contra los muros
y los pintores abrigados
dibujan las azoteas.
por Rue de Medicis pasan delante por la tarde
el oriental con sus ojos horizontales
el latino de acento flexible
el africano con su bello color de tierra,
pasa también el rubio de Escandinavia.

La vieja anuncia ahora sus castañas.
en esta tarde de noviembre cualquier habitante
de la tierra debe sentir pesada su osamenta
nadie debe dudarlo
ni decir que siente lástima en las uñas.

Por todo el mundo se anunció: «Una bomba ha caído
sobre una escuela de niños en Vietnam»,
a esta hora los loros plenipotenciarios
estarán bebiendo sangre fresca
mientras una ciudad humeante agoniza
bajo las estrellas de bambú
Noviembre cae a trozos sobre la superficie
y el tiempo permanece con su apodo glacial.

JORGE ERNESTO LEIVA (1937 - )

 

EL SER NO ES UNA FABULA

El ser no es una fábula. Este sol
que nos mueve en silencio incendia todo.
No somos inocentes? Cada sueño
tiene su duro encanto. Aquí la lluvia
perdió sus hadas y su blanca sombra,
aquí, a la orilla en que Dios está solo
como destino, en la noche del viento.
Vuelan tardes y frutos, ruedan cuerpos
por la luz en declive, por el agua.
Apenas recordamos la caída
donde la muerte se llenó de pájaros
y alguien gritó que el cielo es imposible.
Pero nosotros no queremos dar
el salto. Nos negamos a la dicha.
El ser no es una fábula, se vive
como se cuenta, al fin de las palabras.

GIOVANNI QUESSEP (1939 - )

 

POEMA DE INVIERNO

Llovió toda mi infancia.
las mujeres altas de la familia
aleteaban entre los alambres
descolgando la ropa. Y achicando
hacia el patio el agua que oleaba a los cuartos.
Aparábamos las goteras del techo
colocando platones y bacinillas
que vaciábamos al sifón cuando desbordaban.
Andábamos descalzos remangados los pantalones,
los zapatos de todos amparados en la repisa.
Madre volaba con un plástico hacia la sala
para cubrir la enciclopedia.
Atravesaba los tejados la luz de los rayos.
A la sombra del palo de agua
colocaba mi abuela un cabo de vela
y sus rezos no dejaban que se apagara.
Se iba la luz toda la noche.
Tuve la dicha de un impermeable de hule
que me cosió mi padre
para poder ir a la escuela
sin mojar los cuadernos.
Acababa zapatos con solo ponérmelos.
Un día salió el sol,
ya mi padre había muerto.


JOTAMARIO ARBELAEZ (1940-)

 

XVIII

Ahora que las niñas se desvisten
con un secreto temor
y en el fuego bailan duendecillos azules

por las calles que tienen nombres de batallas
voy, solitario y vano

y pienso en la dulce saliva de la doncella
que en algún lecho madura y gime
y visita otro duro laberinto

como de una ahogada
veo su frente a través del agua
del sueño

de noche, en este parque donde tengo cuatro sombras
bajo el antiguo insomnio de las estatuas.


JOSE MANUEL ARANGO (1937-)

 

POEMA

Mi alma no soporta los lugares.
Estoy solo, pero una cortina interna me ciega
y hace mi piel mil veces más pesada.
He aquí que respiro sólo humo
y a veces quisiera matar a esa señora.
¿Seré yo el hundido de mi generación?
¿El que no mentirá para obtener el oro?
¡Ah!, yo mentiría por el oro
para poder regresar
y ver el paisaje y quedarme dormido sobre esos dos cuerpos.
Soledad, refréscame.

DARLO LEMOS (1942 -1987) (Nadaísta)

 

NOCHE SECRETA

Busqué a Dios con sinceridad y paciencia
en el directorio telefónico
y en aguas mansas
y en aguas turbias
y en las precipitaciones de agua
Lo busqué en la ausencia de los que amamos
y en los desperfectos de nuestras mansedumbres
Me fui tras El por pequeñas ciudades
y busqué su fotografía cada mañana en el periódico
Amé en la risa de la muchacha Su risa
y en la mirada de mi prójimo
Pero encontré la muerte en todas partes
(buscar es lo que importa)

EDUARDO ESCOBAR (1943 - ) (Nadaista)

 

PAISAJE

De ese paisaje que era nuestro ya no queda nada. Con una almohadilla
borraron los árboles mohosos de tiza y a la dicha del cemento tiraron la
poca yerba que se había trepado por las aceras. En las estrechas calles
donde rondaba la penuria
un acento de olvido se posó como gallinazo sobre la carne podrida, y con
los recodos del hambre, en los cuales una prostituta o una puñalada
esperaban con la hoja abierta, hicieron una especie de argamasa para los
pilares de la ciudad. Lenta y discretamente le iban dando empujoncitos a
la miseria hasta que la tiraron por detrás de la estación del ferrocarril.

ARMANDO ROMERO (194 -) (Nadaista)

 

HISTORIA PARA CONTAR A UN NIÑO BENGALÍ

El casco rojo del soldado
puso en la calle un sol de medianoche.
La ciudad por entonces ardía en los puñales
y el miedo se quedaba tras los pasos.
Nadie había: ni viento ni aires respirables.
La pólvora en pájaros recientes perforaba el cielo
y a lo largo hubo árboles que nunca fueron árboles
sino horcas con follajes. Y se
-lo dicen los despachos noticiosos-
que el hambre encumbra cuervos sobre aldeas
y que en los campos los perros arrastran,
del borde los caminos,
los cuerpos caídos en la huida.
Toda generación pierde su guerra
y hay que hacerse a la idea de que pronto
pasará lo que se teme,
ahora que nunca es extranjero un hombre muerto.

LUIS AGUILERA (1945- )


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