POEMAS DE PEDRO MONTEALEGRE

GENESIS

Comencé como un doble. Negando y negando,
al renacer tanto higo
y no madera de árbol, la cerveza y no cebada de
una espiga, una sola,
y el alma en almácigos con la voz de mi mortal,
con el pie de mi inmortal,
con el agua por delante: una fuente en el
mundo y dios todo para mi sed.
Comencé las ilíadas sin parte, ni linaje.
Así me despedían: blanco entre las sábanas
colgadas al aire
y hambriento por la forma, la verdad de un leño
ardiendo: un fénix
con su pico atragantado de cenizas. Yo el
funesto de los ojos
arrugados como vientres. La mancha sin causa
en la madera fosilizada:
tu huella, la mía, formando un mosaico. Un
vitral que consagra
tu memoria a una imagen. La nave de un
templo que guarda los deudos:
mi cirio goteando tu poco de muerte.

Padres

No venía al caso gritar, escribir, morir con el
tinte
del amnios en nuestras caras: sí hallar a los
hijos
que enredaron su planta en la misma hiedra
que nos hizo caer. Hablarles al oído: su sueño
tornándose un estado de gracia.
O que fueran las horas estos hijos de leche
Les pedí que levantaran la hojarasca,
que me vieran las piedras: mi corazón allí,
el ramaje, la espesura. Ellos me dijeron
que mantenga la mirada. Y yo les mostré
nuestras barbas de padres.
Y ellos nacieron de nuevo,
pero de pie.

Pedro Montealegre.

En Línea gruesa. Reunión de súrdicos poetas jóvenes chilenos, Editor Harry Vollmer Cáceres, Chile, I. Municipalidad de Puerto Montt, 2000

Volver | Siguiente

Sitio desarrollado por SISIB