Universidad de Chile

 

 

ACERCA DEL POEMA
ACERCA DE ALEJANDRA

Una aproximación a la obra de Alejandra Pizarnik

.

María Laura Santinelli, 1998

 

I. INTRODUCCION

 

 

¿Creerás a tus propios ojos?Lautréamont
La poesía es un erizo que está
arrojado al margen del camino, de la
autopista, que se cierra sobre sí mismo y, a
la vez, se expande; que está expuesto a la
muerte y lucha contra el olvido...

Jacques Derrida


Inquieta e incansable búsqueda tras el poema perfecto. Y una mujer, algunas veces niña, esculpiendo frenéticamente la conjunción entre arte y vida. Acercarse a sus poemas con una llamarada de encanto y espanto, quedar en el refugio de sus cobijas que exhalan vida pero también, encierran muerte.

Ella, mujer poeta, anuncia con la palabra la oscuridad del alma, y evocando al poema maldito, instala el desencanto. Locamente su espíritu feroz transita la alquimia de la existencia, y nombrándose viajera, nos arroja a su mundo, nos invita al silencio.

Hablar entonces de Alejandra Pizarnik y la exquisita convulsión que provocan sus poemas. Hablar, sí, pero antes ceder a su palabra y a su silencio casi todas las páginas de este trabajo.

***


II. LABERINTO ALEJANDRINO

 

...y ya no tendré necesidad de hablar.
Antonin Artaud

Para responder (al erizo) habrás
tenido que desmantelar la memoria, que
desarmar la cultura, que saber olvidar el
saber, que incendiar las bibliotecas de las
poéticas...

Jacques Derrida

 

A manera de difusos trazos, transcribo fragmentos de sus poemas, su prosa, sus diarios y sus cartas. Aún con la mediación que supone la selección del material, insisto en dejar que Ella hable, sin intervención y en soledad con la página. Con este propósito, el laberinto alejandrino no escuchará mis comentarios, decido callar hasta otro siguiente apartado en el que intentaré armar, casi como puzzle, los diferentes tópicos de su construcción poética.

a. Obra poética y prosa

 

SÓLO UN NOMBRE

alejandra alejandra
debajo estoy yo
alejandra

en: La última inocencia, 1956

 

alguna vez
 
alguna vez tal vez
me iré sin quedarme
 
me iré como quien se va

en: Arbol de Diana, 1962


Llega un día en que la poesía se hace sin lenguaje, día en que se convocan los grandes y pequeños deseos diseminados en los versos, reunidos de súbito en dos ojos, los mismos que tanto alababa en la frenética ausencia de la página en blanco.

Fragmento de: Pequeños Poemas en Prosa. Publicado en
La Nación, Buenos Aires, el 21-III-1965.

 


PALABRAS

Se espera que la lluvia pase. Se espera que los vientos lleguen. Se espera. Se dice. Por amor al silencio se dicen miserables palabras. Un decir forzoso, forzado, un decir sin salida posible, por amor al silencio, por amor al lenguaje de los cuerpos. Yo hablaba. En mí el lenguaje es siempre un pretexto para el silencio. Es mi manera de expresar mi fatiga inexpresable.

Fragmento. Publicado en La Gaceta, Tucumán, 22-VIII-1965

 

VÉRTIGOS O CONTEMPLACIÓN DE ALGO
QUE TERMINA


Esta lila se deshoja.
Desde sí misma cae
y oculta su antigua sombra.
He de morir de cosas así.

en: Extracción de la piedra de locura, 1968

.

TANGIBLE AUSENCIA

Que me dejen con mi voz nueva, desconocida. No, no me dejen. Oscura y triste la infancia se ha ido, y la gracia, y la disipación de los dones. Ahora las maravillas emanan del nuevo centro (desdicha en el corazón de un poema a nadie destinado). Hablo con la voz que está detrás de la voz y con los mágicos sonidos del lenguaje de la endechadora.

Fragmento. Publicado en La Gaceta, Tucumán, 6-VIII-1970

 

LA VIRGEN DE HIERRO

Como Sade en sus escritos, como Gilles de Rais en sus crímenes, la condesa Báthory alcanzó, más allá de todo límite, el último fondo del desenfreno. Ella es una prueba más de que la libertad absoluta de la criatura humana es horrible.

Fragmento de: La condesa sangrienta, 1971

 

III

el centro
de un poema

es otro poema
el centro del centro
es la ausencia
en el centro de la ausencia
mi sombra es el centro
del centro del poema

Fragmento de: Los Pequeños Cantos en:
Árbol de Fuego, 45, Caracas, diciembre-1971

mi persona está herida
mi primera persona del singular

Fragmento de: En esta noche, en este mundo.
Publicado en: Arbol de Fuego, 45, Caracas,
diciembre-1971 y en: Textos de sombra y últimos
poemas, comp.,1982

hablo
sabiendo que no se trata de eso
siempre no se trata de eso
oh ayúdame a escribir el poema más prescindible
el que no sirva ni para
ser inservible
ayúdame a escribir palabras
en esta noche en este mundo

Fragmento de: En esta noche, en este mundo.
Publicado en: Arbol de Fuego, 45, Caracas,
diciembre-1971 y en: Textos de sombra y últimos
poemas, comp., 1982

Yo estaba predestinada a nombrar las cosas con nombres esenciales. Yo ya no existo y lo sé; lo que no sé es qué vive en lugar mío. Pierdo la razón si hablo, pierdo los años si callo. Un viento violento arrasó con todo. Y no haber podido hablar por todos aquellos que olvidaron el canto.

Fragmento de: Fragmentos en: Textos de sombras y últimos
poemas, comp., 1982


Que me dejen con mi voz nueva, desconocida. No, no me dejen. Sombría como un golem la infancia se ha ido, y la gracia y la disipación de mis dones.

Sin título, 1972, en: Textos de sombras y últimos poemas,
comp., 1982


No poder querer más vivir sin saber qué vive en lugar mío
ni escribir si para herirme la vida toma formas tan extrañas.

Sin título, 1972, en: Textos de sombras y últimos poemas,
comp., 1982

 

criatura en plegaria  
rabia contra la niebla  
escrito  
en  
el contra la opacidad
crepúsculo  
 

 

no quiero ir

 
nada más  
que hasta el fondo  

 

oh vida

oh lenguaje
oh Isidoro


Septiembre de 1972, escrito con tiza sobre el pizarrón de su cuarto de trabajo.


b. Diarios


Escríbame, dijo, escríbame de usted. Escríbele hasta que te enredes en los hilos del lenguaje y
caigas herida de muerte.

3 de enero, París, 1961


La vida perdida para la literatura por culpa de la literatura. Por hacer de mí un personaje
literario en la vida real fracaso en mi intento de hacer literatura con mi vida real pues ésta no existe:
es literatura.

15 de abril, París, 1961


Se ha perdido el significado de la palabra más obvia. Y aún escribo, aún me precipito con
urgencia a narrar estados de asombro y de ira. Una levísima presión, un nuevo reconocimiento de
lo que te acecha y ya no escribirás. Estamos a pocos pasos de una eternidad de silencio.

29 de diciembre, París, 1962

 

No eres tú la culpable de que tu poema hable de lo que no es.

2 de enero, París, 1963

 

c. Cartas


A Ivonne Bordelois:


II
SIN FECHA

diario inédito (partes que te leí, chère gorda).
24 de febrero - 1963

En mi caso las palabras son cosas y las cosas son palabras. Como no tengo cosas, mejor dicho, me es imposible otorgarles realidad, las nombro y creo en su nombre (el nombre se vuelve real y la cosa nombrada se esfuma; es la fantasma del nombre). Ahora sé por qué sueño con escribir poemas-objetos. Es mi sed de realidad, mi sueño de una especie de materialismo dentro del sueño.
(te repito que en la época del libro no tenía conciencia de esto).

en: Correspondencia Pizarnik, 1998, pág. 220

22 de febrero -

Palabras. Es todo lo que me dieron. Mi herencia. Mi condena. Pedir que la revoquen. ¿Cómo pedirlo? Con palabras.
Las palabras son mi ausencia particular. Como la famosa "muerte propia" en mí hay una ausencia autónoma hecha de lenguaje. No comprendo el lenguaje y es lo único que tengo. Lo tengo, sí, pero no lo soy. (...)
...Este silencio de las palabras es el horror, es el vértigo en el estado más puro.

en: Correspondencia Pizarnik, 1998, pág. 221

A Juan Liscano:

II
BUENOS AIRES, 21 DE MARZO DE 1964

Estoy luchando con los nuevos poemas, lucha "cuerpo a cuerpo", como diría Octavio, y estoy enervada y llena de insomnio a causa de esos malditos poemas que me hacen sentir indignada de respirar. En fin, volveré a estar bien en cuanto me conforme algo de lo mucho que escribo ahora.

en: Correspondencia Pizarnik, 1998, pág. 172

***

III. 1936-1972

El molino no está más,
pero el viento aún está.
Van Gogh

Nacida en una familia de inmigrantes ruso-judíos, en 1936, Flora Alejandra Pizarnik, se inicia en los avatares de la escritura con una primera publicación, que dio en llamar La Tierra más ajena, en el año 1955. En esta única y última oportunidad conserva su nombre completo, nombres que ella misma irá alternando a lo largo de su vida, su intimidad y sus obras. Los primeros pasos en el mundo académico la llevan a cursar, con interrupciones, enojos y discrepancias, las carreras de Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires.

Tempranamente, Alejandra comienza a circular por diversos grupos literarios, que a los ojos de la ciudad despierta, van dando el perfil a la bohemia porteña. Ella, con ansiedad devoradora de cuanta literatura aparezca en sus manos, irá haciéndose de un grupo importante de amigos. En esas noches de alcohol, cigarros y literatura, conocerá a gran parte de quienes permanecerán a su lado hasta la primavera del año setenta y dos. Allí resuenan los nombres de Olga Orozco, Silvina Ocampo, Adolfo Bioy Casares, Elizabeth Azcona Cranwell, Juan Jacobo Bajarlía, entre otros.

Antes de su ida a París en el año 1960, donde permanece hasta 1964, publica su segundo libro La Última Inocencia, en 1956, y dos años más tarde la obra Las Aventuras Perdidas. Su producción poética, que contará para cualquier mención o antología, comienza en esta etapa. Alejandra rechazó, o al menos, se ocupó de hacer notar su disgusto por la obra que marcó sus inicios en el año cincuenta y cinco.

Al mismo tiempo que apasiona su vida con la poesía y la creación, encuentra en la pintura no sólo regocijo, sino también lo que podríamos llamar una técnica. El arte plástico le brinda al espacio creativo, pocas veces inmediato, los indicios necesarios para la construcción del poema. Ella será incansable en la búsqueda, para su poesía, del mismo silencio que entrega un cuadro. "En cuanto a la inspiración, creo en ella ortodoxamente, lo que no me impide, sino todo lo contrario, trabajar mucho tiempo un solo poema. Y lo hago de una manera que imita, tal vez, el gesto de los artistas plásticos: adhiero la hoja de papel a un muro y la contemplo, cambio palabras, suprimo versos. A veces, al suprimir una palabra, imagino otra en su lugar, pero sin saber aún su nombre. Entonces, a la espera de la deseada, hago en su vacío un dibujo que la alude. Y este dibujo es como un llamado ritual. (Agrego que mi afición al silencio me lleva a unir en espíritu la poesía con la pintura; de allí que donde otros dirán instante privilegiado yo hable de espacio privilegiado)". (1)

Árbol de Diana, aparecido en 1962 y prologado por Octavio Paz, marca decididamente su inserción en las letras argentinas e hispanoamericanas. En este libro, se confirman brevedad y obsesión por el lenguaje. Ivonne Bordelois recuerda, a propósito, que "cada palabra era sopesada en sí misma y con respecto al poema como un diamante del cual una sola falla en diez mil facetas bastaría hacer estallar el texto. (...) la poesía de Alejandra, (...) es engañadoramente simple y requiere un enorme recogimiento y lentitud de lectura para ser plenamente alcanzada." (2)

Rasgos entonces que irán componiendo como pieza musical su escritura. Algunas veces en presencia necesaria de sus poetas malditos y otras veces con la convicción, casi ortodoxa, de exigir al poema ser el centro perfecto. "Sé que soy poeta y que haré poemas verdaderos, importantes, insustituibles, me preparo, me dirijo, me consumo y me destruyo. Es mi fin. Y no obstante corro peligro." (3)

Hacia el año 1965 publica Los trabajos y las noches, en 1968 Extracción de la piedra de locura, en 1969 Noches y Figuras, y en 1971 El Infierno Musical. En este último año, también aparece su ensayo que versa sobre el personaje de Erzébet Báthory, o mejor conocida como La Condesa Sangrienta. Es importante destacar que Alejandra reescribe la primera versión en español del original en francés, que perteneció a la escritora surrealista Valentine Penrose, autora de la obra Erzébet Báthory: La Comtesse Sanglante, París, 1963.

Situarse finalmente frente a una mujer que nos desnuda con sus escritos, nos pone en jaque ante lo fundamental, ante las preguntas temerosas de la existencia. Alejandra, ya no está, desde el 25 de septiembre de 1972, sin embargo, hay algo que todavía permanece, una provocación que nos invita a enfrentarnos con el erizo, es decir con su poesía, mitad elección y mitad condena.

cuando vea los ojos
que tengo en los míos tatuados

***

IV. TOPICOS

No, no es fácil escribir. Es duro como partir rocas.
Pero saltan chispas y astillas como aceros
pulidos.

Clarice Lispector

 

Digo desde el principio que mi acercamiento a la poesía de Alejandra es resultado de un maravilloso azar y de una conexión casi mágica, sin mediaciones académicas o construcciones teóricas. Sin embargo, tengo que adaptar esta fascinación por su poesía a la necesidad de buscar significados; lo que sigue, entonces, intenta señalar diferentes tópicos que permitan construir un recorrido por su obra, considerando las interpretaciones, biografías y antologías que se han escrito en alusión a su figura.

Si atravesamos diametralmente la obra de Alejandra Pizarnik, nos encontraremos con un sinnúmero de imágenes y referencias que son posibles de reunirse y destacarse separadamente. Así, nos ubicamos frente a un universo de significaciones que su corpus poético nos entrega. Varias han sido las interpretaciones alrededor de los tópicos presentes a lo largo de su obra. Como ejemplo de esto, con el análisis de Florinda Goldberg conocemos que "El foco temático de su escritura reside en un ser enfrentado sin piedad a los límites esenciales; los subtemas son la soledad, el amor, la angustia, la muerte, la escisión psíquica, la creación poética". (4)

 

Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y las palabras no guarecen, yo hablo.

Fragmento de: Fragmentos para dominar el
silencio en: Extracción de la piedra de locura
, 1968


El conjunto de su obra manifiesta una preocupación por el lenguaje y la perfección estética; ambas instancias transforman a Alejandra en la incansable buscadora del acto poético, que le permita componer el poema exacto. Esta cualidad irá marcando huellas que dejan hilvanar junto a sus poemas la desesperación y la exigencia ante el instante creativo. Ella misma dice: "Este modo complejo de sentir el lenguaje me induce a creer que el lenguaje no puede expresar la realidad; que solamente podemos hablar de lo obvio. De allí mis deseos de hacer poemas terriblemente exactos a pesar de mi surrealismo innato y de trabajar con las sombras interiores. Es esto lo que ha caracterizado a mis poemas". (5)

Seguramente en vinculación con lo anterior podemos ahora decir que su producción literaria es breve, y es en sus diarios donde encontramos su máxima exigencia, ya que en ellos nos dice lo mucho que se demora en finalizar una obra. Hay manifiesta una utilización de la palabra como herramienta y es a través de esta, la palabra, que Alejandra da a conocer los límites que en sí misma encierra.

ahora
en esta hora inocente
yo y la que fui nos sentamos
en el umbral de mi mirada

Árbol de Diana, 1962


Paralelamente a esta preocupación por el lenguaje, irá impregnando a sus poemas el desdoblamiento de la persona, el espacio fracturado del yo. Con relación a esto último, se han dividido los argumentos críticos, por un lado, quienes insisten en leer sus poemas en clave auto-biográfica, ante la recurrencia a la muerte y al suicidio; y por otro lado, los que evocan a una Alejandra que define su estar en el mundo, desde la poesía, como una batalla para concretar la unidad tan deseada entre el arte y la vida. Siguiendo esta línea crítica nos dicen: "Lo que rescatás [...] de una poesía como la de Pizarnik es la voz de una persona. Pero vos no sabés quién es esa persona. No te da datos".(6) "In Alejandra Pizarnik´s poetics, psychological tensions are exposed but the specific events that caused them are avoided".(7) En cierto modo, esta última visión sobre el significado y los contenidos de su obra, no se deja atrapar por la asociación inmediata con el suicidio y la fatalidad de la muerte. En este sentido, un sinnúmero de miradas se entrecruzan, discrepan, convergen en un universo tan sorprendente e incierto como un catalejo.

explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome

Árbol de Diana, 1962

Otras imágenes aparecen como destellos, toman vuelo y luego descansan hasta el próximo poema. Y aquí las figuras de la infancia, la niña y su muñeca, Alicia, las lilas y el color del mismo nombre, el jardín y el bosque, el adentro y el afuera, el perro, Isidoro, la Reina loca y la condesa, la caída y la inocencia. Figuras que evocan explosivamente, algunas veces en clave de sombra otras en soles negros, la angustia y el grito, la desprejuiciada risa y el nacimiento, la ironía y el sarcasmo, y que se detienen todas y cada una ante la presencia de la Vida y de la Señora Muerte.

Alejandra, esa mujer poeta que nos eriza con su poesía y hace de su poesía un erizo, trasluce la devoción de ocultarse del lenguaje dentro del lenguaje, aun reconociendo que lo esencial es indecible.(8) Ella sin pedir permiso, nos apresura a detenernos en el poema; enuncia un espectro, que se nos aparece para decirnos que todavía es posible acercar la literatura a la vida. Eso mismo que los surrealistas pretendían con sus cadáveres exquisitos, eso mismo que Antonin Artaud arrojaba desde su teatro de la crueldad, eso quizá, que ya muchos olvidaron.

Escribir desde la pequeñez, desde mi sentido, algunas líneas que hacen a su creación, zambullirme y esperar el golpe que brindan sus poemas, dejarme seducir por el primer impacto y finalmente, esbozar algunos indicios que ayuden a la provocación.

"Su legado es un suntuoso legado de desmesura. Alguien que no se acomoda en la trampa. La ficción de un yo lírico tensado en arco de oro cuya flecha rasga el silencio. Irónica en lo fino y en lo crudo, no dejando títere con cabeza, maravillosa camarada de aventuras, sucia, fea y mala. Muerta de deseo por vivir". (9)

***

V. BIBLIOGRAFIA

ARTAUD, ANTONIN, s/f, El teatro y su doble. El Pesanervios, Fahrenheit, Córdoba, Argentina.
ARTAUD, ANTONIN, 1987, Van Gogh el suicidado por la sociedad, Argonauta, Buenos Aires.
BELLESI, DIANA, 1996, Lo propio y lo ajeno, Feminaria Editora, Buenos Aires.
BORDELOIS, IVONNE, 1998, Correspondencia Pizarnik, Seix Barral, Buenos Aires.
CARABÍ, ANGELS; SEGARRA, MARTA, (eds.),1994, Mujeres y Literatura, PPU, Barcelona.
CIXOUS, HÉLENE, 1995, La risa de la medusa. Ensayos sobre la escritura, Anthropos, Madrid.
CONDE DE LAUTRÉAMONT, 1982, Cantos de Maldoror, La Nave de los Locos, México.
DELEUZE, GILLES, 1994, La Literatura y la Vida, Alción, Córdoba, Argentina.
DEVICENTI, VALERIA, sept. 1995, Pizarnik: La poesía como destino en: Nueva Generación Literaria, Año 1, Nº 2.
GOLDBERG, FLORINDA, 1994, Alejandra Pizarnik: "Este espacio que somos", Hispamérica, USA.
GRAZIANO, FRANK, 1984, Alejandra Pizarnik / Semblanza, FCE, México.
KOREMBLIT, BERNARDO EZEQUIEL, 1991, Todas las que ella era. Ensayo sobre Alejandra Pizarnik, Corregidor, Buenos Aires.
NEGRONI, MARÍA, Dic. 1992, La Orgía del Lenguaje en: Primer Plano, periódico de Buenos Aires.
PIÑA, CRISTINA, 1991, Alejandra Pizarnik, Planeta, Buenos Aires.
PIZARNIK, ALEJANDRA, 1994, Obras completas. Poesía y Prosa. Edición corregida y aumentada, Corregidor, Buenos Aires.
PIZARNIK, ALEJANDRA, 1982, Textos de sombra y últimos poemas, Comp. de Olga Orozco y Ana Becciú, Sudamericana, Buenos Aires.
REVISTA FEMINARIA, Dossier: Alejandra Pizarnik, Año VIII, Nº 16, Buenos Aires, mayo de 1996.
VÉRTIGOS O CONTEMPLACIÓN DE ALGO QUE CAE, Film de Vanessa Ragone y Mariela Yeregui, Buenos Aires, 1993.

 

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