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HA MUERTO JORGE TORRES


por Javier Bello

----------- Estas líneas tienen como voluntad dejar constancia de la pérdida que, creo yo, significa para la poesía chilena de estos plazos y en especial para la lírica del Sur -en su sentido más amplio- la desaparición de Jorge Torres, poeta fundamental de la generación que estrenó sus primeros poemas -refugios y al mismo tiempo armas que hicieron posible la sobrevivencia de la poesía- en el espacio nacional de terror, censura y autocensura, persecución política, ausencia de reflexión pública sobre el arte, oscurantismo cultural, y desconocimiento entre los poetas chilenos de "dentro" -el transtierro- y de "fuera" -el exilio-, situación que se impuso como consecuencia de la lógica de la violencia implantada por los responsables del golpe de estado del 11 de septiembre de 1973.

----------- Jorge Torres ocupa uno de los lugares míticos en aquella emergencia poética tras haber publicado el primer libro de poemas -según lo que la heroica memoria colectiva de esos años recuerda- editado después del golpe de estado -Recurso de amparo, Valdivia, edición particular, 1975, fue también el primer poemario de Torres- que desintegró, entre otras redes culturales, la convivencia de la poesía nacional, espacio múltiple y vigente del cual Torres fue un elemento reconstituyente fundacional.

----------- Jorge Torres no fue mezquino con su valentía, y extendió sus esfuerzos, algunos años más tarde, como animador y editor de los jóvenes poetas que lo rodeaban, en una de las empresas culturales más destacadas del sur de Chile: editorial Barba de Palo. Como consecuencia lógica del trabajo editorial de Torres -y de, por supuesto, la colaboración con poetas y artistas de Valdivia- comienza a aparecer una de las pocas revistas que presenta aún continuidad en Chile, Pluvial, la cual, al menos en la literatura nacional, presenta gran trascendencia, y reclama una mayor atención de parte de los poetas, la crítica y los académicos.

----------- Desde este lugar personal del que he intentado someramente dar cuenta, su figura como poeta, intelectual y activista político cobra una coherencia inusitada en nuestro medio. Militante del Partido Socialista, dirigente de esta colectividad en Valdivia durante los años "duros"; voz disidente con posterioridad al oficialismo democrático de estos años; testimonio poético de desengaño, discordante a la poesía alabatoria que intenta avalar esta convivencia democrática a medias, sin memoria y sin justicia ante los valores y derechos que le fueron tan caros a Torres, los que no dudó en defender.

----------- Coherente es también a este respecto la posición que junto a otros intelectuales abordó en la oposición sur/norte, centro/periferia, regiones/Santiago, durante los años anteriores y posteriores al término de la dictadura militar. En medio del "restablecimiento" y "transición" democráticos, instalados de manera radical en el centro y ejercidos verticalmente desde el mismo, la pertenencia de Torres al Sur, elevada a la categoría de práctica cultural, ejerció de plataforma política desestabilizadora del discurso centralista en sus más diversas versiones.

----------- Más allá de sus aventuras, proyectos y realizaciones, Jorge Torres deja tras de sí dos talentos que un buen ojo crítico deberá detectar, sus dos hijos: Antonia, poeta de Las estaciones áreas, y Román, grabador y estudiante de arte de la Universidad de Chile.

----------- Tuve la suerte de conocer a Jorge Torres y apreciar su valor intelectual y sabiduría poética. Tuve también, por sobre todo, la suerte de leerlo y poder comentar con él los distintos alcances de sus versos. La obra poética de Torres representa una intensa y constante relación personal con la enfermedad, la muerte, la búsqueda de sentido en un universo fragmentario, y un cuestionamiento espiritual y religioso: el ser humano abandonado por sus dioses no clama por un lugar entre ellos sino por un espacio digno, humanamente trascendente, entre las mujeres y hombres que lo rodean. No me cabe duda que la figura y obra de Jorge Torres encontrará ese lugar entre nosotros y las generaciones que vienen.


Santiago, noviembre, 2001

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