RAKIDUAM - El pensamiento

11 En 1914, hace exactamente un siglo, un anuncio en la prensa británica solicitaba voluntarios para una expedi- ción a la Antártica: “Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito”. Respondiendo a este llamado, un puñado de hombres valerosos, al mando del explorador Ernest Shackleton, emprendió una audaz travesía a regiones ignotas con el afán de descubrir confines inexplorados. Gracias a la valerosa acción del marino chileno Luis Alberto Pardo, pudieron ser rescatados sanos y salvos. La aventura del saber ha estado en el centro de la con- ducta humana desde sus orígenes, permitiendo despla- zar fronteras y desplegar talentos. Esa energía inagotable, legada de generación en gene- ración, ha sido una impronta en la conformación de nuestra patria. La ciencia ha constituido desde los albo- res de la República, una pieza fundamental en la cons- trucción cultural, social y económica del país; ha delimi- tado los contornos de la nación que habitamos, con trazos indelebles que configuran hoy su identidad. Al poco andar de vida independiente, a comienzos del siglo XIX, visionarios presidentes y hombres de Estado de nuestro país comprendieron la ineludible necesidad de conocer el territorio bajo nueva soberanía y se com- prometieron en la noble tarea de contratar a sabios de otras latitudes para que escudriñaran nuestro territorio hasta sus fronteras, los recursos naturales, la gente que lo habitaba.

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