Idea y Misión de la Universidad

Claustro del Campus Juan Gómez Millas 1997

I.    La crisis de la Universidad

La crisis de la Universidad en Chile puede verse como un síntoma que pone al descubierto un profundo quiebre en la sociedad chilena: un desajuste radical entre los esquemas mercantiles que impone el tránsito a una “economía abierta” - aquello que se suele llamar “modernidad” y también “transición” - y las condiciones históricas de la cultura del país. No resulta casual que la generalización autoritaria de los criterios mercantiles a todo el ámbito social y cultural de la nación genere una ruptura que hoy se manifiesta con fuerza en el plano ético y cultural y, muy particularmente, en las universidades. El movimiento estudiantil en la Universidad de Chile ha convocado al conjunto de la comunidad universitaria de este importante instituto de la nación, así como a la totalidad de las universidades estatales y regionales, no menos que a muchas universidades no-estatales o privadas. La amplitud que rápidamente ha alcanzado la agitación e inquietud en las universidades chilenas pone de relieve que “algo huele a podrido en Dinamarca”: la masiva reducción y rebajamiento de la función pública y de la misión específica de las universidades estatales durante los últimos 25 años ha marchado a la par con el proceso de destitución de la economía nacional, minimización del Estado y desfiguración del propio ejercicio de la política.

Desde su fundación en 1842 - acto histórico en que culmina un proyecto republicano iniciado en el Congreso Nacional del 1811 con la asunción de un “plan de educación nacional” y la creación en 1813 del Instituto Nacional - la Universidad de Chile se ha desarrollado como un instituto del estado dotado de autonomía y dedicado a la generación, cultivo y transmisión de la ciencia, las artes y las humanidades, asumiendo la función de superintendencia de la educación nacional en todos sus niveles y encarnando su misión pública con un carácter laico, pluralista y democrático. Esta inspiración fundamental la llevó históricamente a implantarse en el conjunto del territorio nacional, desarrollando todas las disciplinas de la ciencia, las artes y las humanidades, así como la formación en otras tantas disciplinas de carácter técnico y profesional, y asumiendo una función de expansión de la cultura hacia el conjunto de la sociedad chilena. El importante crecimiento de la Universidad de Chile en las décadas de 1950 y 1960 condujo a este instituto a un proceso de reforma que replanteó su relación con la sociedad y rediseñó en estructura, orientándolo hacia una democracia universitaria más efectiva. Este proceso quedó abruptamente interrumpido con la intervención militar de las universidades a partir de 1973. Desde entonces y hasta 1981, el cuerpo de la Universidad de Chile fue siendo sistemáticamente mutilado: perdió el Instituto Pedagógico, las sedes regionales y un conjunto de institutos y departamentos, en tanto que la mayor parte de sus Facultades quedaron reducidas y fragmentadas. Este proceso de destrucción de la Universidad cobró durante el rectorado de Federici, en 1988, una mayor visibilidad pública: la reacción de la comunidad universitaria y el movimiento que condujo a la caída de aquel rector hace ya casi una década fue quizás un primer acto significativo de reafirmación de la Universidad en defensa de su destino. La gestión formalmente democrática de la Universidad de Chile desde 1990 al presente ha exhibido una peligrosa debilidad en lo que respecta a la necesaria tarea de autoafirmación de la Universidad de Chile en su misión pública, estatal y nacional: las actuales autoridades de la Universidad no se preocuparon de reconstituir la comunidad universitaria ni de restablecer las formas democráticas de comunicación, reflexión y gobierno del instituto que su alta misión histórica reclama. Por el contrario, asumiendo una postura notoriamente pasiva frente al gobierno del Estado y a las exigencias de una política económica desnacionalizadora, han sancionado en los hechos una ambigua política universitaria que no sólo ha enajenado una parte importante del patrimonio de la Universidad, sino que amenaza con la destrucción “terminal” de nuestra Universidad nacional.

Es en esta coyuntura histórica donde se inscribe la resurgencia de un movimiento de reafirmación de la comunidad universitaria que, impulsado por el estamento estudiantil organizado en la FECH, ha puesto en marcha un proceso de reconstitución de los cuerpos legítimos de nuestro instituto que ha de conducir a una refundación de la Universidad de Chile sobre la base de la autoafirmación de una misión histórica en relación con la ciencia, las artes, las humanidades, la técnica, las profesiones civiles y la cultura nacional y universal en nuestro país. Si aquello que está en juego es el significado profundo de la dimensión pública, nacional y social de la Universidad de Chile en conexión con el sistema universitario estatal y general del país y con las políticas nacionales respecto a la ciencia, las artes, la tecnología, la educación y la cultura, la recuperación de la Universidad de Chile para su destinación fundacional no puede dejar de asumir una dimensión política, civil, pública y cultural que compromete a toda la república chilena.

La reafirmación de la comunidad universitaria, que supone el ejercicio libre del debate, la comunicación y la reflexión, así como la articulación de unas formas reconocidas de ejercicio de la democracia universitaria en su dimensión triestamental, no menos que la expansión y cultivo de la participación y la transparencia, encuentra en la propuesta del movimiento estudiantil dirigida a la refundación y regeneración de nuestra Universidad a partir de la celebración de un Congreso triestamental, participativo, democrático y resolutivo, el órgano más adecuado para iniciar la tarea de autoafirmación de nuestro instituto en su alta misión histórica.

II. Proposiciones generales sobre Idea y Misión de la Universidad de Chile

1.   La Universidad de Chile es una comunidad institucional que se determina por un interés específico e irrenunciable: la creación, cultivo, renovación y  transmisión de la ciencia, las artes, las humanidades y el conocimiento en general. En su dimensión institucional es un órgano autónomo del Estado de carácter público y nacional. En su dimensión comunitaria es una sociedad diversificada en estamentos (académicos, estudiantes, funcionarios no-académicos) y unitariamente integrada que asume en todo su ejercicio un carácter democrático, laico y pluralista.

2.   La comunidad que la constituye (universitas) asume un espíritu fundacionalmente democrático en virtud del propio interés específico e irrenunciable que la determina. La libertad de pensamiento y comunicación, la pluralidad de perspectivas de examen, el cultivo de la transparencia y la suspensión de toda heteronomía dogmática y autoritaria pertenecen a la condición misma del interés y quehacer universitarios y constituyen el elemento esencial de la democracia universitaria. La diversificación triestamental de la comunidad universitaria, no menos que su articulación en regiones diferenciadas del saber, artes, técnicas y prácticas, constituye un momento complementario de su necesaria y continua integración orgánica y unitaria. La triestamentalidad se integra en virtud de la primordial afirmación del estudio y la formación como ejercicio que compromete unitaria y diversificadamente a los tres estamentos. En general, el conjunto de la comunidad universitaria marcha de forma continua y sostenida, en virtud de la autoafirmación constante de su interés común y del espíritu democrático que define a éste, hacia la intensificación de la excelencia, el fomento de la renovación y el perfeccionamiento de la integración.

3.   La autonomía de la Universidad de Chile es expresión de la autoafirmación por la comunidad del interés y quehacer que la constituyen. En virtud de su autonomía la Universidad se rige por una legalidad que le es propia y que la república de Chile legítimamente le reconoce, estableciendo para la Universidad un ámbito específico de jurisdicciones, competencias, privilegios, fueros, intangibilidad e inviolabilidad personal y territorial. Merced a su condición autónoma la Universidad de Chile tiene la potestad de resguardar la especificidad del interés y quehacer que la determinan respecto a toda injerencia política, económica, social o cultural que pudiere ejercerse sobre ella desde el exterior de su ámbito jurisdiccional específico.

4.   La Universidad de Chile es un órgano del Estado de Chile que, en virtud del ejercicio de su interés y quehacer específicos que se despliegan a través de la investigación y creación, docencia y formación, renovación e integración, publicación y extensión, asume además una función política especial en lo que atañe a la definición y orientación de la política nacional con respecto a la ciencia, la tecnología, la creación artística, la educación y la cultura. La dimensión estatal y política de la Universidad de Chile no sólo encarna en su potestad para gobernar, en ejercicio de los plenos poderes que le otorga su autonomía, un organismo nacional para la ciencia y la tecnología, sino que se expresa asimismo en su potestad para intervenir de forma autónoma en la orientación de la política general del Estado en materias de política económica, recursos estratégicos, salud pública, medio ambiente, defensa del patrimonio, educación pública y otros. La dimensión estatal y política de la Universidad de Chile impone la necesidad de que este instituto esté dotado de un presupuesto fiscal adecuado a sus requerimientos. Por la misma razón, la Universidad de Chile ha de participar de forma autónoma en el debate público nacional acerca de aquel ítem del Presupuesto de la Nación que concierne al financiamiento del sistema universitario.

5.   La Universidad de Chile es una comunidad institucional autónoma que asume una esencial condición, función y dimensión pública. El propio ejercicio de su interés y quehacer específicos entraña la afirmación sostenida de la esfera pública como tal, en tanto espacio de comunicación, transparencia y publicación de las creaciones de la ciencia, las artes, las humanidades y la técnica, no menos que como espacio de ejercicio crítico del pensamiento en que se debaten los asuntos de interés público que conciernen al conjunto de la sociedad y la nación, no menos que en tanto espacio de la representación crítica de lo social y lo político, no menos que como espacio de publicación y extensión de la cultura crítica y reflexiva al conjunto de la sociedad. Por esta esencial vocación pública de la Universidad debe ser ésta a la vez una comunidad institucional abierta pública general que asegure el acceso público a ella de todas las personas capacitadas para incorporarse en su quehacer, sin discriminación alguna de carácter político, económico, social o cultural.

6.   La Universidad de Chile es la universidad nacional. Por su condición estatal y su vocación pública y en virtud del ejercicio autónomo de su quehacer específico, la Universidad está íntimamente enlazada con la totalidad del cuerpo de la sociedad y de la nación en la plenitud de su dimensión ecológico y geográfica, humana y natural. El cuerpo de la comunidad universitaria está llamado a extenderse y desarrollarse, ramificándose territorialmente en el conjunto de la nación. En el ejercicio autónomo del pensamiento libre, la creación, investigación formación y extensión, la Universidad de Chile ha de hacerse cargo de la diversidad cultural de la sociedad, asumiendo desde su perspectiva específica la defensa y cultivo del patrimonio histórico, cultural y natural de la nación, no menos que la atención a los problemas nacionales de orden estratégico en los campos de la economía, la ecología, la cultura, y la geografía humana y social. El despliegue de planes de desarrollo estratégico por la Universidad de Chile se inscribe en esta esencial comunicación del cuerpo de la Universidad con el cuerpo numeroso y complejo del conjunto de la nación.

7.   La Universidad de Chile asume como institución y órgano del Estado una función normativa respecto del conjunto del sistema universitario chileno. En virtud del ejercicio de su quehacer específico proporciona de hecho las pautas orientadoras para la acción de las diversas universidades del país, condición que procede históricamente de la función de “superintendencia de la educación nacional” que la Universidad de Chile asumió desde su fundación. No obstante, en la actualidad tal función normativa debe ser explícitamente asumida con el  propósito de establecer una articulación regular del conjunto de la universidades estatales y asociar de modo eficaz tal articulación con el universo de las nuevas universidades no-estatales y privadas. Por esta razón la Universidad de Chile, en ejercicio de su autonomía fundacional, está llamada a participar en el debate público en torno a la legislación general que ordena el sistema universitario chileno, reclamando para sí en la referida articulación la necesaria función rectora y normativa que su condición de órgano autónomo estatal y de institución pública y nacional fundacionalmente le exigen.