Universidad de Chile

EL DIARIO DE SANTA TERESA DE LOS ANDES: DESDE LOS CONTRASTES HUMANOS HACIA LA INTEGRACION EN DIOS.

Corina Rosenfeld

Universidad de Chile. Chile

 

El concepto de mundo representado en el ámbito de un diario de vida escapa del todo a los alcances que normalmente tiene en el género narrativo. En el del diario de vida, este mundo representado tiene o desea tener realmente alguna relación con su autor. No podemos afirmar que ésta sea del todo directa y real, ya que están de por medio el uso del lenguaje y las distorsiones de percepción a las que el sujeto está involuntariamente sometido. Pero sí podemos afirmar que un diario de vida ofrece como parte del mundo representado una representación del propio autor (aunque sujeta a las mismas restricciones ya expuestas) y que un lector puede obtener de su lectura una visión de cómo este autor se percibió a sí mismo y a su itinerario vital. También podemos afirmar que la relación entre un autor y su propio diario de vida puede asumir diversas variantes y estar al servicio de variadas intenciones. Debido a ésta y a otras características, el diario de vida no suele incluirse dentro de las formas que puede asumir el género narrativo tradicional.

El Diario de Santa Teresa de Los Andes fue escrito por una persona muy especial y también de una forma excepcional. Comenzó a escribirlo a los 15 años de edad. Está centrado en su experiencia de lo divino en medio de la vida cotidiana. A los 17 años siente la necesidad de mostrarlo a una religiosa de su colegio para pedirle consejo sobre su vocación religiosa. Entonces lo pasa en limpio en una libreta, agregando algunas cartas escritas por ella a la Virgen y a su hermana Rebeca, más otros textos que dan cuenta de su estado interior y una importante sección autobiográfica para que la destinataria se pudiera orientar en las circunstancias familiares de Juanita Fernández Solar, su nombre original. Estando a dos años de distancia del momento en que reescribe le da ocasión de echar una mirada crítica a la diferencia entre su situación actual y la de 2 años atrás, cada una de las cuales tiene aspectos positivos diferentes entre los que no sabe o no puede decidir cuál es mejor que el otro.

No sabemos hasta dónde la religiosa destinataria leyó el Diario. La última frase donde la interpela directamente es del 21 de julio de 1918. Sólo está claro que cada cierto tiempo se lo entregaba para que lo leyera. Poco antes de ingresar al Monasterio se le presenta el problema de que su madre y su hermana menor le piden que les deje el Diario para leerlo, lo cual la pone en una situación difícil: por una parte lo que contiene el Diario es íntimo y privado y no desea que nadie más lo lea, pero por otra, como muestra lo que Dios es capaz de obrar en un alma, piensa que su lectura pueda hacer bien a otras personas. Finalmente, pide la opinión de su Director espiritual, quien aconsejó que se lo entregara para leerlo y luego destruirlo. Por una razón u otra, el Diario demoró en llegar a sus manos y, paradojalmente, fue la muerte inesperada de Juanita lo que salvó el Diario de su destrucción.

En la Dedicatoria, Juanita expresa que lo que la destinataria leerá "no es la historia de su vida, sino la vida íntima de una pobre alma..." Esta frase marca y anuncia a la vez una característica llamativa del lo que podríamos llamar primera mitad de Diario: la presencia de contrastes, de contraposiciones múltiples en su mundo, que es un mundo de disociaciones. La frase citada es una llamada de atención que pone el Diario entero bajo el signo de un mundo dividido: un mundo de dos caras: la interna y la externa; de dos tipos de vida: la real y la aparente, de dos estados contrapuestos: el que se es y el que se quiere ser, y de dos tipos de realidades: la de un plano profundo (la del alma) y la de un plano superficial (los acontecimientos cotidianos). Sin embargo, si bien el Diario comienza bajo el polo de la división, termina con uno contrario: el de la unidad, de la integración, en la cual todo lo que estaba disociado entra a configurar una síntesis por obra de Dios.

Examinemos este itinerario siguiendo las propias palabras de Juanita:

Al comentar cuáles fueron las circunstancias de su nacimiento, escribe: "Jesús no quiso que naciese como El, pobre. Y nací en medio de las riquezas, regalona de todos." Más adelante continúa: "Nos cambiamos de casa al poco tiempo. Pero Jesús, desde este primer abrazo, no me soltó y me tomó para sí." Obsérvese la duplicidad de oposiciones entre Nos cambiamos de casa versus pero Jesús no me soltó y entre no me soltó versus me tomó para sí, donde ya podemos apreciar cómo los diversos niveles de significación presentes se potencian superponiéndose sintéticamente los unos a los otros.

Veamos otra cita: "En este tiempo, Nuestro Señor me llamaba para Sí; pero yo no hacía caso de su voz. Y entonces, el año pasado me envió apendicitis, lo que me hizo oír su voz." Esta vez tenemos una doble contraposición entre el ser llamada versus no hacer caso de su voz y entre entonces, el año pasado me envió apendicitis versus lo que me hizo oír su voz. Este texto funciona bajo una perspectiva dual: 1. ser llamada (por una voz) versus no hacer caso de la voz y luego 2. entonces me envió apendicitis versus lo que me hizo oír su voz. La llamada hecha a través de la voz no es eficaz para hacer oír esa misma voz, pero sí lo es el llamado hecho a través de la enfermedad, una circunstancia que se percibe por un canal distinto que el de la voz. En este texto están funcionando al mismo nivel de realidad una voz sobrenatural y una enfermedad, donde la una reemplaza a la otra como consecuencia de su negativa a escuchar la voz. Resulta entonces que en este momento de su vida es más poderosa y efectiva la enfermedad que la voz sobrenatural.

Una vez que escucha la voz, Juanita pasa a otro estado, que describe así: "Yo, en ese tiempo, no vivía en mí. Era Jesús el que vivía en mí." Nuevamente una realidad es descrita bajo la forma de una concisa oposición que pone de manifiesto la dualidad de planos en la que se desarrolla su vida.

En otro texto Juanita reflexiona ante un evento inminente; el jueves 2 de septiembre de 1915 escribe "Yo creo que jamás me acostumbraré a vivir lejos de mi familia: mi padre, mi madre, esos seres que quiero tanto. ¡Ah, si supieran cómo sufro, se compadecerían! Sin embargo, me debo consolar. ¿Acaso viviré toda la vida sin separarme de ellos? Así lo quisiera yo: pagarles con mis cuidados lo que ellos han hecho por mí. Pero la voz de Dios manda más y yo debo seguir a Jesús al fin del mundo, si El lo quiere. En El encuentro todo. El solo ocupa mi pensamiento." En este ejemplo, Juanita describe sus naturales sentimientos ante su próximo ingreso al colegio en régimen de internado. Pero inmediatamente, casi en el mismo gesto, se da cuenta de cuál debe ser su actitud y a qué debe aspirar. Sufrirá no viviendo en casa con su familia versus pero la voz de Dios manda más. Entonces, la conclusión lógica es seguir aquella voz, (ahora plenamente escuchada) y poner delante de sus ojos aquello que debe ser, aquello a lo que aspira pero que aún no es: encontrarlo todo en Dios. Esto la hace percibir como desmejorada su situación actual, escribiendo pocas líneas después: "Qué tristes los días de destierro. Pero El está junto a mí y me dice muy seguido: ‘Amiga muy querida’." Ahora la voz ha llegado a ser su consuelo y la lleva a vivir y a permanecer en un plano sobrenatural: es una "amiga muy querida" de Jesús.

Más adelante reconoce plenamente su dualidad existencial con esta frase de un Retiro de 1916: "Soy un poco de barro, pero hay algo más grande en mí: mi alma, que Dios hizo a su imagen y semejanza." Sin embargo, reconociendo y aceptando su dualidad, aspira a más, como escribía el mismo jueves 2 de septiembre: "¿Dónde será el lugar donde ... viviremos unidos? Me ha dicho el Carmen. Pero cada vez que quiero mirarlo más de cerca, parece que El lo cubre con un velo para que nada vea, y sin esperanza me retiro triste y desolada." En sus conversaciones con Jesús, se ha atrevido a preguntarle por su futuro. El sólo lo nombra sin permitirle verlo. Tenemos aquí una oposición, esta vez entre la voz y la vista: lo que la voz le dice que será realidad no puede ser visto. Y ella permanece en su presente siempre quebrado por la distancia y la tensión entre lo que ella es y lo que quiere ser.

Esta situación encuentra una diversidad de expresiones a lo largo del Diario. He aquí algunos ejemplos:

"Yo trato de unirme, asemejarme y confundirme en El. Yo soy la gota de agua que he de perderme en el Océano Infinito. Mas hay un abismo que la gota no puede traspasar; mas el océano se desborda con tal que la gota de agua permanezca en el más completo abandono de sí misma; que viva en un susurro continuo llamando al Océano Divino." (15 de abril de 1916, en una carta a su hermana Rebeca)

"Vivamos con Jesús dentro de nosotras mismas... El nos dirá cosas desconocidas. ... Y así, como Isabel [de la Trinidad], encontraremos el Cielo en la tierra, porque Dios es el Cielo." (ídem)

"Un año más hacia la patria. Cuántos beneficios recibidos y cuántas gracias desperdiciadas en este año que ha pasado." (1 de enero de 1917)

"Yo, una criatura que casi no se ve. Soy una nada, más aún, soy una nada criminal que me levanté contra mi Creador, ese Ser que es la misma Sabiduría, el mismo Poder y que es la misma Bondad, que no ha hecho sino llenarme de beneficios y me conserva la vida." (8 de agosto de 1917)

Con ocasión de una visita a la gruta de Lourdes para pedir por la salud de su hermanito menor, encontrará una manera muy propia de sintetizar en lo divino toda la diversidad humana: Lourdes "es donde las lágrimas del pobre con el rico se confunden, donde sólo encuentran una Madre que los mira y los sonríe. Y en esa mirada y sonrisa celestiales hacen brotar de ambos pechos sollozos que el corazón, de felicidad, no puede dejar de escapar y que lo hace esperar, amar lo imperecedero y lo divino."

"¿Quién no se anima ... a descubrir sus íntimos tormentos? Si es pecador, tus caricias lo enternecen. Si es tu fiel devoto, tu presencia solamente enciende la llama viva del amor divino. Si es pobre, Tú con tu mano poderosa lo socorres y le muestras la patria verdadera. Si es rico, lo sostienes con tu aliento contra los escollos de su vida agitadísima." (12 de febrero, 1917)

En los textos ya citados de este Diario y en otros más se manifiestan muchas de las características de la vida religiosa de esa época. Quizás lo que nos parezca más lejano a nuestras concepciones actuales es la religiosidad imperante en el medio en que vivió Juanita, una de cuyas manifestaciones más chocantes para nuestra sensibilidad es la del énfasis puesto en algunas prácticas religiosas habituales. Se subrayaba mucho la maldad e indignidad del ser humano frente a Dios y la necesidad de mejorar la calidad de la vida espiritual mediante la realización de múltiples actos de vencimiento de sí mismo, de los que se llevaba una cuenta escrita detallada, que después era evaluada por el confesor o guía espiritual. Muchos de los términos que usa Juanita corresponden al vocabulario usado en aquella época. Sin embargo, a veces se le escapan frases totalmente auténticas, cual expresiones de su sentir que por su fuerza no encuentran cauce en los modelos disponibles. En el siguiente texto tenemos un ejemplo del imaginario religioso típico, en el que de todos modos está presente la antítesis expresiva característica de Juanita al cumplir los º5 años:

"Estos quince años, que para una chiquilla es la edad más peligrosa, es la entrada en la mar tempestuosa del mundo. Pero yo que estoy en los quince años, Jesús ha tomado el mando de mi barquilla y la ha retirado del encuentro de las otras naves. Me ha mantenido solitaria con El." (13 de julio de 1915)

Pero hay otras muchas expresiones en que Juanita logra dar a entender en forma espontánea y original su sentir, como por ejemplo:

"Mas yo no soy sino un pobre pajarito sin alas. ¿Y quién me las dará para irme a anidar para siempre junto a El?" (15 de abril de 1916, en una carta a su hermana Rebeca)

"¿Y yo no querré sufrir nada por su amor? Yo que soy una nada criminal..." (Retiro de 1916)

"Creo que en el amor está la santidad. Quiero ser santa." (14 de agosto de 1917)

"Mi alma es un cielo, pues en ella está Jesús." (31 de octubre de 1917)

"Soy polvo sublevado. Soy nada criminal." (Retiro de septiembre de 1919)

Estamos aquí ante un lenguaje propio, claro, apretado, que en síntesis nos mantiene en la disyunción: su alma es un "cielo" por la cercanía que sabe que tiene con Dios siendo al mismo tiempo una nada criminal.

Estas expresiones preceden al paso siguiente, donde, hacia el final del Diario, las vivencias y las expresiones de Juanita cambian radicalmente. Se le revela la grandeza inherente a su ser, y cómo el amor de Dios es lo que anula los contrastes, las diferencias, las oposiciones. Acepta esta grandeza con sencillez, y ya no hay más divisiones, contrastes y oposiciones:

"Mi Jesús me habló mucho esta mañana. Me apoyó sobre su corazón y me dijo que me amaba. ¡Su voz era tan dulce! Lo amo tanto. Soy toda de El." (20 de junio de 1917)

Jesús me pide que sea santa. Que haga con perfección mi deber." (7 de octubre de 1917)

"Después me dijo que la Sma. Trinidad estaba en mi alma; que la adorara. Inmediatamente quedé muy recogida, la contemplaba y me parecía estaba llena de luz. Mi alma estaba anonadada. Veía su Grandeza infinita y cómo bajaba para unirse a mí, nada miserable, El, la Inmensidad, con la pequeñez; la Sabiduría, con la ignorancia; el Eterno, con la criatura limitada; pero, sobre todo, la Belleza, con la fealdad; la Santidad, con el pecado. Entonces, en lo íntimo de mi alma, de una manera rápida, me hizo comprender el amor que lo hacía salir de Sí mismo para buscarme; pero, esto fue sin palabras y me encendió en el amor de Dios." (21 de febrero de 1919)

"Hace tiempo que no escribía mi diario, cuyas hojas muy pronto voy a entregar al fuego. Es preciso que, cuando me encierre en el Carmelo, mueran todos estos recuerdos del destierro, para no vivir sino la vida escondida en Cristo. Mi mamá y la Rebeca me lo han pedido, pero son cosas tan íntimas del alma que a nadie, a ninguna criatura, le es permitido penetrar. Sólo Jesús lo puede leer. Su mano divina tiene la delicadeza suficiente para tocarme y no herirme. Además, encierran estas páginas tantas miserias, tantas infidelidades y todo el amor de ese divino Corazón para con esta alma tan infiel, que sólo por ese motivo me gustaría lo leyesen. Mas, hay favores que Dios hace a las almas escogidas que no se deben saber y que sólo el alma debe recordar." (3 de abril 1919)

Destaco deliberadamente que estas expresiones fueron escritas antes de su ingreso al monasterio. En realidad no parece existir una Juanita diferente entre poco antes y después de su ingreso. Lo notable es que una vez en el monasterio escribió muy pocas veces en su Diario (8 en total), mientras que sus cartas, en cambio, fueron muy numerosas, gracias a la visión de su Priora, quien le dio este privilegio no contemplado en su reglamento de vida.

 

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