Universidad de Chile

 

NIETZSCHE Y SÓCRATES; PENSADORES NO CONVENCIONALES

por Alejandra Reyes L.

 

Nietzsche intenta ver en Sócrates el origen del pensamiento racional, con el cual se aniquila la cultura de la antigua Grecia, que es para el filósofo germano, la etapa más floreciente y rica de la historia universal. Y se abre paso en cambio, a los primeros gérmenes de la decadencia de la cultura occidental.

Nietzsche ama esta cultura pues comporta una visión trágica del mundo, en la cual, se dejaba aflorar la vida instintiva, el arrebato inconciente, predominan la agresividad y el erotismo. Dionisos es el representante de este sentido trágico, en donde las pasiones son más valiosas que las razones. Lo dionisíaco implica además, la unidad de todos los seres y la naturaleza. Unidad del dolor y la alegría, del bien y del mal, elementos que se hallan en una rotación perpetua. Es el paso a lo que Nietzsche denomina "la unidad primordial". Por lo tanto, en un mundo configurado de esta manera, donde todo es parte del ser, no hay espacio para la moral, pues no hay propiamente actos o situaciones malas. Todo es parte de lo uno, incluso el dolor y la crueldad. Además de la vitalidad dionisíaca y el mal concebido trágicamente, la intuición es otro elemento central de la óptica trágica. La intuición es el medio fundamental para acceder a la vida misma, a través de la cual se encuentra el hombre con aquella unidad primordial que mencionamos.

Pero ésta óptica trágica, alegre, desenfrenada, pasional, amoral, comenzó de pronto a descomponerse. En su lugar, florece un nuevo modo del pensar hasta entonces desconocido, el pensamiento filosófico. La filosofía nace cuando muere la tragedia. Este nuevo modo de concebir el ser, la tendencia teórica, que Sócrates habría impulsado, es de alguna manera un desajuste, un lamentable error, mediante el cual, se pone en marcha una devastadora interpretación de la realidad y que conforma nuestra actual cultura occidental.

"Si la tragedia antigua pereció a causa de él, entonces el socratismo estético es el principio asesino; en Sócrates reconocemos al adversario de Dionisos..." (1)

Al sentido trágico entonces, puede oponerse con propiedad este sentido teórico o socrático. Cuando Sócrates se da cuenta de que él, es el único que se asume no sabiendo nada, ese saber que no sabe, es para Nietzsche, el ápice de la sabiduría. De una nueva sabiduría que se erige como rectora y que acaba con el modo tradicional de vincularse el hombre con lo existente. Este emergente socratismo se caracteriza entre otras cosas, por una represión de las pasiones para dar preferencia a la racionalidad y la mesura. La negación de los instintos que estarían asociados a la falta de inteligencia, es un elemento fundamental y aberrante de la tendencia socrática. En cambio, hay una valoración de la racionalidad y el conocimiento, que se manifiestan plenamente en las tres tesis socráticas; "la virtud es el saber", "se peca sólo por ignorancia", "el virtuoso es feliz". Esto es, que el saber, el conocimiento, constituyen la virtud por excelencia y la ignorancia, por el contrario, un mal.

Otro rasgo fundamental del socratismo, es el paso del pensamiento de la unidad, representada Dionisos, a una conciencia particularizada. Sócrates tiende a separar la realidad, y este es un rasgo esencial que da origen a la metafísica. La metafísica como la entiende Nietzsche en el Crepúsculo de los ídolos (2), implica una decadencia que se manifiesta en la negación de la vida en general, en el predominio absoluto de la razón. El hombre teórico cree que mediante su racionalidad puede alcanzar verdades tales que le permiten superar el dolor de la existencia. De esta manera, para superar el dolor y la culpa, se inventa otro mundo. El mundo de la justicia, de la perfección, de la eternidad, un "mundo verdadero". En consecuencia, se abre por vez primera, una escisión del mundo; entre mundo verdadero y mundo aparente. Que precisamente por esto, es despreciado.

Si Nietzsche asegura que con Sócrates se da comienzo al pensar metafísico, nos dice algo sospechoso. Porque vemos claramente el surgimiento de la idea en Platón. Ahí hay nítidamente una escisión de la realidad, una distinción entre ésta y las apariencias, pero ¿estamos seguros de que estos elementos están presentes previamente en Sócrates.? Algunos están convencidos de que la doctrina de Platón tiene su antecesor y origen en el "maestro". Pero es difícil apreciar en Sócrates, dónde aparece una metafísica como ésta. Ya que a juzgar por lo mucho que se ha escrito sobre él, se nos muestra al ateniense fundamentalmente como un hombre orientado (su pensamiento), hacia la praxis, y no tanto hacia teorías trascendentales.

En efecto "Sócrates había hecho descender la filosofía desde las alturas celestiales a los mercados y plazas urbanos." Eso, en opinión de Cicerón. Y según otros antecedentes con que contamos, (Jenofonte por ejemplo), Sócrates se acerca a un tipo de hombre práctico y prudente (3). Además se nos revela en varios de los diálogos platónicos que el pensamiento y actividad de Sócrates estaban orientados hacia lo concreto, es decir, a lo que inmediatamente es e importa a los hombres filósofos y no filósofos. Será apropiado entonces, preguntar si acaso hubo una actividad propiamente socrática que insistió fundamentalmente en dialogar y no tanto a elaborar una proposición, mucho menos una doctrina acerca de los principios o el sentido del ser. A este respecto tiene sentido la opinión del germano Heinrich Maier: "la grandeza peculiar de un Sócrates no puede medirse con la pauta de un pensador teórico." (4)

Ciertamente Platón nos muestra en varios diálogos una imagen de Sócrates que nos lleva a pensar que en realidad sí fue "el primer metafísico". Creemos que toda la doctrina de Platón fue producto de una previa "doctrina" del "maestro", porque este ocupa siempre el papel principal en los diálogos del discípulo. Pero, ¿podemos estar seguros que lo que dice Platón es autoría de Sócrates, o por el contrario, nos es lícito sospechar que es Platón quien habla por boca del "maestro"? Pues, si Sócrates efectivamente tenía una doctrina, ¿porqué no iba a escribirla?

Por el mismo hecho de que Sócrates no escribió nada, no nos es posible acceder a él directamente, sino sólo a través de otros autores que trataron de recoger desde diversas perspectivas, la vida y pensamiento del "maestro". Una de las fuentes más importantes son los diálogos de su discípulo Platón. Si bien podemos agradecer a Platón el haber puesto por escrito los cuestionamientos que Sócrates sólo formuló dialogando, y poder alcanzarlos 25 siglos más tarde, es preciso comprender que al mismo tiempo, fue el principal encubridor del "maestro", pues puso muchos velos y disfraces, a la verdadera figura de Sócrates. Podemos estar de acuerdo con esto, si atendemos a las palabras del propio Nietzsche:

"-Platón hizo todo lo posible por introducir algo sutil y aristocrático en la interpretación de la tesis de su maestro, introducirse sobre todo a sí mismo -, él [...] que tomó de la calle a Sócrates [...] con el fin de hacer sobre él variaciones infinitas e imposibles: a saber, prestándole todas sus máscaras y complejidades propias." (5)

Si es nada menos que Nietzsche, descomunal crítico de Sócrates, quien nos dice esto, puede erigirse como un buen argumento, precisamente eso: que Platón de alguna manera distorsionó, sistematizó, idealizó, el pensamiento de su maestro.

Tenemos entonces un grave problema ante nosotros. Esto es, no sabemos con exactitud cuándo habla Sócrates y cuándo nos habla Platón. Este es un problema que la tradición ha reconocido y asumido de diversas maneras. Así por ejemplo Werner Jaeger se pregunta en Paideia, refiriéndose a los primeros diálogos de Platón; "¿Hasta dónde llega lo socrático en estos diálogos? He aquí el problema[...]." (6)

Poseemos no obstante, ciertos antecedentes bibliográficos que nos abrirán una puerta. Se trata de que en los diálogos platónicos evidenciamos una evolución del personaje Sócrates. Por ejemplo, en los primeros diálogos, llamados por los especialistas, "diálogos menores", los ingredientes centrales son la aporía, la ironía y la declaración permanente de ignorancia, la constante elusión de formular definiciones y las conclusiones que no conducen a nada. El diálogo concluye poniendo de manifiesto una contradicción insoluble y la ignorancia de los personajes. Estos recursos son la tónica de los primeros diálogos. Y en opinión de Maier; "Sus escritos de la primera época son los únicos que trazan una imagen real del verdadero Sócrates." (7)

Pero desde el Gorgias, comienza a aflorar un nuevo Sócrates. Un Sócrates seguro de sí mismo que ha superado su ignorancia, un hombre que trae consigo algunas certidumbres, que busca la verdad, en fin, un filósofo propiamente tal. A partir de estos diálogos, ciertamente es posible dar cuenta de una verdadera doctrina. Pero ¿no será el resultado del pensamiento de Platón, que ha asumido autonomía frente a los antiguos diálogos en los que era imposible establecer un planteamiento filosófico riguroso?.

Según este breve análisis de los diálogos de Platón, podemos pensar seriamente, que hay un Sócrates auténtico y un Sócrates platónico. Pero Tratemos de extraer entonces, desde la propia obra de Platón, algunos rasgos fundamentales de la postura filosófica del "maestro", a ver si en virtud de una coherencia del discurso socrático, podemos descubrir en este hombre, no el vértice de la metafísica -como nos dice Nietzsche- sino un personaje único, que se escaparía de esta figura que ha sostenido la tradición con respecto a los filósofos y la filosofía.

Sócrates, aparece siempre en los diálogos declarando que no sabe nada, excepto en lo que se refiere a saber que no sabe. Sócrates no sabe nada, sin embargo, Nietzsche lo reconoce y lo critica precisamente por ser el primer sabio. Nos preguntamos entonces, cómo un sabio es al mismo tiempo un ignorante. Pues ciertamente la filosofía posterior se autodefine como sabiduría, como un conocimiento racional que busca explicar la totalidad de lo que es a partir de ciertos principios.

Otra peculiaridad de Sócrates radica en que precisamente porque no sabía nada, tampoco le era posible enseñar nada; Sócrates no es por tanto un maestro. Él mismo declara en su defensa que: "Yo no he sido jamás maestro de nadie. Si cuando yo estaba hablando y me ocupaba de mis cosas, alguien, joven o viejo, deseaba escucharme, jamás se lo impedí a nadie." (8) En oposición a esto, desde Platón la filosofía se presenta como un conocimiento que puede ser ensañado y aprendido. De hecho la primera escuela de filosofía, la Academia, surge con él.

En tercer lugar sabemos que Sócrates no escribió nada. Éste es el resultado, o si se quiere el no resultado consecuente de la posición filosófica socrática y por ello mismo, un postulado de su filosofía. Con ella (la agrafía), Sócrates pone de manifiesto su voluntad de no poner por escrito un pensamiento que tiene su naturaleza y digamos, su virtud, en la primacía del lenguaje oral, "en la relación dialógica personal y directa" (9)

Ahora bien, Estos rasgos de la práctica socrática: no saber nada, no poder enseñar y no escribir, nos abren ya la posibilidad de instalar al "maestro" fuera del radio de la metafísica. Sócrates pues, no es sabio ni filósofo. Sin embargo, Nietzsche nos decía -a modo de crítica-, que el ápice de la sabiduría era esta de reconocerse ignorante y esto -creo- lo habría pensado Nietzsche, en el sentido de que Sócrates sí sabia muchas cosas y muy grandes, pero no tantas como él quisiera. O sea, la ignorancia no sería más que una ironía o una sabiduría metafísica camuflada. Pero contrariamente a esta opinión ¿será posible que en algún sentido esta declaración de ignorancia pueda ser, no una estrategia retórica, sino un auténtico no saber?.

Sócrates efectivamente se asombra por la sentencia del oráculo de Apolo, quien lo señala como el hombre más sabio: "Yo no soy sabio en absoluto ni poseo un don así que haya salido de mi alma." (10) Entonces intenta mostrarle al dios que hay hombres más sabios que él. Así es como parte por dialogar con cuanto personaje se topara en el camino. Pero encontró que quienes más se jactaban de saber, vivían en una permanente confusión. Sin embargo, creían saber muchas cosas. Es entonces cuando Sócrates descubre el verdadero sentido de las palabras del oráculo: su sabiduría consiste precisamente, a diferencia del resto de los hombres, en no creerse en posesión de ningún saber que en realidad no posee.

En oposición a lo que decía Nietzsche; "se peca sólo por ignorancia", sería legítimo sugerir que si algún mal hay en la ignorancia, éste no estriba en un efectivo no saber, sino en "no ser ni noble ni bueno ni sabio y tener la ilusión de serlo en grado suficiente." (11) Sócrates entonces, sólo es sabio en un sentido que la filosofía posterior difícilmente podría asumir. Ya que la misión de Sócrates no consiste en la enseñanza de ciertas doctrinas o preceptos, sino más bien "de liberar a los hombres de la pretensión de saber [...] y hacerlos tomar conciencia de su no saber para que así sean sabios en el verdadero sentido de la palabra." (12) Esto es, restar y no sumar conocimientos.

Ahora bien, algunos interesantes estudios (13) sugieren que sería una interpretación cristiana de Sócrates, la que explica la polémica entre el germano y el "maestro". Sócrates da la espalda al mundo sensible en pro del más allá. Por lo tanto es el ápice de la concepción cristiana del dualismo alma y cuerpo. Sería entonces, esta interpretación de un Sócrates cristiano y su mensaje más general, la separación de los pares y el consecuente menosprecio de uno de ellos, lo que Nietzsche cuestiona. Pero como ya hemos sugerido, esta dualidad se hace presente por primera vez en Platón. Según esto, evidenciamos que la perspectiva de Nietzsche está atravesada por su interpretación del cristianismo, cuya doctrina es propiamente un "platonismo para el pueblo", y por Platón. Y por lo tanto, es muy posible que derive en una distorsionada comprensión de Sócrates.

Decíamos pues, que esta sabiduría socrática se pone en abierta contradicción con la concepción metafísica tradicional; "Ni sofista ni político; no tiene, efectivamente, ninguna doctrina, ninguna legislación que proponer en el fluir de las conversaciones fortuitas[...]; no tiene tesis que presentar a juicio, sólo pretende obrar de tal forma que cada uno venga a ser su propio juez." (14) Pero no hemos visto aún, dónde se sitúa Sócrates.

En El nacimiento de la tragedia, vemos que desde el propio Nietzsche se abre una posibilidad positiva para Sócrates, cuando se dice a sí mismo que "si tenemos en cuenta los diálogos platónicos, no podemos concebir como un poder únicamente disolvente y negativo" la presencia de Sócrates. Pues "una profunda experiencia vital de Sócrates nos fuerza a preguntar si entre el socratismo y el arte existe necesariamente tan sólo una relación antipódica, y si el nacimiento de un "Sócrates artístico" es en absoluto algo contradictorio en sí mismo." (15)

Esta duda aflora en Nietzsche a partir de la declaración del "maestro" de escuchar en sueños una voz que le sugería cultivar la música. Y así compone en la cárcel unos versos en honor del dios. Y más adelante cuando se refiere al colapso del cientificismo, agrega que podría haber "un renacimiento de la tragedia: como símbolo de esa forma de cultura tendríamos que colocar a Sócrates cultivador de la música, en el sentido antes explicado." (16)

Vemos así claramente, que las propias criticas de Nietzsche, ponen un signo de interrogación sobre la figura de Sócrates. Pero aun más radical resulta la lectura de otro texto del germano en donde Sócrates es situado abiertamente, como uno de los filósofos antiguos que se atienen aun a la tradición pre-metafísica.

"Yo creo que aquellos antiguos sabios, desde Tales hasta Sócrates, condensaron[...], todo lo que para nuestra consideración constituye lo característicamente helénico." (17) También sostiene, para reafirmar nuestra tesis, que "Con Platón empieza algo nuevo, o, [...] desde Platón les falta a los filósofos algo esencial, en comparación con aquella genial república desde Tales hasta Sócrates." (18) Este escrito nos hace pensar que los embates de Nietzsche, proceden de una interpretación posterior que se configura en razón fundamentalmente de su crítica al cristianismo, cuyo precedente -en eso estamos de acuerdo- es el platonismo.

Nos es lícito entonces, pensar que incluso Nietzsche habría estado convencido en algún momento, de que no es precisamente Sócrates el origen de nuestra cultura. Pero, puesto que; "La importancia de esta figura estriba en una dimensión completamente distinta. No viene a continuar ninguna tradición científica ni puede derivarse de ninguna constelación sistemática en la historia de la filosofía." (19) ¿Dónde situar entonces a Sócrates, si no es en la metafísica ni tampoco en una teoría ética? O dicho de otra manera; ¿quién es finalmente Sócrates? Y es también el mismísimo Nietzsche quien nos responde: "un grande y misterioso ironista" (20). Así es. Un hombre que vaga por las calles conversando con todo el mundo, destruyendo las falsas verdades, pero que sin embargo él mismo no posee ninguna y que a pesar de ello es denominado "sabio", no puede ser otra cosa que una extravagancia, un ser misterioso, un individuo único y de la más excelsa calidad de hombre.

"Este hombre extraordinario no era, como los sabios de que hemos tratado anteriormente, un jefe de escuela[...] Ciertamente, todos coinciden en proclamar lo extraordinario y original de este sabio." (21) Un devoto fiel de la sabiduría que nos corresponde a los hombres: la sabiduría del no saber y la que le es asociada a la ignorancia, el preguntar. Pues cualquiera otra sabiduría, que pretenda tener la verdad, como algo cerrado, eterno, estático es susceptible de superación y refutación dentro del ámbito de la filosofía, de la ciencia. Sobre esto, Nietzsche opina lo mismo; la verdad, no es más que un consenso. Para Nietzsche la verdad en sí misma es una ilusión. Las diversas verdades corresponden sólo a determinaciones subjetivas.

"Sólo por olvido puede el hombre llegar a pensar [...] que posee una "verdad"[...]" (22) Por eso el filósofo germano se aboca al igual que Sócrates, a la tarea de destruir las falsas verdades, los falsos ídolos, como es el mundo verdadero, el alma inmortal, el progreso de la ciencia, Dios, el ser por oposición al devenir, la razón humana y sus pretensiones ilimitadas, y en fin, todo lo que pretenda establecerse como permanente y único. Pues la única ley de la vida que se nos muestra sin mediación es la ley del devenir: que todo cambia, nada permanece, que la existencia está cargada de dolor así como también de felicidad, pero que ambas están en perpetuo movimiento.

Sócrates captó indudablemente esta dimensión natural de la vida, de su vida. ¿Por qué otra razón jamás pudo responder él mismo a las preguntas y críticas que sus interlocutores le formulaban? ¿Por qué no dio él nunca ninguna definición, y sólo se atuvo a lo más propio que le era posible: solamente dialogar y a través de ello, tratar de situar a los hombres en esa única evidencia de la existencia, que es el preguntar?.

Por todo lo dicho hasta aquí, si acaso podemos situar a un fenómeno tan enigmático como Sócrates en algún estilo de pensamiento, ¿no será sin duda, al lado de Nietzsche? Y esto, por cuanto ambos sólo fueron maestros en desnudar las falsas verdades. Nietzsche y Sócrates constituirían el mismo tipo de pensador, que podríamos entender, teniendo en cuenta la tradición filosófica, precisamente como anti-filósofos. Ya lo dije, porque se afanan más en la destrucción de las verdades, que en una búsqueda de ellas. Ambos asumen que es una ilusión para el hombre aprehender, entender y explicar la realidad.

 

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