Grodek
(1914)

[último poema de Georg Trakl]
Traducción de Breno Onetto


Al atardecer resuenan los otoñales bosques
de armas mortales, las planicies doradas y
los lagos azules; sobre ellos esparce el sol
algo sombrío; abraza la noche
a los moribundos combatientes, el salvaje lamento
de sus bocas partidas.

Mas quieto reúnese en los prados
en rojo nubarrón, donde habita un dios en cólera,
la sangre derramada, en frío lunar;
Todas las calles acaban en una negra podredumbre.
Bajo el dorado ramaje de noche y estrellas
vacila la sombra de la hermana por la
silenciosa arboleda, para saludar el espíritu de los héroes,
las cabezas sangrantes; y suaves resuenan en los juncos oscuras flautas del otoño.
Ah orgulloso duelo! vuestros metálicos altares,
la caliente flama del espíritu alimenta hoy un violento
dolor, al vástago nonato.

 

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