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BASILIA PAPASTAMATÍU. Dónde estábamos entonces. La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1998. (poesía)

por María Eugenia Escobar
Doctora en Literatura
Universidad de Chile.

 

El libro de Basilia Papastamatíu es un texto poético que de inmediato llama la atención por la multiplicidad de lecturas que de él pueden extraerse. Como una caja de Pandora, pareciese que una mirada crítica pida, solicite y exija otra, y de esta forma, utilizando siempre un provisorio hilo conductor, puedan ir desenvolviéndose las semantizaciones de un texto que no se agota con una primera lectura.

Pleno de interrogantes, el hablante lírico que explicita su presencia o desaparece dando lugar a profundas reflexiones nos obliga, en el libro de Basilia Papastamatíu, con sus preguntas, no siempre respondidas, a que estemos todo el tiempo concentrados en su devenir, ya que paulatinamente va subrayando, vinculando elementos disímiles tales como, por ejemplo, lo consciente versus lo inconsciente, lo lúdico versus lo formal y ético, lo trascendente versus lo trivial e intrascendente, construyendo, de este modo, como en una invisible tela de araña, gradaciones de sentido, que van enlazando las seis partes de que está organizado el libro, insinuando paralelismos y organizando un discurso poético plural.

Así, cuando una y otra vez se relee este texto poético se puede, sin lugar a dudas, afirmar que cada vez pueden advertirse en él cosas nuevas, y no se trata de observar en él nuevas palabras o imágenes de la misma especie, sino nuevos planos significativos y nuevas estructuras de asociación. De allí uno de los mayores méritos del libro: su plurivalencia.

Pero, si bien se percibe esta plurivalencia, ella está plena de interrogantes, de preguntas, provocando un cierto desasosiego, un cierto malestar existencial , ya que, tal como indica el título del libro , ¿Dónde estábamos entonces?, pareciera que los espacios, los lugares y el plano de una realidad histórica no nos perteneciera, puesto que, invariablemente, estaremos observando desde otra orilla, y nos percatemos del transcurso de la existencia cuando ya no pudiésemos regresar, puesto que estuvimos pero no vimos, y cuando vimos y experimentamos algo, nos sucede como "cuando voy a sentarme/ advierto que mi cuerpo/se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse/adonde yo me siento", tal como sentenciosamente se inicia su cuarta parte del libro, con esta cita de Oliverio Girondo.

El yo lírico visto desde otra perspectiva, cuando está presente con toda su fuerza, interpela y aconseja cuestiones de las que le será imposible zafarse, escaparese o esquivar. Si bien tiene el don de la palabra, ello no le es suficiente para lograr sus objetivos; así, en el poema "Abandona ahora cuanto antes" dice "huye de los asiduos/ que en este complaciente presente/ante el descuido de sus lenguas insolentes/ te imponen el yugo infeliz de la duda". Pero es justamente la duda, la carencia de fe, el deseo de creer y no poder, la lucha dual en la que finalmente no le quedará otro resquicio que el de "sepultar en amargo vino/ los quebrantos de su fe".

Acorde con lo anterior, se advierten claramente dos elementos que justamente dan al libro de Basilia Papastamatíu un sello personal: su particular construcción y elaboración semántica, en que se encuentran curiosa y paradojalmente elementos propios de la épica (no en vano un epígrafe de Alonso de Ercilla encabeza la tercera seción de su libro). Cuando me refiero a un carácter "épico" entiendo por tal toda una suerte de dualismos, polaridades, tales como en el poema "Ellos", los guerreros, los que "de la próspera corriente emergiendo/...llegan a " las aguas allí detenidas" y conluyen "del lastimero duelo de su pasiva muerte rehusando". La movilidad/ detención como eje referencial del poema, permite aún otra semantización, que dice relación con una propuesta existencial acerca de la fragilidad de la vida humana, de las luchas por lograr fines que, por la soberbia de la empresas acometidas, sólo conducen al fracaso, "en su esperanza inertes y en su confusión piadosos/ y del lastimero duelo de su pasiva muerte rehusando".

Muchísimas páginas podrían escribirse sobre este libro, pero tal vez, otras tantas podrían escribirse sobre su autora: Basilia Papastamatíu nació en Buenos Aires, de padres griegos. En el año 1966 viaja a Francia, donde participa activamente de la vida cultural parisina. Tal como ella misma me cuenta en una entrevista personal, "los tres años en que viví en París me sirvieron mucho en diversos sentidos, como experiencia existencial y en mi formación intelectual sobre todo, porque llegué en el momento en que coincidían en esa ciudad importantísimos teóricos, que daban conferencias, charlas, clases, etc. Y yo asistí a todas las que podía. Por sólo nombrarte a algunos: Barthes, Lacan, Derrida, Greimas, Foucault..."

Pero no sólo asitió a cursos y conferencias, sino también conoció y compartió "con autores latinoamericanos como Carlos Fuentes, Sábato, Vargas Llosa, Severo Sarduy, Cortázar". En París, como en el resto del mundo , se hablaba del triunfo de la revolución cubana. Movida por su enorme entusiasmo, Basilia Papastamatíu viajó a La Habana en 1969. Hasta el día de hoy vive allí. Trabaja como Subdirectora de la Editorial Letras Cubanas.

Entusiasta, polifacética y con una escritura poco común, afirma que no se siente "perteneciente a ninguna generación o grupo en particular, más bien como una francotiradora, y bastante solitaria en el tipo de escritura que hago" Y agrega: "Quizás mas bien puedo sentir afinidad o cercanía con quienes, como yo, realizan búsquedas muy particulares y tratan de explorar el lenguaje y su interior de otro modo, sean de mi generación o no, tales como "los cubanos Ángel Escobar, Carlos Alfonso y Damaris Calderón".

Autora de varios libros, comenzó publicando El pensamiento común. Buenos Aires, Ed. Airón, 1966. En Cuba ha publicado Qué ensueños los envuelven (1984), Paisaje habitual (1986) y Allí donde (1996).

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