Universidad de Chile

 

 

VISION, NATURALEZA E HISTORIA EN HILDEGARD VON BINGEN. 1

Ítalo Fuentes
Universidad de Chile

Escritura y Lectura.


1.- En la experiencia visionaria de Hildegard von Bingen reconocemos un principio de desplazamiento del discurso histórico masculino medieval - aquel que se instala en la temporalidad agustiniana, aquel que edifica y trama el acontecer al interior de un discurso con "efecto de realidad" (Barthes) factual y documental, que es soportado en el recurso retórico del registro y que, en buena medida, está orientado a constituir la crónica de lo verdaderamente acaecido en la solvente tradición de la escritura, en un tiempo cronológico, secuencial y proyectivo – a un posible discurso histórico femenino, ese principio de desplazamiento está conformado por experiencia intempestiva de la visión: ...vi y oí... ...vi y miré...

En la experiencia visionaria, la temporalidad diacrónica es entrecruzada y alterada por la simultaneidad temporal de un pasado-presente-futuro sincrónico, la secuencialidad es intervenida por la presencia del "in principio" de lo eterno, siempre potencialmente vigente y posible de actualizarse en la trayectoria de la argumentación hildegardiana : un "aquí y ahora siempre" del origen constantemente entreverado con el devenir histórico. Si en el discurso sagrado, religioso, esto no es extraño y es posible visualizarlo en la tradición anterior, es su fuerza y su acento, declaradamente distinto, lo que lo constituye novedoso.


2.- También podemos descubrir en su textualidad un principio de dislocación , de cruce desde el espacio natural hacia, como bien dice Peter Dinzelbacher 2 , un "lugar otro" fuera de lo natural inmediato: una realidad otra hierofánica, no documentada ( por lo menos en la disposición originaria): ese es el espacio de la visión. Un fenómeno visionario inspirado, pero como lo manifiesta las vidente, objetivo: algo que acontece "ante sí" y no "desde sí". Desde esa dislocación, desde esa otra orilla, se vuelve a este mundo, a la historia tradicional y factual: la historia monumental de la humanidad es mirada desde una metahistoria, desde el absoluto de la eternidad. El tiempo deviene y fluye teniendo como fondo el presente de la eternidad siempre vigente y actual.

En el proceso de dislocación de la historia-escritura a la historia-visión vemos una fisura crítica del propio tiempo y también una singularidad femenina de la voz como conocimiento.

En la fisura histórica del propio tiempo hay una perspectiva consciente de degradación, de pérdida 3 , que hace volverse hacia lo alto, lo vertical, lo que puede intervenir, en cualquier instante, la horizontalidad de la duración : el cielo.

Esta perspectiva, es un principio constitutivo de la historia de la salvación cristiana que en períodos de especial sensibilidad frente a diversos motivos – herejías, desvíos doctrinales, crisis morales internas de la institución eclesiástica o declarada corrupción – posibilita un cambio de eje, en la voz y escritura, desde el relato factual histórico hacia el profético.

Lo anterior exige preguntarse por el valor y status histórico e historiográfico de la voz y escritura de Hildegard. Ello podría significar el realizar una comparación de su relato en cuanto género, uso de tropos y contenido ideológico de la escritura histórica en su época, es decir, situarnos en la formalidad estratégica y retórica de ese siglo XII. Sin embargo, creemos que desde la orilla de su lectura encontramos una respuesta inicialmente satisfactoria. Cuando consultamos a sus contemporáneos o a la generación inmediatamente posterior y aquellas que continúan en el siglo XIII, es decir, cuando buscamos su recepción como lectura, ésta tiene claramente una derivación histórica y afecta profundamente a algunos importantes escritores de historia. Así vemos en el interesante estudio que realiza Hans-Joachim Schmidt. 4


3.- Hans-Joachim Schmidt, en un interesante artículo, estudia la relación entre historia y profecía en la recepción de la obra visionaria de Hildegard, en el siglo XIII, en historiadores masculinos. Dicha recepción es contradictoria, gravita desde su absoluta negación – la obra del fraile Johannis Pecham ( Tractatus Tres De Paupertate, ann..1270) que considera a los escritos de H:v.B. una "trampa del diablo" – pasando por la profunda revisión de los maestros de la U. de París – notable inquisitio – que, aunque de resultados contradictorios, acepta su inspiración desde el Espíritu Santo y reconoce su "autoridad carismática", hasta la importante aceptación que logró en el prior Gebeno ( cisterciense de Ebenbach), en especial el diseño histórico de las cinco épocas 5

Lo decisivo es que su texto sirve de argumento para la interpretación de la historia, para concebir la construcción de un proceso histórico y para dilucidar un sentido temporal en los acontecimientos teándricos . 6

Hildegard fue leída (y es leída) de acuerdo a la "utilidad" de cada tiempo como profetisa de la historia cristiana.

 

Historia y Visión.7

4.- En las visiones de Hildegard accedemos, entre otras cosas, a una cosmografía visionaria, conformada, posiblemente, ya como estructura de imagen o por una tradición retórica, desde una consonancia fenomenológica : la conciencia simbólica, hecha patente en su voz, texto e iconografía. Dicha cosmografía se cruza con un relato de lo inaugural, permanente, siempre vigente: principio que actúa como bien lo dice Coomaraswamy 8 , en un "aquí y ahora siempre", y un relato temporal cuyo eje es la humanidad en el tiempo: el drama del hombre, sujeto privilegiado de la creación, del cosmos y de la historia ( dispone de libertad), (...) "por eso en el recóndito secreto de la Deidad aparece el hombre con su forma propia y no los ángeles ni ninguna otra criatura, porque mi Unigénito tomó forma humana" (...). 9

(...)" El ángel, sin el peso del cuerpo terrenal, es tan sólo un soldado de la armonía celestial, luminoso y puro, que contempla eternamente a Dios; pero el hombre, abrumado entre podredumbre de su cuerpo, es un intrépido combatiente, glorioso y santo, con la obra renovada que, merced al Señor, se realiza en su cuerpo y en su alma"(...). 10

La visión en Hildegard se conforma en imagen corpórea, espacial, plena de magnitudes, volúmenes y colores, pero también de sonidos. Supone una voz que la acoge y que, a su vez, la reconstruye, re-trayéndola a la escritura, al texto, a la grafía. La visio se re-trae al icono. La vox se re-trae a la escritura. Su obra fundamental, Scivias, está conformada por estas dos lenguajes: es texto e iconografía.

La imagen abierta, polivalente, de la visión, se reporta al texto a través de la voz, se consolida en la trama de la tradición escrita, desde la retórica bíblica y hagiográfica, y retorna a la imagen iconográfica de la ilustración; ciclo lleno del espesor de significantes y significados.

 

Historia y naturaleza

5.- La visión es imagen: espacial, corpórea, plena de colores, melódica, lumínica, si de ella desgajamos una historia, un drama, un camino, un sentido, la historia de la tradición se desplaza hacia un reencuentro con el suelo, con una naturaleza que, aunque vista desde una simbolización, constituye tierra. En esto predomina, más que un tiempo, una espacialidad.

Si el discurso agustiniano tiende a un distanciamiento de la naturaleza cósmica y se proyecta hacia la acción humana, en la substancia de un tiempo autónomamente humano, en Hildegard la espacialidad y la naturaleza cósmica son resituadas y accedemos a una particular tono de localización de la historia.

6.- ¿Constituye todo esto una voz histórica femenina?

Nos preguntamos por el rasgo femenino de esta orilla histórica hildegardiana y creemos encontrar, aquí, algunos elementos propios de la interpretación histórica de la cristiandad, pero que en la voz de la abadesa adquieren particular profundidad y desarrollo:

1. Una historia receptiva, abierta, a la fecundidad divina.

2. Una historia conducida por la virginidad como maternidad.

3. Una historia localizada, clausurada, hecha fortaleza.

En el primer punto adquiere importancia el desplazamiento de la historia hacia una visión de la naturaleza cósmica. En Hildegard notamos este retorno o re-instalación de la naturaleza en el discurso histórico cristiano que, aunque profundamente simbólico, no pierde su vigor de ser suelo fértil.

El encuentro del principio fecundante del Padre y del Espíritu, en su movimiento descendente hacia la tierra y su consiguiente respuesta ascensional de ésta: como voz, como luz, como aire, como melodía, como rocío. Como luz la Gracia vivificante desciende y cruza la opaca materia convirtiéndola traslúcida piedra preciosa. Como aire conmueve la vida: viento tibio 11 , soplo de goce 12 , suspiro .

Como fuego: (...) " un relámpago de fuego, de indescriptible claridad, bajó repentinamente del cielo abierto sobre la oblación y la inundó toda con luz como alumbra el sol cuanto atraviesan sus rayos" (...).13

Como voz: (...) "la voz que desde los secretos celestes resonaba ... como agua vivificante ... el fecundante rocío ..."14

Se trata de una historia fértil, disponible, abierta a lo alto.

A este movimiento de descenso, corresponde un sublime ascenso: la metáfora de la flor fecundada con el rocío del cielo ... la humilitas como fertilidad ...

Una historia fértil consolidada en la imagen horizontal de una tierra que espera ser fecundada, cuyo suelo contiene las semillas de una humanidad frágil, pero abierta a una disposición receptiva: no sin razón en la Scivias la virtud primera es la humilitas: hacerse disponible y abierta como el humus que espera la fertilización de la humiditas celeste:

"En el pecho, en la sabiduría de su misterio, guarda por amor a Su Hijo ese limo frágil, perecedero y pobre que es el hombre, negro por la sombra del pecado, cenagoso por la inmundicia de la carne; y tan grande como el corazón del hombre: esta es la anchura de la inmensa y profunda sabiduría con que Dios creó al hombre ..." 15

Y en este limo bajo, pero abierto, oscuro, pero húmedo, están las semillas, las piedras preciosas: " Y están rodeados de muchos ornamentos: los que, entre ellos, destacan como piedras preciosas en personas ilustres – los mártires y vírgenes bienaventuradas – y como perlas – los inocentes y penitentes hijos de la seducción -; con ellos está el limo espléndidamente engalanado ..." 16

 

Una naturaleza cómplice del creador

7.- " Así, también Yo, el Padre, estoy presente en toda criatura y no me ausento de ninguna como te ausentas tú, oh hombre; cuando te miras en el agua, aparece en ella tu rostro, pero desprovisto de fuerza, y al alejarte, se borra. En cambio yo no me aparezco a las criaturas con esa inconstancia, sino que estoy en ellas con presencia verdadera, y no aparto de ellas Mi poder, antes bien ejerzo en ellas la fuerza de mi voluntad, según Me place." 17

Es esa naturaleza que, desde un comienzo, se resiste a la rebelión humana original:

" ... todos los elementos del mundo, que hasta ese momento habían permanecido en una gran quietud, cayeron en la más terrible conmoción, desencadenando espantosos horrores ..." "...la creación, sometida al hombre para servirle, se opuso a él cuando el hombre se alzó en rebeldía contra Dios en el jardín de las delicias ..." 18

Una naturaleza que no se deja descifrar, pero sí que posibilita el anuncio:

"Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas ..." 19

 

Natura – Virginitas

8.- La virginidad, femenina y masculina, aparece como la dimensión fundante de la historia: se trata, como bien dijo ayer la madre María Cándida Cymbalista 20 , de una virginidad fecundada, fértil, verdeante, que, encuentra, quizá, su más sublime metáfora en el lirio de los valles que representa a Cristo:

"Soy el lirio de los valles: así como el campo que no conoce credo engendra flores, así soy Yo, el Hijo del Hombre, nací de una Virgen que no conoció varón." 21

Aquí engarzamos con toda la tradición de la "terra impoluta", esa naturaleza virgen no signada bajo la culpa, reservada a recibir y acoger la semilla celestial cuando el rocío descienda armoniosamente de los cielos:

"... porque así como la flor nace en un campo sin labrar, nací Yo sin semilla de varón – enséñame el campo de tu alma con gran humildad, háblame, bañado en el arroyo de tus lágrimas tu corazón ..." 22

Porque en Hildegard la natura tiene espacios y dimensiones incorruptas: la ruptura afecta fundamentalmente a la humanidad, pero no a toda la naturaleza: hay una reserva paradisíaca que tan bien queda manifestada en el sentido del claustro monástico 23: espacio que se sustrae a toda construcción humana: que se reserva para el descenso pleno de la gracia: que se abre al cielo: disponible. A veces, es el ortus conclusus, floreciente vergel. A veces, en la mejor tradición profética, el desierto donde el hombre se encontró con Dios, desde donde será reconstruido y restaurado al mundo, el desierto que aguarda el florecimiento futuro.


Así, en la obra de Hildegard, hay una visión salvífica de la naturaleza extra humana, los elementos, las piedras preciosas, los sonidos armónicos. Asunto capital en ese entorno de la intelectualidad del siglo XII, en donde se gestará una nueva visión del mundo. Hildegard está en su gestación.

 

La virginitas es origen y originante ...

9.- La virginitas aparece en la imagen del "alba", de la "alborada", de la "aurora": es principio de una nueva historia porque el principio se reactualiza en María-Cristo.

"... decidiste..." "... que tu Hijo prodigiosamente amaneciera como Sol esplendoroso al rayar el alba de la virginidad ..." 24

"... cuando el Hijo de Dios vino en silencio en la alborada, en la humilde doncella..." 25

..." pues este Hijo se encarnó de la más sabia Virgen, simbolizada en la aurora, por inspiración del dedo de Dios, que es el Espíritu Santo". 26

 

Y esta virginitas encuentra su centro, pues, en María ... "como brota una flor en el campo sin ser sembrada, así surgió en ella el Pan Celestial, sin raíz de cópula de varón y sin peso humano alguno: engendrado sólo en la dulzura divina".27


La virginitas es origen, pero también medio en la historia: los aromáticos se convierten en los principales sujetos de la salvación, es decir, los monjes y monjas. "Sí, como bálsamo que con suavidad se destila del árbol, así surgió al principio este pueblo, de forma singular, en el desierto y en lugares retirados y, lo mismo que el árbol extiende sus ramas, lentamente medró hasta hacerse multitud plena".28

Y ellos no están sujetos a la Ley "pues surgieron solo de mi inspiración henchidos" y constituyen la vanguardia de la historia "serán radiantes luces que iluminen los demás hombres", y en el centro de esta estirpe luminosa y perfumada se presenta San Benito, quien "reunió, junto así, por su suave aroma, al pueblo cristiano" 29

La virginitas es principio, medio y fin.

 

Historia, natura, clausura.

10.- La voz de Hildegard nombra un cosmografía, aquí el tema de la espacialidad toma importancia : una espacialidad hecha recinto, locus, lugar de congregación, una espacialidad con-tenida, no mera extensión, en la imagen de la Iglesia como ciudad amurallada o en la imagen de la Jerusalén Celestial.

El tópico de la muralla en Hildegard es capital: ¿Una historia amurallada?

La muralla separa, limita, pero también estructura, levanta, funda, in-stala. La historia es construcción, la muralla también re-cinta un cobijo: es fortaleza, edifica.

La materia pétrea, maciza o traslúcida (piedras preciosas), opaca, terrestre o lumínica se eleva, asciende y se tensa en la parábola de los arcos y bóvedas de arquería . Cobra agilidad en las torres y se contacta con el cielo a través de las columnas.

Esta visión del recinto amurallado nos reporta a la imagen del jardín cerrado, de la corona muralis, de la corona virginal.

La corona, como la ciudad amurallada, concentra ser -gratia- es cáliz, es receptáculo, y también ordena lo circundante.

El recito amurallado proyecta sus ángulos hacia la extensión terrena, está orientado de acuerdo a sus vértices con el oriente y el occidente, el septentrión y el mediodía.

Más allá del ángulo del septentrión se nombra el único extramuros significativos en Hildegard: la extensión del Aquilón: lóbrega y estéril tierra demoníaca.

Pero también el amurallamiento concentra temporalidad, ritmo de arquerías. Esa tensión de las arquerías ciegas es el fluir activo de la historia: la muralla es recorrido, camino, borde de tiempo, ciclo, circularidad temporal que hace posible el retorno "Y viste que la parte pétrea de la muralla se extendía desde el ángulo septentrional, por el occidental y el meridional, hasta terminar por el oriental: las rectas obras de los hombres". 30

 

El misterio de la concepción

11.-Como eje y centro del drama histórico, Hildegard instala el misterio de la concepción, que sintetiza y reúne todos los conceptos anteriores: verticalidad y horizontalidad, fuerza vivificante descencional y suavidad disponible ascencional, receptividad y fecundidad, virginidad y clausura. El misterio que se presenta en el "oculto habitáculo de su vientre" 31 , allí donde se gestó por celeste fecundación "Aquel que entró y salió del claustro de la castidad virginal" .32

Las analogías: Paraíso y ortus conlusus, ciudadela amurallada, fortaleza, claustro, corona virginal, nos remiten a la asociación:

Paraíso – comienzo; María – centro; Jerusalén Celestial – final.

La Jerusalén Celestial señala la plenitud del encuentro entre el principium y lo temporal, confluencia armónica entre cosmos e historia, Dios y humanidad, lo celeste y lo terreno: cumplimento de lo circundante: retorno, encuentro, sinfonía: "Pero ¿de dónde vienen estas obras, cumplidas según la rectitud de la justicia, con las que se engalana y culmina la Jerusalén Celestial? De las alturas de los cielos: porque, como baja el rocío de las nubes y humedece la tierra con su frescor, así descienden las buenas obras del Señor a los hombres, bañadas por el efluvio del Espíritu Santo, para que el hombre fiel dé fruto dulce y bueno y se convierta en habitante de la Ciudad Celeste." 33

Notas

1 La presente ponencia fue presentada en los Segundos coloquios de Historia de la Mujer, organizados por el equipo de investigación de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la U. de Chile, en colaboración binacional ( proyecto A.G.C.I.) con la U. de Gantes, Bélgica. El uso de la bibliografía en idioma alemán fue posible gracias a la traducción oral de Miriam Gusella Ebert.
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2 Dinzelbacher, Peter, Vision und Visionliteratur im Mittelalter, Ed. A. Hiersemann, Stuttgart, 1981. .
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3 De Certau, Michel. La Fábula Mística,
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4 Schmidt, Hans-Joachim, Geschichte und Prophetie. Rezeption der Texte Hildegards von Bingen im 13. Jahrhundert,
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5 Consúltese la biografía de Hildegard escrita por Theoderich von Hechternach, Vita, traducida por Victoria Cirlot en Vida y Visiones de Hildegard von Bingen, Siruela 1997.
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6 Concepto que encontré por primera vez en la Carta a los Historiadores del Papa Celestino Sexto, obra del gran escritor italiano Giovanni Papini, y que describe la relación de la obra divina y humana.
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7La edición de la Scivias que a continuación citaremos es la versión traducida de Antonio Castro Zafra y Mónica Castro, publicada por la editorial Trotta, 1999.
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8Coomaraswamy, A. K. El Tiempo y la Eternidad, Taurus, 1980.
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9 Scivias, p. 273
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10 Scivias, p. 295
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11 Scivias, p.175
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12 Scivias, p. 177
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13 Scivias, p. 189-190
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14 Scivias, p. 193
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15 Scivias, p.270
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16 Scivias, p.270
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17 Scivias, p. 217
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18 Scivias, p.217
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19 Scivias, p. 55
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20Nos referimos a la madre benedictina María Cándida Symbalista, de la abadía de Córdova, Argentina, que expuso en el mismo coloquio.
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21Scivias, p. 441
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22 Scivias, p. 440
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23 Nos referimos específicamente al claustro propiamente dicho, es decir, al centro del monasterio que se rodea de construcciones, pero él mismo permanece intacto a la tierra original. Ver por ej. Duby, Georges, San Bernardo y el Arte Cisterciense, Taurus...
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24 Scivias. P. 268
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25 Scivias, p. 269
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26 Scivias, p. 275
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27 Scivias, p. 298
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28 Scivias, p. 157
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29 Scivias, p.162
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30 Scivias, p. 292
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31 Scivias, p. 75
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32Scivias, p. 194
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33 Scivias, p. 454
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