Universidad de Chile

 

 

El Quiebre De La Memoria

Por Jaime Landa

Tal vez uno de los aspectos primarios de toda forma de sensibilidad es, en opinión de Rene Thom 1 , es el par continuidad-discontinuidad, denominando forma saliente a cualquier forma que se separe de su fondo continuo por una frontera bien clara y definida y saliencia al carácter correspondiente. La perdida de la continuidad, la interrupción en la línea del horizonte permite, si esta interrupción se repite, que se dé lo que conocemos como el ritmo, si es que esta interrupción se da con una cierta cadencia logra que podamos adelantarnos a la futura interrupción. En este sentido la perdida de la continuidad que es repetitiva estará dada en el campo de lo previsible, de lo esperable, y puede no sorprendernos aunque si en ocasiones desconcertarnos.

Si tomamos el concepto de fractura como el elemento que produce la perdida de la continuidad, se producen algunos cambios en lo que hemos planteado. Si además especificamos el concepto de fractura y lo remitimos a la fractura ósea configura mas claramente la imagen que quiero explicitar en torno al tipo de interrupción de esta continuidad.

La interrupción del tejido óseo es la imagen del dolor, el ritmo se transforma acá en algo aterrador, la predecible en la fractura genera el miedo, el terror, la repetición de la experiencia es en este caso una pesadilla.

El comportamiento de este tejido, en relación con la reparación que tiene que llevar a cabo luego de la fractura es un punto interesante que me permite usarlo como metáfora de la reparación.

La interrupción en esta estructura viva genera un desorden en las células que lo componen, los osteocitos. El elemento injuriante vence la resistencia y rompe la línea de continuidad, se produce un espacio vacío, un hiato, una ausencia. En el caso del hueso éste vacío es llenado por una organizada estructura de los osteocitos, que siguen una planificada y compleja red que esta determinada por la memoria genética. Esta memoria genética no es la que determina por sí sola como será la forma del hueso, es necesario que también esta nueva estructura ósea considere la información que proviene del medio de cual es la fuerza que tendrá ese hueso en formación, el resultado final es una restitución completa del tejido óseo fracturado. Si volviéramos a ver este hueso después de un largo tiempo solo observaríamos los rasgos de fractura que son pequeñas huellas casi imperceptibles que quedan como referencias de lo que sucedió.

El golpe de estado de 1973 es la perdida de la continuidad en Chile, es una fractura en su tejido social que no ha podido restituirse, fractura en tanto se presenta en forma abrupta produciéndose una cotización del entramado formado por sus organizaciones sociales, se instaura una lógica de guerra y se produce la paradoja de que lo sucedido queda diseminado en miles de relatos, atrapados en las historias personales como un suceso que siendo colectivo solo puede ser vivido como una experiencia particular innombrable.

Durante algunos años no era posible hablar de donde se estuvo el "11" el bombardeo a la moneda fragmenta la sede de gobierno y fragmenta los discursos del daño, impidiendo con esto la posibilidad de una elaboración social del trauma, una configuración global que no pase solo por la cuantificación sino por su calificación afectiva, por la medición del dolor.

El trauma de las personas que fueron torturadas, de los familiares de detenidos desaparecidos, de los que volvieron del exilio, es también una fractura en sus narrativas, en sus discursos. Se produce un vació, la desaparición, no la muerte, sino la falta, es la ausencia que produce el trauma.

Este espacio requiere que sea llenado con una historia, una narrativa, que de cuenta de esta situación, que pueda rellenar el vació, que pueda reparar esa fractura, una narrativa que este estructurada en torno a la memoria, narrativa que se pueda ir construyendo y no re-construyéndose, este es el trabajo que realizamos en el espacio terapéutico. Espacio que se acerca mas a la textualidad poética que plantea Nelly Richard diferenciándola del discurso científico, refiriéndose a esta textualidad poética señala; "buscaban confeccionar equivalencias sensibles que pusieran en correlación de signos el desastre categoría de los sistemas de representación sociales con una experiencia del lenguaje hecha de oraciones inconclusas, de vocabularios extraviados, de sintaxis en desarme" en otro momento señala "que hablan una lengua suficientemente quebrada para no volver a mortificar lo herido con nuevas totalizaciones categoriales" .2

El trabajo terapéutico en los comienzos, en el periodo dictatorial, se constituye en una experiencia que carece de una operacionalidad, no funciona al modo de un saber científico previo, aun que si esta enmarcado por este. Comienza siendo un aprendizaje de lo horroroso que va conformando" oraciones inconclusas, vocabularios extraviados, sintaxis en desarme", no ha sido el objetivo del trabajo clínico categorizar la experiencia, serial izarla, al modo de la producción de trabajo académico tradicional, de la producción del "paper" que congela el saber como mercancía de cambio en el historial académico del investigador. Si no ubicarla en esta permanente lectura del trauma como acontecimiento actual y que no se produzca lo que Isabel Peeper define como la retórica de la marca "La retórica de la marca nos invita a situar la vista en el pasado y construirlo como causa inamovible del presente, lo que hace perder de vista la vigencia de dichas prácticas" la señala además como "una lógica lineal y causalista" "La retórica de la marca pone las causas de lo que somos en un lugar ajeno a nuestra agencia y con este mecanismo restringe la posibilidad de cambio sólo a la reparación de los efectos de la violencia. Más grave aún es cuando se sitúa la clave de dicha reparación en el establecimiento de la verdad de lo ocurrido en el pasado" . 3

Como veíamos en la reparación de la fractura ósea, el resultado de esta es el producto, la interacción de dos aspectos, la memoria genética por un lado y por otro la información de la fuerza que se ejercerá sobre ese hueso, información que es obtenida del medio, la memoria entonces da un sustrato, una suerte de red que requiere del medio para que se produzca la reparación.

¿Cuál es esta memoria de las personas que consultan sobre las que se pueda ir armando esta nueva historia? es una memoria ausente, una memoria sin recuerdos, o donde estos son solo la descripción de situaciones carentes de su correlato afectivo, "la presencia del recuerdo de la ausencia" la memoria entonces es una situación paradojal, aparentemente contradictoria, se da en que Green define como la ausencia de la cosa diferenciándola de la inexistencia de la cosa 4 esta memoria esta presente justamente por su ausencia. No se da lo que habitualmente entendemos por memoria como lo señala Nelly Richard que define a la memoria como" un proceso abierto de reinterpretación del pasado que deshace y rehace sus nudos para que se ensayen de nuevo suceso y comprensiones" 5 acá hay nudos congelados.

Pero como ya lo veíamos en el proceso de restauración del hueso no es solo la memoria lo que constituye este nuevo relato si no que requiere de un entorno que le permita desplegarse, este es el espacio terapéutico que funciona entonces como un encuadre entendido por Echegoyen como lo que se arma en torno al proceso y no antes de este, el contexto esta dado por el contexto social, por el terapeuta con su propia historia y relación con el evento traumático. De esta forma el proceso de elaboración del trauma se da en la medida que sé de espacio a una narrativa que de cuenta de lo que pasa, integrando el recuerdo como un echo real.

Este proceso de elaboración que hemos visto, se da en el contexto de lo individual, de la historia personal, pero es también necesario que lo pensemos en relación con el tejido social, situación que como ya sabemos es lo que no se ha dado.

En este punto quisiera llamar la atención sobre un hecho que no está cuantificado pero si que podríamos inferir y es que cuando se habla de familiares de detenidos desaparecidos la imagen que asociamos es la de la mujer, la esposa, la madre, la hija, es decir la imagen de la mujer que produce un soporte, que estructura un relato, que incluye no solo la historia del ausente si no la historia de lo acontecido. Esta situación que partió como una denuncia de las mujeres familiares de detenidos desaparecidos se constituyo posteriormente en un planteamiento político. No estoy planteando el estereotipado esquema de lo masculino heroico y lo femenino doliente, si no como el relato de lo ausente es sustentado por un hablante femenino. La pregunta que ha atravesado estos años es él ¿Donde están?. La denuncia de lo horroroso, es una denuncia que se ha planteado en este sentido desde lo femenino, la persistencia de este discurso ha sido posible en tanto se han estructurado las organizaciones de detenidos desaparecidos. De alguna forma pienso que lo femenino logra preservar cuidadosamente la memoria del hecho horroroso del trauma y permite que este sea socializado. Como lo señalara en Discurso, Genero y Poder "Es en este cuerpo simbólico donde la mujer ha tenido un lugar reconocido de fuerza mnémica, como memoria de un pasado que se quiere borrar y fundamento de la moral privada en la que retoma su sentido más tradicional: dadora de la vida y significadora del duelo " 6

La memoria de las mujeres de esta forma es un elemento que ha sido fundamental si tenemos que pensar en la elaboración social del trauma no solo acá en Chile si no que es también en Argentina, Bolivia, Uruguay etc. en donde las organizaciones que están en relación con los familiares de las personas traumatizadas, de los detenidos desaparecidos, son organizaciones formadas por mujeres, las Abuelas de la Plaza de Mayo, Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, para nombrar algunas.

Me gustaría poder especificar que es lo que estoy pensando al referirme a la memoria de las mujeres y tomar los algunos conceptos de lo planteado por Winicott y resumidos por la Dra. Gómez 7.

Para el modelo Winicotiano los primeros momentos del desarrollo emocional humano, se caracterizan por el estado original de no-integración del bebé. Este estado hace referencia a un" principio teórico" en el cual "hay no-integración, no hay ligazón alguna entre el cuerpo, y la psique y no hay lugar para una realidad distinta de mí". Este estado de no-integración está estrechamente relacionado con la falta de identidad entre el cuerpo y la mente, lo que implica que las fronteras del cuerpo no son experimentadas como las fronteras de la psique. Si bien en todo bebé existe una tendencia a la integración este proceso no ocurre de manera espontánea sino para que esto ocurra se requiere de la presencia de una técnica de cuidado que es lo que D. W.W denominó "Ambiente Facilitador".

La madre al representar al ambiente facilitador y llevar a cabo las funciones del holding, handling y presentación objetal, actúa como un yo auxiliar que fortalece el rudimentario yo infantil y le permite experimentar la sensación de continuidad del ser. Todo este proceso se traduce en que el bebé no se percata de su dependencia respecto del medio ya que éste sólo será percibido si la adaptación falla y se producen las así llamadas intrusiones. Los Impingement o intrusiones son las experiencias traumáticas que interrumpen la continuidad del ser del infante. El origen de la intrusión es siempre ambiental.

En la dependencia absoluta del bebé respecto de su madre como ocurre durante el desarrollo temprano no es posible considerar al bebé en forma independiente del medio. Un aspecto de la madre está mezclado con el bebé, para T. Ogden esta es la experiencia de "unicidad invisible", es decir es la paradoja irresoluble de ser uno y ser dos, lo cual en esta etapa del desarrollo se constituye en la condición para que el bebé pueda preservar la experiencia de unidad.

En este primer momento, el bebé sólo puede desarrollarse si está protegido por el entorno protector materno y éste debe cumplir las dos funciones siguientes: una, proporcionar al bebé la matriz psicológica para sus vivencias mentales y corporales; la segunda función es la de aplazar a través de la existencia de este mismo entorno el tomar conocimiento de la separación, para la cual aún no está preparado.

D. W.W. plantea que en el momento mas temprano del desarrollo la unidad es la madre-bebé es decir "no existe tal cosa como un bebé". Esto implica que en el comienzo del desarrollo, desde el observador la madre existe, pero sólo como un entorno sustentador-invisible, que satisface las necesidades del bebé, pero lo hace dé tal manera que el bebé no vivencie sus necesidades.

Esta "unicidad invisible" que es la madre y el bebe, no es todas las madres y todos los bebes, sino una madre y su bebe, estamos frente a una relación particular que tiene características propias que son las que constituyen su singularidad y que van a constituir la narrativa de la vida de esa persona. De esta forma "el ambiente facilitador" es el que aporta el que hacer frente a un bebe que demanda. La memoria de lo que tiene que tiene que hacer el cuidador primario, la madre, sé reactualiza en ese preciso momento. No exisistiendo un momento previo en que se enseñe que es lo que hacer, aunque si se puede educar en lo referente a lo funcional, a lo operacionalizable como, cuando dar comida, cuando cambiar los pañales, cuando hacer dormir etc, lo que no se puede enseñar es la calidad de como hacerlo ni el instante en que corresponde.

La memoria es lo que pone en acto la función de este ambiente facilitador en donde la madre, la memoria de la madre es el entramado en el que se despliega esta situación donde no existe tal cosa como una bebe. La relación madre-hijo como lo planteado por Winicott es una metáfora que me es útil para señalar como puede ser tomada la memoria de las mujeres en un contexto del trauma social como elemento reparatorio. De la misma forma que "no hay tal cosa como un bebe" en lo planteado por Winicott, podemos pensar también que no existe "tal cosa como el desaparecido", alguien desaparece en relación con un otro, desaparece en el espacio de otro, alguien es en relación con un otro. La memoria, de esta manera, es lo que permite que esta presencia como lo veíamos en la memoria genética del hueso se pueda constituir, en torno al duelo, al espacio vació. La desaparición de las personas ocurrió en el espacio mental que el hablante femenino le otorga. De esta forma para la dictadura no podía haber algo como los desaparecidos, estos simplemente no existían, fue muy largo el proceso que permitió la aceptación de este hecho. Volvemos a Green, la desaparición es la ausencia de la cosa, la inexistencia es la nada, en ambos casos hay un vació, en uno esta determinado por la ausencia y sustentado por la memoria de lo ausente, en el otro por la inexistencia que ya no puede ser sustentada

La fractura del hueso, el sonido inconfundible del dolor, desarticula el tejido, se produce el deshilachado que al igual que en el tejido social solo cuenta con el relato de lo que fue para su reparación, para su re-aparición, la hebra esta determinada por esa memoria de las mujeres familiares de los desaparecidos.
(ldelrio@ctc-mundo.net)

Notas

1 Rene Thom, "Saliencia y Pregnancia" en: El inconsciente y la ciencia Pág. 81 Amorrortu ediciones
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2 Nelly Richard Op citada pag.49
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3 Isabel Piper Trabajo no publicado
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4 Andre Green Para introducir lo negativo en psicoanálisis El trabajo de lo negativo Amarrortu editores
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5 Nelly Richard, "La cita de la violencia:convulsiones del sentido y rutinas oficiales" en Residuos y Metáforas Ed. Cuarto Propio
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6 Olga Grau, Riet Delsing, Eugenia Brito, Alejandra Farias, Discurso, Genero y Poder. Lom Ediciones, Pág.. 100
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7 Trabajo inédito de una presentación en el Instituto Chileno de Terapia Familiar
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