Universidad de Chile

 

 

Peregrinos al país del amor

Mistagogía y memoria en Hadewijch de Brabante*

Por Frank Willaert
Universidad de Amberes – UFSIA

Mistagogía

Ya nadie duda que la beguina del siglo XIII Hadewijch de Brabante quería guiar a sus amigas con sus escritos. Esto es obvio en sus cartas, de las que treinta y una están escritas en prosa y dieciséis en verso. En ellas se dirige a sus correligionarias a quienes llama con mucho afecto lieve minne o herteleke lieve ‘querido amor’, lieve herte ‘querido corazón’, hertelike joffrouwe ‘querida doncella’, pero sobre todo suete y/o lieve kint, ‘querida’ y/o ‘bien amada niña’, y a quienes, en nombre del amor divino, - alse brudegom ghebiedet siere liever bruyt (Carta I, 18-22) ‘de la manera que manda el novio a su novia muy querida’- incita una y otra vez a entregarse del todo al amor místico 1 . El hecho que estas cartas contengan no sólo incitaciones sino sobre todo explicaciones sobre lo que es y exige el amor, hace que en ambas colecciones sea difícil trazar la frontera entre carta y tratado. Sobre la función de estos textos como ‘artes amandi’ místicos existe un amplio consenso. Que el público al que se dirige se debe buscar en círculos medievales de mulieres religiosae — quienes son mujeres piadosas pero que no optan por la vida conventual — es una idea sobre la que ya no existen discrepancias, desde que el jesuita Jozef van Mierlo sentó las bases de la investigación moderna sobre Hadewijch en las primeras décadas del siglo pasado. 2

Se tardó mucho más, no obstante, en descubrir que los demás escritos de Hadewijch, sus cuarenta y cinco Poemas Estróficos y sus catorce Visiones, también fueron escritos para el mismo o, en todo caso, semejante público y que asimismo pretendían ser instructivos. Por la pasión con la que el ‘yo’ enamorado expresa su deseo insaciable del Amante divino en los Poemas Estróficos, muy marcados por la lírica amatoria cortesana, esta lírica se consideró durante mucho tiempo como la expresión de un alma atormentada e incluso como una tentativa de la mística de recobrar un equilibrio emocional por medio de una escritura terapéutica 3 . Hadewijch, sin embargo, se dirige, ya en las primeras estrofas de su primer Poema Estrófico, directamente al público que, — así lo dice — om minne wilt wesen blide ‘quiere gustar la dicha del amor’ (estrofa 1) y que está dispuesto a correr avontuere ‘aventuras’ (estrofa 2) por ello. Lo que suponen estas aventuras, se aclara repetidas veces en los Poemas Estróficos. Que se dirija directamente al público, incitado una y otra vez a la entrega al amor, es exactamente una de las características por las que se distinguen las canciones de Hadewijch de las canciones trovadorescas cortesanas, puesto que en estas últimas se dirige apenas al público y no se le incita en absoluto a compartir ese amor. 4

Las Visiones también se leyeron durante mucho tiempo como textos, que irían dirigidas a su padre espiritual. En 1967, sin embargo, el especialista en filología neerlandesa Norbert de Paepe de Lovaina pudo demostrar de manera convincente que Hadewijch había escrito sus Visiones a una de sus amigas 5 . Esta constatación permitió a investigadores posteriores interpretar como un libro coherente de Visiones lo que a primera vista parecía una colección bastante inconexa, en la que la escritora, partiendo de su propio ejemplo, le enseñaba a su discípula y a través de ésta a un círculo más amplio de correligionarias, el camino por el que se puede conseguir aquí en la tierra el amor divino perfecto.6

Esa fue también la tesis principal de mi edición del libro de las Visiones de Hadewijch publicada en 1996 7. En ella había llamado este texto una obra didáctica: ‘lectoras conmovidas por la mística’, en primer lugar las amigas de Hadewijch, podían aprender del ejemplo de la escritora lo que Dios deseaba de ellas 8 . La palabra ‘didáctico’ ha sido censurada por varios críticos 9 . Y les doy la razón. Porque aunque sea el propósito explícito de Hadewijch de iniciar a sus amigas en el camino hacia la unión divina, lo hace con una implicación cariñosa, lo cual no es evidente en una relación didáctica. Esencial para esta relación es la convicción de Hadewijch de que, en el momento de escribir, ella y sus alumnas se encuentran en distintas fases de la vida mística, pero que todas están llamadas a la unión perfecta con Dios desde la eternidad. La meta de su escritura es, desde luego, fomentar una transformación interna en sus amigas, por la que esta elección se realiza aquí en la tierra misma. Para expresar este tipo de mando la palabra ‘didáctica’ no es la más adecuada dado que restringe demasiado el aprendizaje a una actividad intelectual. Adopto pues con agrado la propuesta de Veerle Fraeters de designar esta situación de comunicación tan específica en la que funcionaban estos textos como ‘mistagogía’. Además es un término muy común desde mucho tiempo en el estudio de la mística alemana.10

Memoria

Hadewijch estaba convencida que la palabra escrita contribuía intensamente al desarrollo místico de sus amigas. En su séptima Carta en rima se alegra que Dios se haya encargado que su corresponsal viva entre personas que aman de manera ejemplar, que incitan a los demás a la virtud más grande posible y que también hablan sobre Dios en sus escritos:

Ghevet in minnen al uwe ghedachte
Den soeten god die u ghewrachte,
Die u dies gheholpen hevet
Dat ghi bi den ghenen levet
Die hoghe minne te Gode draghen,
Ende u in letteren sijns ghewaghen
Ende u wisen die hoechste doghet
Die ghi gherne leren moghet,
Ende blide moecht sijn vanden gherede
Dat ghi ter minnen selt hebben ghelede.
---------------------
(Carta en rima VII, 17-26)

Dirígete enteramente en amor
hacia Dios el dulce, que te creó,
y que te ayudó en esto,
en que vivas entre gente
que siente un amor elevado por Dios,
y te habla en escritos sobre Él,
y te enseña en la virtud más grande,
que puedas aprender con agrado.
Y puedes alegrarte
De que vayas a tener el mando en el camino hacia el amor.

Y en la Carta en prosa XXIV incita a su corresponsal a que acoja en su corazón todo lo que escuche o lea en la Biblia o en otra parte, incluso las palabras de Hadewijch:

Ende alle woerde die ghi hoert van hem inde scrifture, ende die ghi selve leset ende die ic u gheseghet hebbe ende die u yeman seghet in dietsche Ochte in latine, die laet in uwe herte gaen. (Carta XXIV, 104-107)

Deja entrar en tu corazón todas las palabras de la Escritura que escuches referente a Él, las que tú misma lees o que yo te he señalado, las que otros te transmitieron en neerlandés o en latín. (Las Cartas, p. 167)

Si Hadewijch le pide a su corresponsal que ‘deje entrar en su corazón’ las palabras de la Biblia, o de si misma o de otros, lo hace con la intención mucho más concisa que si les pidiera que ‘se las tomara a pecho’ o ‘ en serio’ ya que en la Edad Media el corazón se consideraba como la sede de la memoria. 11 Aquella memoria medieval es más de lo que significa ‘memoria’ hoy en día. Es la conciencia en el sentido más amplio y profundo; a través de la memoria el hombre puede aprender a conocerse a sí mismo, es decir, a encontar a Dios según la imagen de quien fue creado 12 . Las palabras de la Escritura o de las personas santas puede ayudarle en eso. Para Hadewijch se trata que su alumna se apropie las palabras de la Escritura y las palabras que ella misma u otra persona le dice o escribe, y que por este camino descubra a Dios en si misma. Esto era posible reflexionando una y otra vez sobre lo escrito, la meditatio .13 De esta manera la amiga de Hadewijch se transforma en una compañera cada vez más perfecta para su Amante divino. Por consiguiente mistagogía, efectivamente, y no sólo didáctica.

La manera en que Hadewijch trata los textos espirituales es característica de toda la Edad Media, sobre todo en medios monásticos. En las ‘vitae’ de las contemporáneas y correligionarias de Hadewijch, por ejemplo, en la vita de la cisterciense mística Beatrijs de Nazareth (1200-1268), se presta mucha atención a la meditatio 14 . Es comprensible que el mismo tema estuviera de moda en el medio de las mulieres religiosae del siglo trece. Por eso vemos que Hadewijch atribuye mucha importancia al trato intensivo con la palabra escrita. Igual que el cuidado de enfermos, el pacifismo o la humildad, considera la acogida en el corazón de la Santa Escritura o de lo que ella y otros dicen y escriben entre las virtudes que tiene que ejercitar la amiga, porque — así concluye su vigésima cuarta Carta — dese dogheden volleiden den mensche ter Minnen ‘estas virtudes llevan al amor’ (Carta XXIV, 111).15

En este contexto es ciertamente un poco trivial pero no sin importancia señalar que la mayoría de sus textos son bastante cortos. La longitud de las Cartas en prosa en la edición de Van Mierlo es de un promedio de 116 renglones, la de las Cartas en rima es de un promedio de 108 versos. Si por añadidura sabemos que las amigas — como lo menciona varias veces Hadewijch misma 16 — tenían mucho interés en recibir escritos de su querida maestra, podemos suponer que algunas de ellas trataban los escritos de Hadewijch con mucho afecto como si de regalos valiosos se tratara y que los conservaban en su corazón, es decir, en su memoria. Y esto no sólo concierne al público primario de Hadewijch. El místico del siglo catorce Jan de Ruusbroec parece haberse apropiado no sólo del espíritu de Hadewijch sino también de la letra de sus textos, que surgen casi automaticamente bajo su pluma imágenes, versos y formulaciones de su predecesora 17 . A este propósito merecería la pena someter a investigación la tradición divulgada de los extractos de Hadewijch en toda clase de tratados y antologías. No me parece imposible que las variantes llamativas que encontramos en ellos, puedan ser explicadas por el hecho que algunos textos sean escritos desde la memoria.

 

El peregrino

Podemos imaginarnos, sin embargo, que Hadewijch diera deliberadamente esa forma a sus textos para que pudieran ser almacenados fácilmente en la memoria de sus lectoras. La décima quinta Carta me parece un ejemplo claro de esto, siendo más un tratado en forma de una alegoría. Comienza así (en el apéndice se encuentra el texto completo):

Neghene poenten horen ten pelgerijm die verre te varen hevet. Dat eerste es dat hi om den wech vraghe. Dat ander es dat hi goede gheselscap kiese. Dat derde es dat hi hem hoede voer dieve. Dat vierde es dat hi hem hoede van overate. Dat vijfte es dat hi hem hoghe scorsse ende vaste gorde. Dat sesde es, alse hi den berch op gheet, dat hi sere nicke. Dat sevende es, alse hi den berch neder gheet, dat hi dan rechte ga. Dat achtende es dat hi goeder liede ghebet beghere. Dat neghende es dat hi gherne om gode spreke. (Carta XV, 1-12)

Nueve puntos se imponen al peregrino de largo caminar. Primero, que pregunte por el camino. Luego, que sepa elegir buena compañía. Tercero, que se guarde de los ladrones. Cuarto, que se guarde de comer demasiado. Quinto, que se vista corto y bien ceñido. Sexto, que se incline al subir al monte. Séptimo, que se mantenga derechito al bajar. Octavo, que pida oraciones a la gente buena. Noveno, que le guste conversar de Dios.

La primera frase le proporciona al (a la) lector(a) un esquema nítido de nueve puntos, en el que todo el texto (64 renglones en la edición de Van Mierlo) será dividido. Este procedimiento, muy común en sermones medievales y, por supuesto, todavía hoy, le capacita a la receptora del mensaje para saber exactamente lo que le espera y la pone en condiciones para hacerse un esquema mental que consista de la cantidad anunciada de compartimentos 18 . Cada uno de estos compartimentos se llena de una presentación mental de una acción que debe emprender un buen peregrino. Estas acciones son ordenadas de tal manera que sea más fácil la memorización exacta. Que un peregrino tenga que pedir el camino, parece un comienzo evidente. Los puntos dos y tres (‘que sepa elegir buena compañía’ / ‘que se guarde de los ladrones’) son complementarios. ‘Guardarse de’ del punto tres se repite en el punto cuatro (‘que se guarde de comer demasiado’). También los puntos seis y siete (‘al subir/ al bajar’; ‘que se incline/que se mantenga derechito’) forman pareja. Lo mismo va por los puntos ocho y nueve, que se refieren respectivamente a la oración que el peregrino espera de los demás, y al hablar él mismo de Dios. Que Dios aparezca al final de la enumeración tampoco es fortuito, evidentemente.

Una vez preparada esta trama de nueve puntos, puede empezar el mensaje propiamente dicho. Este no trata de la peregrinación terrenal sino de la godleke peregrinatie ‘peregrinación divina’ de Hadewijch y de sus amigas hacia el reino de Dios y hacia su justicia. Esa transición es claramente marcada por ella en una frase, en la que se hace sentir Mateo 6, 33 (Quaerite ergo primum regnum Dei, et justitiam ejus):

Alsoe eest oec met onser godleker peregrinatien, daer wi dat rike gods in soeken selen ende sine gherechticheit in volcomen werken der minnen. (Carta XV, 13-15)

Los mismos puntos valen para nuestra peregrinación divina, cuando buscamos el reino de Dios y su justicia mediante las obras perfectas del amor.

A continuación esas ‘obras perfectas del amor’ se asocian una por una con las nueve maneras de actuar del peregrino que había enumerado Hadewijch en el encabezamiento. Además procura emplear los mismos términos del encabezamiento al repetir las nueve tareas. A eso le hace seguir siempre (excepto en el primer punto) la colocación dat es (dat sijn) ‘esto, esta es (estos son)’ después de la cual viene dada una explicación alegórica:

Dat eerste es: ghi sult vraghen omme den wech; dat seghet hi selve: Ic ben de wech… (r. 16 sqq.)
Dat ander es: ghi sult goede gheselscap kiesen: dat es die heileghe ordene daer ghi menichs goets deelachtich wert… (r. 51 sqq.)
Dat derde es: ghi sult u hoeden voor dieve; dat sijn subtile coringhen van buten ende van binnen…(r. 69 sqq.)
Dat vierde es: ghi selt u hoeden van overate; dat es van vreemder rasten…
(r. 75 sqq.)
Dat vijfte es: ghi sult u hoeghe scursen Ende vaste gorden; dat es…
(r. 82 sqq.) [etc.]
El primero es: preguntarás por el camino. El mismo lo ha dicho: Yo soy el camino…
El segundo es: elegirás buena compañia. Esta es: la santa congregación de la que ya recibiste tantos beneficios…
El tercero es: guárdate de los ladrones. Estos son: las sutiles tentaciones externas e internas…
El cuarto es: guárdate de comer demasiado. Esto es: el descanso según el mundo
El quinto es: te vestirás corto y bien ceñido. Esto es… [etc.]

A excepción de los puntos uno y dos, las declaraciones son cada vez muy concisas (como máximo nueve renglones en la edición de Van Mierlo) y, por consiguiente, fáciles de almacenar en la memoria. El segundo punto está más elaborado (18 renglones), pero, examinándolo más de cerca, dividido en dos postigos complementarios: la incitación, dirigida a la destinataria para buscar la buena compañía entre las demás amantes de Dios, quienes pueden ayudarla en el camino hacia Dios, vuelve a formularse a través del eje de la conjunción adversativa Mer ‘pero’ como una advertencia para que no persigan la amistad de los demás para su propio placer y para que no entablen amistad con gentes que no sean sinceramente fieles a Dios.

El primer punto, que con sus 34 renglones es el más detallado (pero por eso no está en el primer lugar por casualidad), se divide a su vez en tres partes. De ellas se destcan claramente la segunda y tercera parte con unos imperativos introductores Daerna vraghet om den wech (r.36) ‘Pregunta también por el camino’ en Ende noch vraghet om den wech ‘Pregunta otra vez por el camino’. La primera parte empieza con la frase célebre de Cristo en el evangelio de Juan (14, 6): Ic ben de wech ‘Yo soy el camino’. Hadewijch elabora esto con un doble llamamiento: merket ‘fíjate’ (r.18) y hoert ‘escucha’ (r.22). También ese ‘fijarse’ consta de dos partes: los lectores tienen que prestar atención al amor ardiente que sentía Cristo van binnen ‘adentro’, y las obras virtuosas van buten ‘exteriormente’ hacia otra gente, vreemden ende vrienden ‘extranjeros y amigos’. Tiene que horen ‘escuchar’ el mandamiento célebre que impuso Cristo al Hombre, otra vez una cita famosísima de la Biblia: hoe sere si Minnen souden haren god van alre herten, van alre zielen, van alre cracht ‘cuánto amaran a su Dios con todo su corazón, todo su alma y todas sus fuerzas’ (Deuteronomio 6, 5; comp. Mateo 22, 37; Marcos 12, 30; Lucas 12, 27). A continuación explica cómo Cristo llevó este mandamiento a la práctica. También esta parte empieza con un imperativo: Nu besiet… ‘Luego te fijarás’. En este pasaje salta a la vista cómo Hadewijch integra el segundo mandamiento, que sucede al primero (pero no es el caso en el libro Deuteronomio) en su comentario: en él no sólo sale a relucir el amor de Cristo por el Padre, sino también su karitate ‘caridad’ con los hombres. Esta primera parte del punto uno es de lejos la parte más larga en toda esta carta por lo cual no se concluye fortuitamente con una frase final, que resume claramente todo lo que precede:

Dit es die wech dien ihesus wiset ende selve es, Ende dien hi selve ghinc, daer dat eweghe leven in leghet Ende die ghebrukenisse der waerheit sijns vader glorie. (Brief XV, 31-35)

Este es el camino que Jesús nos enseña y que es Él mismo. Y vino por este camino, que lleva a la vida eterna y a la fruición de la verdad y la gloria de su Padre.

La segunda y la tercera parte del punto uno son mucho más breves: en cuanto a longitud coinciden con los demás puntos de esta carta. Se le incita a la amiga a pedir el camino a los santos, a quienes Dios ya ha acogido, y a los que se han quedado atrás. Sobre todo en la tercera parte la amiga recibe el consejo de pedir el camino a los que la rodean de los que ve que obedecen a Dios. No es casual que todo este punto uno, que resulta tan detallado, acabe con fuerza en una triple frase final resumiéndolo todo: Dus volghet hem die selve de wech es, ende hen dienne ghegaen hebben, ende nu gaen ( r. 48-50) ‘Así seguirás al que es el camino y a los que caminaron o caminan todavía con Él’.19

Todo el tratado es presentado en pequeñas unidades del pensamiento que pueden ser almacenadas fácilmente en la memoria. Los puntos que resultan más largos se dividen en partes más cortas y mejores de asimilar que son señaladas con imperativos (Merket ‘Fíjate’; hoert ‘escucha’; besiet ‘fíjate’), repeticiones, antítesis (mer ‘pero’; van binnen ‘adentro’/ van buten ‘exteriormente’) o citas bíblicas célebres. Por consiguiente basta con sólo conocer la lista de las nueve acciones del peregrino para conservar en la memoria todo el tratado en el buen orden.

Hadewijch no ha elegido casualmente esta imagen del peregrino. En su Carta anterior ya había incitado a su amiga a estar wacker ende ernst ‘despierta y diligente’ inder peregrinacien des levens ‘en la peregrinación de la vida’ (Carta XIV, 28-29), una fórmula estándar calcada del latín (peregrinatio hujus vitae) con la que se refiere a un tema bíblico, central en la historia de la espiritualidad cristiana. El hombre es un extranjero en esta vida, es un homo viator, un viajante en camino hacia su patria, el Reino de Dios, o — refiriéndome una vez más a la décima cuarta Carta de Hadewijch — hacia der minnen lant, daer karitate ewelike dueren sal ‘el país del amor, donde la caridad no tendrá fin’.20 Hadewijch utilizaba mucho esta imagen, sobre todo en sus Poemas Estróficos, en los que surge muy a menudo el tema del viaje a través del paisaje inhóspito de este mundo (ellende ‘un país extraño’, woestine ‘desierto’ etc.) hacia der minnen lant ‘el país del amor’.21

Con su alegoría del peregrino Hadewijch recurrió a una imagen que debió de suscitar el reconocimiento del público y una gran implicación emocional. Es casi imposible que la lectora que meditaba sobre esta carta y que dejaba entrar el contenido en su corazón, no se sintiera como un peregrino en camino hacia el país del amor. Este texto pretende la transformación del receptor; su realización se halla fuera de la literatura, en la vida espiritual del lector o del oyente.

Embarazada de amor

Para ilustrar de nuevo este aspecto, tomo la décima cuarta Carta en rima, en la cual se compara el desarrollo del amor en el alma con el crecimiento de un niño en el regazo materno: la Madre de Dios es, obviamente, el ejemplo que tenemos que seguir 22 . De nuevo recibimos una trama, que — sin que tenga que ser señalado explícitamente en este caso — se divide a su vez en nueve meses. El primer mes, el de la concepción, es ghetrouwe vrese ‘temor fiel’ o oetmoedicheit ‘humildad’ profunda , según el ejemplo del Ecce ancilla Domini de María (Lucas 1, 38). El segundo mes es verduldicheit ‘paciencia’. En el tercer mes el alma se da cuenta de que está embarazada, que minne dreghet ‘lleva amor’, y vive apasionadamente de acuerdo con la Santa Escritura. El cuarto mes está colmada de dulzura, con la que protege y alimenta el amor y los miembros del amor (i.e. el prójimo). El quinto mes trata dulce e íntimamente a su amor, pero sufre también dolores fuertes. El sexto mes es la creencia que va a dar a luz al niño y que este va a donar riqueza y el anhelo del día de su nacimiento. El séptimo mes es la aceptación de la justicia inconcebible de Dios, que hace aceptar todo dolor con optimismo. El octavo mes es la sabiduría, que entiende que el amor es insaciable. En el noveno mes el niño está del todo desarrollado y el alma igual que Dios. El poema continúa con la evocación de las cuatro semanas, que juntos llenan un mes: la primera es poder, la segunda es conocimiento, la tercera es voluntad y la cuarta es cariño. Hadewijch no lo dice, pero sus lectoras estaban indudablemente familiarizadas con la teoría de que estas cuatro capacidades hacen del hombre un espejo de la Santa Trinidad, en el que poder coincide con el Padre, conocimiento con el Hijo, voluntad y cariño con el Espíritu Santo. El poema termina con los siete días que a su vez llenan una semana: corresponden a las siete dotes del Espíritu Santo.

La investigación sobre Hadewijch se ha mostrado poco entusiasta sobre este poema. "No es fácil comprender la diferencia de algunas situaciones", escribe Van Mierlo 23. Joris Reynaert es todavía más severo. Le parece que "en cuanto al pensamiento (…) el poema es bastante barato". Según él, "no se trata de un desarrollo lógico: el sentido exacto de cada mes no siempre es claro y muchos aspectos de la vida mística aparecen en varias descripciones de los meses.24 " Aparte del hecho que, a mi parecer, la interpretación de los varios meses no resulte tan mala, necesitamos preguntarnos si Hadewijch pretendía dar un análisis ‘lógico’ de la vida mística. Considero más bien esta alegoría como una ‘máquina’ que tiene que llevar al corresponsal a buenas reflexiones y así a una actitud correcta en el amor. Eso explica tal vez el hecho que las cuatro semanas y los siete días sean poco aclarados: supongo que sólo se le suministra a la destinataria el marco que ella misma tiene que desarrollar en la meditatio. Por consiguiente mi conclusión es que este poema no da el mejor ni el más claro acceso al aprendizaje místico de Hadewijch, sino que invita a la lectora a transformarse y a convertirse en, igual que una segunda María, madre del amor. Por eso es necesario que conserve en su corazón las virtudes que se recomiendan, que reflexione sobre ellas y que le sirvan de ejemplo.

 

La huerta de las virtudes

También en otros sitios de la obra de Hadewijch se pueden señalar procedimientos similares que propician la asimilación del texto. Pienso en las doce horas anónimas con las que se habla del movimiento circular del amor en la vigésima carta, un texto que se compara a menudo con el Seven manieren van minnen ‘Siete modos de amor’ de Beatrijs de Nazareth 25; pienso en los siete ‘nombres’, en realidad imágenes (lazo, luz, carbón, fuego, rocío, fuente viva e infierno) con las que en la décima sexta Carta en rima se refiere a la misma cantidad de facetas del amor; pienso en la segunda Carta en rima basada en el tercer libro de Esdras, capítulos 3-4, verso 41 en la que cuatro maestros reflexionan para el rey sobre lo que es lo más fuerte en el mundo: el vino, el rey, la mujer o la verdad; pienso en la descripción de los ‘puntos’ en los que el discurso puede perderse en la Carta IV. Puesto que una discusión sobre todos estos casos está fuera del marco de este artículo, saco a relucir a continuación sólo un ejemplo más, el de la huerta espiritual en la primera Visión.26

En esta Visión Hadewijch describe cómo es conducida por uno de los ángeles del coro de los Tronos, que poseen el don del discernimiento, a través de una pradera con árboles, que se llama ‘la llanura de las virtudes perfectas’. El primer árbol tiene una raíz podrida y débil pero un tronco fuerte, sobre el cual hay una flor encantadora pero inestable: este árbol es el conocimiento de sí mismo. La raíz podrida representa la naturaleza débil del hombre, el tronco fuerte representa el alma eterna, la flor inestable la belleza efímera del cuerpo humano. Luego el ángel del trono lleva a Hadewijch al segundo árbol, bajo, con hojas bonitas pero totalmente cubiertas de hojas secas: este árbol es la verdadera humildad que pudorosamente cubre por completo sus virtudes que alaban la vista. Un tercer árbol es alto y fuerte, con hojas grandes y anchas, en las que está escrito: ‘Yo soy la fuerza de la voluntad perfecta. Nada está fuera de mi alcance.’ Sus ramas atraviesan la copa de otro árbol, con hojas en las que se lee: ‘Yo soy la cordura. Sin mí no se puede hacer nada.’ El siguiente árbol tiene tres tipos de ramas, y de cada tipo otros tres: tres arriba, tres en el medio y tres abajo. En todas las hojas están dibujados corazones: en las últimas tres hojas de abajo los corazones son rojos, en las tres del medio son blancos, en las de arriba son dorados. Los tres corazones de abajo señalan el miedo: el miedo de faltar a su compromiso, el miedo de que otros no alcancen a Dios y el miedo de Cristo en su vida y su Pasión. Las otras dos filas de hojas siguen el mismo modelo. Los corazones blancos señalan respectivamente la pureza de Hadewijch misma, su capacidad de animar a los demás y su perfecta conciencia de la naturaleza noble de Dios a quien ninguna impureza entorpece. Las hojas de más arriba con los corazones dorados señalan el amor perfecto.

La Visión sigue, pero que lo sobredicho sea suficiente para dejar claro que Hadewijch presenta de manera plástica las virtudes que posee el hombre perfecto que vive en unión con Dios. Las varias formas de los árboles, ramas, hojas y los corazones coloreados facilitan a la lectora almacenar esta doctrina de las virtudes en la memoria. Es comprensible que en su tiempo el jesuita Bernard Spaapen eligiera justamente esta Visión tan clara a fin de analizar la ‘doctrina mística’ de Hadewijch en una serie de artículos. Hadewijch 27, sin embargo, pretendía indudablemente conseguir más que la mera transmisión de conocimientos con su texto. Aspiraba a una lectura en la que la amiga, para quien escribía el libro de las Visiones, y a través de ella otras correligionarias, almacenaran lo leído en la memoria, para pasear una y otra vez por estos árboles en la meditación llegando así a una profundización de su propia vida espiritual. Así que no es de extrañar que la literatura espiritual que circulaba en ambientes religiosos y semireligiosos durante la Edad Media esté plantada en abundancia de árboles, jardines y huertas. 28

Más allá de la razón

El libro de las Visiones no mantiene, sin embargo, esa claridad tranquila de un paseo instructivo por árboles alegóricos. A mitad de la primera Visión el ángel del trono le ordena a Hadewijch darse la vuelta para ver a la persona ‘por quien se ha distanciado de todos en la tierra y en el cielo’ (Visión I, 216-217). Detrás de una cruz, más clara y blanca que cristal, ve una llanura grandiosa, y delante de esa cruz, un trono igual que un disco más deslumbrante que el sol en el cenit. Debajo de este disco se encuentran tres columnas, de las cuales la primera parece de fuego llameante, la segunda de topacio y la tercera de amatista. ‘Y en el centro debajo de este disco un remolino daba aterradoramente vueltas y presenciar eso era tan escalofriante que cielo y tierra podían llenarse de asombro y temor.’ (Visión I, 231-235)

No queda nada de la naturalidad tranquila con la que la vidente dotada del don del discernimiento paseaba por los árboles alegóricos. Aquí la plasticidad de la representación se hace casi insoportable. Es como si la monumentalidad de las imágenes y los colores vivos quemaran la representación en la retina del lector. Lo que Hadewijch ve y describe, sin embargo, es tan apabullante al mismo tiempo que tenemos la impresión que cualquier representación que se pueda hacer de ella ha de fallar. Lo representado es a la vez inimaginable: la cruz es más clara y más blanca que cristal, el trono (también un disco) deslumbra más que el sol en el cenit, ver el remolino es escalofriante, la apariencia de quien está sentado en el trono no se puede describir en ningún idioma. Las imágenes son impresionantes, vivas, ineludibles e inolvidables, pero al mismo tiempo inconcebibles e insoportables: se refieren a una realidad que supera las capacidades humanas.

También en otra parte del libro de las Visiones la capacidad de representación de lector se somete a una dura prueba. Dos reinos se convierten en dos reinos de los cielos (Visión IV); alguien está sentado en un trono, pero no se puede ver (Visión VI); Cristo se acerca de ella en forma de niño y de hombre (Visión VII); caminos se convierten en horas (Visión VIII); una reina lleva una corona, pero más tarde resulta que son los ojos en su vestidura los que parecen ser coronados (Visión IX); etcétera. A menudo estos y otros fenómenos enigmáticos no se aclaran; ¿Por qué hay una cruz de cristal detrás del trono y del remolino y detrás de eso una llanura grandiosa en la Visión I ? Se puede suponer que con el ‘cristal’ se refiere a ‘Cristo’ 29; pero carecemos de una aclaración explícita, y sólo podemos especular sobre el sentido de la llanura grandiosa. Seguro es que extrañamos la claridad encontrada en los textos comentados anteriormente.

¿Por qué Hadewijch, queriendo dirigir a sus amigas, escribió textos tan enigmáticos? A esta pregunta Veerle Fraeters dio una respuesta en mi sentir convincente en su ya mencionada reseña 30. El objetivo de Hadewijch en las Visiones — así lo dice — era a fin de cuentas menos el de la transmisión de significados bien fundados y tranquilizadores sino más bien el de la transformación de la personalidad humana. Para tal objetivo un lenguaje lógico y claro es menos adecuado que un lenguaje hermético con imágenes a-lógicas y con una sintaxis anacolútica. A esto se puede añadir que este lenguaje hermético va acompañado por lo general de una emocionalidad intensa: se hace hincapié una y otra vez en el aspecto sorprendente, escalofriante y apabullante de este mundo visionario 31. En otras palabras: por su intensidad y su majestuosidad, y por su incapacidad obsesiva de reconstruirlas, las imágenes visionarias de Hadewijch se enganchan en la memoria, pero es casi imposible ordenarlas con claridad y más aún proveerlas de significados estables y claros. Estos textos invitan menos a la lectora (iniciada) a reflexionar sobre una ‘doctrina’ mística estructurada, pero la sacan de las claras categorías de la razón humana. El asombro constituye el foco de atención, el asombro que desafía la reflexión humana al abrirse a y al medirse con otra realidad, que nunca se conocerá completamente. El ‘yo’, que lo quiere controlar todo, debe ceder, a fin de que pueda venir Dios. Se le prepara a la amiga para el encuentro con el Otro divino, que se mostrará hasta el momento de la unión como transcendente, como nunca conocido del todo. La meditación cede ante la contemplación.

Versos

Me parece que vemos, aunque de manera completamente distinta, un mecanismo algo comparable en la Carta XVII. Este comienza con diez versos emparejados en rima, antes de continuar en prosa:

Te alre doghet wes onstich snel;
En onderwinter di niet el.
En ghebrect in ghenen dinghen,
En werct te ghenen sonderlinghen.
Te alre noet hebbet onste ende ontfermen,
Ende en nemt niet in u bescermen.
Dit haddic di gherne langhe gheseghet:
Want mi wel groet op therte leghet.
God doe u kenne wat ic mene,
Inder enegher Minnen naturen allene.
-------------------
(Carta XVII, 1-10)

Para toda virtud dispuesta y pronta,
no te dediques a ninguna.
No habrá cosa a la que faltes,
pero no obrarás nada en particular.
A toda miseria abre tu corazón,
y no te hagas cargo de ninguna.
Desde hace tiempo te lo quería decir
por tenerlo adentro;
Dios te lleve a donde me entiendas,
esto es, a la esencia una del amor.
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(Cartas, p. 111)

Varios especialistas de Hadewijch sugirieron que estos versos pretendían ser mnemotécnicos, lo cual me parece posible, efectivamente 32. Pero a la vez es imposible que la lectora no se hubiera asombrado de su carácter enigmático: en las tres primeras parejas, el segundo verso parece prohibirle lo que le venía impuesto justamente en el primero. Estos versos dieron lugar a exégesis detalladas y controvertidas en la investigación sobre Hadewijch 33. Y cierto es que la propia Hadewijch no concluye casualmente su aclaración detallada en el resto de su Carta con una apelación a Dios: hoe ghi elc doen selt ende laten, dat moet u God wisen, onse lief ‘Lo que has de hacer o de dejar en cada circunstancia, te lo enseñara Dios, nuestro amado’ (r. 134-135). En realidad estas palabras forman un eco de lo que ya había escrito al final de su pequeño poema: God doe u kennen wat ic mene, / Inder enegher Minnen naturen allene ‘Dios te lleve a donde me entiendas, esto es, a la esencia una del amor’. Con razón Spaapen escribe: "Lo que en el fondo se quiere decir con estos versos, sólo se puede comprender adecuadamente desde la unión con Dios, desde la Esencia del amor mismo." 34

Igual que las imágenes en las Visiones, estos versos un tanto gnómicos parecen buscar ser grabados en la memoria. Pero en cuanto a contenido estas paradojas retan la razón humana, la abren a otra realidad, que ni siquiera con las aclaraciones detalladas en la prosa de la décima séptima y otra vez en la décima octava Carta se puede concebir del todo. Finalmente encontramos la respuesta fuera de la lengua y fuera de la razón humana, inder enegher minnen naturen allene ‘en la esencia una del amor’. Sólo cuando el amor en el hombre sea perfecto, estos mandamientos serán ajustados el uno al otro en una misteriosa unio oppositorum.

Las canciones

Dado que las Visiones de Hadewijch y también varias cartas suyas parecen muy aptas para ser almacenadas en cuanto a contenido en la memoria (memoria ad res), podemos suponer que las amigas de Hadewijch se sabían de memoria verso por verso y estrofa por estrofa los Poemas Estróficos (memoria ad verba). El hecho que en realidad estos poemas eran canciones, a las cuales se ponían melodías de famosas canciones latinas, francesas y tal vez también germánicas, habrá facilitado mucho la asimilación de estos textos en la memoria. De ahí que me parezca equivocado suponer que estas canciones sólo hubieran funcionado como canto en la — relativa — publicidad de una compañía en la que Hadewijch era el centro y la intérprete.También podían ser llevadas consigo en la memoria por cada miembro de la compañía, y en todo momento ser cantadas en voz alta o sólo para sus adentros, y de este modo podían incitar a la cantante a una actitud de entrega total al amor. 35

Así que son textos para la memoria, como alimento para la vida espiritual. A este propósito constatamos también que a menudo los poemas de Hadewijch contienen en su estilo de disertación una coherencia que no encontraremos en la lírica profana. Mediante la alternancia refinada de una mayor cantidad de estrofas didácticas en la tercera persona ‘él’, de reproches en la primera persona plural 'nosotros', de testimonios conmovedores en la primera persona singular 'yo', de incitaciones en la tercera persona plural 'Ustedes', mediante todo esto impulsa a sus amigas a la reflexión crítica sobre su propia actitud y las incita a dedicarse por completo a la dura escuela del amor. Sin embargo, comprobamos también aquí que estas canciones se abren constantemente a otra realidad, a lo sumo señalable, pero casi inenarrable. Esto ocurre entre otras cosas por el recurso del amor personificado, el cual se sustrae a toda posible definición; por la cantidad de paradojas; por las repeticiones con poderes de incantación que cantando vacían las palabras de su contenido. Por una parte constatamos que los Poemas Estróficos tienen todo para anidarse permanentemente en la memoria; que no quieren en absoluto descuidar el llamamiento a las facultades mentales y a la voluntad; por otra parte, sin embargo, vemos también que rompen cada vez más el carácter cerrado del lenguaje y de la razón con su misteriosidad ‘tantaleante’ y que tratan de abrir la puerta al lector, cantante, oyente, a una realidad y experiencia que superan por lejos todas las facultades humanas.

Traducido por Betty Colin
Traducción revisada por Beatriz Meli

Apéndice

Carta XV

(Traducción: Hadewich de Amberes, Dios, amor y amante. Las cartas, traducidas del antiguo medio-neerlandés y presentadas por Pablo María Bernardo. Madrid 1986, con modificaciones)

NUEVE puntos se imponen al peregrino de largo caminar: Primero, que pregunte por el camino. Luego, que sepa elegir buena compañía. Tercero, que se guarde de los ladrones. Cuarto, que se guarde de comer demasiado. Quinto, que se vista corto y bien ceñido. Sexto, que se incline al subir al monte. Séptimo, que se mantenga derechito al bajar. Octavo, que pida oraciones a la gente buena. Noveno, que le guste conversar de Dios.

Los mismos puntos valen para nuestra peregrinación divina, cuando buscamos el reino de Dios y su justicia mediante las obras perfectas del amor.

El primero es: preguntarás por el camino. Él mismo lo ha dicho: "Yo soy el camino". Si Él es el camino, fíjate en los caminos por los que vino. En sus trabajos llevaba adentro el fuego de la caridad que se manifestaba exteriormente en sus obras y virtudes a favor extranjeros y amigos. Escúchale cuando da a los hombres este mandato: "Amarás a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas". Y les pidió que nunca lo olvidaran, ni durante el sueño ni en sus ocupaciones. Luego te fijarás en su propia actuación, pues, a pesar de ser Él Dios mismo, lo dio todo y vivió exclusivamente para el amor justo de su Padre y para la caridad con los hombres. Obró con diligente caridad y consagró al amor todo su corazón, toda su alma y todas sus fuerzas. Este es el camino que Jesús nos enseña y que es Él mismo. Y vino por este camino, que lleva a la vida eterna y a la fruición de la verdad y la gloria de su Padre.

Pregunta también por el camino a los santos que ya llamó a su presencia y a los que todavía están, siguiéndolo con las virtudes perfectas. Han sufrido con Él del profundo valle de la humildad hasta el monte de la noble vida. Han escalado este alto monte llevados por la fe firme y la noble entrega propias de la contemplación del amor, tan suave a nuestro corazón.

Pregunta otra vez por el camino a los que viven a tu lado y que ves siguiendo sus caminos en forma siempre igual, con todas las obras de las virtudes.

Así seguirás al que es el camino y a los que caminaron o caminan todavía con Él.

El segundo es: elegirás buena compañía. Esta es: la santa congregación de la que ya recibiste tantos beneficios, pero entiéndelo en especial de los santos amantes de Dios de los que Él recibe más amor y honor y de los que tú sientes que recibirás más ayuda, porque arrastran tu corazón a más sencillez y te elevan hacia Dios, y sabes que sus palabras y ejemplos te atraen y te hacen acercarte a Dios. Pero ten mucho cuidado de que tu tranquilidad y tu gusto no te dicten tu preferencia. Ya se trate de mí o de otras personas que te parecen dignas de confianza, asegúrate bien de que te ayudarán a progresar y examina cuál es su vida. Porque son demasiado pocos en estos tiempos los que merecen entera confianza, y la inmensa mayoría esperan de Dios y de los hombres su propia satisfacción conforme a sus necesidades y deseos.

El tercero es: guárdate de los ladrones. Estos son: las sutiles tentaciones externas e internas. Y como ningún oficio se puede aprender sin maestro, nunca te creas tan experta que puedas dar a tu vida un rumbo singular sin el consejo de personas prudentes y espirituales.

El cuarto es: guárdate de comer demasiado. Esto es: el descanso según el mundo: no puedes encontrar tu satisfacción en ninguna cosa fuera de Dios, ni saborear sino lo que te da el sabor divino, experimentando la maravillosa suavidad de Dios. Piénsalo bien y nunca lo olvides: es gula todo aquello en que uno busca su contento fuera de Dios.

El quinto es: te vestirás corto y bien ceñido. Esto es para no enlodarte en cosas de la tierra: no te rebajes a la vida rastrera. Y cíñete con el vínculo del amor, que es Dios mismo, de tal manera que nunca te vayas al suelo.

El sexto es: al subir al monte, irás inclinada hacia adelante. Esto es: que darás gracias en todo lo que te toque sufrir por el amor. Y te humillarás de todo corazón, aun cuando tuvieras todas las virtudes que puede ejercer el hombre; todas tus obras te parecerán nada en comparación de la grandeza divina y de la deuda que has de pagar a Dios en obras y en amor.

El séptimo es: al bajar, mantente derecha. Esto es: que, a veces, tienes que bajar en busca de lo que necesitas y sientes las exigencias de tu cuerpo; no obstante, has de mantener tus deseos elevados hacia Dios y los santos que llevaron vida noble y dijeron: "Nuestra patria está en el cielo"

El octavo es: pedirás oraciones a la buena gente. Esto es: rogarás a todos los santos y a todos los humanos para que puedas cumplir el supremo designio de Dios y desprenderte de todo a fin de identificarte con este designio en Dios mismo.

El noveno es: con sumo gusto conversarás sobre Dios. Esto es: que es un signo del amor encontrar delicioso el nombre del amado. San Bernardo dice al respecto: "Jesús es miel en la boca". Es suavidad incomparable hablar del amado; es cosa que excita el amor e impulsa las obras.

Ahora te ruego y le pido al Santo Amor Divino que tu peregrinación sea cosa hermosa y limpia, que no se te vuelva pesada o amarga por culpa de tus caprichos, sino que mantengas el espíritu de alegría, suavidad y paz. Atraviesa estas tierras del exilio por el camino de la rectitud, pureza y fervor que, al final, te hará encontrar a Dios, tu amado. Que Él te ayude y su santo amor.

Notas

* Este artículo surgió en el marco del proyecto GOA 'Memoria en la Edad Media' de la Universidad de Amberes (http://www.ufsia.ac.be/~memoria). Agradezco a los miembros del grupo de investigación, e.d. Annelies van Gijsen, Thom Mertens, Jesse Mortelmans, Patricia Stoop, Theo Venckeleer, Peter de Wilde y a mis compañeros de Amberes Guido de Baere y Veerle Fraeters sus estimulantes comentarios y crítica. También doy las gracias a mis colegas Victoria Cirlot de la Universitat Pompeu Fabra (Barcelona) y Beatriz Meli de la Universidad de Chile por sus correcciones, ánimos y amistad.
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1 Lieve minne: Carta III, 5; V, 34; herteleke lieve: Carta V, 1, 28; VII, 1, 14; lieve herte: Carta en rima XII, 6; hertelike joffrouwe: Carta en rima XV, 21; suete y/o lieve kint: Carta I, 46, 56; VI, 36, 204; IX, 1; XVIII, 1; XXIX, 4, 19; XXXI, 1.
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2 Los estudios de Jozef van Mierlo sobre Hadewijch son demasiado numerosos como para enumerarlos aquí. Se mencionan todos en: Gertrud Jaron Lewis, Bibliographie zur deutschen Frauenmystik des Mittelalters. Mit einem Anhang zu Beatrijs van Nazareth und Hadewijch von Frank Willaert und Marie-José Govers. Berlín, p. 351-410. Todavía imprescindibles son las ediciones de Van Mierlo: De visioenen van Hadewych, 2 tomos, Lovaina etc. 1924 y 1925; Hadewijch. Strophische Gedichten, 2 tomos, Amberes etc. 1942; Hadewijch. Brieven, 2 tomos, Amberes etc. 1947; Hadewijch. Mengeldichten [= Cartas en rima, F.W.] Amberes etc. 1952. A lo largo de este artículo me refiero siempre a estas ediciones, excepto para las Visiones (véase nota 7). De la obra de Hadewijch existen traducciones en español: Hadewich de Amberes, Dios, amor y amante. Las cartas, traducidas del antiguo medio-neerlandés y presentadas por Pablo María Bernardo. Madrid 1986 (todas las Cartas en prosa) y María Tabuyo, El lenguaje del deseo. Poemas de Hadewijch de Amberes. Madrid , 2001 (17 Canciones o Poemas Estróficos y 3 Cartas en rima). El libro reciente de Victoria Cirlot y Blanca Garí, La mirada interior. Escritoras místicas y visionarias en la Edad Media. Barcelona 1999 contiene un capítulo excelente sobre Hadewijch (p. 77-106). La relación entre Hadewijch y su público en las Cartas en rima y sus Cartas en prosa, viene expuesta detenidamente en: Paul Mommaers y Frank Willaert, 'Mystisches Erlebnis und sprachliche Vermittlung in den Briefen Hadewijchs', en: Peter Dinzelbacher y Dieter R. Bauer (red.), Religiöse Frauenbewegung und mystische Frömmigkeit im Mittelalter. Köln 1988, p. 117-151.
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3 Véase particularmente N. de Paepe, Hadewijch. Strofische Gedichten. Een studie van de minne in het kader der 12e en 13e eeuwse mystiek en profane minnelyriek., Gent 1967.
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4 Comp. Hans Schottmann, 'Autor und Hörer in den "Strophischen Gedichten" Hadewijchs', en: Zeitschrift für deutsches Altertum und deutsche Literatur 102 (1973), p. 20-37 y Frank Willaert, De poëtica van Hadewijch in de Strofische Gedichten. Utrecht 1984, p. 298-359.
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5 De Paepe, Hadewijch. Strofische Gedichten. Een studie [n. 3], p. 147-159.
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6 H.W.J. Vekeman, 'Angelus sane nuntius. Een interpretatie van het Visioenenboek van Hadewijch', en: Ons geestelijk erf 50 (1976), p. 225-259 [con un resumen en francés]; Frank Willaert, 'Hadewijch und ihr Kreis in den Visionen', in: Kurt Ruh (red.), Abendländische
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7 Mystik im Mittelalter. Symposium Kloster Engelberg 1984. Stuttgart 1986, p. 368-387.
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8 Hadewijch. Visioenen., traducido por Imme Dros, con una introducción y una edición con notas de Frank Willaert. Amsterdam 1996.Hadewijch.Visioenen [n. 7], p.25-26.
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9 G. Warnar, '[reseña de ] Hadewijch. Visioenen, traducido por Imme Dros, con una introducción y una edición de texto por Frank Willaert. Amsterdam 1996', en: Tijdschrift voor Nederlandse taal- en letterkunde 114 (1998), p. 182-185; Jo Reynaert, 'Een nieuwe editie van Hadewijchs Visioenen', en: Queeste.Tijdschrift voor middeleeuwse letterkunde in de Nederlanden 4 (1997), p. 79-83; Veerle Fraeters, 'Visioenen als literaire mystagogie. Stand van zaken en nieuwe inzichten over intentie en functie van Hadewijchs Visioenen'' en: Ons geestelijk erf 73 (1999), p. 111-130 [con un resumen en inglés].
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10 Fraeters, 'Visioenen als literaire mystagogie' [n. 9], p. 128.
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11 Comp. Mary Carruthers, The Book of Memory. A study of Memory in Medieval Culture. Cambridge 1990, p. 48-49 y Eric Jager, The Book of the Heart. Chicago etc. 2000, véase registro sub memory. Para citas en neerlandés medieval, véase E. Verwijs y J. Verdam, Middelnederlandsch Woordenboek, tomo 3, col. 391.
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12 Comp. O.G. Oexle, 'Memoria, Memorialüberlieferung', in: Lexikon des Mittelalters, tomo 6, col. 511.
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13 Comp. la nota junto al pasaje respectivo en Las Cartas [n. 2], p. 167: 'Testimonio demasiado impreciso sobre la dedicación de las beguinas a la meditación bíblica y a la profundización de la doctrina de los grandes autores.' No entiendo, sin embargo, por qué este 'testimonio' sería 'impreciso'.
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14 José van Aelst, 'Gedenk de Minne en de Minne zal u gedenken', in: Queeste. Tijdschrift over middeleeuwse letterkunde in de Nederlanden 8 (2001), p. 80-87. Sobre Beatrijs de Nazareth, véase Cirlot y Garí, La mirada interior [n. 2], p. 107-137. Creo haber señalado ya que también el místico Jan de Ruusbroec del siglo XIV estructuró su obra en vistas de la atitud receptiva en mis contribuciones 'Ruusbroec als auteur', en: E.P. Bos y G. Warnar (red.), Een claer verlicht man. Over het leven en werk van Jan van Ruusbroec (1293-1381). Hilversum 1993, p. 59-72 y 'Is Ruusbroecs "Brulocht" literatuur?', en: Thom Mertens (red.), Siet, de brudegom comt. Facetten van Die gheestelike brulocht van Jan van Ruusbroec (1293-1381). Kampen 1995, p. 48-64.
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15 Comp. Carruthers, The Book of Memory [n. 11], p. 156, donde el carácter 'memorial' de la cultura medieval se explica en primer lugar desde 'the identification of memory with the formation of moral virtues'.
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16 Carta en rima I, 3-7; Visiones XIV, 110-124.
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17 Véase sobre todo J. Reynaert, 'Ruusbroec en Hadewijch', en Ons geestelijk erf 53 (1981), p. 193-232 (con un resumen en francés).
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18 Sobre argumentaciones en puntos, que empezaron a ganar terreno en la literatura neerlandesa medieval en el siglo catorce, véase Wim van Anrooij, 'De puntsgewijze presentatie in de Middelnederlanse literatuur. Een geledingssysteem in het discursieve betoog', in: Wim van Anrooij y otros Al t'Antwerpen in die stad. Jan van Boendale en de literaire cultuur ca. 1315-1350. Amsterdam [en prensa]
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19 La triple fórmula final (Cristo, pasado, presente) no coincide del todo con la estructura de este primer punto: también en el segundo punto se le ruega a la amiga que pida el camino a los que die hier noch bleven sijn ( r. 37-38) 'a los que todavía están'.
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20 Véase sobre esto las bellas páginas que Jean Leclercq ha dedicado a este tema en su Aux sources de la spiritualité occidentale. Etapes et constantes. Paris 1964, p. 35-90, pero también y sobre todo en F.C. Gardiner, The Pilgrimage of Desire. A study of theme and genre in medieval literature. Leiden 1971.
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21 Ahora me parece que en mi Poëtica [n.4], p. 174-176 relacioné esta temática de manera demasiado unilateral con la búsqueda caballeresca, influenciado por el tono bastante cortesano de estas canciones.
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22 Sobre el tema de la maternidad mística en Hadewijch, y sus fuentes, véase: J. Reynaert, De beeldspraak van Hadewijch. Tielt etc. 1981, p. 293-300.
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23 Van Mierlo, Hadewijch. Mengeldichten [n. 2], p. 63
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24 Reynaert, Beeldspraak [n. 22], p. 295
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25 Compárese Cirlot y Garí, La mirada interior [n. 2], p. 102. Para una traducción completa del pequeño tratado de Beatrijs de Nazareth, véase el Apéndice en este libro (p. 285-295).
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26 La siguiente paráfrasis se basa en la traducción de Imme Dros [véase n. 7].
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27 La serie de artículos de Spaapen (en Ons geestelijk erf 44 (1970) 7-44, 113-141, 353-404; 45 (1971), p. 129-178; 46 (1972), p. 113-199 [con resumen en francés] lleva el título engañoso: 'Hadewijch en het vijfde Visioen'. Sin embargo, sólo habla detenidamente de esta quinta Visión en la última entrega.
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28 Véase sobre este género, especialmente en la literatura alemana: Dietrich Schmidtke, Studien zur dingallegorischen Erbauungsliteratur des Spätmittelalters. Am Beispiel der Gartenallegorie. Tübingen 1982. Sobre su función en apoyo de la memoria, particularmente p. 418-420.
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29 Véase Dros & Willaert eds., Hadewijch. Visioenen [n. 7], p. 169-170. Comp. Juan de la Cruz en su Cantico Espiritual, donde la Novia llama cristalina fuente a su Amante (San Juan de la Cruz, Obras completas. Edición crítica, notas y apendices por Lucinio Ruano de la Iglesia, undécima edición. Madrid 1982, p. 437).
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30 Fraeters, 'Visioenen als literaire mystagogie' [n. 9], p. 129-130. Fraeters se basa en unas excelentes páginas del germanista alemán Wilhelm Breuer en su artículo 'Philologische Zugänge zur Mystik Hadewijchs. Zu Form und Funktion religiöser Sprache bei Hadewijch', en: Margot Schmidt (red.), Grundfragen christlicher Mystik. Wissenschaftliche Studientagung Theologia mystica in Weingarten vom 7.-10 November 1985. Stuttgart etc. 1987, p. 103-121, especialmente p. 118-121
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31 Véase P. Mommaers, 'Is Hadewijch emotioneel?' en : R.E.V. Stuip y C. Vellekoop (red.), Emoties in de Middeleeuwen. Hilversum 1998, p. 135-156.
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32 Van Mierlo, (ed.), Hadewijch. Brieven., tomo 1, p. 136; Albert Brounts, 'Hadewijch eerste ontwerp van de wezensmystiek (Carta XVII)', en: Handelingen van de Koninklijke Zuidnederlandse Maatschappij voor Taal- en Letterkunde en Geschiedenis 26 (1972), p. 5-57, aquí p. 17.
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33 Comp. Brounts, 'Hadewijchs eerste ontwerp' [n. 32]; Spaapen, 'Hadewijch en het vijfde Visioen' [n. 27], en: Ons geestelijk erf 44 (1970), p. 353-380; P. Mommaers, 'Bulletin d'histoire de la spiritualité. L'école néerlandaise', en: Revue d'histoire de la Spiritualité 49 (1973), p. 470-477; P. Verdeyen, ' De invloed van Willem van Saint-Thierry op Hadewijch en Ruusbroec', en: Ons geestelijk erf 51 (1977), p. 3-19; Mommaers y Willaert, 'Mystisches Erlebnis' [n. 2], p. 145-146.
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34 Spaapen, 'Hadewijch en het vijfde Visioen' [n. 27], p. 354.
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35 Que las amigas se hubieran puesto en el lugar del 'yo' mientras cantaban no me suena muy convincente. El 'yo' en las canciones de Hadewijch no es, a mi buen entender, un claro 'yo' ficticio que puede ser interpretado por cualquier cantante, sino que refiere indudablemente a Hadewijch misma, siendo la maestra y la amante ejemplar. Esto me parece una diferencia significativa comparado con las cancionas 'místicas' en los medios de la Devoción Moderna, en las que el 'yo' sí puede ser identificado con el cantante que interpreta la canción (o la acoge en su corazón) (véase sobre este tema Ulrike Hascher-Burger, 'Zwischen Apokalypse und Hohenlied. Brautmystik in Gesängen aus der Devotio Moderna', en: Ons geestelijk erf 72 (1998), p. 246-261). Toda esta cuestión, sin embargo, merece una investigación más detallada.
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