Cyber Humanitatis, Portada
Cyber Humanitatis, Indice
Cyber Humanitatis, Otros Números
Cyber Humanitatis, Secciones
Cyber Humanitatis,  E-mail
©Sitio desarrollado por SISIB Universidad de Chile 2002
 

Cyber Humanitatis, Nº 20 (Primavera 2001)


La bitácora y los sueños, poemario de Claudio Iasís

CLAUDIO IASÍS nació en Santiago de Chile. En 1993 se integra al taller literario dirigido por la poeta Marina Arrate.
En poesía ha publicado: La bitácora y los sueños (Santiago, Libros de la Elipse, 1997). Además está incluido en la antología Antología de poetas chilenos jóvenes (Concepción, Lar, 1998) y sus textos han aparecido en distintas revistas nacionales como Rayentrú, Pluma y pincel y El espíritu del valle.

MENÚ


El cielo no se hizo notar
hasta cuando comenzó
a ponerse magenta

el cielo fue paciente

muy paciente.

Había dicho: "aún más
que la nerviosa campana
de la portezuela cristal del zaguán"
                             eso había dicho
y ahora nos ha cubierto
con un pocillo turbio decorado y
gigantesco
tal como se arropan los platillos
exquisitos.

Entonces
      silencio

reposamos

ya mañana estaremos
nuevamente
en el prolijo listado blanco
del universo.

 

VAILETE
(Villancico)

A este sol peregrino
he de agregarle 3 cosas.

(qve no hace mvcho
se me ha enterado
de qve le gvstan los trípticos
y piensa completarse vno)

Primero vna mascota de ropa mvi fresca
como de piel de pez
o de organdí.

Vn par de zapatos mvi finos
para qve ansí no ressbale
por las montañas de la uerja del Este

Tercero
vn poco de noche
Lo svficiente
como para qve algvn día
sepa del sveñño.

(Porque, convengámoslo,
la luna cierra a veces hasta sus 2 ojos,
dice que está muy nueva,
que no la molesten,
y nadie va y le dice
"Oye, despierta y levanta").

 

TRAS LA VENTANILLA

Como un poseso
tomé el paisaje por asalto
durante todo el viaje
y en una de esas tantas batallas
apareció
(como dicen pasa al guerrero vencido)
la visión
del campo sembrado de varillas de oro
hurgado por el dedo displicente y pleno del viento

Tan grande y suave era.

Y recordé la señal de tus cabellos tristes
y cómo nunca llegaste a sentir
el lento peregrinar de mis yemas
atentas
como ante el arpa
de las cuerdas mortalmente dormidas,
agazapadas testigos
de tus suspiros de puerta entreabierta.

y a ella
ante su otrora dorada alfombra y marfil
demudada en escuadrón de invocaciones
arremetiendo hecha brazos de espuma gris
hecha de brazos tensos
como frente a un ídolo
al que se le piden explicaciones.

Eso es lo que pasa
de querer beber a borbotones

abrir indiscriminadamente
la llave de paso de
la memoria.

 

YO VOY A TUGAR PARA AMARTE

Si en este instante
hiciera una ronda.contigo
¿Qué crees que debiéramos tomar?

Los displicentes cabellos deshilvanados
que remiendan camino tras tus vaivenes
como girasoles soñolientos regresando de un mercado
Los ojales saturados de pequeños peces entumecidos
o las manos
           de a una de a dos
           (no me has dicho cuántos seremos)
           de a tres las manos
           de a cuatro
           (las raciones justas conservarán
           la amistad)

Y de allí a comenzar el rondar
(bástenos decir que elegimos las manos)
sólo habrá un paso
           gira de luna desvencijada
           como rueda del triciclo
           que sí prestabas
dos tres cuatro hacia el costado
un allá va jugando el carrusel de los desfines
           miradlos en la ronda del parabién y alada
           miradlos en el anillar y desatar

Si la ronda semejase un parasol
¿qué nos dirían?

 

INVENTARIO

Finalmente

Ebrio el círculo indolente de los años

Ni los destellos del rostro tras los postigos desatados
ni la pulcra corbata listada que nos era oficial
el primer baile al patio bajo parronales
mientras tus conquistas y mis ojos
olvidaban los experimentos de Rutherford,
ese decenio -el de Montt
y las probables constantes de los contornos celestes

Sólo ha de quedar      cachorro agazapado
tu perfume de higueras sobre mis sábanas
como retazo de memoria.


DESLIZA EN LA TARDE

El gato sobre mi camisa yo dentro
parece abrazar un orbe tibio
(el orbe sube y baja lentamente
desde esta hora perdida ni hallada)
Esta tarde tendida soy mi padre cuando respiraba
y el gato que supo repartir ojos a la mansalva
no despierta
ni abrirá aún sus ojos porque juega a ser yo
y entonces hacemos que ha regresado a mil
                   novecientos setenta y cuatro


En un instante el aroma vierte en las bolsas
mi madre regresando de la tienda
reparte una conversación habitual

Salta a recibirla la tarde que recuerda


Tras la luz de un puñado de naranjas
y la tarde y un gato que juegan.

 

HAY AGUA QUE CORRE
en las plazas de mi memoria

Para algunos era el remontar de las orquídeas y los globos
para otros era el contar los colores de una lagartija

para mí era el agua


Para la que trenzaba de flores sería el instante
para el que corría tras las polillas acaso el tiempo

para mí era el agua

Para ti era el descuido imperdonable
¿Cómo iba a saber yo que la fiebre y desvelada
nos visitaba transformada
en el botín de mis navíos?

Te quedabas entre la conversación de las vigilantes

Yo iba a ser hermoso       iba a ser el que quizá marinero
Iba a curar con mis dedos tus sienes
iba a recrear el mundo en tina ventana perfecta

mientras para mí era el agua

Y allí me tenían
           (hecho una gran montaña al suelo
           mirando
           cómo el río confabulaba
           la travesía de las semillas
           empapaba la ciudad de piedras
           traspasaba la epidermis de la tierra
           todo de un solo oleaje)

dando gracias al declive.


ESTAMPA CAMINO DE FRAY BENTOS

Horizonte vasto y verde
serpentino

estampada sábana
tendida en descuido complaciente

De tanto en tanto
se me cruzan benditos
charcos de agua quieta
en donde se me deja entrever
un receloso
cielo interior
Ningún árbol vence la tentación
de mirar:
el solitario palidece de melancolía,
el rebaño los circunda
como a reliquias de procesión
y ninguna azul bandada
deja de profanarlos
tan ceremoniosamente


Así como de todos he bebido
esta luz
así ninguno se ha escapado
de observarme.

 

 

Sitio desarrollado por SISIB - Universidad de Chile