JORGE ESLAVA

BELLEZA DE ANTIGUO TEMBLOR

Apenas si conozco a la señora de los párpados bajos
Que se suelta el cabello después del baño
Y que ha dormido como una lengua dentro de mi boca,
Reblandecida entre mis dientes.
¿Es por devoción al dolor que me abre su pecho?

Yo todavía me arrastro ante ella con el aliento de la noche,
Rondo su piel de parapente que quiere volar
Y devoro su pescuezo en acallados ronquidos,
Hasta que mI deseo se hunde en un basural de ceniza.

Durante siglos he abierto los ojos sobre tanta belleza
Y aun en el ocaso reconoceré a aquella muchacha
-La carne pura, la pupila de asombro-
De cuando un tumulto de llamas me quemaba sin asco
Y un hilo ciego de baba golpeaba mis labios.

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