Experiencias de Innovación Docente 2017

62 en la recepción del paciente niño y en su interrelación con el apoderado. Los estudiantes expresaban verbalmente la satisfacción que sentían con la atención del paciente y se les observaba un buen manejo en la aplicación de estrate- gias enseñadas por los docentes, para ser aplicadas en la atención de los niños según su edad. Cada estudiante, de un total de 77 alumnos del curso, fue responsable de la atención clínica odontológica de un paciente niño o adolescente en condición de tratan- te, realizando un promedio de 8 sellantes cada alumno, mientras que 4 sellantes realizó el alumno que efectuó el menor número y 21 sellantes el alumno que realizó el mayor número. Las diferencias se debieron a los dis- tintos requerimientos terapéuticos de cada uno de los pacientes. Cada alumno atendió también un segundo paciente, éste último en condición de ayudante. Al momento del alta, cada apoderado recibió un do- cumento (epicrisis) con el resumen diagnóstico inicial de su salud bucal, la especificación del tratamiento efectuado y las recomendaciones sugeridas. Este docu- mento incluyó la identificación del alumno y el nombre y firma del docente a cargo de la actividad clínica. DISCUSIÓn Situar al estudiante en forma temprana en un contexto profesional real, sin duda resulta para él, una moti- vación positiva y le ayuda a identificarse con su rol de odontólogo, le ayuda también en el manejo conductual que requiere el paciente infantil y le da experiencia en los requerimientos clínicos del paciente para ser atendido, entre otros. También le da experiencia en la organización del box de atención, en programar los tiempos necesarios según la actividad clínica a realizar en la atención de cada paciente, poniendo énfasis en que las explicaciones de las acciones a realizar du- rante la atención del paciente, deben estar dirigidas al niño, pero también deben estar dirigidas a los padres o apoderados, ya que se requiere la aprobación de ambos para poder realizar las acciones clínicas programadas. La atención clínica temprana le hace ver al estudiante que el paciente niño requiere un especial manejo de adaptación a la atención odontológica y en ese proceso el alumno debe recurrir a distintas estrategias que le permitan atender al paciente, pero también permitan tranquilizar las aprensiones del apoderado. Sin duda es positivo para el buen desempeño clíni- co del estudiante que estos primeros pacientes niños requieran tratamientos de baja complejidad, ya que eso le permite adquirir experiencia en el manejo con- ductual del paciente y con ello estar mejor preparado para desempeñar su rol de odontólogo en formación, para atender más adelante pacientes con necesidades terapéuticas de mayor complejidad y que resulten más invasivas para la persona a tratar. Sin duda el mayor logro motivacional en el proceso de aprendizaje para el estudiante es sentir la sensación de haber ayudado en forma positiva a otra persona en su rol profesional, especialmente percibida al momento de dar de alta a su paciente y entregar la epicrisis con las reco- mendaciones finales sobre la atención clínica realizada. Es también muy importante que, en una etapa tem- prana de la formación clínica, el estudiante dedique las actividades -en especial en la atención del niño y adolescente- a estimular acciones cuyo objetivo es la mantención de una buena salud oral, realizar terapias preventivas y acciones terapéuticas específicas cuando existe daño oral incipiente. Lo anterior reforzará la idea de que las acciones preventivas son las herramientas que llevarán a la población a tener una mejor salud oral. La actividad clínica temprana favorece también la identidad profesional y permite al estudiante percibir en forma real lo que será su quehacer en la vida profesional, evitando tardías deserciones o bien que el estudiante finalice su carrera con poca motivación intrínseca. Finalmente, es importante considerar que acercar al estudiante tempranamente a la práctica profesional en un contexto real, sin duda es posible en la mayoría de las carreras de formación profesional, cautelando que ese “hacer” forme parte de las competencias profesio- nales a desempeñar en la futura vida profesional del estudiante, para estimular su motivación intrínseca y su identidad profesional. BIBLIOgRAFÍA Cobo Suero, J. M. (2009). Universidad y ética profesio- nal. Teoría de la Educación , 15, 259-276. Hirsch Adler, A. (2013). Elementos teóricos y empíricos acerca de la identidad profesional en el ámbito uni- versitario. Perfiles educativos , 35(140), 63-81. Manríquez Pantoja, L. (2012). ¿Evaluación en competencias?. Estudios pedagógicos (Valdivia), 38(1), 353-366 Sheiham, A. (2005). Oral health, general health and quality of life. Bulletin of the World Health Organiza- tion , 83(9), 644-644. Soto, L. & Tapia, R. (2007). 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