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Myriam Sáa Contreras
¡QUÉ LINDA ERA LA NEGRITA!
Por María Verónica Martínez Rogers
Myriam Saá Contreras era hermosa por dentro y buenamoza y
graciosa por fuera. Y muy inteligente, vital, valiente, luchadora y
de gran fortaleza. Una mujer excepcional, alegre y sabia, de sim-
patía desbordante, cálida y acogedora, con una solidaridad a toda
prueba. Optimista, fue una apasionada amante de la vida, su fa-
milia, la justicia, la democracia, las comunicaciones, la amistad y
también el baile.
Desde la pubertad destacaron sus dotes de lideresa, primero como
presidenta del Centro de Alumnas del Liceo 8, donde estudió, y
luego como dirigenta en la Escuela de Periodismo de la Universi-
dad de Chile, a la que ingresó con solo 16 años, en los albores de
los 60.
Durante la dictadura colaboró sin desmayos por recuperar la
libertad de expresión y el Colegio de Periodistas, participan-
do en la organización de encuentros y preparación de docu-
mentos para seminarios que con tal objetivo realizaban los co-
municadores. Mientras que desde su lugar de trabajo oficial,
el cooperativismo, dio vida y dirigió proyectos que buscaban,
Myriam Sáa, 31 de enero de 2010
mediante la utilización de diversos medios de comunicación,
mantener la esperanza en los golpeados campesinos e indíge-
nas de nuestro país, aplastados por la contrarreforma agraria.
Abogando por la importancia de trabajar unidos, cuando el go-
bierno autoritario predicaba la atomización y el individualismo
de su modelo neoliberal.
Jefa de los periodistas de la Izquierda Cristiana
Al mismo tiempo, Myriam luchó por la vida cuando en Chile ha-
cerlo era ponerse en riesgo, frente a los fusiles y la barbarie. Como
jefa de los periodistas de la Izquierda Cristiana, la “Negrita” asu-
mió sin dudar su misión como tarea cotidiana, venciendo el temor
y la inseguridad, pero convencida que así cumplía su deber de mu-
jer, de madre, de compañera. Y demócrata cabal.
Con su proverbial responsabilidad y la entrega, con las que actuó
en todos los ámbitos de su vida, cumplió también esta tarea clan-
destina que abrazó, con valentía, sin estridencias ni protagonismos.
Día a día arriesgándose, pero repartiendo alegría, amor, esperanzas
y confianza en una luz al final del camino.