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Dr. Roberto Mancini
Rueda1
- Introducción
- Proyectos
de investigación del genoma humano
- Proyecto
HUGO (Human Genoma Organization)
- Implicancias
del Proyecto HUGO y la ingeniería genética
- Proyecto
Diversidad del Genoma Humano
- Implicancias
del Proyecto HGD
- Protección
del Genoma Humano
- El
problema de "los límites"
- Principios
bioéticos
- Mecanismos
regulatorios
- Regulación
por leyes y reglamentos
- Acuerdos
internacionales
- Incorporación
de un pensamiento ético en los investigadores e instituciones
- Palabras
finales
- Bibliografía
revisada
Introducción
Apenas comenzando
el tercer milenio estamos viviendo la vorágine de una revolución
tecno-científica de impredecibles consecuencias para el ser humano
y su entorno. En el ámbito de la medicina y la biotecnología,
esta búsqueda -al parecer inagotable- de nuevos métodos de diagnóstico
y tratamiento de las enfermedades que nos aquejan, unida al avance
impresionante de la informática, las comunicaciones y la biotecnología,
parecen conducirnos a un nuevo mundo, donde la inmortalidad aparece
como una utopía alcanzable.
Esta nueva
percepción del hombre como sujeto de experimentación en sí mismo,
para alcanzar la vida eterna ante la ausencia de enfermedades
y la longevidad extrema de cada una de sus partes, tiene su paradigma
en el tema que hoy nos convoca: el genoma humano y la terapia
génica.
El estudio
del genoma y la aplicación de sus potencialidades tiene implicancias
sociales, políticas, económicas y culturales que van mucho más
allá de lo que tradicionalmente ha preocupado a la ciencia, debido
a las consecuencias, beneficiosas y también nefastas, que puede
tener su uso, en especial para las futuras generaciones. Por lo
tanto, es un tema que debe preocupar no sólo a los médicos, sino
que debe ser revisado y calificado por todos y cada uno de los
miembros de la comunidad, a los que se les debe dar una información
conveniente y completa como para obtener su opinión al respecto.
Como el marco
antes señalado significa una enorme cantidad de contenidos que
es muy difícil exponer en una sola ocasión, me abocaré específicamente
a aquellas materias que más nos preocupan desde la perspectiva
de la Bioética. Así, me referiré en primer lugar a las implicancias
médicas, legales y éticas que tiene; y, enseguida, haré una breve
revisión de las políticas que se han adoptado para proteger este
patrimonio común de la humanidad, según definición de la UNESCO.
Proyectos
de investigación del genoma humano
Existen dos
proyectos de gran importancia en el ámbito mundial: el Proyecto
del Genoma Humano (HUGO) y el Proyecto de Diversidad del Genoma
Humano (HGD).
Proyecto
HUGO (Human Genoma Organization)
Es un programa
creado en 1988 por el gobierno federal de Estados Unidos para
acelerar la investigación sobre el mapeo genético, con el objetivo
de analizar molecularmente la herencia genética humana. Ha convocado
a los más destacados biólogos y genetistas del mundo, en el diseño
de un trabajo colaborativo: la Organización del Genoma Humano
(HUGO), que comenzó sus actividades en 1990, con el propósito
de coordinar la investigación del genoma a nivel internacional,
intercambiar datos, entrenar personal para implementar nuevas
técnicas y divulgar sus descubrimientos; así como para debatir
los problemas que se plantearan, desde un punto de vista social,
ético y cultural. Contando con un presupuesto de US$ 3.000 millones
para quince años de trabajo, el gobierno de Estados Unidos dispuso
que un porcentaje de los aportes internacionales obtenidos para
estas investigaciones se destinara al estudio de sus aspectos
éticos y repercusiones sociales.
Junto con
iniciativas europeas en el mismo sentido, en nuestra Región
se creo también un Programa Latinoamericano del Genoma
Humano, en 1992, con su secretaría permanente en la Facultad
de Medicina de la Universidad de Chile.
El Proyecto
HUGO se propuso como meta disponer de los mapas genético
y físico en el año 2003. Sin embargo, los progresos
registrados han superado ampliamente las expectativas, con la
incorporación de la informática y de nueva biotecnología,
llegando a obtenerse el mapa genético completo ya en 1994
y el mapa físico en 1997. Actualmente se trabaja en la
ubicación de marcadores espaciados cada 100.000 bases y
se ha iniciado la secuenciación a gran escala. El cumplimiento
de este hito ha sido anunciado en junio de 2000 por el Presidente
de Estados Unidos y el Primer Ministro de Gran Bretaña.
Según señala el Centro de Investigación sobre
el Genoma Humano, de Estados Unidos, (http://www.ornl.gov/TechResources/Human_Genome/home.html)
la secuencia total del genoma humano y sus variantes naturales
estará disponible en el 2003, con un 99,9% de confiabilidad.
Implicancias
del Proyecto HUGO y la ingeniería genética
El segundo
objetivo a alcanzar por el Proyecto HUGO es orientar toda esta
investigación genética en beneficio de la humanidad,
logrando un diagnóstico precoz y eventualmente la curación
de las enfermedades llamadas hereditarias y otras, como el cáncer,
que quizás guardan relaciones menos claras con los genes.
Todo ello
mediante la terapia génica, que tiene cuatro acepciones:
la somática (tratamiento de las células enfermas),
la germinal (para evitar la transmisión hereditaria de
enfermedades), la perfectiva (manipula los genes para mejorar
ciertas características) y la eugénica (que busca
mejorar cualidades complejas del individuo, tales como la inteligencia).
Además, la ingeniería genética permite la
creación de productos transgénicos, por modificación
del ADN de organismos de diferentes especies (soldando partes
de cada uno) que dan origen a una molécula recombinante
que luego logra multiplicarse.
Respecto del diagnóstico precoz de enfermedades, a través
de sondas de ADN y anticuerpos monoclonados En la actualidad existen
laboratorios privados en diferentes partes del mundo que efectúan
de rutina el aislamiento de mutaciones genéticas asociadas
a cáncer,. Aunque los resultados de las pruebas para detectar
mutaciones asociadas a cáncer son todavía imprecisos,
se ha determinado con toda claridad que existen familias con cáncer
de mama hereditarios que presentan el gen BRCAI, que determina
un 85% de posibilidades de padecer cáncer de mama y un
45% para el cáncer de ovario. Esta exitosa investigación,
no obstante, ha significado una intensa polémica, por cuanto
la Sociedad Norteamericana de Genética Humana y la Asociación
Nacional de Afectadas de Cáncer de Mama han exigido que
las pruebas para el BRCAI se sigan realizando sólo en el
campo de la investigación, ya que podría existir
-y de hecho así está ocurriendo- una inducción
perniciosa para solicitar la extirpación de mamas sanas,
e incluso ovarios, de parte de mujeres portadoras de dicho gen,
tanto en Estados Unidos como en otros países2
.
Estudios similares se están realizando en cáncer
de colon y de próstata, así como para enfermedades
neurológicas degenerativas (distrofia muscular, corea de
Huntington, enfermedad de Alzheimer ), trastornos cardio-vasculares
y, por supuesto, SIDA.
En el ámbito
de la terapia génica farmacológica, destacan los
siguientes hallazgos:
- Una nueva
generación de vacunas: bacterias o virus con un gen activo
extirpado, que permite producir reacciones moderadas de inmunidad.
Ya ha salido al mercado una para la hepatitis B y se trabaja
en vacunas para la malaria, encefalitis y, por supuesto, SIDA.
- Fármacos
obtenidos de manipulación genética, tales como
la insulina, la hormona del crecimiento y el Interferón.
Desarrollo en el campo de la neurobiología molecular
de los neurotransmisores, para posible uso en enfermedades psíquicas.
- Obtención
de activadores tisulares, tales como el t-PA ("tissue Plasmigen
Activator") activador de los plasmígenos que puede
ayudar en la evolución del infarto.
- Los anticuerpos
monoclonados, además de su uso en diagnóstico,
pueden ser usados en enfermedades infecciosas, al poder ser
dirigidos a zonas específicas del organismo.
De más
está decir las implicancias sociales, políticas,
legales y -particularmente- éticas, que éstas y
otras líneas de investigación podrían tener
en la actitud de las personas, que verían la posibilidad
de extirparse órganos sanos ante la posibilidad cierta
de contraer cáncer en algún momento de su vida,
o, peor aún, experimentarían la oscura expectativa
de que se les diagnostique una condición de esa naturaleza
sin poder hacer más que esperar su aparición, con
las fatídicas consecuencias previsibles. Junto con esto,
la utilización comercial de estos hallazgos constituye
un tema no resuelto y altamente desestabilizador para la necesaria
cooperación internacional que se requiere.
Proyecto
Diversidad del Genoma Humano
Se trata de
un proyecto no vinculado formalmente con el Proyecto HUGO y cuyo
objetivo es estudiar las variaciones naturales de las secuencias
genéticas en diferentes grupos de todo el mundo, con un
interés especial por los procesos de adaptación.
Está diseñado "para tomar una muestra de la
especie humana para el estudio genético de la variación
individual". Para ello se deben tomar muestras de material
genético (ADN) de entre 10.000 a 100.000 individuos, que
se almacenarán en su gran mayoría para estudios
de tipo estadístico amplios y en un porcentaje reducido
(no más del 10%) para obtención de fuentes más
permanentes de ADN, en forma de familias de células transformadas
(transformed cell lines) que permitan incluso su multiplicación
para producir ADN idéntico al del individuo de origen.
La finalidad
del Proyecto, según sus autores, es poner la información
disponible a disposición de la comunidad científica
internacional, incluyendo la historia y orígenes de las
poblaciones. Esto permitiría adquirir conocimientos de
salud de gran importancia potencial, en lo relacionado con incidencia
de enfermedades hereditarias, sensibilidad y resistencia a agentes
infecciosos o enfermedades producidas por dietas o el ambiente,
optimización de vacunas para poblaciones y enfermedades
específicas, etc.
Para cubrir
la diversidad genética humana se ha estimado que es necesario
tomar muestras en 400 a 500 grupos étnicos definidos por
un nombre escogido por ellos mismos ("populations")
y seleccionados según criterios que los harían representativos
de las poblaciones del mundo.
Implicancias
del Proyecto HGD
Aunque el
Proyecto se respalda en una sólida argumentación
social y ética, es visto por muchos como un riesgo en diversos
sentidos. En efecto, podría alentar a los movimientos racistas
a realizar estudios arbitrarios para justificar la discriminación,
ya se ha visto que no ha existido participación de las
comunidades indígenas de muchos países en la fase
de planificación, e incluso más, en algunos se han
tomado muestras de sangre, saliva o pelo, sin contar con la aprobación
por consentimiento informado de las personas, como establece claramente
el protocolo de estudio del proyecto (en el primer "deber
ético" de los comités regionales señala:
"Tomar medidas para asegurar que todas las muestras sean
recolectadas con consentimiento informado significativo, obtenido
del gobierno del país, de las autoridades oficiales locales,
de la población muestreada como grupo y también
de cada individuo muestreado").
Hasta ahora,
en el Programa Regional de Bioética de OPS/OMS hemos sabido
de dos experiencias en estudios poblacionales de este tipo, ambas
en poblaciones indígenas de Sudamérica, que no respetaron
normas éticas básicas. Una de ellas de origen guaraní,
donde los protocolos estaban escritos en idioma castellano y no
se disponía de interprete para el dialecto de ese grupo
étnico; y otra de origen mapuche, en que se tomó
muestras de sangre y saliva como "parte de un procedimiento
médico de rutina" efectuado por un equipo de salud
que visitó la zona, sin informar la razón real del
procedimiento y, menos aún, pidiendo el consentimiento
a las personas para tal efecto.
Protección del Genoma Humano
Ambos proyectos
-HUGO y HGD- y las investigaciones en ingeniería genética
en general, con fines clínicos y comerciales claramente
observados, como ya se ha dicho, han concitado la atención
mundial. A los grupos de interés que expresan su aceptación
o rechazo por causas particulares, se suman los organismos internacionales
que buscan maximizar sus beneficios para la humanidad, disminuyendo
al mismo tiempo sus posibles efectos deletéreos, tanto
biológicos como morales.
Las principales
preocupaciones se centran en los siguientes aspectos:
- La definición
de condición mórbida en una persona actualmente
sin síntomas, pero con la existencia de un gen alterado
que determinará la aparición de una enfermedad muchos
años después (ej.: Corea de Huntington).
- La aplicación
de terapias génicas a través de la introducción
de genes modificados en el organismo. Esta practica ya se ha realizado
en enfermedades del sistema inmunológico (se sabe de un
caso por deficiencia en la producción de adenosindesaminasa
en una niña y de otro caso con un melanoma maligno) y en
algunos casos de thalasemia. Además, se han utilizado para
fortalecer la acción anticancerosa del sistema inmunitario
en un número importante de pacientes con cáncer.
Todos estos protocolos son de altísimo costo económico,
y aún están en fase de experimentación por
lo que sus resultados al corto plazo no permiten sacar conclusiones.
Se ha demostrado con claridad su fracaso en la hipercolesterolemia
familiar, la distrofia muscular de Duchenne y la enfermedad fibroquística
pulmonar.
- El diagnóstico
prenatal de enfermedades congénitas y la conducta a seguir
en cuanto a interrupción o no del embarazo (ej. Enfermedad
de Tay-Sach en Israel).
- La manipulación
genética perfectiva o eugénica, que permitiría
potenciar ciertas características de las personas, desde
su estatura o masa muscular hasta su inteligencia. A nadie escapará
la gravísima consecuencia que podría tener un desarrollo
exitoso en este aspecto, si cae en poder de comunidades racistas
o con ansias de hegemonía mundial.
- La falta
de información y el ocultamiento de datos, en relación
con los individuos y las poblaciones a las que se aplica estudios
genéticos (ejemplos ya dados de comunidades indígenas)
o en las que se usa productos obtenidos transgénicamente
(ej. soja modificada en Sudamérica). Ya hay casos dramáticos
de negación de coberturas de salud o de seguros de vida,
por pesquisa de genes alterados en personas que no han desarrollado
una enfermedad (ej.: Corea de Huntington de aparición en
la edad adulta con demencia, sin terapéutica efectiva y
con herencia dominante).
- La selección
de embriones en las técnicas de reproducción asistida,
con conocimiento de la dotación genética y elección
de aquellos con mejores características o, lo que es aún
más simple, decidiendo el sexo de aquellos que serán
implantados.
- El "derecho
de propiedad" de los descubrimientos es un último
problema que cabe mencionar en esta oportunidad y para el cual
se requiere urgentemente de normas internacionales que regulen
las patentes y la producción y se evite llevar al mercantilismo
estas investigaciones y hallazgos que pertenecen a todos los seres
humanos.
El
problema de "los límites"
Las consideraciones
anteriores expresan una preocupación de la comunidad que
se ve fuertemente ligada a la ética y la bioética,
por la influencia que este conocimiento científico puede
tener en las futuras generaciones, al existir la posibilidad cierta
de manipular el genoma humano teniendo como límite sólo
la imaginación de quienes disponen de las técnicas
necesarias. ¿Es sólo ese el límite que debe
tener el desarrollo biotecnológico relacionado con la genética,
o debe haber otros mecanismos regulatorios? Esta regulación
debe ser establecida por los propios científicos o por
la sociedad en general, a través de leyes y normas?
Precisamente
a este tema se ha referido el connotado bioeticista Daniel Callahan,
Presidente del Hastings Center. El señala: "Tenemos
que decidir en que magnitud queremos que nuestra sociedad aliente
o descorazone la investigación y desarrollo en esta área.
Tenemos que considerar el problema de los límites. ¿Hay
límites aquí?, y si es así, ¿cómo
los descubrimos, cómo los aceptamos y cómo los ponemos
en vigor?. Tenemos que decidir quien es el que toma las decisiones,
que decisiones se pueden dejar a las personas individualmente,
cuales a la comunidad científica, y cuales deben ser decididas
colectivamente y constituir materias de legislación y políticas
públicas".
Agrega Callahan:
"Hay pocos métodos éticos que ayuden a dar
respuesta a estas preguntas. En gran parte, muchos de ellos están
determinados más bien por la experiencia, por las diferentes
maneras en que la gente evalúa el mundo, su propia experiencia
y su propia sociedad. Si uno está cansado del progreso,
y piensa que el dinero es algo generalmente malo, y busca el bien
social en lugar del beneficio individual, si al final agrupa todos
esos valores, probablemente será resistente a la biotecnología.
En cambio, se puede adoptar otro sistema de valores e impulsar
la biotecnología hacia adelante". En este sentido,
Callahan plantea la necesidad de una "política moral",
para decidir sobre un cierto rango de actividades aceptables o
inaceptables, ya que muchos de estos temas no se pueden resolver
por una simple ecuación moral.
A continuación
me referiré a aquellas consideraciones éticas y
bioéticas que deberían tener en cuenta, tanto los
científicos en su labor como las personas que podrían
verse beneficiadas por estos hallazgos. Y finalmente me referiré
a los aspectos de la investigación biotecnológica
sobre los que la comunidad internacional ha considerado prudente
establecer normas o acuerdos.
Principios
bioéticos
Para revisar
ordenadamente el tema ético, se puede recurrir al análisis
de aquellos principios que se han definido para evaluar éticamente
las acciones en salud, y que dan origen a lo que se ha llamado
Bioética. Tal cual señala Callahan, este problema
tiene connotaciones que van mucho más allá de lo
que unos cuantos principios puedan decirnos -por sólidos,
transcendentes y necesarios que sean- pero son orientadores para
un debate al respecto:
- El primer
principio al que se puede aludir es el de la beneficencia, siendo
estas investigaciones y proyectos concordantes con él,
en la medida que lo que se busca es conocer el genoma para beneficiar
a la humanidad, a través de la aplicación de técnicas
que permitan actuar terapéuticamente sobre enfermedades
que en la actualidad son incurables. Es importante insistir que
los conocimientos que se adquieran deben ser para beneficio de
la humanidad y no deben desvirtuarse por intereses privados o
colectivos contrarios a los derechos de las personas.
- En segundo
lugar -aunque en realidad es anterior a cualquier otro - se debe
considerar el principio de la no-maleficencia, que establece la
exigencia de no causar daño o sufrimiento innecesario,
respetando la proporcionalidad entre la importancia de la investigación
y el riesgo existente ("proporcionalidad entre el bien buscado
y el medio empleado"). Bajo este concepto se encuentra el
respeto por los derechos humanos, la no-discriminación,
la protección de grupos vulnerables y el control minucioso
de los protocolos de ensayos en seres humanos. También
se debe considerar las eventuales acciones dañinas sobre
el medio ambiente, que podrían tener repercusiones en la
población.
El énfasis
que debe darse al respeto por la integridad y la dignidad de las
personas es quizás lo más exigido en este tipo de
investigaciones, que tienen que ver directamente con una de las
características más íntimas del ser humano,
como lo es su identidad personal determinada por una dotación
genética única y que para muchos es o debería
ser irreproducible.
- Otro principio
bioético de enorme significación es el de la autonomía,
que reconoce la condición racional del ser humano y, por
lo tanto, su plena capacidad de decidir respecto de su vida y
su salud. El hombre es un sujeto moral en la medida que es capaz
de tomar decisiones con plena autonomía, sin limitaciones
físicas o psicológicas y basado en sus propios valores
y creencias. Para poder obrar con libertad debe disponer del conocimiento
y entendimiento adecuados y no estar sometido a coerción
externa o interna.
En ese contexto,
las investigaciones sobre el genoma humano -y en general todos
los ensayos clínicos en seres humanos- deben cumplir ciertas
normas éticas, siendo las más destacadas el consentimiento
informado de las personas que participarán y la privacidad
y confidencialidad de los datos obtenidos.
Es fundamental
para el cumplimiento de estas normas que los países y las
autoridades locales exijan el cumplimiento estricto de los protocolos
de consentimiento informado previo a cualquier estudio genético
poblacional, tanto colectivo como individual. Así también,
debe existir un control permanente de las investigaciones y de
los datos que de ellas se obtengan, para proteger la privacidad
de las personas y para evitar la discriminación.
Respecto de
los estudios y ensayos clínicos individuales, la persona
debe ser informada totalmente y con plena veracidad sobre sus
objetivos, sus efectos beneficiosos y sus eventuales consecuencias
adversas. La información debe ser entregada de forma tal
que la persona sea capaz de decidir con plena autonomía
su participación en el estudio, teniendo siempre la opción
de abandonarlo voluntariamente cuando estime conveniente y sin
ser perjudicada por ese motivo. En relación con la privacidad
y confidencialidad de los datos obtenidos, debe respetarse plenamente,
excepto en aquellos casos específicamente explicitados
por las leyes de los países (ej.: enfermedades de notificación
obligatoria). En este último aspecto se ha generado un
debate interesante entre el respeto a los derechos humanos individuales
(por la autonomía de las personas) y el deber de beneficencia
a terceros (como bien social).
- Por último, se debe revisar el principio de la justicia,
que tiene particular relevancia al apreciar que existe una clara
inequidad en la distribución de los recursos destinados
a investigación genética en el mundo, tanto a nivel
de desarrollo de proyectos como de poblaciones potencialmente
beneficiadas.
Desde una
perspectiva solidaria la aplicación de este principio en
términos distributivos debe traducirse en un esfuerzo de
quienes tienen más, en este caso los gobiernos de los países
desarrollados y las grandes empresas patrocinadoras de investigaciones,
en vías de ofrecer los beneficios de estas técnicas
a los grupos y personas de menor capacidad económica o
más desprotegidos. Mirando ahora en su globalidad estos
descubrimientos, el genoma humano ha de ser considerado un patrimonio
de toda la humanidad, por lo que se debe establecer una conducta
generalizada, a través de acuerdos obtenidos internacionalmente
y respetados por todas las partes, para que sean protegidos a
ultranza los derechos de las personas y de las comunidades, así
como el medio ambiente, para beneficio de las futuras generaciones.
Mecanismos
regulatorios
Existen posiciones
muy encontradas en lo que se refiere a regulación de las
investigaciones y aplicación de los conocimientos adquiridos
por la ingeniería genética. Desde algunos que señalan
que es propio de la humanidad, y a la vez su privilegio y su responsabilidad,
haber llegado a ser capaz de dirigir el proceso al cual debe su
surgimiento, por lo que se puede y se debe actuar cualitativamente
en el campo genético; hasta aquellos que rechazan absolutamente
cualquier intervención artificial en los procesos naturales
que han devenido en el ser humano actual, luego de miles de años
de mutaciones determinadas por la naturaleza y no por la ciencia,
en procesos de selección genética equilibrados.
Pareciera
que la mejor respuesta al problema enfrentado no se encuentra
en ninguno de esos dos extremos.
Debemos reconocer
y aceptar que este proceso tecnocientífico ya se ha iniciado
y es imposible de detener -y tampoco se debería detener-
por lo que nuestra posibilidad de actuar se circunscribe a establecer
claros límites que impidan un desenlace nefasto para la
humanidad. Con este marco referencial adquieren una importancia
superlativa los mecanismos regulatorios legales, los acuerdos
internacionales y, en especial, una internalización del
pensamiento ético en los investigadores y las entidades
que patrocinan proyectos en este campo.
Regulación
por leyes y reglamentos
Respecto de
la regulación por leyes y reglamentos establecidos por
el Estado, hay también corrientes divergentes. Algunos
sustentan que los investigadores deben colaborar con los poderes
públicos para evitar una explotación de sus hallazgos
que sea contraria a la ética, pero agregan que en un sistema
democrático las prerrogativas del Estado deben ser muy
limitadas y legitimadas a través de procesos de toma de
decisión altamente participativos. Hay otros que preconizan
un mayor control de la sociedad sobre la investigación
científica, por los riesgos que supone dejar al libre albedrío
de los científicos aquellas decisiones que pueden afectar
el basamento mismo de la comunidad. Coincidimos con esta postura
de establecer con claridad que los científicos son moralmente
responsables de sus investigaciones, en especial ante las comunidades
donde se hayan insertos, si su trabajo tiene el potencial de producir
efectos perjudiciales. La forma de establecer esos, derechos,
obligaciones, responsabilidades y limitaciones de manera perfecta,
es a través de leyes y reglamentos que sean ampliamente
discutidos entre todos los involucrados, es decir, la sociedad
entera, con un mundo científico y un mundo civil plenamente
conscientes de los enormes beneficios que puede significar este
avance biotecnológico, pero al mismo tiempo con una comprensión
cristalina de los riesgos que implica.
Acuerdos
internacionales
Desde la década
de los 70 se han efectuado numerosas reuniones en el ámbito
internacional, tanto de entidades científicas como de organismos
intergubernamentales, que han llamado a definir marcos regulatorios,
en el plano científico propiamente tal, en el ámbito
social y económico y desde una perspectiva ética.
En general,
los documentos suscritos en estas instancias coinciden en señalar:
la necesidad de que haya libertad de investigación, conciliando
la libertad del investigador con los derechos humanos y los valores
sociales involucrados en el desarrollo tecnológico; los
grandes beneficios que pueden obtenerse de esta nueva biotecnología,
que debe ser analizada comparativa y proporcionalmente con los
riesgos que involucra; la aceptación de la manipulación
de genes en células somáticas para el tratamiento
de enfermedades y el reparo a la manipulación de células
germinales cuando su objetivo es eugénico; la indispensable
participación informada y voluntaria de los sujetos de
experimentación y de las comunidades en cualquier ensayo
de esta naturaleza; y la necesaria supervisión y control
por parte de organismos científicos y sociales internacionales,
así como por el Estado de los países donde se realicen
ensayos clínicos y aplicaciones terapéuticas de
la ingeniería genética.
El acuerdo
internacional más destacado en esta materia tuvo lugar
en la UNESCO, luego de varios años de debate, con la promulgación
-en noviembre de 1997- de la Declaración Universal sobre
el Genoma Humano y los Derechos Humanos. En esta Declaración,
este organismo dependiente de Naciones Unidas establece su posición
frente al tema en 25 Artículos, que abarcan desde la definición
del genoma humano en términos humanísticos hasta
la implementación de medidas concretas en los países
que permitan proteger este patrimonio de la humanidad.
De manera
muy resumida, podemos señalar que en su Artículo
1 establece que "el genoma humano es la base de la unidad
fundamental de todos los miembros de la familia humana y del reconocimiento
de su dignidad y diversidad intrínsecas. En sentido simbólico,
el genoma humano es patrimonio de la humanidad". El Art.
2 se refiere al respeto de la dignidad y respeto de las personas.
Los Art. 3 y 4 aluden a las condiciones naturales del genoma.
Los Art. 5 al 9 se refieren pormenorizadamente a los derechos
de las personas, respetando los principios de protección
igualitaria de la especie humana, de inviolabilidad de las personas,
de no-comercialización del cuerpo humano, de la no-discriminación,
de la confidencialidad y, muy latamente, el consentimiento libre
e informado. Los Art. 10 al 16 abordan los temas de las investigaciones
y el ejercicio de la actividad científica, reafirmando
la libertad de investigar, pero estableciendo un claro rechazo
a prácticas como la clonación con fines de reproducción
de seres humanos y también mecanismos regulatorios y de
control que deben quedar a cargo de los Estados. Los Art. 17 al
21 contienen consideraciones necesarias para la solidaridad y
cooperación internacional en este campo, así como
recomendaciones para fomentar la aplicación de los principios
contenidos en la Declaración. Termina con los Art. 23 al
25, haciendo hincapié en la necesaria colaboración
de los Estados para la aplicación efectiva de la Declaración,
por medio de la educación, la formación y la información
que permitan su reconocimiento por parte de todos los involucrados.
En este aspecto se destaca la necesidad de fomentar los intercambios
y las redes entre comités de ética independientes,
a medida que sean establecidos, para favorecer su plena colaboración.
Incorporación
de un pensamiento ético en los investigadores e instituciones
Por mucho
que se legisle y se norme, por más que se llegue a acuerdos
entre países y dentro de las sociedades en torno a este
tema, quienes siguen teniendo toda la potencialidad que su mente
y los recursos económicos les permitan, son los científicos
y las entidades patrocinadoras de estas investigaciones. El riesgo
de la comercialización de los genes humanos y de los productos
transgénicos, introduciendo una variable económica
de muchos millones de dólares en la toma de decisiones
sobre qué investigar y qué producir, es una realidad
innegable en muchos países.
Solamente
una visión ética y bioética que surja de
la reflexión de los propios científicos y que sea
inducida progresivamente a todos sus pares utilizando los mecanismos
de difusión de conocimientos y autocontrol que les son
propios (Congresos, publicaciones, work shop, etc.) podrá
permitir que se establezca un campo de acción delimitado
y respetado en esta materia.
Palabras finales
Quisiera terminar
esta exposición con una referencia a Hans-Martin Saas,
citado por la Dra. María Teresa Rotondo, de Uruguay, en
la Reunión de la Subcomisión de Bioética
del Parlamento Latinoamericano, realizada en Sao Paulo el 12 y
13 de junio de 1996, y a la que felizmente pude asistir en representación
del Programa de Bioética de OPS/OMS.
"Refiriéndose
a los límites morales de la biotecnología, Saas
establece que la necesidad de una guía moral y social en
esta esfera, no supone una nueva ética, sino una reconsideración
seria y prudente de la ética tradicional, con sus cargas
morales y políticas. Así como los Estados pueden
proteger o destruir la cultura, al proteger o destruir la libertad,
pueden también disminuir los riesgos a través de
reglamentaciones prudentes o por el contrario, aumentar el riesgo
como consecuencia de procedimientos administrativos peligrosos
o incompetentes. Los gobiernos pueden alentar la aceptable manipulación
para mejorar los estándares de la civilización y
pueden desalentar el aventurarse en nuevas investigaciones y terapéuticas,
mediante una ética defensiva o limitativa para la ciencia,
la tecnología y el comercio; o bien, pueden adoptar una
ética agresiva, en la que se analiza el mundo de la tecnología
y se trata de aplicar los resultados al desarrollo de acuerdo
a las prioridades culturales y morales. Siendo ésta última
por la que opta Saas -en una posición que compartimos-
le confiere las siguientes ventajas: a) hay un aprovechamiento
total de los beneficios de las tecnologías, que incrementa
las capacidades médicas, económicas y culturales,
disminuye los niveles de sufrimiento de la gente y mejora los
niveles de la civilización; b) se dispone de un progreso
tecnológico proyectado al futuro, que permitirá
desarrollar programas y tecnologías menos costosas y de
menos efectos colaterales; y c) hay un claro protagonismo del
conocimiento y la capacidad de la alta tecnología en una
sociedad democrática que permite dirigirla hacia el provecho
cultural y material.
Una breve
y rotunda conclusión que se puede obtener de todo lo expuesto
es que la biotecnología y la ingeniería genética
-que incluye la manipulación genética - están
al servicio de la humanidad y no podemos quedar ajenos a sus beneficios,
pero tampoco podemos soslayar el riesgo que suponen para las personas
en su dignidad humana y para el medio ambiente. Y éste
es un imperativo ético.
Bibliografía
revisada
- JARA SOSA,
L:: Ingeniería Genética y Biotecnología
en Medicina, Rev. Med. Tec. al Día, 2(3): 10-14, sept.
1995
- CRUZ-COKE,
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- ROTONDO,
M.T.: Proyecto del Genoma Humano. Perspectivas y elementos bioéticos
para su protección. Presentado en Reunión de la
Subcomisión de Bioética del Parlamento Latinoamericano,
Sao Paulo, junio de 1996.
- CAVALLI-SFORZA,
L: Proyecto de diversidad del Genoma Humano. Presentado a UNESCO,
París, septiembre de 1994.
- FIGUEROA,
G.: El consentimiento libre e informado no constituye un mecanismo
idóneo para impedir intervenciones que causen daños
irreparables en el genoma humano. Ponencia presentada al Primer
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