Escritores jóvenes (Poetas)

PEDRO ANTONIO ARAYA nació en Valdivia en 1969. Estudios de Ingeniería Civil Electrónica en la Universidad Técnica Federico Santa María, de Valparaíso. Participó en el taller literario de dicha universidad y en el taller de poesía de la Corporación Cultural de Valdivia/ SECH. De esa formación es resultado la publicación Palabra inaugural (Barba de Palo, Valdivia, 1991). Ese mismo año obtiene el Premio Gabriela Mistral, que otorga la Ilustre Municipalidad de Santiago. En 1992 publica el libro de poemas Arcosanto (Barba de Palo). Entre 1994 y 1996 vivió en Berlín. Cuenta con un libro inédito, titulado Ícaro pernocto.

S E L V A O S C U R A

De haber estado herido o condenado
de haber elegido el veneno:la araña
o el luto:pero no
no: una pobre loba muerta yacía
junto a nosotros pariendo
en el barro de la calle:
y es quizás así siempre:de vez en cuando
una vida nos muerde(una noche
la boca)en medio del camino
(a la luz oscura de la luz).

E N  L A  O T R A  O R I L L A  D E  L A  N O C H E*

Como saltar sobre las aguas de nuevo
turbias,desdoblar el papel que arrugado
llevamos tanto en el bolsillo del interior
con nuestro nombre(por si extraviamos
algo arriesgadamente parecido a
la memoria),como comenzar en los rincones
a reinventar ojos,hablar con
las últimas palabras de una niñez sorda,como
esperar las primeras lluvias aprendido el decir
después del fragmento,el despliegue después de la locura
solitaria como el sí y el no a destajo y llanamente
sin llegar a preguntar cuánto ya contigo he dormido.

C O M O  U N  B A R R O  S I L E N C I O

Las grandes mandíbulas del silencio:eso es lo que oyes,lo que oyes
no es lo que oyes,demasiada rapidez para el acostumbraje loco
del cuero humano,y todo efímero sientes el golpeo el sobreruido
del polvo ante ti que se levanta y reconoces las formas
de los cuellos erectos,la tensión:la escritura incendiada sobre
la boca y su sembradío,el sudor en la marea que
resbala ante los músculos las ancas duras de hermoso
pelaje contra el sol,el abrazo vivo de los cascos con el suelo
pulsante,la extensión de los siglos en sus ásperas crines:las
potreras manchas cargando un otro relincho en esta correría
de sílabas y caracolas amarradas a las gargantas más que la tersura
del arrebato incomparable destos terrenos al sur,surcada
la física ahí,como de golpe dando contra el vestigio,viéndolo
todo porque todo este horizonte son sus caballos:hermosos
sementales,perfectas yeguas galopándonos veloces pisando el
resuello desnudas habitando no el mundo sino su creación
(desde los cuatro costados,llena de arañazos la piel atajamos
al toro,tieso,bruno de tanto mojarse al fondo la mirada
sobre el ritmo:fue el riesgo,fue —a tajo— el de la hermosura)
:las grandes mandíbulas del silencio,es eso lo que oyes.

L O S  P E R R O S

Y no es que simplemente los perros
devoraron el cuerpo de tu madre
lejos como la ignorancia(escrita
)en las sombras
aquelos no son perros(el cuerpo no es de tu
madre,aquel que sigue lanzándose)sin sufrir
:todo corazón tiene un límite
(nudosos e intermitentes volvemos al
signo y el tajo
)así es que déjala
en paz:desnuda para los ojos futuros
acuérdate del fulgor con que el sol
ha dejado de ser inicial,luciérnaga acuérdate
de tu casa:lista incluso para la hermosa equivocación .

I C A R O  P E R N O C T O

En el aire(muerde la sílaba
en el aire durando heridamente,con su hocico que nos roza
nochetirados,en el aire apelmazando la áspera porfía,arqueando
silencio contra silencio,escribiendo
en la cada hoja de cera de tu alaje un trozo de rostro austral
que querías en la clave de tu hombre y tu mujerío:austro
sin método ni arranque ni escándalo,eso
fugaste con el aire con sostener un ala en el vacío frente al sol
:uno aspa la blancura del incendio y el mar y mira de alumbre
al niño —tan vida tan pétalos tan promesa— trenzando
lo que uno ve con la esquiva altura turbado en el cierzo
inconcluso perdiendo el no se qué exacto:morando años,segundos
oviendo aire:calando
en el aire)muerde la sílaba,uno.

C A T U L O  T A R D Í O

Lesbia ha dejado mi habitación vacía,su séquito
revoloteado entre mis anzuelos perdidos de un lirismo
ya irreconocible,centurias atrás,abandonando a los
voyeurs que coinciden entre mis papeles; en la soledad
:hecho de referencias(frotando las imperfecciones de una
belleza hacia la carne)busco entre las irreales cisuras
al leer,nervioso el amor,sin volver a cometer el mal erudito de
buscar el lunar en la piel ajena,tatuado:hablo de cortar con la
hemorragia de lo prohibido:yacer más tiempo allí donde los
cuerpos yacen sensibles:perdiéndose de tanta hambre y cicatriz.

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