<-- volver

INAGOTABLE TEJEDORA DE SUEÑOS

(Josefina Plá. Sueños para contar. Cuentos para soñar. Servicio de Publicaciones del Excmo. Cabildo Insular de Fuerteventura, Puerto del Rosario (Islas Canarias, España), 2000. Selección, Introducción y Bibliografía de Ángeles Mateo del Pino.


Un reducto de selva exuberante emergía en la esquina de Estados Unidos y República de Colombia, casi en pleno centro de la ciudad de Asunción. Apenas contenido por el viejo muro que intentaba retenerlo, aquel estallido de vigor vegetal parecía a punto de invadir las calles adyacentes para recuperar el territorio antaño usurpado al bosque milenario.

Era la casa de Josefina Plá. Allí vivía Josefina, en un ambiente que García Márquez hubiera soñado recrear.

Su lugar preferido, su sitio en el mundo, era la sombra del viejo corredor, intermedio perfecto entre las escuetas habitaciones y la espesa vegetación circundante, benéfica barrera protectora frente a la sofocación de la urbe. Desde dentro, casi nada diferenciaba aquél paraje asunceno de cualquier ranchito perdido en medio de las selvas del Guairá, de no ser porque el aullido rasgado de los monos era reemplazado por el cercano rugido de los autobuses.

En ese silvestre refugio de resistencia a la invasión del cemento vivió Josefina durante más de 70 años en la mayor austeridad imaginable, entregada a su labor intelectual en cuerpo y alma, como los antiguos místicos: sin nada que esperar y sin nada que temer. Pues lo que a otros podían parecer privaciones, para ella no eran un sacrificio, sino un beneficio, una elección voluntaria y plenamente coherente, un instrumento expresamente buscado y escogido.

El estilo de vida de Josefina Plá, descuidado de lo material y ajeno a todas las comodidades modernas a las que hubiera podido perfectamente acceder, no respondía a una actitud reivindicativa en clave naturista o ecologista, sino a una vocación que me atrevo a calificar de mística. Era su forma de sentirse en el mundo y era, sobre todo, su forma de sentirse en el tiempo. Josefina había decidido que su tiempo era para ella, para su labor de creación, y que, por lo tanto, el tiempo era algo demasiado valioso como para perderlo entre los inútiles objetos de que nos rodeamos.

"He ido pasando por el mundo sin pensar sino en el trabajo, y sin otros alicientes que los que el entorno fascinante, en su desamparo frente al mundo, me ofrecía"

Josefina mezquinaba las horas y los minutos para su trabajo, pero ni aun en los momentos de mayor concentración le importaba interrumpir su actividad para recibir al amigo que llegara y entregarse al regalo de una conversación siempre amena, siempre profunda.

A cualquier hora del día todos teníamos la seguridad de encontrarla en su sitio, trabajando en su viejo corredor. Bastaba con dirigir la mirada desde la calle al tiempo de cruzar frente al portoncito de hierro para distinguir su perfil a lo lejos, en el contraluz de la galería, sentada en su sillón de siempre, rodeada de sus gatos, leyendo, escribiendo, o dictando a su fiel Marciano, su secretario y mecanógrafo. Y era reconfortante saberla allí, en su puesto, escrutando el devenir de nuestros sueños como un vigía atento o como un faro premonitorio.

Sólo desde esa entrega diaria, total, al trabajo tenaz e intransigente, puede hoy entenderse que una mujer sola y desamparada haya sido capaz de elaborar una obra ingente, una obra de tal calidad, amplitud y energía, que constituye sin ninguna duda el eje y la referencia fundamental de la cultura paraguaya de este siglo a partir de los años 40.

Josefina tuvo la nada común capacidad de saber compaginar la creación, la enseñanza, la crítica y la investigación. Y su trabajo prolífico abarcó esas cuatro facetas en muy diversos campos: el teatro, la narrativa, la poesía, las artes plásticas, el periodismo radial y escrito, la crítica literaria y de arte, la investigación histórica, el ensayo.

Cofundadora y profesora de la Escuela de Arte Escénico de Asunción; autora de obras teatrales que los críticos incluyen en todas las selecciones de teatro sudamericano; guía y propulsora del grupo Arte Nuevo, que protagonizó la renovación y modernización de las artes plásticas del Paraguay; autora de una excelente obra plástica en el campo del grabado y de la cerámica que obtuvo importantes galardones internacionales y que figura en museos de varios países; primera mujer periodista radial en Paraguay y primera mujer jefa de redacción en un periódico; autora de múltiples investigaciones sobre la historia social y cultural del Paraguay con textos tan esenciales como "El Barroco hispano-guaraní", sobre el arte de las reducciones o "Hermano negro", historia de la esclavitud en el Paraguay, así como multitud de pequeños y penetrantes estudios sobre artesanía y arte popular, o sobre el origen canario de uno de los productos artesanales más típicos del Paraguay, el ñandutí, o sobre la historia del grabado, o sobre el bilingüismo paraguayo; autora, finalmente, de una extraordinaria obra poética y narrativa.

Para calibrar la importancia y la repercusión de su trabajo, sirvan las palabras del crítico y escritor paraguayo Francisco Pérez Maricevich, quien afirma que con su obra literaria Josefina Plá "abrió las puertas a los aires de la renovación de nuestra literatura en la década del 40" y que con su obra crítica "constituyó los fundamentos de nuestro despegue estético hacia la modernidad".

El periodista y escritor Jorge Aguadé, por poner un segundo ejemplo, escribe que: "Con su inteligencia lúcida y sagaz, que ha sabido proyectar una comprensión actual y profunda del fenómeno cultural en general y del artístico en particular, ha contribuido como quizás ninguna otra persona, a madurar y acendrar nuestro proceso en esos planos.

No creo exagerar si digo -repitiendo en realidad a otras voces- que a ninguna figura individual debemos tanto los intelectuales y artistas de nuestra generación como a ella".


Cambiar sueños por sombras

Ángeles Mateo, canaria como Josefina y principal investigadora y difusora de su obra en España, nos ofrece ahora una mágnifica selección de sus cuentos.

El libro ("Sueños para contar. Cuentos para soñar") se inicia con una excelente introducción que ofrece en poco más de 20 páginas una perfecta y preciosa semblanza de Josefina Plá y de su obra. El lector descubrirá allí a esa extraordinaria mujer que nació en las soledades lunares de la Isla de Lobos (1903), que se instaló en Paraguay a los 23 años (1927), que desde entonces trabajó y produjo sin descanso hasta su muerte en 1999 y cuya obra intelectual ha dado tono propio a toda la cultura paraguaya del siglo XX.

Sus contemporáneos asi lo reconocen con sorprendente unanimidad. Augusto Roa Bastos, por ejemplo, tras recibir el premio Cervantes escribió: "Al saber que Josefina y yo estábamos nominados por la Academia me ilusioné con la posibilidad del Cervantes para Josefina, quien es para mí, por obvios motivos, la verdadera merecedora de un galardón tan importante."

La narrativa de Josefina Plá es una de las facetas fundamentales de su obra creativa, junto con la poesía y al lado del teatro, la investigación histórica y la crítica cultural y artística. Los cuentos que Angeles Mateo ha seleccionado en "Sueños para contar. Cuentos para soñar" tienen el mérito de ofrecer una muestra muy representativa de las principales líneas de fuerza presentes en la obra narrativa de Josefina Plá. Una antología siempre es insuficiente, desde luego, pero su virtud está en su poder para iniciar al lector ofreciéndole una panorámica significativa, un primer acceso.

Josefina escribe desde su condición de mujer, desde su circunstancia de transterrada, desde la circunstancia social del paraguay y desde una profunda y radical reflexión sobre la condición humana.

Así, en buena parte de sus cuentos el tema de la condición de la mujer tiene papel protagónico, generalmente la mujer pobre (campesina o trabajadora doméstica en la ciudad) explotada, abusada, vejada; pero también la mujer urbana, educada y burguesa, oprimida también aunque de otra manera entre las convenciones de la moral al uso y el dominio social del hombre.

Víctimas sufridas de un destino implacable y trágico, estas mujeres campesinas o urbanas son por lo general protagonistas de un heroísmo sublime hecho de sacrificios cotidianos y de callada entrega a los demás: a los hijos siempre, muchas veces a los vecinos o amigos, e incluso a sus patrones. Algunas veces, las menos, se hace justicia; pero casi siempre el destino es cruel y sólo la muerte pone término a la triste condición de estas heroínas.

También aparece magistralmene reflejado el sentimiento del transterrado (con el que sin duda Josefina se identificaba muy profundamente) y la tragedia de hallarse en un lugar sintiéndose perternecer a otro, de tal forma que al final no se es de ninguno de los dos. Y asimismo, desde luego, las circunstancias ambientales, humanas y sociales del Paraguay que constituyen el marco referencial de casi toda su obra.

Pero la clave fundamental de todos sus cuentos (como también de su poesía) reside tal vez en la reflexión implacable sobre la condición humana. La incomunicación, la muerte, la frustración de la existencia, la felicidad negada, aparecen una y otra vez en los cuentos de Josefina como un círculo despiadado al que el hombre da vueltas buscando alguna luz, sin encontrarla.

En unos versos rotundos, Josefina Pla ha escrito:

"vivir es solamente
cambiar sueños por sombras"

Esa convicción, nítida y terrible, de que la existencia se reduce finalmente a sombras, vacío, nada, no lleva sin embargo a Josefina hacia un nihilismo esteril o a un pesimismo paralítico; su esforzada vida de trabajo y su inmensa obra así lo atestiguan.

Y es que, a pesar de todo, "el sueño" vale por sí mismo; y vale tanto como la turbia realidad, o más. El sueño es luz en sí mismo, aunque sea incapaz de iluminar lo real; y Josefina nos cuenta sus sueños para iluminar los nuestros.


FRANCISCO CORRAL
Director del Instituto Cervantes de Túnez
(Fue Agregado Cultural de la Embajada de España en Asunción del Paraguay)

Sitio desarrollado por SISIB