La Prof. María Eugenia Alarcón publica un libro en homenaje a la faceta menos reconocida de la destacada folclorista nacional: la de artista plástica. El texto, que será distribuido gratuitamente en colegios del país, incluye seis obras inéditas, creadas por músicos chilenos, entre los que destaca el Premio Nacional de Artes Musicales 2002, Fernando García.

Prof. María Eugenia Alarcón.
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“Con un pedazo de tela de saco
me instalo en un rincón y comienzo
a trabajar en cualquier
lugar de la tela que me rodea”,
relató una vez Violeta Parra. Fueron
las obras creadas así, casi de improviso,
las que la llevaron a convertirse
en la primera artista sudamericana en
realizar una exposición individual en
el Museo de Louvre en París, en 1964.
En el Santiago de esa época, fueron
pocos los que creyeron la noticia. En
el Chile de hoy, pocos la conocen.
Fue a principios de la década del 60,
cuando una enfermedad la dejó varios
meses en cama, que comenzó armar
trapos, hilos y toda suerte de material
útil y se convirtió en arpillerista. A eso
sumó luego entre sus especialidades,
la pintura al óleo, la cerámica y la
escultura. Esta faceta de artista plástica
es la más desconocida de su carrera,
que usualmente es reconocida
por el rescate que hizo del patrimonio musical popular chileno, como
compositora de temas como “Gracias
a la Vida”, “Que pena siente el alma”,
y “Casamiento de Negros”, o como
la folclorista más destacada de la historia
chilena.
Justamente para sacar del olvido y
difundir este valioso patrimonio, la
Prof. María Eugenia Alarcón, con el
apoyo del Departamento de Música
y Sonología de la Facultad de Artes
de la Universidad de Chile realizó el
libro titulado, “20 pinturas y

lanigrafías de Violeta Parra inspiran
a compositores chilenos”. El trabajo
que le demandó dos años y medio,
consta de dos partes: la primera exhibe
fotografías de algunas obras de la
folclorista, acompañadas por extractos
de sus canciones y de su Autobiografía
de décimas. Y en la segunda,
se incluye la participación de compositores
nacionales, que escribieron
obras especialmente en su homenaje.
La selección de obras de Violeta Parra
que son mostradas en este libro,
permiten un acercamiento a la forma
en que se expresaba en el campo pictórico,
que se caracteriza, según la
académica, porque presenta “un estilo
muy difícil de encasillar, muy propio
de ella. Además, habla fundamentalmente
del amor, aunque también le
preocupan temas como la injusticia”.
A Violeta Parra no se le escapa en ningún
momento la vida cotidiana, de
hecho, logra al igual que con la música,
rescatar la chilenidad y de paso dar
cuenta también del carácter universal
de sus creaciones. Así lo demuestran
sus obras que retratan tanto la
condición humana, pasajes de su infancia
y hechos históricos. Con colores
muy fuertes y vistosos, dando
muestra de su motivación por crear
técnicas y materiales, pintó, por ejemplo,
nacimientos, reuniones, fiestas,
niños, gente viajando en tren, una niña
leyendo el Peneca, la crucifixión, situaciones
trágicas y animales.
Su calidad artística y originalidad en
este plano, la llevaron a ser reconocida
en países como Argentina, Rusia,
Finlandia, Alemania, Italia y Francia.
Sin embargo, en nuestro país la situación
fue muy distinta, así lo relató el
pintor Eduardo Martínez, en 1968 (a
un año de la muerte de la artista):
“Cuando hace años, los tapices de
Violeta Parra colgaban en la Primera
Feria de Artes Plásticas, nosotros pasamos
frente a ellos y no fuimos capaces
de participar de ellos, de querer
tener esas cosas. Ahora, quizás,
todos quisiéramos tener un tapiz de
Violeta Parra”.
Han pasado ya más de treinta años y
aún su obra pictórica no es puesta en
el sitial que merece, así lo señala la
Prof. Alarcón. De ahí la motivación
para realizar este libro que se caracteriza
porque fue pensado y elaborado
para difusión masiva, comprensible
para todo público.
Distribución gratuita
“La vida de Violeta Parra fue más bien
trágica. Es una vida vivida hasta el
extremo, a concho, eso se refleja en
su pintura, en la letra de las canciones
que son maravillosas. La música
escrita por ella tenía esa condición de
ser muy emotiva”, explica la Prof.
María Eugenia Alarcón. De ahí que
luego de mostrarle fotografías de pinturas
y lanigrafías de la artista, a un
grupo de compositores, les pidiera que
trataran de inspirarse en su forma de
ser, su carácter, reflejado con creces
en su obra.
La convocatoria fue todo un éxito y
permitió que la segunda parte del libro
contenga seis inéditas obras de música
de cámara. Una de ellas, “Arpillera”,
fue compuesta por el Premio Nacional
de Artes Musicales 2002 y académico
del Departamento de Música de la Facultad
de Artes, Prof. Fernando García.
También participaron los profesores:
Eduardo Cáceres (“Sencillo, Sencillo”),
Fernando Carrasco (“V.I.P.”) Carmen
Aguilera (“Ave del paraíso terrenal”),
Mario Feito (“A Violeta Parra”) y la
alumna recién egresada Eleonora
Coloma (“Hueso por hueso, vena por
vena, pelo por pelo”).
El conjunto de las obras refleja distintos
estilos, su extensión es breve
(va desde los tres a los ocho minutos)
y existe la posibilidad de que en
los próximos meses se realice una
primera audición de ellas.
Como la motivación especial de la
Prof. Alarcón, desde la génesis de este
homenaje a Violeta Parra, fue regalarlo
gratuitamente en colegios de
todo el país, su propósito fue que estuviera
presentado en un lenguaje sencillo.
Esta regla corrió entonces para
los compositores que participaron,
quienes tuvieron que “escribir fácil”,
“bajarse de nivel”, para que el lenguaje
musical fuera entendido tanto por
estudiantes de enseñanza media como
de primeros años de universidad.
Este libro permitirá refrescar la memoria
de los chilenos y que los jóvenes
aprendan que esta multifacética
artista es más que la autora de “Gracias
a la vida” o “Volver a los Diecisiete”.
Es, como la definió su hermano
Nicanor: “jardinera, locera, costurera,
bailarina del agua transparente,
árbol lleno de pájaros cantores. Violeta
Parra”.