Prof. Macarena Valdés.

Muchos coincidirán en que ser padres es quizás la labor más noble que existe, pero también la menos especializada y, por ende, una de las más complejas tareas que le puede tocar vivir a una persona. “A nadie le enseñan a ser padre” es una frase recurrente que refleja esta realidad que para muchos se hace dilema a medida que los hijos crecen.

Y es que la familia, teniendo un rol trascendental en el crecimiento integral de un niño o adolescente, si bien puede constituirse como una entidad protectora o habilitadora, también puede obstaculizar este sano desarrollo. Todo esto, aun cuando se quiera hacer siempre mejor las cosas.

Precisamente para enfrentar estas debilidades o carencias de formación que muchos adultos admiten tener a la hora de preparar a los jóvenes para enfrentar de mejor manera las etapas que les toca vivir, la Universidad de Chile está participando en una interesante iniciativa que busca promover la salud del adolescente y disminuir sus conductas de riesgo a través del fomento del rol protector de la familia.

Esto mediante un proyecto de transferencia tecnológica en el marco del cual se está diseñando material multimedia (CD Rom) dirigido a profesores y profesionales de la salud, el que finalmente dará paso a un gran portal en internet que proveerá de variados contenidos sobre la familia y la adolescencia.

“La idea es traspasar los contenidos encontrados en años de investigaciones a los padres en general y en particular a los profesionales del área de la educación y la salud, de manera que tengan a su disposición herramientas que faciliten el tratamiento de contenidos que promuevan la protección familiar y prevengan las conductas de riesgo en los jóvenes”, explicó la Directora de la Escuela de Enfermería de la Casa de Bello, Prof. Macarena Valdés, quien nos contó sobre esta iniciativa financiada por el FONDEF y en la que participan además las universidades de Los Andes, del Desarrollo, de Concepción, ENAC-Caritas Chile, y otras prestigiosas casas de estudios de otros países como las universidades de Harvard, Minesota, Complutense de Madrid y Austral de Buenos Aires.

Según afirmó la Prof. Valdés, en este período se está “piloteando” en las comunas de Cerro Navia y Lo Barnechea el material teórico-visual que después será incorporado al sitio web. El objetivo es obtener materiales como videos acerca de interacciones familiares, textos de apoyo o viñetas de situaciones críticas que resulten eficientes para el objetivo que se propone el proyecto y puedan ser utilizados, por ejemplo, en reuniones de apoderados o aplicadas en situaciones familiares. La idea es abordar temas como la funcionalidad y comunicación familiar, consumo de alcohol y drogas, además de estrategias promotoras de la salud del joven, entre otros aspectos.

El sitio web que estaría listo entre marzo y abril del próximo año también contendrá una biblioteca virtual, links con otros sitios relacionados y encuestas autoaplicadas y autocorregibles.

Estas corresponden a cuestionarios que han sido validados para medir las conductas de riesgo de los adolescentes o, por ejemplo, para evaluar el funcionamiento familiar.

Cabe señalar que este proyecto también incluye la incorporación de contenidos curriculares en esa línea, en varias carreras de las instituciones participantes.



Según la Prof. Valdés, entre los factores que más fuertemente determinan la protección que pueda dar una familia para el desarrollo integral de un hijo está la comunicación y la forma de relación que los padres establecen con ellos en el sentido de fijar límites, proveer de un orden emocional y tener rituales en común.

En un reciente proyecto FONDECYT, encabezado también por la Prof. Valdés, se estudió específicamente los aspectos de la comunicación que influyen positiva o negativamente en el adolescente, material y resultados que también forman parte del proyecto de transferencia tecnológica.

Para esta investigación se analizaron las formas de interacción que se daba en familias con adolescentes en su núcleo que habían o no habían experimentado conductas delictuales. Paralelamente, se midió el nivel de desarrollo o madurez del joven. Ello, porque el grado de madurez se relacionaría con la capacidad de enjuiciar o cuestionar que tendría el adolescente ante una eventual propuesta social de conductas de riesgo.

En el trabajo quedó en evidencia que en las familias con jóvenes que habían incurrido en conductas delictuales, el ejercicio comunicacional era francamente débil, con muy poca capacidad de problematizar ideas, a lo que se sumaba las descalificaciones inmediatas y constantes de los padres ante un esbozo de opinión propia por parte del joven.

Así, el desarrollo integral de estos jóvenes era bajísimo. “Si los padres adultos significativos no te modelan el pensar, razonar, evaluar o cuestionar, tú, joven, procedes en una línea continua de impulso-acción”, explicó la académica.

Agregó que todos esos factores se repiten en las familias sin adolescentes con problemas legales aunque con menor intensidad. Explicó asimismo que las familias que son habilitadoras y promotoras del desarrollo de los jóvenes abren puertas a la discusión, plantean alternativas y ayudan a enfocar la mirada del adolescente.

Sin embargo, saber escuchar y evitar la emisión precoz de juicios críticos que resaltan lo negativo, es en lo que a juicio de la académica la familia chilena debe trabajar con mayor énfasis. “En el proyecto de transferencia tecnológica diseñamos intervenciones que precisamente apuntan a estimular los aspectos positivos de los jóvenes. En ese sentido, entregamos estrategias para fortalecer al joven en sus buenas condiciones y orientar respecto a lo que diversos estudios señalan que contribuye a su desarrollo integral”, concluyó.