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Chile es el primer país latinoamericano en abuso de esta sustancia
El Síndrome de Alcohol fetal debiera ser considerado problema de salud pública

El Instituto de Investigaciones Materno Infantil, IDIMI, realizó el primer estudio prospectivo desde el embarazo e hizo un seguimiento para comprobar en qué escala sus hijos manifiestan el Síndrome de Alcohol fetal, enfermedad que provoca daños irreversibles en el desarrollo sicomotor, el crecimiento y el fenotipo.


Prof. Dr. Fernando Cassorla.
El vino que tan buenos dividendos le trae a Chile según cifras oficiales -196.5 millones de litros se exportaron en los primeros siete meses de este año- también puede provocarle problemas. Así lo asegura el ex director del IDIMI de la Universidad de Chile, Prof. Dr. Cassorla, que explica que “tenemos esa bendición o maldición de producir alcohol de forma muy eficiente; recordemos que muchas veces resulta de menor costo que consumir una bebida gaseosa y por eso ha entrado fuerte en la gente, sobretodo en la más joven”. Cifras preocupantes, que lo convierten en un problema de salud pública, ya que Chile es el primer país latinoamericano en abuso de esta sustancia, y la situación es más grave aún cuando es la mujer quien bebe alcohol durante el embarazo, ya que se arriesga a dar a luz a una guagua que pagará las consecuencias, mentales y físicas, por el resto de su vida.

No existe ninguna cantidad de alcohol que pueda ser definida como segura y que pueda ser ingerida durante el período de gravidez. Por esta razón en países como Estados Unidos, ya está establecido como norma que las botellas de cerveza deben contener impreso un mensaje que advierta sobre los posibles riesgos de su consumo.

El Prof. Dr. Cassorla explica que cuando el feto está en el útero de la madre, en el primer trimestre se produce la órganogenesis ,es decir, la formación de sus órganos y si la madre consume alcohol, éste pasa fácilmente la barrera de la placenta y el feto está menos equipado para eliminarlo que su madre, por eso tiende a recibir una concentración muy alta de alcohol, que además permanece en él durante más tiempo. Esta sería la razón por la que probablemente es peor tomar alcohol en este período que en el segundo y tercer trimestre. Esta grave situación puede causar diversas alteraciones en los niños, que van desde retrasos mentales moderados hasta el Síndrome de Alcohol Fetal (SAF) que se caracteriza porque produce defectos en el desarrollo físico y el sicomotor, es decir, compromete su estado neurológico. Quienes lo padecen tienen un fenotipo especial: su cabeza es muy pequeña, sus ojos también y el filtrum (zona arriba del labio) muy largo, además del labio superior muy fino, sumado a un bajo peso y estatura y al retraso mental.

Sin embargo, este síndrome se puede manifestar en distintos grados, de hecho, hay veces que se manifiesta sólo como Efecto de Alcohol fetal en niños que a simple vista se ven normales, pero que de acuerdo a estudios genéticos evidencian y sufren las consecuencias del alcohol ingerido por sus madres. “ Ellos cuando van al colegio no rinden bien, tenemos la impresión de que algunos casos de déficit atencional pueden estar causados por esta situación. También hay niños que sufren alteraciones en su conducta, en su rendimiento escolar, que los hace ser muy distraídos, les cuesta mucho concentrarse”, explica el Prof. Dr. Cassorla. Asunto que dificulta su inserción social, la vida afectiva, estudiantil y posteriormente la laboral.

La situación, señala, debe ser entendida como un problema de salud pública ya que actualmente circula escasa información al respecto. “Hay toda una cultura que dice que la ingesta de alcohol durante el embarazo podría ayudar a la producción de leche, este es un mito que es adoptado en muchos niveles culturales y sus efectos no están sujetos a mayor discusión” También señala que el Ministerio de Salud debiera adoptar medidas preventivas, como lo sería tener un sistema en el que todos los controles pre natales del país indagaran de forma amistosa, la exposición a alcohol de los fetos para así detectar el problema. También le gustaría ver próximamente que las bebidas alcohólicas en Chile llevaran una leyenda de advertencia para prevenir a las futuras madres.


Nefasta herencia

Dada la dimensión del problema, el facultativo se embarcó en la tarea de estudiar en Chile a los hijos de madres que abusaron del alcohol durante el embarazo. La investigación que ya lleva siete años y es financiada por el Instituto de Salud de Estados Unidos (donde el profesional trabajó durante 20 años) cuenta con la colaboración del médico norteamericano, Dr. James Mills, experto en malformaciones congénitas y de la pediatra de la Universidad de Chile, Sofía Aros. La tarea que no ha estado exenta de problemas obvios: la identificación de mujeres que consumen alcohol y drogas es especialmente difícil porque la mayoría tiende a ocultar dicho antecedente, por consiguiente, dificulta la identificación de niños expuestos. De ahí la importancia de este innovador estudio prospectivo que por primera vez en el país estudia a los niños desde antes de su nacimiento.

Con el fin de encontrar los casos, durante cuatro años se estudiaron 10 mil mujeres que asistían a su control pre natal a los consultorios de Maipú. Luego, se les entrevistó a partir de una encuesta particularmente diseñada para lograr inferir si eran bebedoras o no. Posteriormente, aquellas que resultaron sospechosas recibieron la visita en su hogar de una entrevistadora quien al generarse un ambiente de mayor confianza, podía recabar mayor información. A partir de ese procedimiento se las clasificó en sospechosas confirmadas, probables y dudosas. A las primeras se les tomó muestras de sangre en los distintos períodos del embarazo para confirmar el diagnóstico. Además, en los consultorios donde se atendían se les brindó ayuda profesional para que pudieran dejar su adicción.

De las 10 mil mujeres inicialmente encuestadas se comprobó que alrededor 100 (un 1%) tomaban más de 48 gramos de alcohol día que corresponde a un abuso de la sustancia. La segunda parte de este proyecto ha consistido en seguir médicamente a través de exámenes neurológicos, genéticos, de crecimiento y sicológicos, a los hijos de estas madres y también a 100 niños nacidos de madres “limpias”, que manifestaron nulo consumo de alcohol. Son justamente los primeros, los que han evidenciado mayores alteraciones, las que se explicarían por el alcohol que recibieron durante el embarazo.

Lamentablemente, cuando se han encontrado problemas, los neurólogos sólo han podido ofrecer tratamiento paliativo, para que el niño tenga mejor desarrollo motor o intelectual, pero de ningún modo para superar todo el daño ocurrido durante el embarazo. Generalmente los niños que presentan este síndrome no son fácilmente diagnosticados (a excepción de aquellos cuyas características físicas los delatan) porque su historia clínica habitual no tiene el antecedente que indica el efecto del alcohol, de ahí lo innovador de este estudio prospectivo.








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