Investigación en la Isla Navarino liderada por el Prof. Carlos Ocampo, del Departamento de Antropología, constató la existencia de gran cantidad de fondos de habitación en el lugar, lo que sugiere la presencia de una significativa densidad de población canoera viviendo simultáneamente en la zona del Beagle antes de la llegada
de los españoles. El mismo estudio determinó que en la zona hubo ocupaciones humanas
tan tempranas como hace 7.500 años.
 Prof. Carlos Ocampo. |
Conocer nuestro más antiguo
pasado cultural, saber de los
orígenes y las experiencias de
aquellos grupos humanos cuyas historias
alguna vez formaron parte de
un presente, es sin duda una invitación
que cautiva. Más aún, quizás, si
hablamos de la zona austral de nuestro
país, de aquellas áreas desmembradas,
lejanas y de difícil acceso.
A estos lugares es hacia donde invita
una investigación desarrollada por el
arqueólogo del Departamento de Antropología
de la Universidad de Chile,
Prof. Carlos Ocampo, y la investigadora
Pilar Rivas. Ambos estudiaron
la zona del Canal del Beagle,
específicamente, la riqueza arqueológica
de la Isla Navarino, en la XII Región.
Allí obtuvieron evidencias que
hablan de ocupaciones humanas tan
tempranas como hace 7.500 años y de
grupos existentes en épocas más tardías
que no eran tan nómades como
se pensaba.
La costa de la Isla Navarino presenta
más de 500 sitios arqueológicos que
fueron registrados mediante trabajos
de prospección realizados a principios
de los años 90. En ese sentido, en su
segunda etapa, la investigación
liderada por el Prof. Ocampo se abocó
a obtener dataciones que permitieran
conocer las secuencias de
poblamiento y ahondar en aspectos de
la forma de vida de los grupos que habitaron aquella zona en tiempos
pasados, fase que concluyó el año
pasado.
La importancia de la zona del Beagle
para la investigación es que ella es
considerada como uno de los probables
núcleos más tempranos de
poblamiento y adaptación al
medioambiente marítimo, junto a
Chiloé y la zona de los mares interiores
de Otway Skyring en el Estrecho
de Magallanes.
La fecha calibrada de 7.500 años antes
del presente (5.600 a 5.554 años
A.C.), registrada en el marco de esta
investigación, se obtuvo en un sitio
arqueológico de un sector llamado
Punta Guerrico en la Isla Navarino,
específicamente a través del sondaje
de un fondo de habitación, base de la
vivienda de los pueblos originarios.
Este antecedente tiene vital importancia
ya que sería uno de los sitios más
antiguos para una ocupación marítima
de los canales meridionales. Y es
que ya había antecedentes de culturas
anteriores en Tierra del Fuego,
pero no adaptadas a un ambiente costero.
Uso del espacio y asentamiento

La estrategia de investigación consistió
en realizar una selección
estratificada de los sitios arqueológicos
según la posición que tenían respecto
al nivel de mar. Ello para establecer
un fechado radiocarbónico
orientado a determinar el uso y la antigüedad
de las distintas terrazas o
lugares de asentamiento cercanas a la
costa. Así, se analizó una muestra de
sitios ubicados entre 0 y 7 metros del
nivel del mar, de 7 a 25 metros y terrazas
de 25 metros hacia arriba, donde
se realizaron sondajes destinados
a obtener carbón, resultado de fogones
antiguos para un fechado
cronológico.
Esto evidenció que los sitios ubicados
entre los 0 y 7 metros en la Isla
Navarino son los más tardíos y corresponden
a las costas actuales y
subactuales. Entre 7 y 25 metros se
encuentran los sitios más antiguos, de
los primeros pobladores adaptados al
medio marino.
Un dato interesante que arrojó el análisis
es que sobre los 25 metros, todos
los sitios fechados se concentraron
en el intervalo de tiempo del 1.000
al 1.200 D.C., lo que es interpretado
como la manifestación local del período
de anomalía climática medieval,
evento que habría empujado a las poblaciones
a un cambio en el uso del
espacio, debiendo trasladarse desde
sectores adyacentes a la costa hasta
costas superiores, en el límite con el
bosque.
La investigación, denominada “Arqueología
del Beagle: secuencias y procesos culturales en ambientes marinos
de latitudes altas”, financiada
por FONDECYT, privilegió un enfoque
regional, no concentrándose en
un yacimiento arqueológico específico,
sino que en un área de estudio.
En esa línea, otro de los resultados
interesantes fue constatar -en los sectores
adyacentes a la costa- un gran
número de fondos de habitación por
sitio arqueológico, lo cual sugiere la
presencia de verdaderas aldeas de
personas viviendo juntas en tiempos
preeuropeos. Ello contrasta con la visión
tradicional descrita por cronistas
respecto a familias muy nómades o
errantes en la zona.
“Quizá, lo descrito por los europeos
(sobre pueblos como el yámana) era
verdad en esa época, pero el panorama
preeuropeo que es el que estudiamos
nosotros, nos indica una cosa distinta
sobre el componente antiguo de
los grupos canoeros. Nos habla de
verdaderas aldeas de personas viviendo
juntas, es decir, no de familias
nómades, buscando alimentos de caleta
en caleta, sino de una forma de
asentamiento más permanente. El canal
no es tan grande, en canoa se puede
acceder a los recursos e ir y volver
en el día. Al parecer era alta la movilidad,
pero las personas no estaban
cambiando recurrentemente de campamento.
El hecho de que haya tantos
fondos de habitación juntos nos
dice de muchas personas reunidas ahí
viviendo de manera conjunta, lo cual
implicaría la existencia de alguna estructura
social u organización específica.
Esto es una diferencia muy grande
con respecto a lo que se pensaba
hasta ahora”, señala el académico.
El Prof. Ocampo explica que las poblaciones
adaptadas al mar en la zona
del Beagle dependían en gran medida
de la caza de distintas especies de
pinnípedos (lobos marinos, alguna
especie de focas) y que quizás la presión
que hacen los europeos a su llegada
por el comercio de las pieles,
aceites, etcétera, cambia los patrones
de subsistencia de esta población, produciéndose
una desintegración social de la misma.
Manejo de basuras
El rasgo más característico que tienen
los sitios arqueológicos del Canal Beagle son los fondos de habitación,
la base elíptica del suelo alrededor de
la cual los pobladores ponían las varas
de lenga para formar una cúpula
que soportara los cueros de animales
marinos puestos sobre ella.
En algunas caletas se han encontrado
más de 200 ó 300 fondos de habitación
simultáneos. Incluso -agrega el
profesor- que en algunos sectores se
aprecia un manejo de las basuras para
ampliar espacio destinado a la habitación,
aspecto que también sugiere
un tipo de asentamiento más permanente.
“En sectores muy buenos de la costa,
como Caleta Segura, hay un manejo
de las conchas por los habitantes
primigenios. Las conchas son
conceptualizadas como basura, hay un
proceso de incineración de ellas mismas
y se producen estructuras
calcáreas muy duras que a su vez se
usan probablemente como basamento,
como defensa de las fundaciones
de nuevas viviendas”, señala.
A juicio del Prof. Ocampo, el registro
arqueológico y la investigación del
mismo, debe tener bastantes lecciones
para la población actual. “Si hay
tanta gente que vivió en el pasado en
esa isla y hoy día nos damos cuenta
de la muy baja densidad poblacional
en todos los canales del sur de Chile,
algún mensaje nos dará esa gente que
pueda enseñarnos de qué manera habitar
esos lugares en el futuro”.
Actualmente el académico está
liderando un nuevo proyecto
FONDECYT, esta vez en Chiloé,
otro de los núcleos probables de
poblamiento y adaptación al ambiente
marino.
Explica al respecto que sobre este
tema existen varias teorías. Una de
ellas señala que la adaptación al mar
habría ocurrido en tiempos
holocénicos (unos 10 mil años antes
del presente) cuando los hielos se derriten
y comienza a penetrar el agua a
las costas, formando un ambiente nuevo,
marítimo, de fiordos y canales. De
ahí que las poblaciones antiguas habituadas
a los lagos glaciales, debieron
adaptarse. Sin embargo, también
se cree que pudo existir un sustrato
más antiguo adaptado a este
medioambiente. En ese sentido, se
piensa en culturas situadas en Puerto
Montt o sur del Beagle, que si bien
no estaban adaptadas al medio marino
tenían algún componente de
maritimización. Por otro lado, en el
marco del debate actual, también ha
tomado fuerza la hipótesis del
poblamiento de América por la vía
marítima.
Respecto a lo último, el profesional
cuenta que a futuro esperan poder
detectar las antiguas líneas de costa
que quedaron sumergidas para indagar
sobre el posible poblamiento marítimo
del continente americano. La
idea, si se encuentra alguna evidencia
atribuible al hombre, es realizar programas
de arqueología subacuática,
para dar cuenta de estos depósitos arqueológicos
o culturales.