Ante sus positivos resultados, el manual de terapia grupal elaborado por académicos del Departamento de Psiquiatría del área norte de la Facultad de
Medicina, fue adoptado por el Ministerio de Salud.
 Prof. Dra. Graciela Rojas. |
De acuerdo a acuciosos estudios
realizados desde hace
varios años en el Departamento
de Psiquiatría y Salud Mental
del área norte de la Facultad de Medicina
de la Universidad de Chile, una
de cada dos personas que consulta en
los consultorios de la atención primaria,
generalmente aquejada por molestias
físicas, presenta problemas de
salud mental. Entre ellos, la depresión
es el trastorno de más frecuencia y
afecta mayormente a la población femenina.
Y es que ser mujer constituye
en si mismo un factor de riesgo de
padecer este tipo de patologías.
Ante esta situación y con el objetivo
de buscar respuestas para las mujeres
que padecen este problema, surgió de
parte de académicos de la Unidad de
Psiquiatría Comunitaria del Departamento
antes mencionado, la idea de
generar un programa de tratamiento
para las mujeres depresivas en la atención
primaria, iniciativa cuyos resultados
recientemente procesados demuestra
ser exitosa.
El proyecto “Tratamiento estructurado
y escalonado de la depresión para
mujeres de la atención primaria” -financiado
por el Instituto Nacional de
Salud Mental de Estados Unidos- se
aplicó en tres consultorios de las comunas
de Conchalí y La Pintana y
abarcó una muestra de 240 mujeres
para el estudio clínico.
Un equipo de profesionales, liderado
por los doctores Graciela Rojas,
Rosemarie Fritsch y Ricardo Araya los
mismos profesores a cargo de la investigación
que reveló que uno de cada
cuatro santiaguinos sufre alguna patología
mental, materializó junto a otros
académicos este estudio.
Según explicó la Prof. Dra. Graciela
Rojas, el tratamiento ideado para aplicación
en los consultorios consta de
dos partes: una de terapia de tipo
grupal, con la realización de ocho sesiones
de orientación cognitivoconductual
destinado a las mujeres y,
por otro lado, la derivación a un médico
para el tratamiento farmacológico
de las pacientes más graves.
“El tratamiento es estructurado, pues
está claramente determinado qué rol
debe cumplir cada uno de los profesionales que participa en este programa,
y es escalonado porque considera
tratamientos distintos para las personas
menos graves y graves”, precisa
la especialista.
La primera parte, de tratamiento
grupal, considera un manual y está diseñado
para que la realicen profesionales
no médicos de la atención primaria,
es decir, asistentes sociales, enfermeras
y eventualmente psicólogos,
quienes en grupo con las pacientes trabajan
aspectos educativos de la enfermedad,
técnicas sencillas de resolución
de problemas, manejo de los pensamientos
negativos y, finalmente, un
plan de prevención de futuras recaídas.
Las mujeres que participaron de este
programa tenían entre 18 y 70 años,
con grados de depresión leve a moderado
desde el punto de vista clínico,
pero cuyas sintomatologías tenían un
gran impacto sobre su calidad de vida.
El éxito
Según cuenta la Prof. Dra. Rojas, el ensayo
clínico resultó muy exitoso en el
sentido que las mujeres que participaron
del programa “tuvieron una mejoría
clínica muy significativa en comparación
con las otras mujeres que recibieron
el tratamiento usual de los consultorios.
Además tuvieron una importante
mejoría en su calidad de vida”.
Concretamente, el estudio evaluó los
síntomas clínicos de la depresión a
través de la escala Hamilton -que
mide niveles del trastorno- al inicio
del tratamiento, a los tres y a los seis
meses. La Prof. Dra. Rojas explicó
que en promedio todas las personas
empezaron con un Hamilton de 20
puntos, bajando las mujeres que participaron
del nuevo tratamiento a once
puntos a los tres meses y a ocho puntos
a los seis. Mientras, las mujeres
que hicieron el tratamiento usual se
mantuvieron en 20 puntos a los tres
meses y bajaron sólo a 16 puntos a
los seis meses.
En el contexto general, un 70,2% de
las mujeres que participó en el programa
ideado por los académicos de
la “U” logró mejorías significativas
una vez concluido el semestre, mientras
que entre las mujeres que se sometieron
al tratamiento común y corriente
sólo el 29,9% obtuvo un resultado
favorable.
En el marco del programa además se
midió distintos aspectos de la calidad
de vida de las pacientes, evidenciándose
también buenos resultados.
“Nos interesaba saber cómo estaban
estas pacientes en su vida cotidiana y cómo era su funcionamiento social.
Ahí vimos que quienes participaron
en nuestro programa podían realizar
sus actividades cotidianas, ya sea laborales
o como de dueña de casa, de
una mejor forma. Al final de la evaluación
estaban mucho más activas”,
señala la especialista.
Tan positivo resultó ser este tratamiento,
que mientras los investigadores
de la “U” realizaban el estudio y
obtenían resultados preliminares, el
Ministerio de Salud convocó a estos
especialistas para participar en la elaboración
de un programa nacional de
tratamiento contra la depresión. Fruto
de este trabajo conjunto, el Ministerio
adoptó y adaptó durante el 2001
el manual de terapia grupal diseñado
por los académicos y, actualmente,
este es el tratamiento que se lleva a
cabo como política nacional.
La Prof. Dra. Rojas cree que el éxito
del programa radica en su
implementación como iniciativa
estructurada, es decir, donde las exigencias
del tratamiento tanto médico
como psicosocial están por sobre los
temas administrativos. “Las mujeres
hacen el tratamiento grupal y cumplen
rigurosamente un programa de controles
médicos, independientemente
de las variables como, por ejemplo,
que no haya horas. Además, se asegura
que los fármacos estén disponibles
para quienes lo necesitan. Estos
son administrados por el médico general
quien cuenta con una pauta
(guía) muy estructurada sobre la la-
bor educativa que debe seguir y cómo
reaccionar frente a eventuales efectos
adversos de los medicamentos”.
A diferencia de esto, el tratamiento usual
-señala- es bastante inestructurado y el
médico muchas veces no puede controlar
al paciente todas las veces que debiera
por distintas razones.
Las más vulnerables
La Prof. Dra. Rojas señala que según
estudios realizados a nivel mundial, las
mujeres tienen más riesgo que el hombre
de padecer depresión, pero en nuestro
país esta tendencia es mucho más
marcada. “Si en el mundo la mujer tiene
el doble de posibilidades que el hombre
de tener depresión, en nuestro país
son cuatro veces”, puntualiza.
En esa línea, agrega que se han investigado
factores genéticos y hormonales
y que probablemente esté involucrado
también un conjunto de variables tanto
sicológicas como de tipo social.
Al considerar el alto riesgo que tienen
las mujeres en Chile, indica que indudablemente
se tiende a pensar en factores
sociales. “¿Qué está pasando
con nuestra mujer y sobre todo con
la incorporación de ella al trabajo?
¿Qué ha hecho esta sociedad por solidarizar
con esto? ¿Qué red de jardines
infantiles tenemos y su distribución
dice relación con las necesidades?
También creo que tiene que
ver con un gran tema que está presente
en Chile y que está relacionado
con la inequidad social”, sostiene.