En el informe realizado por el Departamento de Geografía de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo se determinaron los factores que ponen en riesgo la vida de la población, así como aquellos restrictivos o molestos para la función residencial.
 Prof. Claudio Meneses. |
Pensar en las nefastas consecuencias
que provocaría la caída
de una torre de alta tensión,
la explosión producto de la acumulación
de gas licuado o una inesperada
crecida del río que circunda una localidad,
son ejercicios mentales que un
ciudadano promedio no realiza a diario.
Generalmente sólo los hace cuando
ocurre una catástrofe que deja en
evidencia serios problemas estructurales
de diseño en las urbes. Precisamente
determinar aquellos elementos
del paisaje urbano que ponen en peligro
la vida humana -tanto aquellos del
sistema natural como los que responden a la artificialización del paisaje
por parte del hombre- es la función
de un Estudio de Riesgo, documento
obligatorio que hoy debe ser presentado,
junto con los de Impacto Ambiental
y Vial, para la aprobación del
Plano Regulador de cada comuna.
“El Estudio de Riesgo no está bien
definido hoy en el marco jurídico administrativo,
lo único que establece
la Ordenanza General de Urbanismo
y Construcciones es que debe definir
los espacios en los que se puede o no
construir. Nosotros empezamos a
conceptualizar mejor el problema,
poniendo en el centro del análisis la
vida de las personas, es decir, el riesgo
desde este punto de vista es tal en
la medida que afecta la vida de los
habitantes”, explica el docente del
Departamento de Geografía de la
Universidad de Chile, Prof. Claudio
Meneses, quien dirigió la realización
de dicho estudio para la comuna de
Temuco.
El equipo de trabajo, para este efecto,
se trasladó a la capital de la Región
de la Araucanía, ciudad de tierra
húmeda y araucarias, situada a orillas
del Río Cautín y que actualmente
representa un importante centro administrativo,
comercial, universitario y cultural del sur de Chile; y que debido
a las altas tasas de crecimiento
demográfico, ha experimentado un
acelerado proceso de urbanización. A
partir de la investigación en terreno,
se recolectaron los antecedentes sobre
los distintos elementos que pueden
resultar riesgosos como, la línea
de ferrocarril que cruza la ciudad, la
acumulación de gases, agroquímicos,
o bien, los movimientos de vehículos
que utilizan la carretera Longitudinal
Sur -que pasa por el centro de la ciudad-
y que transitan cargados con líquidos
peligrosos como combustibles
y ácidos. También, los canales que
pueden desbordarse, y por tratarse de
una ciudad que empieza donde termina
el bosque, se realizó una evaluación
de los sistemas de protección
existentes en caso de incendios. Junto
con eso se consultó mediante encuestas
y entrevistas a los habitantes
de la ciudad sobre las dificultades que
les afectan. De este modo, se establecieron

los elementos tanto naturales
como artificiales que podían generar
problemas a la población, su área de
efectos y si pertenecían a la categoría
de catastróficos, destructivos o molestos.
Una falla tectónica que pasa por el
centro de la ciudad, fue uno de los
problemas más importantes que quedó
en evidencia luego del acucioso
análisis de la dinámica del sistema
natural y específicamente de aquellos
elementos restrictivos para la construcción
de viviendas. “Sabemos que
no es una falla geológica activa, pero
en cualquier momento se puede activar,
no obstante, que en el gran terremoto
de los 60, los antecedentes indican
que no tuvo mayor efecto. En
función de ella se determinó un “buffer”
definiendo así el espacio donde
ésta puede afectar. Muchos dicen que
esto no va a pasar nunca, pero el riesgo
existe”, aclara el Prof. Meneses.
A su juicio, es de suma importancia
la representación cartográfica de los
riesgos, a través de medios digitales,
acierto que fue bien recibido por la
comuna. En el caso de la capital regional
de la IX Región, es importante
la presencia del Río Cautín por eso se
realizo en el Laboratorio de Sistemas
de Información Geográfica (SIG), un
trabajo de simulaciones de crecidas,
para establecer en qué espacios, de
acuerdo a determinados flujos de lluvia,
las defensas que hoy existen no
darían abasto.
Así también, en la actualidad representa un riesgo el Canal Gibbs, que
orilla el Cerro Ñielol y que fue construido
como un acueducto con fines
de energía. Hoy ya no cumple esa función,
está abierto y cuando llueve en
demasía se desborda, afectando un
área que también fue definida
cartográficamente.
Un sector de cuidado es el que ocupa
la empresa ENAGAS en la entrada
norte de la ciudad. “Ahí existe un acopio
de gas licuado, el cual a medida
que la ciudad crece tiende a ampliarse,
por tanto simulamos un “buffer” radial
de efecto negativo para determinar
qué área afectaría si éste explota.
Conceptualizamos este tipo de efecto
como catastrófico por ser repentino,
explosivo e incendiario. Afortunadamente
no es una zona tan complicada,
porque la ciudad aún no ha crecido
hacia allá. Nosotros establecimos
que se debe tener cuidado, con la ocupación
residencial del entorno lo que
también significa condicionar el crecimiento
de la empresa”, explica el docente.
Un factor que si bien no resulta peligroso
en términos de riesgo vital, pero
sí es molesto, es el cono de aproximación
al aeropuerto Maquehua. El
ruido que se produce cuando un avión
aterriza, o cuando despega, debe definir
un espacio que debe quedar libre
de construcción habitacional, debido
a su intensidad. Para esto se debe
establecer un espacio de separación,
que respete los decibeles máximos
permitidos para fines residenciales.
La metodología utilizada presenta
para cada problema franjas de
asilamiento que han sido catalogadas
como “espacios de compatibilización
de usos conflictivos”, ya que desde el
punto de vista de la geografía es posible
definir aquellos espacios donde la
vida y salud de las personas puede estar
protegido, acorde con una adecuada
organización del espacio urbano.
Es recomendable para este tipo de
estudio recurrir a la cartografía digital
en ambiente de Sistema de Informa-
ción Geográfica (SIG), en vez de la
cartografía tradicional que es
limitante en las precisiones, en la calidad
del producto final, es cara y se
pone antigua rápidamente. Así lo señala
el Prof. Meneses para explicar la
nueva metodología utilizada para este
Estudio de Riesgo de la comuna de
Temuco. El sistema de información
geográfico, se realizó utilizando una
innovadora tecnología que incorpora
softwares especializados en análisis
espacial que permiten digitalizar
automáticamente los planos mediante
mesas digitalizadoras. Su ventaja
principal es que permite adecuarse a un
sistema de coordenadas único, una referencia
UTM (“Universal Transverse
Mercator”) a nivel mundial, que facilita
la actualización de los datos y el amarre
con otros instrumentos como cartas,
fotos aéreas e imágenes satelitales.
Junto con los planos digitales se entregó
también un plano de análisis que
“combinó el plan regulador que existe
actualmente, el que la municipalidad
desea, las restricciones que se tendrán
que considerar para que se expanda
la ciudad y cuáles son aquellos
elementos que ya están construidos y
que pueden significar un riesgo. Al
cruzar todos estos factores determinamos
los espacios construibles, los
no construibles y los construibles con
restricciones”, explica el académico.
Las recomendaciones principales que
se señalaron, en el caso de la falla
tectónica detectada son: congelar la
construcción en altura, exigir normas
de reforzamiento de los coeficientes de
seguridad normales y desincentivar el
uso del suelo para uso residencial, en
la faja de efecto negativo establecida.
También se determinó que la zona
más afectada por desbordes del Río
Cautín es la ribera norte, que presenta
poblaciones nuevas, y que no posee
protección de gaviones. Además,
es peligrosa la presencia de empresas
que trabajan en el río para la obtención
de áridos pues alteran su funcionamiento
normal.