Para que nadie quede atrás
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Rubén Bravo la Vega
(1 agosto de 1967 – 4 de noviembre de 2008)
UNA LECCIÓN DE VIDA
Por Sandra Pizarro Catalán
Durante los años previos, su naciente vocación oscilaba entre el
apasionante mundo de las noticias y la intrigante área de la me-
dicina, que despertó su curiosidad desde pequeño, como hijo de
padres practicantes en el Hospital Militar, donde los observó aten-
diendo pacientes y se deslumbró con sus historias.
Fueron las escaramuzas de la Guerra de Las Malvinas, en 1982,
seguidas paso a paso cuando tenía quince años, las que determi-
naron a Rubén a estudiar Periodismo. Se devoraba cuanto diario o
noticiario tenía a su alcance.
Definida la profesión, decidir en qué universidad estudiar no fue
tema de discusión, porque hace años abrazaba a la “U” como el
club de sus amores y, por ende, la Universidad de Chile debía ser su
casa de estudios superiores.
Sin embargo, sin darse cuenta cayó una vez más en la encrucijada
que marcaría su vida: tener más de una opción y cavilar mucho al
respecto. Así, queriendo que fuera la Universidad de Chile su plan-
tel, postuló en paralelo a la Universidad Católica. Y como varios de
nuestros compañeros, quedó seleccionado en la casa azul y prese-
leccionado para una prueba especial en la Católica.
Un pololeo de cinco años y matrimonio
El primer día de clases, en 1985, me llamó la atención porque se
reía mucho mientras conversaba con los novatos que empezaba a
conocer. El segundo día nos encontramos en la esquina antes de
llegar, nos reconocimos como compañeros y nos saludamos. Des-
de entonces integramos el mismo grupo de amigos hasta que, a
fines de ese año, iniciamos un pololeo que cinco años más tarde
nos uniría en matrimonio.
La fotograf ía fue su primera gran pasión dentro de la malla curri-
cular y con su cámara Nikon llegó a La Tercera en 1986 llevado por
el profesor Samuel Mena, reportero gráfico, para colaborar los fi-
nes de semana. Fue la puerta que más tarde se abriría para realizar
allí su práctica profesional, en sectores como Política y Policial.
Continuó con un reemplazo profesional en el entonces Canal 11,
cubriendo informaciones de Tribunales, durante el verano, hasta
En la playa de Las Cruces, en Ilimay, donde
disfrutó y encontró paz.