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Para que nadie quede atrás

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Ha transcurrido más de un año desde que en abril de 2014 lanzá-

ramos la primera edición de este libro. Como advertimos en esa

oportunidad, no estábamos entregando un producto terminado,

sino dando apenas un primer paso para construir “una especie de

friso generacional” que diera continuidad a los libro

Vendedores de

sol y Morir es la noticia

, con las historias de docentes y estudiantes

que desde 1953 han dado vida a nuestra Escuela de Periodismo de

la Universidad de Chile.

Partimos con 25 semblanzas y ahora sumamos otras 15. Hay que

insistir en que todavía “no están todos los que son, ni son todos

los que están”. Sin embargo, avanzamos sin pausa en la tarea pro-

puesta, que hace justicia a la memoria de mujeres y hombres que

en 62 años han dado vida a la que proclamamos con orgullo y sin

prepotencia como la primera y la mejor Escuela de Periodismo de

nuestro país.

Quienes se sintieron motivadas o motivados por la primera edi-

ción y afilaron sus plumas para ser parte de esta segunda entre-

ga ayudan a diseñar una historia que no solo recoge experiencias

Prólogo

a la segunda edición

individuales, sino que en la suma de testimonios va dibujando la

reconstrucción de épocas y episodios donde confluyen desde no-

tables personalidades formadas en nuestra Escuela hasta protago-

nistas de vidas que no por sencillas son menos valiosas.

En esta edición ampliada, los textos sobre Ted Córdova y Olga

Dragnic hablan de la proyección internacional de nuestra Escuela

de Periodismo, así como Elmo Catalán es rescatado como el mayor

testimonio del internacionalismo, una palabra condenada ahora al

desuso. El maestro Raúl Aicardi, así como Gonzalo Bertrán y Juan

Carlos Díaz, nos remiten a momentos clave de la televisión chilena.

Junto a la figura señera de Érica Vexler, encontraremos a directores

de medios como Wladimir Aguilera y Orlando Escárate.

Muchos de los que pertenecen a la “Generación calle Belgrado” se

enterarán tal vez con sorpresa que el quijotesco Jaime Valdés fue

un activo y comprometido rodriguista en los años de lucha contra

la dictadura, a la vez que podrán recordar la intensa y fugaz vida

de Andrea Machuca. Los que se identifican con la ya mítica “Ge-

neración calle Los Aromos” revivirán posiblemente la magia de los