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Cyber Humanitatis, Nº 20 (Primavera 2001)


PRESENTACIÓN DEL LIBRO MIENTRAS LOS MUCHACHOS DUERMEN DE CLAUDIO IASÍS

por Iván Trujillo

Avanzo enmascarado, larvatus pródeo, dice. Pero no recuerda quién dice. El deseo nunca es idéntico consigo mismo. Sólo más tarde, cae en la cuenta, cuando un tercero viene a profundizar un pacto entre-dos. Soltura o usura del recuerdo. No hay memoria cuando es más de uno y menos de dos lo único que puede contener la inolvidable. No hay memoria cuando es tan sólo un aroma todo lo que se recuerda. Esto, quizás, de "IASEA (fragmentos)" a "COMPOSICIÓN EN PERSPECTIVA"

Aroma. Este habrá de volver al final, si acaso alguna vez se fue, desatándose la verdad. Desatándose, es decir soltándose, como verdad loca, desquiciada o deseosa. ¿Pero cuál verdad? ¿Cuál se estima aquí es la verdad que precisa soltura? ¿Cuál se estima aquí es la verdad a cuya soltura es preciso adscribirse? La verdad filosófica del poema, habría que decir aquella que el celo poético aborrece pero que repite conspicuamente.

En el lanzamiento del libro del poeta que hoy nos convoca, advierto la prescipitación de un pensamiento poético en cuatro aproximaciones contra el tiempo;

 1º: Prescipitándose: léase este librito abierto de Claudio Iasís, léase "mientras los muchachos duermen". Léase a ciegas bajo la noche o bajo la vela del profundo sueño un librito que escribe con escritura secreta. Librito que se deja llevar, bajo la simple presuposición de un libro, pero que, tras un incesante dejarse, secreta el movimiento circular de una apertura inabarcable hurtada en lo íntimo. Esto quizás en "CANTO DEL POETA A SU LIBRITO".

2°: ¿Arriesgándose?: en la búsqueda de una lectura apropiada, viéndose envuelto en el hallazgo de una escena de cosas simples que de pronto nos hace suya. Fuerza del poema que es nuestra propia precipitación. Fuerza de una escena que nos ha leído de antemano, que nos ha leído lo que recién habríamos de leer. Pérdida de la razón de una lectura en razón de su lectura. Así quizás en "SU AMOR, EL POEMA HALLADO y EL INCAUTO LECTOR (Fábula que es cosa de tiempo)".

3°: Atreviéndose: entrando en la llama leve o calcinante del nombre; en todo lo que, en el acto de llamar, si acaso este también pueda ser la acción de la llama, es incinerado por la mirada quemante del nombre. No importa cuánto tiempo e historia hayan pasado, siempre habrá una nueva página en blanco escribiéndose en la hoguera. Acaso en "CRIMINE PESSIMO".

4°: Confiándose: al poema, a una lapidaria irresolución en su gesto, y donde su gesta acontece bajo las crudas señas de dicha irresolución. No se dejaría de leer esto en “CESAR APUÑALADO” (Mármol tallado. Anónimo del imperio)

           ¿ Y ahora qué harás César con esas manos
           que contra ti se alzan y nunca llegan?
           Por siempre te rehuirá
           Tu sangre y tu muerte
           y la primera vez,

Lo que nunca llega es aquí la reunión del acto con su acción, de la sangría y de la muerte, Aunque nunca la "naturaleza cierta de los gritos " pueda entrar en la inmortalidad de la piedra, queda no obstante atrapada en su inmediación, El dolor no puede ser eterno, pero sí infinito en el duro recuerdo de la sangre y de la muerte. No hay memoria de este cruento derrame de dolor en la sangre, pero sí un recuerdo que vela, que vigila y se consume, en la hora precisa.

Hora esta de la vigilia silenciosa y dulce del recuerdo "MIENTRAS LOS MUCHACHOS DUERMEN (o el lugar donde van a anidar mis ojos)”. Avance del recuerdo con usura, borrando en sí las huellas de su avance como un aroma legado en pacto:

           Este muchacho de más al sur que tú
           tenía ese aroma dulce y entonces
           no pude dejar de pensar que ése era el aroma de tu cuerpo
           cuando venias con todo lo azul por invento y lo blanco


El recuerdo viene. Viene en la hora precisa, en la de la absoluta identidad entre aroma y cuerpo; mismo tiempo en el que se recuerda que un aroma es cualquier cosa menos un cuerpo. El recuerdo no olvida porque vela; viene siempre y solo, sólo mientras los muchachos duermen.

 

Mientras los muchachos duermen | Presentación de Soledad Fariña | Presentación de Olga Grau | Presentación de Iván Trujillo

 

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