Para que nadie quede atrás
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Hernán Barahona
HERNÁN, ACUSA Y ADVIERTE…
(1937-2008)
Por Raúl Rodríguez
Carismático, militante y comprometido con las luchas sociales.
Este es Hernán Barahona, un hombre de radio y un hombre de
partido.
Entraba a la sala de clases con su cigarro en la mano; era de largas
conversas con sus alumnos sobre el periodismo nacional; no falta-
ban tampoco unas buenas cervezas cerca de Radio Nuevo Mun-
do; historias de cantina donde tejía el mejor análisis de la jornada
como en los mejores tiempos de la bohemia reporteril santiaguina.
Es la otra imagen del periodista: no del extrovertido, canchero, in-
cisivo o parlanchín, sino de un carácter flemático y de paso cansino,
que supo cultivar la templanza como hábito para ejercer liderazgo.
De indicaciones precisas, y generoso en las oportunidades a quie-
nes trabajaban o colaboraban con él, Hernán Barahona se convir-
tió en formador de varias generaciones de alumnos y periodistas.
Supo sostener un proyecto de radio partidista, de esas que voló la
dictadura después del golpe de Estado, con escasez de recursos,
sobre la base de un equipo comprometido y con la convicción de
que los trabajadores son los protagonistas de las luchas sociales.
“Era un profe a tiempo completo. Era una persona que, junto con
demostrar su adhesión a la ideología comunista, sentía una gran
pasión por el periodismo apuntando al cambio de la sociedad
para generar mejor democracia. Cuando departíamos, de algu-
na manera él se encargaba de ir formando, con un carisma que
lo hacía una persona muy atractiva”
, cuenta Juan Pablo Arane-
da,
Papiro
, camarógrafo y ex reportero de Radio Nuevo Mundo
(1997-2011).
Uno de los amigos más entrañables de Hernán fue José Luis
Córdova con quien compartió estudios de Derecho y Periodis-
mo, el exilio y la transición democrática:
“Era una persona ex-
cepcional, de mucho carisma, muy pedagogo. Tenía un magne-
tismo especial y un conocimiento bastante sólido de lo que es el
periodismo y las comunicaciones”.
José Luis, jefe de prensa del Partido Comunista, lo define como “
un
gran conversador, muy fumador y, por qué no decirlo, le gustaba la
conversación con una cerveza, bebida que aprendió a querer en Pra-
ga. Dejó huella tanto para el periodismo como para sus camaradas
del partido”.