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José Miguel Zambrano
ETERNO IDILIO CON CARTAGENA
Por sus compañeros/as de la Generación Mario Planet
“¡Ahhhh, Cartagena…Huidobro, Zambrano, Délano!”.
El comentario brota espontáneo de la boca de un cartagenino al
pedírsele asociar apellidos de famosos al popular balneario del li-
toral central. Es un acto reflejo que hunde sus raíces en la identidad
que los tres personajes –un poeta, un periodista y un escritor– lo-
graron fundir con su amada Cartagena.
José Miguel Zambrano, miembro de la generaciónMario Planet de
la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, inició su idilio
con la ciudad costera en su niñez cuando, estimulado por su padre,
descendía por un acantilado que estaba a los pies de su casa para ir
a mariscar en las frías aguas del Pacífico. En ese descenso quedaba
deslumbrado al observar la inmensidad del Océano y el choque de
las blancas y espumosas olas sobre las rocas.
Era un admirador incondicional del poeta Vicente Huidobro, y por
eso cuando sus amigos lo visitaban en su casa de Cartagena, el
paseo obligado era visitar su tumba en el cementerio de la ciudad.
Una vez en el lugar, lo primero que hacía era leer en voz alta el epi-
tafio que los hijos del poeta colocaron sobre la lápida:
“Aquí yace el
poeta Vicente Huidobro / Abrid la tumba / Al fondo de esta tumba
se ve el mar”.
Para hablar de la vida y personalidad de José Miguel Zambrano
hemos escogido varios testimonios de quienes compartieron estu-
dios y trabajo con el periodista cartagenino.
“Nuestro hombre en Europa”
Por Juan Araya Díaz
En la segunda mitad de la década de los 70, compartía en Buenos
Aires mis labores de periodista de las agencias Latin Reuters y No-
ticias Argentinas, con las de colaborador en el semanario Somos,
de la prestigiosa Editorial Atlántida.
Una noche de domingo, en uno de los pisos del edificio de calle
Azopardo, escuché a uno de los editores de la revista El Gráfico
impartir frenéticas instrucciones a sus subalternos: