ANUARIO
Iniciativa Bicentenario Juan Gómez Millas
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2.3. La Plataforma Cultural en el
sistema integrado de campus
Para la plataforma cultural se identificaron necesidades para su utiliza-
ción por parte de las unidades académicas, entre las que resultan más
importantes las salas para actividades de extensión -especialmente
congresos y simposios de nivel nacional e internacional-, salas de ex-
hibición y salas de para muestras de cine y documentales; por su parte
para el teatro se consideró que pudieran desarrollarse actividades de
teatro, danza, música, perfomance y otras de tipo experimental. Por
otro lado, la revisión de antecedentes respecto de otras entidades cul-
turales muestran que, en general, éstas son financiadas en forma mixta:
aportes propios y aporte de terceros a través de ley de donaciones,
auspicios y fondos públicos. Otro aspecto importante a incorporar en
el modelo de gestión de la plataforma es la existencia de alianzas con
otras entidades culturales.
La asesoría releva la inserción de la plataforma en la comunidad, lo que
implica hacer un estudio referido a los públicos. ¿Quiénes son, cómo
son, qué hacen y qué les gusta?
El modelo de operación para la plataforma considera que ésta debiera
funcionar como una entidad autónoma, con un Director de Plataforma
-o gestor cultural- que actúe autónomamente, tanto para definir la
operación del centro como las entidades desde donde capturar recursos
para financiamiento, entre otros aspectos. Este director deberá rendir
cuentas a un Directorio, constituido por personalidades pertenecientes
a la Universidad y agentes externos a ella. Esta instancia será aquella
que apoye la gestión del Director de la Plataforma, controle y fiscalice
su quehacer.
La estimación de costos de la plataforma considera la contratación de
personal y gastos para su funcionamiento.
3. PROPUESTA DE POLÍTICA
DE CARGA ACADÉMICA
3.1. Diagnóstico
Existe un alto nivel de consenso acerca de la necesidad de contar con
una política de distribución de carga académica sustentada en crite-
rios comunes, que den cuenta de las condiciones o particularidades
de cada unidad y del cumplimiento real del quehacer académico. En
este sentido, una política permitirá homogeneizar y ponderar mejor
las actividades al momento de realizarse evaluaciones en procesos
de calificación académica y jerarquización. En este sentido, será un
instrumento que garantizará una relación equilibrada entre derechos
y deberes de los académicos.
De acuerdo al diagnóstico realizado por una comisión compuesta por
docentes y directivos de las cuatro unidades concernidas y la Iniciativa
Bicentenario, se expresaron un conjunto de lineamientos para definición
de una política de carga académica:
▶
Diferenciación de funciones académicas (docencia,
investigación, extensión, gestión) y exigencias asociadas según
carrera (ordinaria, docente o adjunta).
▶
Crear un instrumento que integre la Calificación Académica y el
Informe Académico anual. Ambos presentados al Departamento
correspondiente
▶
Estandarización de un número de actividades básicas exigidas
según carrera, jerarquía y jornada de los profesores.
▶
Definición de un 30 por ciento (según norma AUCAI) en
la carrera ordinaria como estándar de dedicación horaria a
la docencia de pregrado. El 70% restante se distribuirá entre
las restantes funciones, siendo condición sine qua non la
de investigación o creación artística. La definición del 30%
deberá ser contrastada con las dedicaciones efectivas según
la diversidad y especificidad de las disciplinas.
▶
Incorporación de indicadores de calidad de la docencia.
▶
Considerar la cantidad de estudiantes por cursos a la hora
de asignar cargas académicas.
