UNIVERSIDAD DE CHILE
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cualquier manifestación contraria a la lógica de domina-
ción patriarcal y capitalista.
La concepción de la vida que tienen muchas personas y cómo
desde ahí se posicionan para enarbolar discursos de dignidad
y respeto por la humanidad es interesante, ya que da cuenta
de una forma sesgada de mirar a quienes nos rodean.
Esto lleva a reflexionar que cuando se hace una defensa
tan inapelable sobre los derechos del que está por nacer,
porque se le considera humano, entonces es válido pregun-
tarse: ¿la mujer embarazada pierde su calidad de humana y
por ende puede ser despojada de todos sus derechos para
que su hijo o hija pueda ser un ser humano pleno desde el
momento de la concepción?
Fundamentalmente se podría decir que estos derechos en-
trarían en receso desde el momento de la concepción has-
ta que nace; sin embargo, la forma en cómo socializamos
y practicamos la crianza como sociedad lleva a que esa
mujer esté constantemente dedicándose a su hijo o hija,
pasando su derecho fundamental de autonomía y libertad
a estar al servicio de otros y otras. Esto lleva al despojo
de su persona basada en la maternidad, ya que de no ser
así, la carga social y cultural que cae sobre ella es de gran
prejuicio social y moral.
Dentro de esta lógica es que todos los argumentos se tras-
lapan, tanto a favor como en contra; se hacen binarios ex-
cluyentes como el fiel reflejo de lo que es nuestra sociedad
actual. Si no estás en un lado tienes que estar en el otro,
pero no hay términos medios. Esto significa que la sociedad
no acepta que algunas mujeres no deseen ser madres cuan-
do “la naturaleza llama”. En estos términos la maternidad es
sólo un concepto que está implícito en el rol de las mujeres.
Quiere decir que no se comprendería del todo el concepto
“mujer” sin el ejercicio de la maternidad puesto a que sigue
permaneciendo como un rol inherente a ella por su condición
natural y biológica de reproducir la vida.
¿Por qué las mujeres no podemos decidir sobre nuestra se-
xualidad, nuestros cuerpos y nuestros roles? No le estamos
haciendo daño a nada ni a nadie. Alguien podría decir, pero
qué pasa con la vida de ese criatura que está en el vientre,
independiente si fue producto de una violación o no. Yo estoy
segura que la mujer que la porta es la única que sabe si quiere
llevarla o no y en definitiva sabe que tendrá que hacerlo sola, a
menos que cuente con apoyo emocional, financiero y familiar,
lo que no ocurre en la mayoría de los casos en Chile.
Finalmente, esto termina siendo una decisión personal y polí-
tica a la vez, ya que las mujeres debemos ser libres para de-
cidir cuestiones tan fundamentales como esa. Pero para esto
tenemos que tener todas las mismas condiciones y, por ende,
el discurso sobre la vida y la crianza tienen que dejar de ser
un bálsamo para tapar que no les interesa la vida de las mu-
jeres y que prefieren el ejercicio del aborto en clandestinidad
para encubrir una realidad que existe en el país, pero que no
les interesa porque no le toca a sus hijas, hermanas, primas,
amigas o conocidas; en definitiva no les interesa porque no le
afecta a su clase.
Otro aspecto importante tiene que ver con la mirada que
existe sobre el ejercicio de la sexualidad. Aún se considera
que las mujeres están más vulnerables en este ámbito, por
el riesgo de embarazo. Sin embargo, esto no es más que la
representación del patriarcado.
Cuando se masificaron los métodos anticonceptivos se redu-
jeron las tasas de natalidad drásticamente y la sexualidad
comenzó a practicarse con un mayor grado de libertad. Hoy
la forma por excelencia de coerción hacia las mujeres es la
social. Independiente de que tengan acceso a métodos an-
ticonceptivos, no pueden ejercer su sexualidad libremente
porque son encasilladas socialmente, denostándolas, sin
ocurrir lo mismo con los hombres.
Con toda esta reflexión no estoy haciendo una apología del
aborto para que todas lo hagan. Por lo mismo creo que es
El discurso sobre la vida y la crianza tienen que dejar de ser un
bálsamo para tapar que no les interesa la vida de las mujeres y que
prefieren el ejercicio del aborto en clandestinidad para encubrir una
realidad que existe en el país, pero que no les interesa